Las locas aventuras de Shoto

One-shot: Lindo día.

Era un hermoso día de primavera, Shoto se levantó con pereza arrastrando los pantalones de su pijama azul cielo con aquella enorme playera con la cara del héroe número uno que tenía una nube de dialogo al costado de su boca con las palabras: "I´M A PAJAAMAAA!", el heterocromatico entro en a la cocina donde estaba su hermana mayor preparando el desayuno, bostezó con pereza y se refregó sus cabellos albinos y pelirrojos que se combinaban con rebeldía.

─Buenos días Shoto─ le dijo la joven albina con reflejos rojizos─ Hace un lindo día ¿No?

─Supongo─ musitó con pereza mientras se acercaba a la silla con desgano.

─Shoto ¿Podrías ir a despertar a nuestro padre? ─ preguntó sacando un leve gruñido por parte del heterocromatico, pues, la idea no era su favorita.

Aunque…

Miles de ideas se atravesaron por su bicolor cerebro y con la mentalidad dominada por la maldad, se colocó de pie con intenciones de despertar a su padre tal como su hermana se lo había pedido.

Fuyumi sonrió, lo bueno es que ellos estaban intentando arreglar su relación, eso la hacía tan feliz.

Fue directamente a la sala de estar, tomó con dificultad la mesita de centro que su hermano Natsu generalmente ocupaba para poner los pies, y con su mayor esfuerzo lo llevo hacia la habitación de su padre. Con uno de sus pies movió la corrediza intentando hacer el menor ruido posible y ahí estaba aquel viejo tan desagradable que roncaba como el mismo demonio pareciendo tener un sueño muy bonito que le jodia la perra existencia.

Como lo odiaba.

Dejó con cuidado la mesita de centro sobre la cabeza de su padre, dejando las patas de la mesita de cada lado de la cabeza de su padre. Observó con cuidado que no estuviese despierto y sus ronquidos fueron la prueba suficiente.

Corrió en dirección a la habitación de Natsu y tomo el gong, y con cuidado de que este no sonara se paró en la puerta.

Si no fuera porque Shoto no tenía los músculos desarrollados de la cara, tendría la sonrisa del gato Risón de Alicia en el país de las maravillas.

Levanto el instrumento al frente de él, el gong de bronce danzo ante su movimiento y con su mano izquierda levanto con lo más alto que pudo el martillo, y con todas sus fuerzas golpeo el disco curvado generando un fuerte sonido nada melódico, fuerte y hueco que retumbo por toda la casa de la familia Todoroki.

Enji abrió los ojos de golpe y de un solo movimiento enderezo su cuerpo golpeando su cabeza contra la gruesa madera.

─¡SHOOOOOOTOOOOOO!

Si, pues Fuyumi tenía razón, hoy hacia un lindo día, o por lo menos eso pensaba mientras corría por su vida levantando el dedo de en medio hacia su padre que le perseguía incendiando el techo de la casa a medida que avanzaba con su rostro encendido.

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Lo siento. No podía dormir.

Si se me ocurren más tonteras las escribiré.

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¡Se despide Momoleft!