Disclaimer: Solo la idea me pertenece, todo lo demás no es de mi propiedad, lamentablemente no tengo tanta imaginación.
Summary: Rose y Scorpius saben que para estar juntos tendrán que pasar obstáculos y hacer sacrificios. Rose también sabes que, por más descabellado que parezca, quizá un bebé sea la única forma de lograrlo.
Nota: Amo a Rose y a Scorpius y creo que es tiempo de que les dedique un longfic, ignoren el titulo es horrible y no se me ocurría nada mejor. Por cierto, esta dedicado a mi mejor amiga Cecy que ahora pasa por un momento muy duro. Gracias por leer.
La valentía de defender tu amor.
Rose Weasley siempre había pensado antes de actuar. Jamás dejaba que los impulsos la controlaran, a pesar de que en muchas ocasiones estos solían salir a flote casi nunca permitía que su carácter la controlara. Tenía una gran inteligencia y una razonabilidad desmedida, sin embargo también tenía genes Weasley… genes de Ron.
También era una Gryffindor.
Cuando los labios húmedos y al mismo tiempo dulces de Scorpius invadieron su boca Rose dejó de pensar completamente y puso su mente en blanco cediendo ante esas manos firmes que la tomaban de la cintura con fuerza. Pasó sus brazos alrededor del cuello de Scorpius y dirigió sus dedos a esas hebras de sedoso cabello rubio que tanto le gustaba. Era una idiota si intentaba negarse algo como que Scorpius Malfoy le encantaba.
Cuando la necesidad fisiológica de respirar se hizo presente en ambos, se separaron con delicadeza, Scorpius le acarició el rostro lentamente; ella aún no había abierto los ojos, se negaba a despertar a la realidad.
-Rose. –la llamó con esa voz suya que era inconfundible. –Mírame.
No pudo si no obedecer. Los ojos grises de Scorpius chocaron con su mirada azul y por un segundo creyó que todo eso era parte de un sueño. No podía seguir diciéndose a sí misma que no lo amaba cuando era más que obvio que sus piernas flaqueaban solo de verlo acercarse. Le gustaba su voz, su mirada e incluso adoraba su letra. Solo él podía lograr que su corazón palpitara a una velocidad increíble y que de pronto el mundo pareciera dejar de girar. Solo unos instantes este se detenía ahí… en sus ojos.
-¿Por qué seguimos haciéndonos daño? –preguntó el rubio recargando su frente en la de ella y rozando su nariz con la suya. -¿Por qué nos negamos a ser felices?
-Scorpius. –se animó a decir. Su voz sonaba ronca, casi como si estuviera encerrada en su garganta. –Jamás podríamos ser felices.
Notó como cada una de sus palabras deformaba el rostro de Scorpius por el dolor de saber que era cierto. Ella misma sufría al decir aquello pero no era más que la verdad. Más valía ser realista, de sueños no se puede vivir pues duele más caer de pronto a la realidad.
Lo tomó de la mano con dulzura pero él rechazó su tacto. A la pelirroja se le estrujó el corazón al ver como el amor de su vida endurecía su mirada.
-¿Dices eso porque soy solo el hijo de un ex mortifago? Sabes que jamás seré lo suficiente digno de ti. –gruñó el rubio. Ella negó ansiosamente y lo abrazó con fuerza.
-Eso nunca. –aseguró con la voz temblorosa. –Yo soy la que nunca estará a tu altura. Jamás podría ser la mujer que tú necesitas a tu lado, me falta clase, belleza y elegancia para ser digna de ti.
-No digas eso. –le acarició su melena de rizos pelirrojos. –Eres la chica más bella que he conocido, eres elegante a tu manera, con esa forma de sonreír y esa inteligencia que te vuelve tan perfecta. Rose yo nunca podría competir con eso. Soy solo el hijo de un mortifago cuya familia es repudiada por todos y el cual jamás podría darte lo que te mereces. Un apellido limpio y sin mancha.
-¡Sabes que eso no me importaría! –exclamó hundiéndose en sus brazos. –Tu apellido para mí es lo de menos, más ahora que puedo conocer tu verdadero yo y no esa mascara que muestras a todo el mundo. Si fuera por mí hoy mismo me fugaría a tu lado, pero… no puedo hacerlo.
Scorpius asintió con la cabeza. No era la primera vez que escuchaba excusas de la boca de Rose Weasley; ella se soltó de Malfoy y lo miró con la cara roja de vergüenza.
-No puedo cortar mis lazos familiares así de fácil. Mis padres, mis tíos, primos y abuelos son lo único que por mucho tiempo me hizo feliz. –mencionó. –Si yo les hiciera eso…
-Dejarías de ser la niña modelo y la mayoría probablemente te repudiaría. –completó Scorpius. –Pero serías libre y feliz.
