Nota: Los personajes no me pertenecen, ellos fueron creados por Naoko Takeuchi, pero la historia si es enteramente mía

- Te voy a atrapar – decía mientras corría una pequeña rubia de ojos azules de unos 5 años en el gran jardín de su casa

- No me alcanzas – gritaba otro pequeño rubio de ojos verdes de unos 6 años – eres muy lenta Mina, jamás me vas a alcanzar

- Vas a ver Andrew – le respondía – te voy a alcanzar… - viendo a un lado entre los rosales vio a su hermana melliza, una niña rubia de ojos celestes – Te vi Serena! – corriendo en su dirección

- No, no, por favor Mina – corriendo – no…

- Te atrapé! – agarrándole la mano – la llevas!

- No me gusta llevarla, yo corro muy lento, nunca los puedo alcanzar – se quejaba con voz triste

- Siempre es lo mismo contigo, si no querías no te hubieras puesto a jugar con nosotros – le contestaba molesta su hermana

- Mina, no seas mala, Serena es más lenta que nosotros… Serena que te parece si te damos ventaja – intentaba consolarla su hermano

- Eso no es justo Andrew – gritaba Mina

- Yo tomo su lugar – intervino un niño de cabellos negros y ojos azules – ¿te parece bien Serena?

- ¿De verdad? – sonriéndole – ¡gracias Darien!

- Yo ya me cansé de este juego – les gritó Mina – voy por un jugo… - dándoles las espalda y caminando hacia la casa

- Se volvió a molestar conmigo – dirigiéndose a su hermano

- No te preocupes ya la traigo – le dijo sonriendo – ya vuelvo – yendo corriendo hacia la casa y dejando los dos pequeños amigos

- Siempre se molesta conmigo – comentó la niña

- Ya se le va a pasar – le respondió Darien - me estaba olvidando… - metiéndose la mano derecha al bolsillo – te traje un regalo – sacando unos sobres con figuritas del álbum de sailor moon, el anime favorito de Serena

- ¡Gracias Darien! – recibiendo los sobres – pero ¿por qué? Hoy no es mi cumpleaños

- Mi papá me dijo que cuando uno quiere a alguien no necesita que sea su cumpleaños o navidad para darle regalos – le contestó algo avergonzado – y me acompañó a comprarte las figuritas

- Gracias – dándole un beso en la mejilla

- ¿Por qué besas a Darien? – preguntó la aún molesta Mina

- Porque me regaló estas figuritas – le respondió Serena

- Yo le voy a pedir a papá que me compre – le respondió la celosa hermana – ¡Papá! – volvió a irse corriendo a su casa

-¡Mina! ¡Podemos compartirlas! – se fue corriendo atrás de su hermana dejando a los dos pequeños solos

- La hiciste enojar más Darien – le comentó a su amigo

- Pero… es que a mí me gusta Serena… - le respondió el pequeño pelinegro

- Sí ya lo sé

- Mi papá dice que debería pedirle que sea mi novia… crees que quiera

- No lo sé, pero vas a tener que hacerlo después de que volvamos de París

- ¿París?

- Es la ciudad donde vive nuestra abuelita, papá dice que está enferma y que tenemos que ir a visitarla

- ¿Cuando vuelven?

- En una semana

La familia Tsukino era una de las más ricas de Japón, tras la muerte del patriarca de la familia su esposa Eloise Lagrange decidió regresar a su natal Francia y dejar la administración de las empresas en Japón en manos de sus hijos Kenji y Souichi, quienes vivían con sus familias en Tokio. Pero la constante soledad la afectaba y la había hecho caer varias veces en cama, por lo cual había mandado llamar sus hijos.

Tras unos días de espera, Kenji y Souichi junto a sus familias habían llegado. Tras acomodarse en la casa ambos hijos habían ido a la biblioteca donde los esperaba su madre, una mujer de unos 50 años muy elegante cuyos ojos celestes eran idénticos a los de su más pequeña nieta Serena. La biblioteca era de un estilo clásico con libros de pared a pared y un escritorio de madera oscura con una silla cuero donde Eloise los esperaba sentada.

- Siéntense – indicándoles las dos sillas enfrente del escritorio - como ya les había dicho me siento sola sin ningún hijo o nieto viviendo aquí, en París, conmigo – les decía muy sería – quiero que uno de ustedes se mude conmigo

- Mamá, ya te lo he dicho, Mei y yo… hasta el pequeño Haruka… los tres tenemos una vida en Tokio, no puedo mudarme y obligarlos a mudarse, pero tú eres bienvenida en casa – le respondió Souichi, el mayor de los hermanos, de cabellos rubios casi blancos y de anteojos redondos

- No pensé que me darías la espalda – le recriminó su madre

- Mamá, yo vengo a visitarte cada dos meses, no te estoy dando la espalda, pero entiende que lo que pides no es posible

-Mamá – interrumpió Kenji – al igual que Souichi no puedo venir a vivir en París… pero como tú lo has dicho, lo que tú necesitas es un hijo o un nieto que te haga compañía… - sin dudarlo continuo – ¿qué te parece si uno de mis hijos se queda a vivir contigo?

