Disclaimer: Los personajes, así como su mundo, no me pertenecen. Son propiedad de la gran J.K Rowling.

¡Hola! Después de un tiempo sin escribir, por fin la inspiración ha vuelto a mí. Os dejo un pequeño One-shot. ¡Espero que os guste!


Las Reliquias de la Muerte

Tras la huida de casa de los Lovegood, Harry, Ron y Hermione se aparecieron en el claro de un bosque y se prepararon para montar el campamento. Después de las emociones de la tarde, ninguno parecía tener ganas de hablar, por lo que cenaron en un completo silencio.

―¿Creéis que existen esos objetos? Las Reliquias… ―Ron fue el primero en recuperar el habla.

―Sabemos que la Capa de Invisibilidad existe, ¿Por qué no van a existir las otras dos?

―Harry, ¿De verdad crees que hay una piedra que resucita a los muertos? Es físicamente imposible… ―Hermione no compartía las mismas ideas que Harry y Ron. Para ella, la existencia de las Reliquias de la Muerte no era más que un rumor.

―Hermione, piénsalo. ¡Sería increíble tener la Varita de Sauco! No habría nadie capaz de derrotarnos, ni siquiera Quien-Vosotros-Sabéis.

―Tonterías ―Hermione no parecía tener la intención de cambiar de opinión―. Es tarde, será mejor que nos vayamos a descansar, aún tenemos mucho que hacer.

Sin embargo, ninguno de los tres conseguía dormirse, puesto que en sus cabezas fantaseaban con aquellos objetos de los que les había hablado el Señor Lovegood.

Una piedra capaz de traer de vuelta a todos aquellos que ya no estaban allí. Harry sabía que Hermione tenía razón, pero la idea de volver a tener junto a él a Sirius, Hedwig, a sus padres… Apostaría todo el oro de su cámara de Gringotts a que había una manera de hacer que la Piedra de la Resurrección funcionase correctamente, solo que esa parte no la explicaban en la fábula para que los niños no creyesen que todo el que muere puede regresar a nuestro lado.

Ron por su parte, no dejaba de pensar en la Varita de Sauco y en todo lo que podría hacer con ella. Él no pensaba en darle un uso sanguinario y vengativo como sus anteriores dueños, él pensaba en lo bueno que sería en Transformaciones o en Hechizos si tuviese esa varita. Sus padres estarían orgullosos de él, sería mejor que sus hermanos en algo y lograría ser un gran mago. Por una vez en su vida destacaría en alguna cosa y dejaría de ser Ronald Weasley a secas, era lo que siempre había deseado desde que entró en Hogwarts.

Para Hermione era una tontería pensar en una varita invencible y en una piedra que resucita gente. Ellos sabían que la tercera reliquia, la Capa de Invisibilidad, existían y que estaba en su posesión. Esa capa les había salvado en múltiples ocasiones de ser encontrados en los lugares y momentos menos indicados. ¿Para qué querían más? Era antinatural traer de vuelta a los muertos, por mucho que les echemos de menos. Por otro lado, si algo había aprendido durante sus años en la escuela muggle había sido que el poder y la popularidad siempre corrompían a la persona. Sin embargo, si ella hubiese tenido la capa durante esos años, si hubiera podido volverse invisible en más de una ocasión, todo hubiera sido más fácil y sus padres se hubiesen ahorrado mucho sufrimiento.

Finalmente, tras querer justificarse a sí mismos las razones por las que ellos escogerían una de esas reliquias, el sueño les alcanzó y les transportó hasta aquellos escenarios en los que tenían a su familia a su lado, destacaban en algo y lograban evitar a los abusones del colegio.