Los personajes son de Stephenie Meyer la historia me pertenece


Introducción:

Renesmee, la mejor amiga y prima de su novia, ayuda a Jacob Black a descubrir que su novia no es lo que aparenta ser y hará que se le caigan las vendas que tenía en sus ojos haciéndole ver que no era Leah la que tendría que estar en su corazón.

Capitulo 1: La cafeteria

-Leah, cielo ¿Qué te parece si hoy vamos a cenar al restaurante La Push?- Estábamos en el sofá de mi casa en Seattle con una manta bien grande y acurrucados. Era Enero así que hacía mucho frío y peor aún estaba nevando.

- Jake, lo siento hoy no puedo ¿Además hace demasiado frío como para salir no crees?- Me dijo saliendo del sofá y dando vueltas por la gran sala. Mientras iba dando vueltas por la sala pude ver que su cuerpo, tenía el cuerpo como un reloj de arena. Su pelo negro se movía ágilmente, le llegaba por los hombros, nunca le gustó muy largo. Después vi como desaparecía de la sala y se iba. Fui tras ella aunque me costó un poco encontrarla porque mi casa es grande para que negarlo tiene gimnasio, piscina, pista de tenis, un pequeño spa, sala de juegos, tres habitaciones, dos baños y medio y un garaje con plaza para varios coches. Fue un regalo de mis padres al graduarme en mecánica, para mi opinión es algo grande para una sola persona pero como Leah se suele quedar muchas veces no me siento tan solo.

-Sí, pero creí que tal vez podríamos salir como hacíamos antes- Dije apoyado en la puerta de mi habitación. Últimamente ya no salíamos tanto como antes, simplemente nos quedábamos en mi casa y nos quedábamos mirando la tele o en mi habitación haciendo... bueno otras actividades mucha más divertidas, aunque de eso sí que no me quejo. Pero aún así no era como antes, ahora la notaba más fría.

- Ya... bueno... Como te he dicho hoy no puedo, me tengo que ir- Dijo poniéndose los zapatos.

- ¿Qué haces?- Le pregunté al ver que recogía su bolso y demás pertenencias-¿No te quedas a dormir?

- No, hoy tengo que hacer unas cosas del trabajo y estaré muy ocupada.

- ¿No me dijiste que tenias tiempo libre?

- Sí y me equivoqué, lo siento cielo- Me dijo con una de esas sonrisas que me hace olvidar hasta mi nombre, a pesar de que ya no nos comuniquemos tanto la sigo queriendo como desde el principio.

- No importa ¿Te llevo?- Dije buscando las llaves del coche.

- Oh, no. Tranquilo, no te preocupes. Llevo mi coche.

-Pero está nevando y te podría pasar algo.- Dije preocupado

- Va Jake, no seas tan paranoico- Dijo rodando los ojos.

- Solo me preocupo por ti.

- Ya pues soy mayor para cuidar de mí- Miró su reloj de oro y diamantes el cual le regalé yo.- Se me hace tarde- Se puso su chaqueta- Adiós- Me dio un corto beso en los labios. La acompañé hasta la entrada y vi como iba desapareciendo entre la neblina y los copos de nieve.

Son las seis de la tarde, estaba solo, sin compañía, mis amigos están ocupados con sus novias que pasan tiempo con ellos y yo aquí en mi gran casa.

Leah

Últimamente está más fría y distante. Llevamos des de segundo año de universidad juntos, llevamos cinco años juntos. En realidad nos conocimos en el instituto o mejor dicho yo la conocía a ella des del instituto, ella era una de las populares y jamás me dirigió alguna palabra, siempre estaba en su mundo y yo en el mío. Yo era un nerd.

Pero llegó un día que me comenzó a hablar, después nos hicimos amigos y ella me transformó haciéndome un cambio radical de look, según ella tenía que hacerlo porque si no las chicas se perderían mi encanto pero yo solo la quería a ella y lo conseguí, acabó perdida en mi encanto porque en cuanto tuve la ocasión me armé de valor y me declaré, cosa que me costó un poco porque siempre tenían chicos a su alrededor pero logré quitármelos de encima.

Cuando le dije lo que sentía por ella no me creyó porque según ella para que tenerla si tenía muchas chicas a mi alrededor lo cual me sorprendió porque si las hubo no me fijé en ellas.

Al final tanto esfuerzo me valió la pena porque acabamos felices y enamorados. Pero ahora... ¿Leah que te pasa? No sé que hacer porqué si les preguntaba a mis amigos, que eran los del instituto, me dicen que la deje. A ellos no les cae muy bien, dicen que es una interesada, que solo me quiere por mi dinero, pero si fuera así ¿No hubiera estado conmigo desde hace ya tiempo? Así que en cuanto me dijeron eso no les hice caso y dejé de pedirles consejos. Aunque lo peor fue que me dijeron fue que me engañaba. Desde ese entonces ya no les hablo mucho, si no les gusta mi novia pues vale, no los necesito.

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Llevo dos semanas sin saber de Leah, cada vez que intento contactar con ella me dice que está muy ocupada o me pone excusas. Pero tengo suerte que el trabajo en la empresa de automóviles me distrae.

Hoy me dirijo a una cafetería, donde hacen el mejor café y sus variedades. Me siento en una silla de la barra, solo voy a tomar un café así que tampoco me voy a ir a una mesa, además hoy está lleno. Después de un tiempo se apareció una chica con el pelo cobrizo, largo y brillante a revolotear la cafetería, al parecer se le había quedado pillado el coche.

