Capt 1: Sin dejar de soñarte
Se encogió abrazándose así misma, estando aun recostada sobre su cama, el aire que entraba a su recamara chocaba sobre sus cobijas provocándole escalofríos, pero eso no le impidió sumirse en un sin fin de pensamientos. Kaoru fijo su mirada celeste hacía afuera notando que la lluvia caía sutil por los alrededores, sollozó tragando apenas recordando el sueño que había tenido hace momentos. Aquel sueño la atormentaba cada noche dejándola afligida.
Era la misma escena del amargo adiós de su Kenshin. Él la tenía en sus brazos susurrándole al oído palabras de despedida. Y ahí estaba ella, totalmente inmóvil, consternada por su partida cuál sabía llegaría... ¿pero porqué ahora?.. ¿porqué en ese momento?... y en cuanto la cercanía de él se hizo nula, se veía así misma caer de rodillas al suelo, dejando las lagrimas caudalosas resbalando sobre sus mejillas... y de lo único que recordaba en esos momentos... eran las pisadas de él hacerse insonoras en la oscuridad...
¿Qué era ese sueño?... no pasaba ninguna noche que aquel le hiciera recordar el día en que sufrió hasta quedar sin aliento, cada mañana era la misma rutina, cada día sus ojos contemplaban el día denotando pesadumbre y melancolía, y aunque quería pasar desapercibida por ello, los demás ya sospechaban que algo malo le estaba pasando... no... eso debía impedirlo... porque simplemente los días de pesares ya habían terminado, las peleas y conflictos se habían aclarado y era momento de vivir en armonía... ¿Porqué decaerse ahora?.. ¿porque en esos precisos momentos en los que Kenshin se encontraba a su lado?... ¿No debería sentirse dichosa?... ¿No debería levantarse con una sonrisa amplia al tenerlo de vuelta?... simplemente el silencio se hizo notorio en sus pensamientos.
Se incorporó como alma en pena y se dispuso a vestirse. Ya lo averiguaría, en su interior, el porque aun albergaba ese momento tan desagradable.
- Dime Kenshin..¿Aun no se levanta Kaoru?.. ya es algo tarde.. y eso que siempre es la primera en exigir puntualidad en la hora del entrenamiento- El comentario de yahiko no pasó desapercibido por el pelirrojo, dejó aun lado el té que había bebido y se incorporó despreocupado.
- No lo sé, yahiko. - Aunque ya horas antes estaba conciente de eso, prefirió no despertarla (si es que aun dormía), ya cuando se presente estaría al tanto del pequeño descuido de la joven.- Será mejor que prepare su desayuno, puedo asegurar que tendrá mucha hambre.
- No lo dudes, he de adivinar que se comerá hasta un enorme cerdo!!...- El sonido del movimiento de la espada de madera alertó a yahiko, logrando esquivarlo. En cuanto escuchó el golpe de la espada a la mesa, giró su rostro en dirección a una enfada Kaoru - Fiuuu!!.. eso estuvo muy cerca.. ¡Oh! ¿Pero que te pasa fea?.. ¿porque me agrades de esa manera?
- ¡Por la falta de respeto a mi persona!..¡por eso!
Kenshin miró el inició de la común pelea mañanera entre ambos, pero, quién llamó su atención era Kaoru. Es extraño que yahiko haya podido esquivar aquel golpe, tampoco decía que su habilidad para presentir el peligro era nula, si no que Kaoru era una experta con la espada de madera...entonces ¿porqué falló ante su cometido?. Por lo que había observado en las peleas anteriores, ella no se permitía ser flexible ante un ataque, sin importar que fuese yahiko, era la primera vez que la miraba con un punto de debilidad y no solo eso... su mirada había perdido su brillo y calidez. Kenshin suspiró con inquietud. ¡Oh! Kaoru...¿te encontraras bien?
Se acercó con cautela de no ser atrapado con algún golpe, se posó a un costado de Kaoru y la tomo de la cara con ambas manos. La miró expectante, inspeccionándola, admirando a tan corta distancia las agolpadas ojeras entre sus hermosos ojos.¡Oh! ¿como no se había dado cuenta?, era obvio que ella no había podido dormir últimamente, ¿Será por algo en particular? O ¿Solo eran típicas cosas de mujeres?, la verdad la desconocía, pero en su interior albergaba el hecho de que su actual estado era por su irremediable culpa.¿estará él en lo correcto?.
Y en cuanto intentó asestarle un golpe con puño cerrado a yahiko, sintió las manos cálidas de su amado sostenerle con suma cautela su rostro, las yemas de sus dedos pulgares recorrieron las visibles ojeras con inquietud, el contacto suave de su piel contra la suya era algo maravillosamente inexplicable. Kenshin extendió la palma de su mano para sostener su rostro, Kaoru no pudo evitarlo, gimió por el revoloteó de aquellas imaginarias mariposas en su estomago.
