Hola, está es mi primera historia y espero que me deis una oportunidad. Espero que os guste :)


Preludio

Desde que comenzó a escribir aquella historia los sueños la atormentaban. Escribía por puro placer, por desahogo, para olvidarse del día a día y poder refugiarse en diferentes mundos donde todo era mejor y donde a pesar de las dificultades siempre había un final feliz. Ella amaba escribir, imaginar y plasmar sus pensamientos en trozos de papel para luego guardarlos en el fondo del cajón de su escritorio. Era joven y se encontraba cursando el segundo año de la universidad.

Estudiaba derecho penal, siempre le habían llamado la atención las leyes, sin embargo no descartaba poder convertirse algún día en una escritora de éxito. Nadie leía lo que escribía y no sabía si realmente valía para ello pero a ella le gustaba y ponía todo su esfuerzo en hacerlo lo mejor posible.

Hacía una semana de que aquella idea le había llegado a la cabeza y no podía eliminarla de su mente por mucho que quisiera. Ya había escrito alrededor de cien páginas y no podía parar de escribir, no podía concentrarse en la universidad ni en el pequeño trabajo de camarera que hacía tres tardes a la semana. Él siempre iba a su mente para torturarla. Y por las noches, los sueños que tenía, la hacían despertarse alterada a la mañana siguiente, con el corazón desbocado y la respiración acelerada y envuelta en una fina capa de sudor. Incluso había empezado a quedarse dormida en las situaciones más vergonzosas posibles. Esa misma mañana se había quedado dormida en mitad de la clase de derecho constitucional y el profesor la había despertado dando un fuerte golpe a la mesa. Había deseado que en ese momento se abriera la tierra y se la tragara.

Bella se recogió su castaño y rizado pelo en una coleta alta, se puso ropa cómoda para estar por su apartamento y cogió el cuaderno donde escribía más otro que tenía reservado, al primero solo le faltaban un par de hojas por rellenar. Con un café reposando en la mesita baja del pequeño salón, un paquete de cigarrillos cerca y su cuaderno y un bolígrafo, se sentó en el sofá y comenzó a escribir. Y escribió sobre él, el personaje que habitaba en su mente y que ansiaba con salir de allí a través de las palabras que ella escribía para contar su historia.

Estaba en la mejor parte, una parte de acción y misterio, donde el personaje principal y su acosador fantasmal, se bajaba del coche de alta gama que conducía para enfrentarse al hombre malvado que había asesinado a sus padres y a su esposa, al hombre que le había torturado de pequeño y que había abusado de él, cuando el sueño comenzó a apoderarse de Bella. Sus párpados se encontraban cada vez más pesados y le costaba mantener el hilo de la historia. Su mano iba aflojando lentamente el bolígrafo hasta que terminó rodando por el cuaderno y cayendo al suelo. Bella ladeó la cabeza y cerró sus ojos presa del cansancio que había surgido mágicamente en ella y se durmió.

Unas extrañas, grandes y frías manos la recorrían el cuerpo provocándola espasmos de placer. Era la mejor sensación de su vida. Se sentía viva, deseada, completa. Era el paraíso. Los dedos de aquella mano comenzaron a rodear la aureola de su pezón, erizándoselo, poniéndolo más erecto de lo que ya se encontraba y la boca del hombre lo sopló justo en el momento en que una oleada de placer electrizante la obligó a arquear su espalda, intensificándolo todo.

—Por favor —suplicó Bella con la voz ahogada sintiendo como el cosquilleo de sus piernas aumentaba hasta extremos inexplicables.

— ¿Qué es lo que deseas Bella? —ronroneó el hombre con voz ronca antes de pasar sus dientes desde entre los pechos de Bella hasta su ombligo para bordearlo con la lengua.

—No lo sé, no se lo que quiero, solo quiero que esto acabe —nunca había sentido nada igual, no recordaba haber estado antes con un hombre como lo estaba con este y no sabía lo que venía ahora.

— ¿No te gusta esto, no te gusta lo que hago? —preguntó él apartándose de ella abruptamente.

Bella abrió los ojos aterrorizada porque el se marchara y la dejara así, con esa sensación inexplicable de querer tocar el cielo pero a medio camino de poder hacerlo. Se sentó en la cama y miró al hombre que tenía delante de ella con la boca abierta. No recordaba haberle visto antes, pero se parecía mucho a alguien. Tenía el pelo de un color cobrizo todo desordenado, tenía unos profundos ojos verdes manchados con sombras de deseo y culpabilidad, sus labios rojos estaban llenos y parecían ser absolutamente comestibles.

—Contesta Bella, ¿no te gusta lo que hago? —su tono era mordaz y parecía estar comenzando a irritarse por tener que esperar a que ella al fin contestara.

—Si, me gusta, pero nunca antes… —vaciló esperando no tener que decir algo tan vergonzoso en voz alta.

