Accidentalmente Cenicienta.

Capítulo 1: Así no empezaba la historia.

Kurosaki Karin despertó con el irritante sonido de una campana repiqueteando muy, muy cerca de su oído.

-¡Despierta de una vez, chiquilla perezosa!- sonó duramente la voz de su madre adoptiva, Harribel Tier, mientras no dejaba de agitar y agitar la condenada campanilla contra su oído. -¡Debes preparar el desayuno!- ahora empezó a golpear la campana contra su frente.

La chica menor gimió de fastidio y apartó la campanilla de un manotazo, sentándose y mirando con rabia a la mujer rubia.

-Ya voy.- habló entre dientes levantándose.

Por más que le gustaría moler a golpes el rostro petulante de la mayor no podía o probablemente la vendería como esclava o quién sabe qué otra cosa.

-¡Rápido que mis niñas tienen hambre!- siguió agitando la campana aun cuando se retiraba del ático donde la pelinegra dormía.

La chica gruño con rabia, pero saltó de su cama y fue a poner a hervir la tetera mientras se daba una ducha rápida y se vestía a la velocidad de la luz. De todas maneras Harribel iba a castigarla porque la hizo tener que ir a despertarla, pero solo lo haría peor si se daba el lujo de tardar más de diez minutos.

Puso la mesa mientras tostaba el pan y calentaba los panecillos que siempre tenía que hacer en la noche para tenerlos listos rápidamente en la mañana.

Cuando su madre adoptiva llegó a la mesa junto con sus hermanas adoptivas, Mila Rose, Apacci y Sung-sun, Karin recién estaba terminando de azucarar sus tés, por lo que de inmediato las cuatro insufribles mujeres la miraron con desprecio al ver que seguía ahí.

Enderezó los cubiertos una última vez antes de retirarse, sabiendo que su castigo iba a ser un poco más duro solo por no haber tenido el tiempo de retirarse antes de ser vista.

Tal como lo sospechó, Harribel impidió al jardinero limpiar los excrementos de los caballos del establo, relegándola a dicha tarea con la adición de tener también que cargar el excremento a la carretilla y venderlo al tipo que vivía en el otro lado de la ciudad, sin bañarse o al menos cambiarse antes de salir con sus brazos y su Yukata cubiertos de estiércol cargando la pesada carretilla de kilos y kilos de maloliente composta.

No era la primera vez que la hacía hacer aquello, así que su expresión se mantuvo imperturbable y su postura completamente erguida mientras caminaba por las calles, ignorando como la gente la llamaba "niña sucia".

Era relativamente fácil trasportar la carretilla, años de trabajo duro la habían fortalecido, y la gente se hacía para atrás, muy, muy atrás, cuando la veían, o la olían, pasar.

Suspiró mientras se maldecía por no haberse despertado antes que su madre adoptiva, ¿cómo pudo quedarse dormida?

Oh, claro… recordó con amargura. Ella se desveló pensando en sus hermanos y sus fallecidos padres.

Cuando tenía siete años ambos de sus padres murieron asesinados por bandidos cuando volvían de comprar medicamentos de una ciudad vecina, a ella y sus hermanos los enviaron a un orfanato, donde su hermano mayor fue adoptado casi de inmediato por un sirviente de la casa Kuchiki. Les enviaba cartas de vez en cuando. Karin fue adoptada por Harribel Tier a sus doce años, únicamente porque la mujer quería una sirvienta y aparentemente ella era más barata que una empleada. Poco después de que se fuera le llegó una carta de su hermana gemela Yuzu diciéndole que fue adoptada por un tipo llamado Urahara que la trataba muy bien. Esa fue la única carta que su madre adoptiva la dejó leer, a todas las demás que llegaron las rompía frente a sus ojos, hasta que con el tiempo dejaron de llegar.

¿Por qué no abandonaba a esa explotadora y sus tres hijas caprichosas?, a veces se preguntaba Karin. Pues porque no tenía a dónde más ir, se contestaba todo el tiempo. No tenía a quien recurrir. Su hermano ahora vivía en la capital, se había casado con la princesa del clan Kuchiki de algún modo… y no tenía cómo llegar a él porque no tenía dinero y no había modo de que le permitieran escribirle.

Y Yuzu… bueno, no tenía idea de dónde estaba realmente Yuzu.

Era fácil saber dónde estaba su hermano porque ahora pertenecía a una de las familias más ricas y poderosas del país, pero no tenía idea de cómo encontrar a su hermana, en su primera carta había querido darle su dirección, pero Harribel le había arrebatado la carta antes de que pudiera saberlo, rompiéndola en pedazos apenas la tomó.

Actualmente, si tenías dieciséis ya se te era permitido legalmente el tener un trabajo o casarte, y Karin tenía dieciséis, casarse no era una opción, no cuando la conocían como la "niña sucia", así que estaba tratando de encontrar un trabajo cada que podía salir de la casa de Tier, ya sea para hacer un mandato o a escondidas.

Salió de sus pensamientos cuando se dio cuenta de que la gente extrañamente no estaba saliendo de su camino, impidiéndole avanzar, y en cambio parecían estar formando una pequeña multitud alrededor de algo que avanzaba lentamente.