Sin decir nada más el rubio se dio media vuelta y se marchó dejándola en aquella aula abandonada del cuarto piso donde, desde hace más de un mes, se veían a escondidas. Rose quedó sola en la oscuridad y acompañada del silencio mientras trataba de retrasar su vuelta a la Torre de Gryffindor.
…
Cuando Scorpius llegó a su Sala Común estaba tan enojado que no se molestó en escuchar los gritos de un muchacho de séptimo, un año mayor que él, al que había empujado accidentalmente en su atropello por llegar lo más pronto posible a su habitación. Lamentablemente en Slytherin pocas veces las cosas se quedan tal y como están, así que el alumno mayor, que era uno de apellido Flint, le encaró de frente.
-¿Qué te pasa Malfoy? ¿Te crees demasiado bueno para responder cuando te llamo? ¿Y para empujarme así como si nada? ¡Pues no lo eres, basura! –Flint le dio un empujón en el pecho y Scorpius lo miró con los ojos destellando en furia.
-¡Atrás idiota o te juro que no me voy a contener! –gritó sacando su varita y apuntándole a Flint, ante la mirada atónita de todos los Slytherin que había allí.
-Atrévete, mocoso.
Scorpius no necesitó más. No por nada era uno de los mejores alumnos de su clase. Le lanzó un hechizo aturdidor tan fuerte que lo dejó en el suelo. Pronto los amigos de Flint se dispusieron a arremeter contra el rubio y este tampoco tardó en hacerles frente a todos ellos. Sin embargo unos brazos lo sujetaron con fuerza.
-¡Scorpius! ¿Qué haces? –bramó su mejor amigo, Albus Potter.
Albus portaba el escudo de Slytherin desde los once años que fue seleccionado para esa casa. Al principio había sido duro pues a casi nadie le gustaba que él fuera a dar ahí, sin embargo con los años había demostrado ser digno de haber sido sorteado para esa casa y ahora era aceptado casi completamente.
Scorpius intentó zafarse del agarre de Albus pero no pudo pues otros brazos llegaron a interponerse. Se trataba de su primo menor por un años, Thomas Nott. Era el hijo de su tía Daphne y su tío Theodore. Era un chico muy inteligente que casi nunca tenía que esforzarse para sacar buenas notas, también era atractivo y con una actitud indiferente hacía casi todo. Reservado, callado y modesto.
-¡Suéltenme!
-¿Qué pasa aquí?
Era Slughorn, jefe de la casa de Slytherin y maestro de Pociones que seguro ya pasaba los cien años. El hombre a un principio se había mostrado renuente a Scorpius y procuraba mantenerse lejos de él, sin embargo con Albus había sido lo contrario, actualmente el viejo los apreciaba a los dos por lo mismo: sus talentos y capacidades.
Los alumnos mayores se calmaron al ver a Slughorn pero Scorpius no moderó ni un ápice su ataque de furia. Slughorn lo mandó de inmediato a ver al Subdirector y Scorpius no pudo más que patear el suelo con ira contenida. El profesor Longbottom lo odiaba con ganas desde que puso un pie en Hogwarts y Scorpius creía que jamás dejaría de hacerlo. Cuando entró a su despacho quiso poder desaparecerlo de su vista.
-¿Nuevamente metido en problemas? Malfoy esta vez tendremos que informar a tus padres. –dijo con notable desagrado. –Si la directora no estuviera tan ocupada este asunto le sería informado de inmediato, no lo dudes.
-¡Ya se! –espetó. -¿Puede decirme mi castigo y dejarme ir?
-Me temo que con un castigo usted no aprende, señor Malfoy. –dijo el profesor. –Como ya dije, sus padres van a enterarse y la directora también… ya veremos qué hacemos con respecto a usted. Debe aprender que todos tenemos limites, señor Malfoy, aún cuando crea que usted está por encima de ellos.
La puerta fue golpeada con suavidad y Neville le dio permiso a quien tocara de poder pasar. Ahora frente a ellos estaba la figura de Rose Weasley, lívida y un poco mareada de ver a Scorpius ahí.
-Profesor, perdón la interrupción. –se disculpó la jovencita.
-No te preocupes, ya había terminado con el señor Malfoy.
-Es que James ha vuelto a gastar una de las suyas y la Sala Común está hecha un lío. –explicó moviendo las manos. –Creí que como prefecta debía informarle.
-Ese James… -suspiró Neville. – ¿Que se le va a hacer?
