Antes que nada quiero anunciar que esta historia no es de mi autoría, lo único que hago es publicarla con el permiso del autor, Deimos.

Bienvenido al arca de los condenados...

by Deimos Sorcier.

CAPITULO I. El Suicidio

Iba a comenzar otro día despuntando el alba, acariciando la tierra con sus rosáceos dedos, pero faltaban un par de horas para que la ciudad se iluminara por completo, apenas se vislumbraba una delgada línea azul brillante en el horizonte; ciertamente, parecía que iba a ser uno de los mas hermosos días de invierno en aquella ciudad, aunque el joven que había entrado a hurtadillas en el edificio del primer banco de la nación no se percatara de ello. Los últimos hechos de aquella noche y madrugada lo tenían resuelto a una decisión.

Era un joven, de hecho, era demasiado joven, apenas unos 17 años se asomaban por sus facciones, pero estas, y mas últimamente, no reflejaban alegría o la típica energía de esta edad; se veía, mas bien, triste, cansado y desilusionado. Una complexión delgada torneaba su cuerpo y una estatura media le daba los últimos toques a su apariencia, aunque no tuviera nada especial, ya que nunca se había considerado atractivo. Las mujeres habían sido su máxima inspiración (tenían todo para serlo), pero había cometido un error, tal vez eso explicaba que hubiera sido defraudado tantas veces, su falta era caer siempre con el mismo tipo de mujer, tanto en el físico como en la forma de ser: eran de pieles claras o tostadas por aquel ente tan odiado por él, el sol; los ojos claros también eran una constante y la personalidad… TODAS UNAS CABRONAS (disculpad la expresión pero así se les define mejor). Era como tratar con la mismísima Lilith: eran hermosas pero crueles, malditas, inteligentes, masoquistas, desvergonzadas, hábiles, todo un prodigio de maldad encarnada; pero nada de esto importaba, el se desvivía por las chicas así, aunque el sufrimiento fuera grande, lo valía con creces. Esas habían sido sus mujeres, pero ¡QUE MUJERES!

Su vida iba de mal en peor y repasaba todos los sucesos desagradables de su vida, que eran la mayoría de su vida, mientras meditaba, subía con desgana las escaleras conociendo su final.

Mientras mas lo pensaba, más seguro estaba: la vida es un asco, un asco total. No podía llegar a comprender como había sobrevivido tanto tiempo a esta inquisición interminable, a este desierto de pesar, a esta piel de ortigas que se aferra a tu cuerpo; este era un mundo de terrible y nauseabunda estadía, le daba asco ver a los hombres y mujeres, sus olores, sus caras, sus expresiones de pura hipocresía, como demuestran un falso amor uniendo sus labios en un asqueroso acto de compasión quimérica; como se tratan, como se llevan, como actúan, aborrecía cada perfil de ellos, pero pronto le pondría fin a este gran pesar y de paso resolvería una gran duda incrustada en su pensamiento.

Había llegado, muy cansado pero satisfecho, a las escaleras de servicio del último piso, las subió con alegría, pero no una alegría banal, de esa alegría que los humanos sienten cuando obtienen lo que desean, no; esta era una alegría sublime, superior a cualquier sentimiento humano, además, ¿Qué sabían los humanos de sentimientos sobrenaturales, si se conformaban con un dulce para sentirse felices, estaba a un paso de lograr su cometido.

Subió a la enorme azotea y sintió el reconfortante viento frío que movía sus ligeras ropas manchadas de aquella sustancia que a los hombres les da tanto miedo observar derramarse, creo que, sí, la llamaban sangre. Sus cabellos jugueteaban con el viento y el se acercó decididamente a la orilla, al fin y al cabo: ¿Quién no se ha preguntado que hay después de la muerte, saltó.

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Bien como ya dije esta historia no es mía, las palabras anteriormente escritas son de un gran amigo y hermano Deimos, este autor incursiona en este mundo pero me pidió el favor de tentar el terreno con esta, su primera historia.

Ahora bien como ya varios han leído mis historias, como autora y amiga les pido que envíen su comentarios ya sean buenas o malas las criticas, y que apoyen a mi carnal (hermano) con sus escritos.

Atte: Little Nisa Pandora