Nota: ni los personajes ni la serie me pertenecen (qué más quisiera :-P), son de la Fox.
EL HOMBRE
DEL AVIÓN
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CAPÍTULO 1
Eran las 10 de la mañana de un día espléndido, el cielo estaba completamente despejado y hacía una temperatura bastante agradable. A las puertas de una de las más importantes librerías de Washington D.C. hacían cola cientos de personas esperando a que su escritora favorita firmase sus libros, algunos incluso llevaban horas esperando.
Los cristales del escaparate de la librería estaban cubiertos con grandes carteles promocionales del gran momento, era la primera vez que la eminente antropóloga forense y escritora de éxito Temperance Brennan acudía a un acto de esas características. Lo cierto es que ella no estaba muy ilusionada con el acto, pero su editorial casi se lo había exigido, por las continuas e insistentes peticiones de sus fans y porque su libro era el más vendido de todo el país desde hacía unos meses. Además, en unos pocos días se estrenaría la película basada en su primera obra, y era una de las películas más esperadas del momento.
Hasta ahora había podido evadir bastantes entrevistas pero sabía que tampoco se podía negar a todo, al fin y al cabo su libro estaba triunfando, y se sentía comprometida con la editorial que tanto había confiado en ella cuando les entregó su primer manuscrito.
Quién le iba a decir que ya estaba presentando su tercer libro y que era de las personas más famosas de todo el país, aunque la fama era algo que a ella ni le afectaba ni le importaba lo más mínimo, ella seguía siendo la misma Temperance de siempre, incluso la enorme fortuna que se había embolsado en tan poco tiempo le traía sin cuidado.
- A nombre de Richard Smith, por favor – dijo un joven de aproximadamente unos 25 años, visiblemente nervioso por la emoción de tener frente a él a la escritora de más éxito del país en ese momento.
- Deberías ir al médico – le aconsejó ella -. Tienes principios de escoliosis.
- ¿Qué? – preguntó él, extrañado.
- Se nota por la postura que adoptas y la asimetría de tus hombros.
- Sí, vale… esto… gracias – dijo el chico un poco asustado y se fue de allí con su libro ya firmado bajo el brazo.
Ya Temperance había perdido la cuenta de todos los libros que había firmado en las dos horas que ya llevaba allí, y ni quería pensar en todos los que le quedaban por firmar. Allí acudían personas de todas las edades superiores a los 18 años, ya que sus libros sobre crímenes lógicamente no estaban indicados para menores de esa edad.
Había gastado ya la tinta de cuatro plumas estilográficas en escribir infinidad de veces la misma frase "Con cariño para -- (seguido del nombre de la persona) --" seguido por un "T. Brennan" a modo de firma. Eso a Brennan le parecía muy falso.
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Flashback
- ¿Cómo voy a sentir cariño por personas que ni siquiera conozco ni he visto en mi vida? – le había dicho a su agente antes de comenzar el acto, cuando él le aconsejó que escribiese eso en los libros.
- Bueno, no es que tengas que sentir verdaderamente ese cariño– intentaba explicarle él.
- Claro, por eso no veo la razón de escribirlo.
- Eso es algo que se suele escribir siempre, para quedar bien con los fans – le decía él.
- No lo entiendo, ¿por qué quedo bien diciéndoles que les tengo cariño si no es verdad?
- Doctora Brennan por favor – le había dicho su agente respirando hondo para no perder los nervios por la cabezonería de Temperance – usted sólo hágame caso y ponga eso, ¿de acuerdo? Tengo mucha experiencia en actos de este tipo y créame, eso los hace felices, así que usted sólo póngalo y ya está.
- Vale, lo haré, pero usted debería relajarse un poco, está demasiado nervioso – le dijo ella haciendo que el pobre hombre suspirase de nuevo intentando mantener la calma.
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De vuelta al presente:
Tras aquel chico de la escoliosis vinieron otros muchos fans, y ya Brennan comenzaba a estar un poquito cansada, y empezaba a firmar de forma automática para terminar cuanto antes, sin ni tan siquiera mirar a la persona que le entregaba el libro esperando su dedicatoria, parecía un robot.
De pronto una de esas tantas personas de la cola a la que le había llegado el turno le extendió el libro, como muchos había hecho, y le dijo:
- Por favor, ponga "Con mucho cariño para Seely Booth" – dijo portando una amplia sonrisa.
Brennan por fin salió de su automatismo y levantó la mirada. Efectivamente, allí estaba frente a ella Booth, mirándola sonriente.
- ¡Booth! ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó sorprendida.