-Ken..Kenshin- Sus ojos apacibles la observaron con cautela desviándose a sus mejillas, ante sus ojos parecían teñirse de un color rosado muy tierno, ¡Oh! Kaoru, siempre tan inocente y pura.
-Siento haberle asustado, pero... me di cuenta que no esta del todo bien... Kaoru-dono..¿Quiere que llame a Megumi para que le revise?
Kaoru hizo una mueca intentando hablarle, lo miró notando que no le comprendía, más aun así, él continuaba sosteniendo su rostro. Alzó sus brazos posando sus manos enzima de los de él, gimió al volver a sentir otro contacto tan pleno. Ella quería decirle que no era nada en absoluto y que solo necesitaba descansar un poco más, pero no podía, simplemente tenerlo a tal cercanía la dejaba sin aliento.
-Sí van a seguir así toda la mañana... mejor váyanse a la habitación de alguno de los dos- Él golpe decidido de Kaoru a yahiko resonó por la casa y el Dojo Kamiya. Kenshin miró la escena pero sin ninguna gracia como lo hacía antes. Kaoru tenía algo, lo sabía, lo único que lo reconfortaba era el hecho de que yahiko la ponía de buen humor, sin embargo, no lo dejaría pasar por alto, no mientras Kaoru continuara de ese modo.
Suspiró debilitándose de inmediato, el pasillo exterior donde se encontraba parecía tan amplio y estrecho al estar deshabitado, y aunque el aire fresco del medio día le reconfortaba, la sensación de inquietud no la dejaba ningún instante. Ya estaba más que desayunada, su querido Kenshin se había tomado la molestia de prepararle su desayuno ofreciendo consigo su amistosa compañía con una tasa de té caliente. ¡Oh! Como le gustaría amanecer de ese modo todos los días... girar su rostro al otro extremo de su cama y ver el cabello rojizo sobre su propia almohada, admirando con fascinación su rostro tan descansado y sereno, incorporarse y preparar en armonía su desayuno, sentarse juntos, mirándose mutuamente en un juego cauteloso e insólito, observando gestos y movimientos incitantes que alguno de los dos proporcionaba.
Suspiro risueña y llena de esperanza, parecía una vista divina hacía el cielo... y aunque sentía estar siendo arrullada por las mismísimas nubes...de inmediato decayó encogiéndose de hombros... sí... era el paraíso en sí... pero su deseo... era casi nulo de manifestarse.
- Kaoru-dono- El eco de su voz la despertó de la fantasía que se envolvía en penumbras, giró su rostro a su dirección y miró atónita al hombre que lo acompañaba
- ¡Kenshin! Ese hombre es... Sa...Saito...- se levantó de un brinco por el susto y pensó con nerviosismo. Sí Kenshin no estuviera con él, hubiera jurado que se trataba de un fantasma.
-
El hombre alto y frívolo sonrió de medio lado, había olvidado que todos los integrantes de ese Dojo desconocían que aun continuaba con vida, ¡ahhh! Que problema, ahora tendría que contarle a todos su "interesante" historia de cómo regreso de la muerte...
- El mismo... es un placer verla después de tanto "calvario" ¿no le parece?
- Sí.. supongo que sí...
- Kaoru-dono, sí me disculpa iré al Dojo a atender a Saito..sí me necesita llaméeme por favor...
- Lamento la interrupción a su meditación joven Kaoru... ya nos retiramos... continué...
Tragó conmocionada por aquella inesperada visita, el hecho de que Saito haya venido de su "ya no" lecho de muerte en Kyoto, solo le advertía una cosa, sí Saito lo necesita, Kenshin no dudaría en extenderle una mano, en consecuencia, Kenshin se iría y según presentía, solo tal vez... ya no regresaría.
Ambos hombres se encontraba hincados en medio del amplio Dojo. Saito bebía una taza de té denotando su gusto al beberlo, ¡vaya! Primera cosa "beneficiosa" que le proporciona Kenshin Himura..
- Dime Kenshin... ¿Qué piensas hacer?- La pregunta sonó capciosa en cuanto fue dicha. Kenshin guardó silencio unos instantes y después sonrió
- ¿Yo?... bueno... pienso quedarme aquí... prácticamente continuo siendo un vagabundo... no tengo a donde ir. Mi único y verdadero hogar es aquí, con Kaoru-dono ...¿eh?- Iba a continuar pero el brillo exuberante de las agarenas oscuras de Saito brillaron, tragó incomodo, Saito parecía haber descubierto algo que él ignoraba.. aunque la pregunta era ¿Será bueno.. o malo?
- Con que... ¿con Kaoru-dono?
- Sí así e... – volvió a observar el brillo malicioso de sus pupilas y tragó sintiendo pudor. ¡Oh! Con que eso estaba pensando...- ¡No!.. no me mal interpretes Saito, Kaoru-dono me refugió aquí desde hace mucho... tanto ella como todos son mi familia.
