Esta es la continuación de "Si es lo que quieres". Ya que a muchos les gustaría saber un poco más de esta historia he decidido hacer esta especie de serie. Procuraré que tenga una secuencia, pero lo más probable es que no la haya.

Aviso: No he contestado los reviews de todo por una cama por falta de tiempo, ustedes saben que los contesto todos y así lo haré -.-

Gracias Arya

1. Deseo concedido

Rodeado, acorralado, arrinconado…así era como se encontraba.

De estar sentado leyendo tranquilamente en el sillón de la estancia, comenzaron a aparecer niños de la nada, niños rubios de penetrantes ojos grises; niños pequeños, desde un año hasta los diez o poco más. Frunció el ceño y se levantó con rapidez, pero no acababa de dar el paso cuando aparecían más niños, pronto la estancia estaba atestada de pequeños rubios.

-¿Qué demonios…? –se preguntó Harry desconcertado, los niños comenzaban a llorar y a pelearse entre sí- ¿Draco? ¡Draco!

Pero no hubo señales de Draco por ningún lado. Hasta unos minutos después, en los cuales su desesperación aumento en extremo, la voz de Draco se escuchó desde un punto muy lejano.

-Harry…Harry…

-¡Draco!

-¡Harry, despierta! –exclamó Draco dándole un pequeño empujón, pero al estar Harry tan cerca de la orilla de la cama, terminó en el suelo.

-¡Auu!

Vaya, así que todo había sido un sueño; menos mal, aquellos niños no tenían muy buena pinta, pero tampoco era para que Draco lo tirara de la cama.

-Tengo veinte minutos intentando despertarte, ¡imbécil! –le reprochó el rubio molesto.

-Mira, si quieres algo, sabes que te lo traeré, no es necesario que me insultes –dijo Harry ofendido.

Se había acostumbrado a ser levantado a altas horas de la noche y madrugada sólo para llevarle antojos al rubio durante los últimos tres meses. No le molestaba el tener que levantarse, aunque el que al rubio se le antojaran cosas extravagantes y muy muy raras... tal vez si era un poco molesto, lo bueno era que entre más extravagantes y raras fueran esas cosas, más aumentaba el apetito sexual del rubio; por lo tanto Harry no la pasaba tan mal después de todo.

-Imbécil –masculló Draco apretando los dientes y haciendo una mueca de dolor.

-¿ En qué quedamos?

-¡Que estoy de parto, tarado! –gritó Draco.

-¿Qué? –preguntó Harry abriendo mucho los ojos- Pero si todavía falta una semana.

-Dile eso al bebé –gruñó Draco contrayéndose.

-Emm …

-¡No te quedes ahí mirándome como idiota, llévame a san Mungo!

Harry dio un brinco y rodeó la cama para ayudar a Draco a levantarse; lo más rápido era aparecer, así que agarró al rubio lo mejor que pudo y un segundo después ya estaban en el hospital. Casi de inmediato pasaron al rubio a la sala de partos, mientras el medimago que había estado atendiendo a Draco durante el embarazo hablaba con Harry.

-Para su suerte, Draco es de parto rápido, de un momento a otro el bebé nacerá.

-¿Rápido? ¿Cuánto puede durar un parto? –preguntó Harry curioso.

-Más de lo que le gustaría saber –respondió el medimago sonriendo-. Ahora, necesitamos que este en la sala con Draco por si hay que transferir magia.

-¿Transferir magia?

-Si, un parto masculino requiere de mucha magia, a veces es necesario que la pareja le brinde un poco después de tener al bebé, pero es un caso muy extremo.

-¿Y si es tan extremo… comenzó Harry, pero el medimago lo interrumpió con una sonrisa divertida.

-Draco esta bien, es sólo un procedimiento. Todos deben hacerlo como parte del protocolo, pero son raros los que en verdad necesitan la transfusión; empezando porque para tener un parto, un hombre necesita tener bastante magia en la sangre.

-Bien –dijo Harry aun nervioso.

El medimago volvió a sonreírle de forma tranquilizadora, antes llevarlo a una pequeña habitación donde lo prepararon para que pudiera entrar con Draco.

-¿Para que tanto? –preguntó Harry.

-Se lo diré, después, su esposo ya esta dando a luz.

El medimago salió corriendo y Harry lo hizo lo mismo, pero a unos pasos de entrar a la habitación, se detuvo mirando la puerta que se cerró.

-Todo esta bien –se dijo-, todo saldrá bien.

Tomó aire un par de veces y entró con paso firme. Lo primero que vio fue al rubio pujando y con la cara contraída a causa de esto; se acerco a el rápidamente y tomó su mano depositando un pequeño beso en ella.

-Harry –gimió Draco.

-Tu puedes, amor.

-Sólo un poco más, Draco –animó el medimago ganándose una furibunda mirada del rubio.

-Es muy… fácil decirlo –se quejó Draco.

-Una vez más –insistió el medimago.

-Vamos, Draco, uno más –dijo Harry.

-¡Cállate, Potter! –gritó Draco –Sino fuera por ti…¡Ah!

-¡Puje ahora! –ordenó el medimago.

-¿Y qué cree que hago?

-Tranquilo Draco –dijo Harry.

-¡Que te calles! –le volvió a gritar el rubio.

Draco hizo lo que se le pedía y a la vez que lo hacía apretaba con mayor fuerza la mano de Harry entre la suya.

-¡Aaa! Cielo, mi mano…

-No deberías…quejarte de ello –gruñó Draco.

-Pero es que Draco…¡Au! ¡Deja, ya!