- Hola Huesos, yo también me alegro de verte – dijo ligeramente molesto por el tono en que ella había dicho eso último.
- Lo siento, es que no te esperaba aquí – dijo a modo de disculpa.
- Bueno, ya que todavía no has firmado mi ejemplar de tu libro, he tenido que hacer toda esta cola para que lo hagas.
- Muy gracioso – le dijo ella, pues sabía perfectamente que ese no era el motivo que le había llevado hasta allí. – Ahora en serio Booth, ¿a qué has venido?
- Vale, me has pillado, tenemos un caso – le confesó finalmente -. Pero creo que no es buen momento, estás muy ocupada aquí, y veo que todavía te queda bastante – dijo observando la cola de personas que todavía estaba a las afueras de la librería.
- De eso nada, Booth eres mi salvación, ahora mismo me voy contigo – dijo ella contenta por la idea de abandonar todo aquello que ya la estaba cansando.
- Eh, un momento doctora Brennan – la interrumpió su agente – no puede marcharse todavía, quedan muchísimas personas ahí afuera esperando.
- Sí que puedo, y lo voy a hacer – dijo ella levantándose de su asiento dispuesta a marcharse de allí con su compañero -. Además, le recuerdo que mi contrato pone que tiene prioridad mi trabajo real sobre los actos promocionales, y ahora es una de esas ocasiones.
- ¡Pero doctora Brennan! ¿Y ahora qué hago yo con toda esa gente? Se van a enfadar mucho – dijo su agente desesperado.
- Ya se le ocurrirá algo, tranquilo, ¡adiós! – dijo despidiéndose con la mano y se fue con Booth sin más, por la puerta trasera de la librería, para evitar a toda la muchedumbre.
Ya en el coche de Booth:
- Vaya Huesos, sí que tienes fans, había muchísima gente – comentó Booth.
- Sí, el libro al parecer se vende bien – dijo ella sin darle mayor importancia.
- ¿Qué se vende bien, dices? Tú último libro es el más vendido en todo el país desde hace meses y aventaja al segundo más vendido en más de 15 millones de copias ¿y sólo dices que se vende bien? Eres la escritora de más éxito del país, ¿lo sabías?
- Sí, ya lo sabía, mi agente me lo ha dicho ya varias veces.
- ¿Y eso no te importa? – preguntó él al ver que ella lo decía como si fuese cualquier cosa.
- Pues no, porque lo de escritora lo hago sólo en mis ratos libres, como entretenimiento, y si le gusta a la gente pues bien, pero eso no es algo que me quite el sueño. Lo que verdaderamente me importa es mi trabajo real, y es el de antropóloga forense.
- ¿Y todo el dinero que has ganado, tampoco te importa?
- No, el dinero es lo menos que me preocupa. Ya tengo todo lo que necesito: una casa, un coche, ropa y comida, así que no tengo en qué gastármelo.
- ¿Qué no tienes en qué gastártelo? – dijo él sorprendido ante la pasividad de su compañera -. Pues si yo fuese tú ya me hubiera comprado una televisión de plasma gigante. Pensándolo bien, ¿por qué no te la compras? Eres la única persona que conozco que no tiene una televisión en su casa.
- Apenas paso tiempo en mi casa, ¿por qué habría de comprarla? Además la televisión no es algo que me atraiga, de hecho no me atrae en absoluto.
¿Sabes que también hay canales sobre ciencia?
- Booth la verdadera ciencia es la que se hace en los laboratorios, no la que se hace en televisión. Si quiero saber más de ciencia prefiero leer el boletín científico mensual.
- Eres la persona más rara que conozco – dijo el frustrado por no haber conseguido convencerla.
- Bueno, ¿me cuentas el caso que tenemos? – preguntó Temperance para cambiar de tema.
- Unos turistas han encontrado un cuerpo en avanzado estado de descomposición en la cabina de un avión.
- ¿En un avión? – preguntó ella sorprendida.
- Sí, concretamente en un F-16, un avión militar. Al parecer un par de turistas curiosos se alejaron del recorrido de la visita al cementerio y descubrieron el cadáver.
- ¿Cómo que una visita al cementerio, Booth? ¿El cuerpo no fue descubierto en un avión de esos que has dicho? – Temperance no comprendía.
- Sí Huesos, así es, pero me estaba refiriendo a un cementerio de aviones.
- Ah.
- ¿Sabes? Me encanta cuando soy yo el que te tiene que explicar las cosas – dijo riendo.
- No seas creído – dijo ella pegándole con las manos, en broma.
- ¡Auch! – él intentaba esquivarla.