- Entiendo... pero tu solo te haz descubierto, querido amigo. Sí eso es lo que dices bien me habrías dicho: Mi único y verdadero hogar es aquí, con "todos" que son mi familia... sin embargo, simplemente dijiste "con Kaoru"- El pelirrojo tragó aun más fuerte sintiendo como su garganta se raspaba, pero era cierto, ¿porque simplemente dijo "Kaoru" sí bien habría podido mencionar a todos?... su corazón latió despavorido a tal revelación inesperada. No lo sabía, nadie se lo había echado en cara y simplemente, no lo sabía...
- Eh... yo...- Estaba nervioso, se notaba, en esas circunstancias no sabía como actuar, pero bien podía excusarse por eso. Bien, eso haría- ...Eh tal vez fue por...
- No te esfuerces amigo, mejor medita lo que haz dicho ya que lo dijiste con sinceridad, no le mientas a tu yo interno sí a simple vista te esta diciendo lo que quiere...- Sintió un calor prácticamente nuevo y sonrió con nerviosismo. Ese Saito. Parecía un sabe lo todo sobre el tema, ¡ah! Cierto, estaba casado. ¡Vaya!, palabras de un experto.
Saito se incorporó viendo desde su altura al confundido hombre. ¡Cielos!, Se bufó, ¿Por qué tenía que ser tan ingenuo como para no darse cuenta de sus emociones?, aunque... no lo culpaba, tanta pelea ocasiona encerrar lo que un samurai siente para no tener debilidad alguna. Sonrió complacido, por fin Battousai Himura sentaría cabeza.. sí claro... se lo propone cuanto antes.
- ¡Ah! Tengo que irme... el té estuvo delicioso. Sí tengo la oportunidad vendré para deleitarme con otra taza.
- ¡Espera Saito!... quiero saber... ¿A qué haz venido, realmente?- lo miró expectante durante eternos segundos, era extraño, algo inusual era su llegada porque, en cuanto lo vio en la puerta del Dojo, hubiera jurado que algo malo se avecinaba.
- Por nada en especial... quería saber como a estado tu vida con tanta paz, pero veo que tu te lo tomas con calma aunque... no deberías
- ¿A que te refieres?
- Sabes que la paz viene antes que la tormenta, es mejor que disfrutes tus momentos para tenerlos contigo, aunque tampoco digo que algo malo va a suceder pronto, solo qué, deberías encontrar a ese alguien que te de paz, que te haga sentir el hombre más dichoso. Bueno, no pienso entrometerme, además tengo que irme, despide a Kaoru-dono de mi parte...
- ¡Ah!... S-Sí
Ambos hombres salieron del Dojo uno atrás del otro. Kaoru desde donde se encontraba los vio esperando adivinar de que había sido su charla. No había nada en particular en sus acciones, aunque, Kenshin parecía estar sumido en sí mismo, demasiado intrigante. Y Saito... bueno... Saito se veía totalmente común, como siempre. Observó como el alto hombre palmeaba el hombro del pelirrojo en forma de animo, ocasionando que se encogiera de hombros cohibido de lo que "aparentemente" le decía. Kaoru se intrigó más, ¿pero de qué habrán charlado?, es decir, ninguno de los dos parecía estar concentrados en algo como para poder deducir un nuevo plan contra algún enemigo, ¿habrá venido Saito solo para tomar el té?, y sí fue así u otra excusa, entonces, eso quería decir que su Kenshin no se iría. Una amplia sonrisa se apodero de su rostro, ¡Oh que dicha!, ahora se sentía más tranquila pero... ¿Porqué Kenshin no lo estaba también?
Lo observó regresar con algo de intranquilidad en sí mismo, su mirada irradiaba incredulidad y confusión al mismo tiempo, quería saber que era lo que lo traía tan distraído, pero el miedo era aun más fuerte. Siguió su silueta hasta verla desaparecer dentro del Dojo, será mejor, esperar... esperar a que él mismo tuviera la suficiente confianza de decir lo que le ocurría, pero, ¿Y sí no la tenía?. Sintió una fuerte opresión en el pecho, tal vez no quiera contarle, y tal vez, sería mejor no incumbirse en sus asuntos...
Se hincó en medio del Dojo con la mirada absorta en algún punto fijo, el recuerdo de su pasado lo llevó en presencia de un ser amado, aquella que conoció sin intención alguna y fue formando parte importante en su vida, hasta ahora. Tomó la decisión sin prejuicios, Kaoru aun ignora por completo que a sido de su vida y sería justo contárselo, apretó los puños con fuerza hasta que sus nudillos quedaran blancos, se lo diría... no importase como pero lo haría. Y para ese entonces ya su mirada rojiza se había perdido en un inmenso mar dorado.