Salió de su oficina con una pequeña sonrisa en su rostro, Scorpius lo odió más que nunca. Si él hacía cualquier cosa, por mínima que fuera, era casi como un delito, pero si los Potter o Weasley destruían el colegio esto era apenas insignificante. De pronto notó que se había quedado a solas con ella otra vez.
-¿Estas metido en problemas de nuevo? –indagó Rose mirándolo con desaprobación. –Scorpius, así jamás lograras nada.
-¿Qué quieres que haga si me dejas así? Con este hoyo en el pecho, Rose. No puedo ni siquiera respirar sin sentir como me carcome la ira. –exclamó poniéndose rojo por el esfuerzo. –Te amo y no me dejas demostrártelo. ¡Se que también me amas pero tienes miedo de luchar!
Rose bajó la cabeza y sin dar una respuesta se fue corriendo, dejándolo con un amargo sabor en la boca.
…
A la mañana siguiente Rose Weasley despertó como de costumbre, más temprano que sus compañeras de habitación. Se dio una ducha, se colocó el uniforme y cuando estuvo lista, sus amigas apenas comenzaban a desperezarse. Como petición tuvo que esperarlas hasta que estuvieran arregladas para poder bajar todas a desayunar.
Se sentó en la mesa de Gryffindor y tomó un plato de cereales mientras evitaba a toda costa girar la cabeza hacía la mesa de Slytherin donde presentía, había unos ojos grises observándola con cautela. La chica prefirió mirar a los de su casa y escuchar distraídamente lo que sus amigas decían.
Una se moría por James, otra quería que le ayudara a conquistar a Albus. La única que no hablaba era Alice Longbottom y eso era porque ella ya tenía bien seguro el amor de Fred Weasley ¿Por qué más si no? Rose bufaba cuando escuchaba comentarios como esos y se preguntaba ¿De verdad no ven todo lo idiota que James puede ser? De Albus no tenía ningún mal argumento.
Una lechuza descendió frente a ella y vio que lo mismo pasaba con cada uno de los miembros de su familia que estaban en Hogwarts, y no eran pocos, también aterrizaba una frente al profesor Longbottom y la directora MgGonagall. Rose se preguntó que sería esa carta. Cuando leyó el sobre todo cobró sentido.
"Esta cordialmente invitado a la boda de Ted & Victoire"
La pelirroja sonrió con alegría al ver tal carta pero se preguntó porque Teddy y Vic se las habían enviado a ellos en lugar de a sus padres y la respuesta fue clara tan pronto la leyó. Esa invitación era para ella y para un invitado de su preferencia. Quien Rose quisiera.
La boda se celebraría el 30 de Junio, una semana después de que salían de vacaciones, ósea dentro de tres semanas. Rose se emocionó ante la idea de la boda, siempre había sabido que este día llegaría pero saber que pronto tendría a su prima casada formando una familia con Teddy era algo que la hacía muy dichosa. Pero una duda surgió en su cabeza ¿A qué invitado llevaría?
Podría evitarse problemas y no invitar a nadie, ir sola. Pero conocía a sus primos y sabía que ninguno perdería la oportunidad de ir a esa boda con alguien, en especial James y Lily. Quizá podía decirle a Albus que fueran juntos, sin importar que tan patético pudiera ser esto.
Así que al día siguiente, mientras estudiaban en la biblioteca para los exámenes finales que sería esa misma semana, se lo propuso.
-Lo siento, Rose. –comentó el Slytherin apenado. –Pero pienso pedirle a alguien que vaya conmigo.
La pelirroja se quedó boquiabierta.
-¿Te gusta alguien y no me lo has dicho? –preguntó azorada. -¡Pero si tú sabes todo de mí! Incluso lo de…eh…tu sabes quién.
Madame Pince la mandó callar y Rose adquirió un color rosa en las mejillas mientras Albus suspiraba.
-Es que me daba vergüenza pero ella es muy guapa y me gustaría ver si acepta ir conmigo. –confesó colorado.
-¿Quién es ella?
Cuando Albus se lo dijo Rose no podía creerlo. Al parecer no era ella la única con un romance secreto.
-Tía Ginny va a matarte. –se burló con una sonrisa. -¡Pensar como se puso cuando se enteró que Lily y ella eran tan amigas!
-Cállate, Rose. –le pidió intimidado. –No quiero ni pensarlo. ¿Por qué no vas con alguien más? Podrías pedirle a algún amigo que te acompañe.
Rose titubeó.
-Admítelo. –habló Albus. –No quieres ir con nadie más que no sea Scorpius.