-Perdone señora... Nathalie- Leyó en su identificador- ¿Podría utilizar su teléfono- Le pidió a Nathalie. No creo que te lo deje usar sin consumición llevo años viniendo y cuando se lo pido me exige al menos una consumición-.

- Claro, espera. Ahora te lo traigo- ¿Qué? Espera, a mí siempre me exige consumición ¿porque a ella no?

- Nathalie, me voy.

- ¿No vas a tomar nada?- Me preguntó des de adentro del local

- Estás muy ocupada ya vendré otro día.

- Lo siento, no quise molestarlo, ni quitarle el tiempo y el turno- Se disculpó la chica. Ahora me fijé bien en ella. Su piel, a diferencia de la mía, es muy blanca. Su pelo cobrizo le caía en cascada y le llegaba a media espalda. Sus ojos son castaños, pero no unos castaños corrientes si no unos que te hacen perder en su mirada. Sus mejillas están rojas del frío al igual que sus labios, unos labios carnosos, rosas y de apariencia suave ¿Pero que estoy pensando? Tengo novia. Pero pasa de ti- Dijo una voz en mi mente.

- Mmm- No me salían las palabras. Esta chica es muy guapa, hermosa, tiene una cara angelical y su voz es muy dulce.

- ¿Jacob?- ¿Sabe mi nombre?

- ¿Sabes mi nombre?- Pregunté desconcertado

- Pues claro. Oh, Jacob, cuánto tiempo sin verte- Me abrazó a lo que yo me quedé paralizado.- Huy, lo siento no debí.- Se sonrojó.- No te acuerdas de mí ¿verdad?

- Mmm- ¿Qué no sabes hablar Jacob?

- Lo suponía, normal, después de tantos años. Esa arpía que tenias como amiga seguro que habrá hecho que te olvidaras de mí.-Refunfuñó.

- ¿Qué arpía?

-Huy, lo siento, me olvidé de decirte mi nombre. Soy Renesmee Cullen, la del instituto ¿Te acuerdas? Yo iba a primero y tu a cuarto. Éramos amigos pero dejaste de hablarme en cuanto la arpía te dijo un simple hola.

- ¿Pero de que arpía me hablas?

-¿No está claro? De Leah Clearwater.

- Pues esa arpía es mi novia- Dije en tono gracioso

- Ya, lo sé.

- ¿Cómo lo sabes?

- Esa arpía te limpió los cerebros.

- ¿Los cerebros?

-Sí. Los hombres tenéis dos cerebros aunque pensáis más con el de abajo- A se refería a ese cerebro- Y sé que es tu novia, porque para mi mala suerte es mi prima.

- ¿Tu prima?

- Lo ves, te limpió los cerebros. Antes de ser tan súper amigo de ella era mi amigo. Cosa que seguro no te acuerdas, después te volviste "guay" y ya no me hablabas pero claro solo tuve que soportar ese comportamiento tres meses porque después te fuiste a la universidad y... Adiós Nessie.

- Nessie, de eso si me acuerdo. Ya me acordé, éramos amigos y tu me contabas que Leah era tu prima y tu mejor amiga y ahora que lo pienso también la llamabas arpía en ese entonces.

- Era mi mejor amiga y la llamaba así porque lo era. Y tú- Me apuntó con el dedo- Te reías de esos comentarios hacia ella.

- Ya, bueno. Las cosas cambian.

-Claro, los cerebros cambian.

- Aquí tiene, el teléfono. Lamento haber tardado tanto pero como he visto que hablaban tan animadamente no quise intervenir- Si que has tardado

-No importa- Dijo Nessie con una sonrisa. Tecleó los números y llamó pero al acabar se la veía algo malhumorada.

-¿Qué pasa?

- No llegarán hasta dentro de una hora.

- ¿Tienes prisa?

- No, pero les he dicho que para eso no vinieran. Que ya tenía un mecánico a mano.

- ¿Quién?

-Tú

-¿Yo?

- Sí, se te daban muy bien los motores y por lo que sé estudiaste mecánica- La miré desconcertado- ¿Qué? Leah cuando me habla lo hace para contarme lo bien que le va la vida con su súper novio. Y además no creo que seas tan mala persona como para dejar a una damisela sola y abandonada- Dijo con tono teatral, lo cual me causó gracia.

- De acuerdo ¿Dónde está tu coche?

- ¿Ves ese rojo que está ahí?- Era un coche viejo y se veía estropeado, no creo que dure mucho- Pues ese no el de al lado- Miré el otro coche y era mucho mejor comparado con el otro, pero mucho mejor. Era un Audi TT RS Plus rojo.

- Por lo visto no te ha ido muy mal en la vida.

- No me puedo quejar. Va venga, que quiero volver a mi casa.

Salimos de la cafetería y fuimos donde su coche que por suerte estaba en una zona cubierta. Lo revisé y me di cuenta que era la bugía.

-Ya está listo.

-Gracias y lo siento, te he dejado sin tomar tu café. Qué te parece si mañana a la misma hora tomamos algo aquí y bueno, nos actualizamos.

- Estaría bien.

- La próxima vez que tenga un problema de estos te avisaré a ti, me sales mejor que mi seguro.- Dijo riéndose.

- No has cambiado tu sentido del humor.- Le dediqué una sonrisa

- Lo sé, mañana ya sabrás las cosas que he cambiado y las que no. Hasta mañana- Me dio un beso en la mejilla, se subió a su coche y se fue.


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