— ¿Nunca antes que, Bella?

—Me había sentido así, siento cosquillas en lugares donde no creía posibles —susurró agachando la cabeza avergonzada sintiendo como sus mejillas comenzaban a colorearse.

—Dime Bella, ¿dónde sientes esas cosquillas? —él se arrodilló en la cama y se movió unos cuantos centímetros para estar más cerca de ella.

Bella titubeó durante unos segundos no estando segura de si indicarle donde o no, pero lo que sentía entre sus piernas era mucho más poderoso que cualquier pudor que pudiera tener y se sentía frustrada por no poder seguir sintiendo aquello y por no saber que sucedería después.

Alargó su mano para coger la del hombre plantado delante de ella y llevó su mano hasta su vientre, bajándola despacio hasta su monte de Venus y al final hasta su clítoris que palpitaba expectante.

—Aquí —el sonrió socarronamente y se abalanzó encima de Bella como un león a punto de morder a su presa.

— ¿Alguna vez te ha tocado un hombre cómo te estoy tocando yo? —preguntó él a la vez que comenzaba a mover sus dedos por el clítoris de Bella, cogiéndolo entre sus dedos y luego soltándolo de golpe.

Bella negó con la cabeza apoyándola en la almohada y moviéndola de lado a lado por el placer que le provocaban aquellos dedos en su sexo. Varios gemidos escaparon por entre sus labios y cerró los ojos extasiada.

— ¿Cómo… cómo te llamas? —se atrevió a preguntar con la voz entrecortada.

—Edward. Edward Cullen —dijo moviendo sus dedos cada vez más rápido y dirigiendo un dedo a su entrada con la intención de penetrarla—. Y Bella, aquí el que hace las preguntas soy yo, no tú.

Edward… el nombre la sonaba. Pensó en ello tan bien como el éxtasis que estaba sintiendo la dejaba, lo había escuchado en algún lugar pero no sabía donde. Le era conocido, muy familiar y no cayó en ello hasta que el dedo de Edward entró en ella fuertemente haciéndola pegar un grito y abriendo rápidamente sus ojos. Edward Cullen era el personaje de su libro.

El sonido del teléfono la despertó. Su corazón latía desbocado, sentía su sexo palpitar incontrolable y tenía la respiración errática. El sueño había sido demasiado real, como si no hubiera sido un sueño si no algo que hubiera pasado de verdad, sin embargo estaba medio tumbada en el sofá, con el cuaderno desparramado encima de su pecho. Ya había anochecido. Miró el reloj y se alertó cuando vio que era casi la hora de cenar y de meterse en la cama.

El teléfono seguía sonando interrumpidamente y se incorporó deprisa para atender la llamada.

—Bella Swan —contestó intentando que su voz sonara lo más normal posible.

—Hola Bella, soy Emily Call del departamento de recursos humanos de Masen C.B. Enterprise. Recibimos tu currículo hace un par de semanas y queríamos saber si te interesaría venir a una entrevista para un puesto de becaria en el departamento legal. Hemos visto que estas estudiando derecho y parece que eres buena estudiante y tienes unas magnificas notas. Por supuesto tendrías opción a ascender de puesto después de seis meses de haber empezado a trabajar con nosotros.

Había estado esperando aquella llamada desde que había visto que había unos cuantos puestos libres. Aunque ya trabajaba de camarera el dinero que ganaba a penas y la daba para sobrevivir en condiciones. No había mucho trabajo y solo trabajaba tres días a la semana por lo que las propinas que la dejaban no eran demasiado grandes, pero aquel trabajo la ayudaría a poder pagar mejor las cuentas y a no preocuparse tanto por el dinero.

—Claro, estoy muy interesada en acudir a la entrevista —dijo intentando no parecer demasiado ansiosa.

—Entonces si te viene bien nos vemos mañana a primera hora de la mañana. ¿Sabes dónde esta el edificio?

—Si, se donde está.

—Muy bien, entonces. Tendrás que subir hasta la octava planta y allí en recepción pregunta por mi. La chica que está allí te indicara cual es mi despacho. Nos vemos mañana Bella —Emily se despidió alegremente de Bella y colgó rápidamente dándole poco tiempo a Bella para despedirse.

Si todo salía bien pronto comenzaría a trabajar en una de las empresas de publicidad más conocidas de todos los Estados Unidos. Bella sonrió y corrió a la cocina a hacerse algo de cenar para después preparar todo para la entrevista. Sin embargo, el recuerdo de su protagonista haciéndola cosas íntimas en sus sueños no podía borrarse de su mente y aquello la perturbaba.


Gracias por leer y llegar hasta aquí, espero que os haya gustado y me dejéis saber que os parece. Si os gusta subiré pronto el primer capítulo que ya tengo casi acabado. ¡Saludos a todas!