-¡Cállate, Potter!

-¡Draco! –exclamó el medimago para llamar su atención- ¡Tu asunto es aquí! ¡Puja!

-Si, cielo, ya casi termina –dijo Harry con una mueca a causa de su mano estrangulada, la que por cierto seguía entre la del rubio.

-El dolor terminará cuando comiences a hacer lo que te pido –insistió el medimago.

Draco asintió y siguió pujando.

-Draco mi mano…

-¿Para que me la das si vas a estar llorando por ella? –preguntó Draco furioso olvidándose de pujar.

-¡Tu, cállate ya! –le gritó el medimago a Harry y luego se volvió a Draco- ¡Y tu dedícate a pujar!

De nuevo Draco volvió a obedecer y como, gracia de un milagro, Harry ya no dijo nada más, a los poco minutos de seguir las instrucciones del medimago se escuchó un llanto que inundó la habitación.

-Ya esta, amor, ya esta –dijo Harry emocionado alzándose un poco para ver al bebé.

-Tienen una hermosa niña –los felicitó uno de los medimagos.

No tardaron el entregarle la bebé a Draco, que al momento miró a Harry para sonreírle. Había vuelto a ver aquel brillo en sus ojos, brillo que se intensificó cuando le preguntó si quería cargarla; definitivamente aquel dolor había valido la pena, no sólo porque ahora tenían una hermosa hija, sino porque la cara que Harry tenía en ese momento no tenía precio.

-Te amo, Draco –dijo Harry antes de plantarle un beso-. Gracias –dijo posando su mirada embobada en la bebé-, de verdad, gracias.

-Lo que sea por ti –sonrió el rubio.

-Es lo más bonito que has hecho por mi –dijo Harry regresándole la bebé y luego le dio un beso en la frente.

-Te amo, Harry… Siento lo de tu mano…y los insultos.

-Lo se.

-Pero te diré una cosa –dijo Draco de pronto serio.

-La que quieras.

-Si quieres más hijos, los vas a tener tu –advirtió Draco dejándose caer cansado en las almohadas a su espalda.

-Quizás ya no quiera más –dijo Harry riendo nervioso, Draco lo miró con una ceja arqueada-. Vamos Draco, ¿de verdad quieres verme gritarte y padeciendo ese dolor? –preguntó poniendo ojos de cachorro abandonado.

-En este momento soy inmune a tus ojitos, Harry, además tú dijiste que querías una familia grande, ¿no?

-¿Yo dije eso?

-Advertido estas, Harry.

-Ehm… voy a avisar que ya ha nacido, tus padres estaban en la sala de espera con Sirius, Ron y Hermione –dijo Harry como quien no quiere la cosa.

-Claro, ahora huye.

-No huyo, Draco –contradijo Harry dándole un último beso antes de dirigirse a la salida-, descansa, volveré en un segundo.

"Cuando dejes de pensar cosas sádicas", pensó Harry.

-Seguiré pensando igual –dijo Draco cuando Harry llegó a la puerta.

"Maldita legeremancia", pensó.

-Yo no diría lo mismo –escuchó decir al rubio al cerrar la puerta.

Draco miró al pequeño ser que tenía en sus brazos, con el cabello rubio oscuro y sus grandes ojos grises, la boca tan delgada y fina como la de Harry, y su naricita respingona igual a la del moreno. Sonrió y le depositó un pequeño beso en la frente; escuchó como volvía a abrirse la puerta y se volvió para ver quien era.

-¿Sabes qué? –era Harry- No importa, sería un verdadero idiota si volviera a salir de la habitación por propio pie.

Draco sonrió y con cuidado le hizo un huequito en la cama.

-¿No huirás, entonces? –se burló Draco.

-No, ¿y sabes por qué?

-¿Por qué?

-Porque no hay cosa que me hayas negado y porque me gustaría gritarte y recibir un beso en lugar de un puñetazo –río Harry.

-Lo se.

Sintió como Harry le pasaba el brazo por los hombros y recargaba su cabeza en uno de ellos para mirar a la niña.

-Es hermosa –murmuró Harry-, se parece a ti.

-¿Qué esperabas?

-Te amo –dijo Harry sin apartar la mirada-, de todo lo que me has concedido esto es lo mejor.

-Creí que era el haberme casado contigo –se burló Draco.

-Bien, es la segunda cosa mejor que me has concedido –cedió Harry rodando los ojos.

-¿Cómo la llamaremos?

-Buena pregunta, tendríamos el nombre ya, si cedieras ante alguno de los que te he dicho –dijo Harry.

-Bien, dime alguno, y no insistas con Ana. Tus gustos no siempre son malos, sólo cuando te empeñas en ello.

-¿Lo dices por qué no se te ocurre nada o por qué te casaste conmigo?

-Ambos, anda dime un nombre.

-¿Anahís? –probó Harry sonriendo.

-No

-Rachel, entonces.

-No me gusta.

-¿Myriam?

-Dejémoslo para después –suspiró Harry-, aun son las cuatro de la mañana y no piensas con claridad.

¿Y bien? ¿Les gusto? Espero que si xD

Aun no se me ocurre un nombre para la bebé así que si tienen alguno lindo, díganmelo. No quise ofender los nombres mencionados aquí, sólo era por mencionar algunos x3

Bueno, este uno de los varios cap que tengo pensados, se aceptan peticiones xD

No es mi fic prioridad así que no actualizaré frecuentemente, sólo cuando se me ocurra algo lindo x3

Gracias por leer.

Besos