N/T: TRADUCCIÓN de''A Lesson in Loyalty'' de llorolalluvia. Gracias a la autora por dejarme traducir esta historia, me encantan muchas de sus historias y tenía muchísimas ganas de traducir este fic, así que espero que os guste tanto como a mí! Ninguno de estos personajes me pertenece, y mucho menos la historia, sólo soy una simple traductora. Dicho esto, os dejo disfrutar tranquilos!
Los callejones parecían oscurecerse a medida que avanzaban, pero ella estaba segura de que conducían a la dirección indicada. Harry lideró el camino de regreso hacia el seguro y apreciado Callejón Diagon. Un escalofrío subió por la espina dorsal de Hermione mientras caminaban y tenía la clara impresión de que estaban observándolos. Aminoró el paso, dejando que Ron la adelantara. Una breve mirada alrededor reveló nada más que las rotas y lúgubres tiendas del Callejón Knockturn. Vagamente se preguntó si Malfoy los había visto espiándolo en Borgin y Burkes y los había seguido. Pero no se le veía por ninguna parte. Así que se volvió y siguió a Harry y Ron.
Un momento después, sintió una oleada de magia caer sobre ella, pero antes de que pudiera procesar ese pensamiento le habían tironeado del brazo hacia dentro de una de las oscuras tiendas que se alineaban en los callejones. Su garganta ardió con un grito silencioso mientras forcejeaba contra su captor. Rápidamente fue retenida contra una pared con sus brazos sujetados fuertemente detrás de su espalda, así que dejó de luchar. La tienda estaba oscura y todo lo que podía ver era la madera podrida de la pared presionada contra su mejilla y una estantería de jarras sucias que parecían que estuvieran incrustadas en la pared. Su captor permanecía detrás de ella, presionado contra su cuerpo, pero se mantenía quieto y no hacía ningún movimiento de herirla.
Su aliento caliente golpeó en las orejas de ella mientras agachaba su cabeza hacia la suya. Intentó deshacerse de su agarre y sólo consiguió que él la agarrara con más fuerza y se presionara más contra ella. Un profundo y gutural retumbo de una carcajada hizo que le temblara el cuerpo.
''¿Está un poco lejos de la librería, no señorita Granger?'' habló lentamente una voz como la seda y muy familiar. Snape. Ella soltó una bocanada de aire y descubrió que el hechizo silenciador había sido quitado. A lo mejor debería haber gritado, pero algo le dijo que no lo hiciera. Algo más que su famosa racionalidad.
''¿Qué está haciendo?'' siseó ella. Su mente se perdió entre las posibilidades. A lo mejor Harry y Ron estuvieran en lo cierto y él le era de verdad leal a Voldemort. A lo mejor había planeado llevarla ante el Señor Tenebroso. A lo mejor había otros mortífagos con él y tenía que fingir. Ese pensamiento hizo que su corazón saltara hasta su garganta y se retorció para echar un vistazo a sus alrededores. Sorprendentemente, Snape la soltó, sólo para girarla y presionar sus hombros una vez más contra la picada madera de la pared.
''¡Estúpida chica! Debería preguntarle lo mismo. ¿Tiene idea de lo peligroso que es para ustedes tres estar pavoneándose por el Callejón Knockturn sin supervisión?'' arrastró la última palabra para darle énfasis y ella notó como sus mejillas enrojecían. Si creía que se había sentido estúpida con su fracaso en Borgin y Burkes ahora estaba bastante mortificada. ''¡¿Y bien?!'' siseó él. Y de repente el miedo de ella se esfumó en un suspiro. Estaba a salvo. Él no iba a herirla.
''Lo siento señor. No volverá a pasar otra vez,'' respondió ella estúpidamente. Bueno, ¡no iba a contarle a él lo que estaban haciendo ahí abajo!
''¡Por supuesto que no volverá a pasar! Estoy tentado de retenerle aquí y dejar que ellos entren en pánico, pero creo que cuando vea que aún no se han dado cuenta de su ausencia entenderá lo fácil que podría desaparecer para siempre en un sitio como este.'' Él soltó sus hombros y abrió la puerta de la tienda. La brillante luz la cegó, y prácticamente tropezó al salir hacia afuera en su rápida huida. Echó un vistazo hacia atrás para ver la oscura figura del profesor en la puerta mientras la veía correr hacia sus amigos.
Cuando alcanzó a Harry y a Ron se quedó consternada al descubrir que ellos realmente no habían notado su desaparición. Se sintió arder de rabia y pensó que iba a explotar, pero de alguna manera se quedó sin palabras. No podía explicarles a ellos lo que acababa de pasar. De algún modo, ponerle voz a la historia la haría sentir incluso más estúpida. Así que se mantuvo callada y volvieron a la seguridad de su grupo.
