Bleach Fanfic (No me pertenece, lástima porque sino secuestrara a Byakuya para mi uso personal :p )

(Para curarme en salud digo que estarán en muchas ocasiones OoC)

Rukia x Renji (Principal)

Byakuya x Zaraki

Orihime x Ichigo.

Cap. 1 Punto de no retorno.

Rukia y Renji

Hace 48 años. Sociedad de Almas, Distrito 78, Inuzuri

Ambos estaban recostados en la cima de la colina, el sol se ponía en el oeste y una luz rojiza iluminaba sus rostros. Este era uno de esos extraños días en que todo era paz en Inuzuri, tenían comida, nadie los perseguía y por lo que podían ver sería una noche despejada.

Aunque no importaban nada ni las bellezas o tranquilidad que hubieran a su alrededor, nada tendría sentido para Renji si ella no estuviera con él, Rukia, esa con quien hace años recorre las callejuelas del distrito 78 y a quien él nunca desearía alejar de su lado.

Se queda observándola y pensando en cuanto la quería, porque aunque no recuerda cuando pasó, cuando esa amistad se convirtió en algo más, fue consciente de lo que sentía una fría mañana de invierno, cuando se despertó con la sensación de ella abrazada a él, con su cabeza recostada en su pecho y a pesar de estar en una madera casi podrida pensó que no había mejor sensación en el mundo que ésta y deseaba sentirse así todos los días.

Renji sigue observándola, ella está recostada, apoyada en sus codos, con los ojos cerrados y una sonrisa en su rostro y él, que estaba a su lado, sin darse cuenta se fue acercando hasta el punto de sentir su respiración y percibir su aroma.

Rukia, que estaba disfrutando del día sintió que algo bloqueaba los pocos rayos del sol que quedaban y al abrir los ojos ve que Renji está cerca de su cara y sin poder evitarlo se sonrojó y se quedó mirando el rostro de su mejor amigo y de quien hace poco empezó a sentir sentimientos más fuertes.

No sabe cuándo ni cómo pasó, sólo sabe que un día despertó y se sorprendió al sentirse atraída a él. Trató de buscarle sentido a sus sentimientos, le miraba, el seguía siendo terco, escandaloso, propenso a enojarse con facilidad e infantil, pero a pesar de todo esos defectos sabe que puede confiar su vida a él y que le cuidaría; además tampoco ayudaba a estos nuevos sentimientos el hecho de que Renji ya no fuera aquel escuálido que conoció hace años y ahora fuera un hombre con un físico envidiable.

Ahora, tan cerca como lo tenía, sentía como su autocontrol se quebraba y no habría forma de justificarse si de repente atacaba su boca. En las noches era más fácil, ya que suelen dormir juntos, por el frío, y ella aprovecha para tomar su pecho como almohada y enterrar su nariz en su cuello sólo para respirar ese aroma que es una mezcla de sudor y un olor que sólo Renji posee.

Mientras trata de refrenar sus instintos y no besar esos labios carnosos no se da cuenta que él se acerca cada vez más a su rostro y sólo despierta de su trance al sentir el tierno beso que le da.

Ambos abren los ojos y se miran sorprendidos, ninguno cree lo que ha pasado y como si hubiera recibido una fuerte descarga de reiatsu él se separa y lleva sus dedos a los labios reviviendo la sensación de sentirla cerca, ella en cambio, siente como la temperatura de su cuerpo sube y sus deseos de más se multiplican.

-Lo siento, no sé qué me pasó– Dijo un nervioso Renji con la cabeza baja, sin atreverse mirarla a los ojos.

Rukia lo conoce, sabe lo que está pasando por su cabeza ahora mismo y sabe también lo que debería hacer para calmarle. En una situación normal, cuando Renji hace algo bochornoso y por lo que debe disculparse ella le resta importancia y le responde con una broma donde ambos se reirían y olvidarían el tema, pero hoy no.

Hoy ella se quiere aprovechar de esta oportunidad que él le ha dado, quiere volver a sentir sus labios, pero ahora con más intensidad, quiere volver a sentir en ella esa mirada tan cargada de amor que él le dio segundos antes de apartarse, hoy ella quiere ser valiente, porque no sabe que les depara mañana Inuzuri.

Siguiendo ese impulso Rukia se levanta hasta ponerse en cuclillas y frente a él, toma su rostro entre sus manos y lo besa, con más fuerza que antes. Al principio él está sorprendido, pero cuando ella quiere profundizar el beso él reacciona tomándola de la cintura y sentándola en su regazo, recorriendo con sus manos toda su espalda hasta agarrar firmemente su cabeza, sin dejar de besarla.

Luego de un rato ambos se separan, sus pieles están erizadas, jadean y no dejan de acariciarse. Rukia le mira llena de deseos. - Ahora sí, si quieres arrepentirte de algo tiene que ser por algo bien hecho.

Renji sonríe – Créeme ahora mismo aquello por lo que me arrepentiría incluye besar algo más que tus labios.- Dijo con voz ronca, mientras besaba el cuello de Rukia y ponía al descubierto parte de su hombro.

-¿Acaso ves que te detenga?- Contesta Rukia inclinando su cabeza, buscando rozar la mano de Renji.

Él se aparta un momento, la mira para confirmar que desean lo mismo y le sonríe de una forma que ella no le ha visto sonreír antes, se siente como una presa a la vista de su predador, a punto de ser devorada e inexplicablemente no está asustada, al contrario desea que ocurra.

-Tienes razón.

Fue lo último que escuchó de Renji antes que el volviera a besarla con pasión, antes que recorriera su cuerpo desnudo con sus manos, antes de perderse en ese mar de sensaciones que él provocaba con sus labios al recorrerla de pies a cabeza.

Ninguno sabía qué hacía, él buscaba memorizar su cuerpo, ella temblaba y gemía con cada cosa que él hacía, entonces él se esmeraba en provocarle más sensaciones placenteras, mientras ambos buscaban sentirse lo más cerca posible.

Esa noche Renji descubrió que tenía un lado masoquista, al sentir cómo las uñas de Rukia, le recorría la espalda, pecho, brazos e incluso parte del rostro haciéndole estremecer y probablemente dejando alguna marca, aunque nada de eso importaba, no esta noche y menos si era a manos de ella.

Esa noche Rukia descubrió que tenía un lado sádico y posesivo, al principio le aruñó por accidente, lo hizo cuando el dolor parecía insoportable, pero luego viendo su rostro contrastado con las estrellas y sus expresiones de placer, le invadieron los celos al pensar que él podría hacer esto con otra, así que le aruñó como forma de marcar su propiedad, de decirle a las demás que él era suyo.

También esa noche Rukia descubrió que tenía un lado masoquista, fue al final de la primera parte de la velada, cuando pensó que esa mordida que le dio Renji en la base del cuello cuando estaba alcanzando el orgasmo en lugar de molestarle lo que hacía era llevarla a ese punto de no retorno.