- ¡Kenji! – le gritó su hermano – ¿vas a separarte de uno de tus hijos?

- ¿Estás seguro de eso Kenji? – le preguntó sorprendida su madre

- Yo tengo tres hijos, y me es difícil cuidarlos solo, Serenity siempre se encargó de ellos, pero al morir quedaron al cuidado de las empleadas de la casa… - poniéndose de pie y caminando por la biblioteca – No podría ser Andrew por ser mi único hijo y lo necesito a mi lado para que aprenda de los negocios de la familia, pero podría ser Mina o Serena…

- Me estás ofreciendo una de tus hijas sin dudarlo Kenji... que quede claro que yo estaba pidiendo que uno de ustedes con toda su familia viniera a vivir acá, nunca pasó por mi cabeza separar a sus familias

- Pero ya quedó claro que eso es imposible – le respondió rápidamente Kenji – madre… - acercándose a ella – me duele verte sola – poniendo sus manos sobre los hombros de ella – te quiero tanto y confío tanto en ti, que dejaré una de mis hijas contigo… podría ser Mina

- ¿Mina? – dudó Eloise

- Es una niña maravillosa mamá, vas a disfrutar de su compañía

- Está bien – poniéndose de pie – acepto – iré a ver a la niña – caminando hacia la puerta – nos vemos a la hora de la cena – saliendo de la biblioteca

En la cara de Kenji se dibujó una sonrisa de satisfacción

- Hasta parece que estás feliz de separarte de tu hija – recriminaba enojado Souichi

- Hermanito, no te molestes conmigo por no pensarlo primero

- Jamás me alejaría de Haruka – poniéndose de pie muy molesto por el comentario

- Ni yo de Andrew, por eso ofrecí a Mina, no es mi culpa que no tuvieras más hijos… - viendo cambiar el semblante de su hermano, el cual parecía que iba a golpearle en cualquier momento

- Jamás, escúchame bien jamás, haría eso con un hijo mío

- Esto es estrategia hermanito… además Mina me da muchos dolores de cabeza… aunque creo que eso es por mi culpa, sacó mi carácter, en cambio Serena es idéntica a Serenity, tan tranquila y hermosa como ella

- ¿Estrategia?... ¿esto lo haces por que no puedes controlar a tu hija y te quieres deshacer de ella o por otros motivos?

- ¿Otros? ¿Qué estás insinuando? – con una sonrisa en los labios

- Cómo demoré para darme cuenta… tú crees que mamá te dejará una mayor herencia por esto ¿verdad?

- ¿Y no lo merecería? Le estoy entregando una de mis hijas

- Un día te vas a arrepentir por esto

- Mientras no sea hoy – saliendo de la biblioteca

Eloise se dirigió al jardín a buscar a sus nietos, de los cuales había escuchado unos gritos animados, cuando se percató que Serena no estaba con ellos, solo Mina, Andrew e Haruka, un niño rubio de unos 6 años, jugaban juntos, al buscarla con la mirada la vio sentada en una de las mesas de jardín

- ¿Por qué no juegas con tus hermanos y primo? – le preguntó Eloise a su nieta, sentándose a su lado

- No soy buena para correr y eso le molesta a Mina – le respondió triste

- ¿Mina te ha dicho que no juegues con ella?

- No, pero si juego se va a molestar y no quiero que se moleste

- ¿No te llevas bien con tu hermana?

- Pues… a veces peleamos

- Y Andrew… - quería seguir interrogándola, pero los gritos de Mina no se lo permitieron

-No es justo – gritaba – ustedes hacen trampa, eso no es justo sino juego con unos tramposos tengo que jugar con la torpe y llorona de Serena – continuaba gritando acercándose a la mesa – como dije – mirando a su hermana a la que le resbalaba una lágrima – ya está llorando

- Mina – le interrumpió su abuela – ¿Por qué estás gritando? En esta casa apreciamos a las personas educadas que hablan y no gritan

- Lo siento abuela, no volveré a gritar

- Y discúlpate con tu hermana

- ¿Por qué con ella?

- Porque la has hecho sentir mal con tu comentario – le insistía la abuela – y por eso está llorando, vamos pídele disculpas

- ¡No! ¡No! ¡No! – gritó y entró corriendo a la casa esquivando a su padre

- ¿Qué sucedió? – preguntó Kenji

- Mina hizo llorar a Serena y no quiso pedirle disculpas y para colmo me gritó y salió corriendo de acá… tal parece que tus empleadas no han conseguido educar a esa hija tuya – le reprochó la madre

- Mamá… es que… Mina es un poco temperamental, pero… - siendo interrumpido por su madre

- Me quedaré con Serena

- ¿Serena? Mamá ella… - ella es la viva imagen de Serenity pensaba – ella…

- ¿No habías dicho en un primer momento que podía escoger? Pues escojo a Serena

- Está bien mamá – la herencia vale esto, lo vale intentaba convencerse