Ella no pudo negar eso así que asintió con la cabeza mientras Albus le palmeaba la espalda. Ver a su prima y a su mejor amigo sufrir así le resultaba horriblemente mortificante, más porque sabía que no podía hacer nada por ayudarlos. Rose era una cabezota y una vez que algo se le metía en la cabeza era casi imposible hacerla cambiar de parecer. Ella no traicionaría a su familia.
-No puedo ir con Scorpius. –musitó. –Sería una locura.
-Entonces espero que no sufras mucho al verle allí. –comentó Albus centrándose en memorizar la lista de antídotos para su examen de Pociones.
-¿Verlo allí? –se extrañó Weasley, su primo asintió. –Albus ¿Lo invitaste? No puedo creer que…
-No fui yo quien lo invitó. –le cortó el chico de ojos verdes mientras Rose miraba con interés. –Fue Lily…como su pareja.
Esto fue como un balde de agua helada sobre Rose quien de inmediato cerró su libro de Transfiguración con fuerza haciendo que este ruido sacara de concentración a muchos y lo tomó yéndose a paso veloz de la biblioteca dejando a Albus mirando su sitio vacio con cierta sonrisita formándose en su rostro de Slytherin.
…
Rose caminó tan rápidamente que ni siquiera fue consciente de a dónde iba hasta que estuvo allí. La sala vacía del cuarto piso. La pelirroja sacó de su bolsillo aquel objeto que siempre llevaba con ella, un pedazo de pergamino arrugado. Tomó una pluma de su mochila y escribió rápidamente:
"Ven al cuarto piso ahora"
Sabiendo que en el mismo pedazo de pergamino que, confiaba, Scorpius también guardaba con él se reflejarían las mismas palabras esperó pacientemente hasta que el rubio cruzó por la puerta. Parecía casi tan confundido como ella.
-Rose ¿Qué…?
-¿Vas a la boda con Lily? –preguntó al borde de un ataque de celos. –Estás loco. ¡No puedo creer que vayas con ella!
Scorpius puso los brazos en jarra y la miró con esa ceja alzada que a Rose tanto le gustaba. Se veía increíblemente guapo e interesante, tanto que por poco olvida lo furiosa que estaba.
-Bueno, como pensé que tú jamás me invitarías y ella tan amablemente me pidió ser su pareja no vi porque rayos negarme. –habló fríamente. –Después de todo, soy soltero. Además los Potter siempre han sido amables, no creo que se mueran si saben que iré con su hija a esa boda solo como amigos.
-¡Scorpius! –bramó la pelirroja. –A ella le gustas. Creí que lo sabías.
-¿Yo gustarle? No seas paranoica, Rose. –pidió negando con la cabeza mientras ella se exasperaba aún más.
-¡Si haces esto solo para molestarme y que yo…!
-Mi vida no gira en torno a ti, Weasley.
Hace meses que Malfoy no la llamaba por su apellido. Rose sintió esto como una puñalada en su espalda y casi se traiciona a si misma echándose a llorar frente a él. Consiguió sacar fuerzas para echarle una mirada envenenada mientras él se marchaba. Lo siguió sin poderlo evitar.
-¡Malfoy! –lo llamó desesperada pero él no respondió.
Scorpius andaba tan de prisa que le costaba seguirlo pero ella aún tenía mucho que decir y Malfoy iba a tener que escucharla. De pronto paró en seco al casi chocar con alguien.
-Perdona, Rose. –se disculpó un joven alto, apuesto y de cabello muy rizado.
Scorpius también se había detenido al ver que Rose chocaba con alguien. Sin poderlo evitar la pelirroja actuó sin importarle nada. Desde que Scorpius se había convertido en el amor de su vida sus impulsos estaban más a flor de piel que nunca.
-Perdóname tú a mí, Joe. –alegó. –Oye, me preguntaba si no estarás muy ocupado estas vacaciones, tengo una boda en dos semanas y tal vez podrías ir conmigo.
Joe Brick era un muchacho de Gryffindor de séptimo año, era uno de los amigos de James y Fred y también era muy guapo. Una opción perfecta.
-Estaría encantado, Rose. –accedió dedicándole una sonrisa. Ella se la devolvió conforme.
Lo último que vio, antes de darse la vuelta e irse conversando con Joe, fue el rostro pálido y atónito de Scorpius Malfoy.
Nota final: Bueno, creo que el Summary dice bastante sobre la historia pero aún queda ver como se ira desarrollando todo esto. En el proximo capitulo veran la boda de Teddy y Victoire, que tal le va a Scorpius con Lily y a Rose con su pareja. Además de la chica misteriosa que le gusta a Albus.
¡Saludos! y gracias de nuevo por leer:)