El Hogwarts Express cargaba cuidadosa y debidamente su preciosa carga hacia su mágica escuela como lo hacía cada año. Y aun así, el ambiente a bordo del tren era mucho más oscuro de lo que había sido nunca. El usual alegre entusiasmo de magos y magas adolescentes comiendo sus dulces mágicos favoritos y saboreando la habilidad de usar sus propias varitas por primera vez en meses se había suavizado varios grados por una siniestra capa de miedo y ansiedad. Este año, más que cualquier otro año para los pasajeros a bordo, despedirse de sus familias había sido difícil y había más insistentes preocupaciones que la usual expetación hacía la clase de Pociones con el Profesor Snape.
Para Hermione Granger, sin embargo, el Profesor Snape era la principal preocupación en su mente. La última vez que lo había visto él la había tenido presionada contra una pared en el Callejón Knockturn. Había sido completamente humillada y la hizo sentir más tonta que nunca. Y el nudo atado en su estómago le seguía preguntado cómo el malhumorado y oscuro profesor iba a actuar cuando lo viera de nuevo. ¿Anunciaría su estupidez delante de la clase? Ciertamente esperaba que no, no le había contado a Harry o Ron sobre ello, y también porque no necesitaba preocuparse por la sospecha de Draco. Quizás él pretendería que eso nunca pasó.
Oh dioses. ¿Qué pasaría si él le demandara respuestas sobre lo que habían estado haciendo en esa parte tan oscura y sospechosa del Londres Mágico? ¡No podría ocultar las respuestas de un oclumante tan poderoso como él! Ya se lo imaginaba sermoneándoles por ser unos egoístas Gryffindors entrometidos y el pequeño nudo de su estómago se tensó. Oh, ¿por qué su opinión le importaba tanto a ella?
¡Maldito Harry y su inhabilidad de estarse quieto y hacer lo que le dijeran! Hermione estaba que echaba humo mientras Ron la arrastraba hacia la entrada del castillo. Harry se había esfumado, presuntamente a espiar a Malfoy, y había estado ausente cuando el tren llegó a la estación. Mientras pisaba el umbral del Gran Comedor se concentró en el mal hábito de su mejor amigo en meterse en problemas y complicarle la vida en vez de plantarle cara al creciente nudo en su estómago que le recordó quién estaría sentado en esa alta mesa cuando atravesara las puertas. La muchedumbre empujó con entusiasmo y se encontró a sí misma tirándose hacia atrás para esconderse detrás de alguien alto en un ataque de pánico. Las puertas estaban enfrente suyo y ahora ya no había marcha atrás. Intentando actuar lo más normal posible prácticamente se pegó a Ron mientras se dirigían a sus asientos de siempre y tropezó sobre él torpemente en un esfuerzo de poder sentarse al otro lado de él y opuesta a la mesa principal. El calor invadió sus mejillas como si pudiera sentir la ceja alzada de cierto oscuro profesor clavándose detrás de ella.
Cuando todo el mundo estuvo sentado, el Director se levantó para dar su discurso de bienvenida y ella titubeantemente se giró para mirar al Profesor Dumbledore. Cuando éste acabó de darles la bienvenida a otro año en Hogwarts se permitió echar un breve vistazo al asiento en frente de la mesa de Slytherin. Y lo encontró vacío. Sintió como si alguien le hubiera golpeado en el pecho. ¿¿Dónde está él?
El suave revoloteo de los estudiantes la alertó de que el discurso del Director había acabado y vio como McGonagall guiaba a los de primero hacía el frente. Su mente zumbaba, en vez de escuchar, mientras los nuevos eran sorteados. ¿Estará bien? Se encontró preguntándose a sí misma. ¿Habrá sido convocado?
La comida estaba delante suyo y se puso a comer. Ron la había dejado sola, probablemente pensando que estaba preocupada por Harry, como si él se hubiera parado a pensar en otra razón una vez la cena hubo aparecido. No saboreó el pollo mientras lo masticaba, y se encontró saltando prácticamente de su silla cuando Harry apareció de repente a su lado cubierto de sangre. Teniendo en cuenta la confusión al ver el escrutinio de Ron era evidente que Harry no se había dado cuenta de su aspecto. ''Estás cubierto de sangre,'' jadeó ella mientras intentaba limpiarlo e inesperadamente su corazón se paró al ver la silueta del Profesor Snape sentándose en la mesa principal. Antes de que pudiera volver a apartar la mirada, él la miró y sonrió con burla. Ella apartó su cara y sintió como se acaloraba violentamente.
Honestamente. ¿Qué me pasa? Como si este año no pudiera ser más horrible que otro cualquiera.
Pero pronto Hermione tuvo que reaccionar delante la certeza del comunicado que haría cambiar el punto de vista de todo el mundo en el Gran Comedor con respecto a este año. Severus Snape no estaría enseñando Pociones. Por fin se le había concedido la oportunidad de enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras a los estudiantes de Hogwarts.
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