—Deja de gritar Natsuko, hablaremos de esto otro día—.
— ¿Cómo puedes decirme eso?, es obvio que no habrá otro día—.
Esto fue lo último que Takeru logro entender gracias al sonido de una armónica que logro atraer toda su atención, el pequeño alzo la vista, sus ojos que se habían acostumbrado a la oscuridad debajo de su almohada tardaron unos segundos en enfocar la silueta de su hermano.
Sus padres estaban en la sala aun discutiendo, podía escucharlos mas no entender nada de lo que se reclamaban y esto ya era ganancia.
Matt sabía que no podía ocultar por completo los gritos de sus padres pero si podía atraer la atención de su hermano menor y así evitar que estas palabras llenas de odio se grabaran en su cabeza tal y como le habían pasado él mismo hace un par de años.
Llevaban ya alrededor de 15 minutos sin parar de discutir mismos en los que Matt no dejo de tocar ni un segundo, comenzaba a cansarse y sentía que su aliento se iba agotando necesitaba descansar alménenos un momento después de todo Takeru se había quedado dormido desde hace un rato y solo continuo tocando para asegurarse.
Matt subió a la cama de Takeru y se acostó a su lado, se quedaría con él hasta que su respiración se relajara, el pequeño había llorado mucho y ahora era turno de Matt, necesitaba desahogarse y este momento era su única oportunidad, ya que nunca se permitiría llorar frente a su hermano.
Era casi medianoche y Yamato seguía despierto, sus padres habían dejado de discutir pero por alguna razón no habían ido a su habitación aun, continuaban hablado, esto era algo nuevo pues siempre que discuten suelen gritar y no se dirigen la palabra al menos hasta el día siguiente además su padre termina durmiendo en la sala o con Matt pero esta vez parecían estar acordando algo.
La puerta principal de la casa había sido abierta por alguno de sus padres, después Hiroaki dijo algo que Matt no alcanzo a entender del todo a pesar de estar pegado a la puerta de la habitación de Takeru.
No tenía el valor suficiente para salir, lo había echo algunas veces y al llegar con ellos siempre lo usaban como mediador contándole a Matt todos los reclamos que tenían uno del otro esperando que así, su hijo mayor decidiera quien tiene la razón, además de que de esta forma evitaban hablarse entre ellos.
Esto era lo que más odiaba, ambos lo ponían en una situación demasiado incomoda, no quería ponerse de lado de nadie aun cuando en el fondo notaba quien tenía la culpa dependiendo de cada caso. No lo admitiría frente a nadie pero Matt sabía que la mayoría de las ocasiones era su madre quien tenía la culpa, pues ella afirmaba que Hiroaki le era infiel y parecía estar buscando cualquier excusa para iniciar una pelea.
Aunque igualmente su padre tenía muchos defectos, trabajaba en exceso y solía molestarse por recibir las constantes ordenes de su esposa. Pero eso solo se debía a su forma de ser, ella solía tomar el control de todo, de su familia y las demás personas que la rodeaban, a decir verdad las cosas funcionaban bastante bien o al menos eso parecía en el exterior pues a ella le importaba más la opinión de las demás personas.
Con todo esto Yamato comenzó a odiar a ambos, empezó a comportarse de otra forma, era más reservado y era raro verle sonreír si no era con Takeru, en pocas palabras él empezaba a enfriarse.
Las semanas se le hacían eternas con su madre regañándolos todo el día y sin poder ver a su padre, sin embargo con todo el resentimiento que les había estado guardando, bastaba con un simple fin de semana juntos como familia para olvidarlo todo, la sonrisa de su hermano llena de esperanza le hacía pensar que algún día todo se arreglaría y que serían una familia por siempre.
Aquel bucle había durado solo unos meses hasta esa noche en la cual su familia se había roto.
A la mañana siguiente Yamato temía salir de la habitación de su hermano, no quería reconocerlo pero era obvio lo que paso anoche, otra vez le preocupaba su hermano.
Se armó de valor y salió, recorrió el largo pasillo hasta la habitación de sus padres, abrió lentamente la puerta y noto que solo se encontraba su madre aun durmiendo como el esperaba, también notó un vaso de vidrio vacío y junto a este un frasco con pastillas que reconoció al instante, cerro silenciosamente la puerta y fue a la cocina a preparar algo para él y su hermano, cada vez que su madre tomaba esas pastillas no despertaba hasta el mediodía.
Quería distraerse con algo y desde hace algún tiempo cocinar se le estaba haciendo un pasa tiempo, aun no era muy bueno pero aquello lo relajaba. Por más que trato y trato de no pensar en lo que había ocurrido no podía apartar de su cabeza las voces de sus padres gritando, incluso era capaz de inventar en su cabeza cosas que jamás se habían dicho y ya que todo parecía tan real se dio cuenta que tenía alguna especie de trauma y era principalmente por eso que protegía tanto a su hermano.
Trato de encontrar la respuesta a lo que había ocurrido y más importante aún, que les esperaba, así que luego de pensar un momento llego a tres conclusiones, si bien su padre seguramente había pasado la noche en algún hotel no sabía si este regresaría, la primer hipótesis era que los había abandonado, ahora bien, si su padre regresa tal vez no vuelvan a vivir juntos y la tercer opción que se le ocurría era un divorcio.
Yamato había madurado lo suficiente para saber las consecuencias de un divorcio, a decir verdad era la única de las opciones que en verdad lo aterraba, había visto como algunos compañeros de clase vivían solo con uno de sus padres por una temporada e iban con el otro durante otro periodo y sus padres mantenían el mínimo contacto.
Tal vez eso no sea tan malo, se acabarían las peleas y no tendrían que decirle adiós a nadie, si bien ese sería el mejor de los casos un divorcio no sonaba tan mal pero en contraste cabía la posibilidad de que cada uno de sus padres tomara a un hijo cada uno.
Lamentablemente tarde o temprano llegaría la hora de decidir entre sus padres, así que decidió hacerlo justo ahora. Pensó primero en su madre, si bien ella usualmente es estricta Matt podría asegurar que los quiere a ambos, en contraste su padre trabajaba todo el día así que le era difícil formar una opinión de él sobre su comportamiento pero sabía que si se iba con su padre estaría todo el tiempo solo y tendría que crecer muy rápido además de tener muchas responsabilidades de golpe.
Ambos sonaban muy diferentes, si finalmente se iba con su madre estaba seguro que ella sería muy estricta pero tendría lo más parecido a una vida normal en cambio la vida que le esperaba con su padre seguramente estaría llena de soledad.
La respuesta era más que obvia, solo le restaba esperar.