Entonces Karin los notó.

Flanqueados por una docena de guardias, el príncipe y la princesa estaban montando sus caballos avanzando lenta y elegantemente al centro de la ciudad junto con una mujer pechugona en otro caballo desconocida para Karin pero que parecía importante.

Por pura curiosidad, giró la carretilla y, aunque más rezagada que el resto del pueblo, siguió al príncipe Hitsugaya Toshiro y su hermana la princesa Hinamori Momo al centro.

-¡Buen día, gente de Karakura!- proclamó en voz alta la mujer desconocida de cabello entre rubio y anaranjado y ojos celestes, cesando el murmullo de las personas. -¡Como todos ya saben, cuando el heredero al trono no cuenta con una prometida a los dos meses anteriores a su coronación, es tradición darle una oportunidad a toda mujer de la ciudad que el Rey actual escoja para hacer un gran baile donde el príncipe escogerá a su esposa y futura reina de esta nación! ¡Y Karakura fue la elegida esta vez!- proclamó entusiasmada, provocando revuelo entre toda la multitud, muchas mujeres chillaron y empezaron a pelearse para adelantarse y ponerse en la línea de visión del príncipe. -¡Los guardias aquí presentes pondrán carteles en toda la plaza con todos los detalles! ¡Damas solteras, no falten!- terminó su discurso apenas escuchándose por todos los chillidos de las chicas entusiastas.

Karin gimió con fastidio.

¡Lo que le faltaba! ¿Por qué de todas las ciudades su ciudad? ¡Ahora Harribel y sus tres hijas locas enloquecerían y la ahogarían en órdenes mientras no dejaban de parlotear estrategias sobre cómo conquistar al malcriado ricachón que tenían como futuro rey!

Frunció el ceño y se decidió a seguir tirando de la carretilla sin prestar más atención a los de la realeza. Con toda la atención del pueblo en los carteles con los detalles de la fiesta, fue bastante fácil, o al menos hasta que sintió a alguien chocar su hombro contra el suyo duramente, enviándola de cara a la carretilla llena de excremento.

Solo atinó a cerrar los ojos y la boca muy fuertemente antes de hundir su rostro en el estiércol.

-¡Oye, cuidado por donde vas, niña tonta!- reclamó el responsable de su desgracia como si hubiera terminado peor que ella.

Cayó al suelo escupiendo desesperadamente y sintiéndose como si pudiera vomitar.

-¡Madarame!- gruñó una voz que resonaba autoridad. –Esa no es forma de tratar a una dama.- regañó con frialdad.

-Uh… lo siento mucho, majestad.- se disculpó Madarame a… ¿el príncipe, tal vez?

Aunque con asco, se limpió la porquería de los ojos y la boca y miró, viendo al príncipe bajarse de su caballo y lanzarle una mirada fulminante al calvo que la había empujado.

-No te disculpes conmigo, discúlpate con la dama.- ordenó.

-S-sí, majestad.- se inclinó respetuosamente al real de cabello blanco y luego se volteó hacia ella y se inclinó un poco aunque con mala cara. –Le ruego me disculpe por mi mala educación, señorita.- se irguió rápidamente y caminó hacia otro de los guardias, de aspecto bastante afeminado.

Karin no dijo nada, podía sentir a cada persona en la plaza con los ojos puestos en ella. Que humillante… siempre había tenido que pasar vergüenzas desde que fue adoptada, pero esto era demasiado, ahora todo el pueblo la estaba viendo con burla.

Casi sentía como si pudiera llorar por el día de (literalmente) mierda que estaba teniendo, lágrimas de rabia llenaron sus ojos, pero se negó a demarrarlas y alzó la cara llena de porquería con orgullo, sus ojos fieros clavados en el calvo, dejándole claro que no lo perdonaría hasta que le diera una disculpa sincera y no por obligación. Él pareció algo sorprendido pero le dio la espalda, el bastardo.

Dejó de mirarlo cuando notó que había una mano extendida hacia ella, la mano del príncipe.

Lo miró confundida y casi toma su mano, hasta que se dio cuenta que la suya estaba llena de excremento. Miró su mano sucia por un momento antes de fijarse en la áspera pero definitivamente más cuidada que la suya perteneciente al heredero al trono, y finalmente decidió levantarse por su cuenta, ignorando la mano del futuro rey, que frunció el ceño retirándola.

Todas las personas a su alrededor estaban murmurando, algunas decían que ella era una maleducada insolente por rechazar la ayuda del príncipe, y otros que el príncipe estaba loco por querer tocar a alguien tan asquerosa, lo que sea que dijeran era ofendiéndola de alguna manera.

Alzó la barbilla, mirando desafiante a todas y cada una de esas personas chismosas, antes de inclinarse profundamente al albino que, ahora que lo veía de cerca, tenía ojos turquesas… A la distancia, las pocas veces que lo había visto por su pueblo, siempre pensó que sus ojos eran verdes, pero no, turquesas.

-Su alteza.- murmuró humildemente. –Con permiso.- se dio la vuelta y empezó a jalar la carretilla, tratando de salir de ahí lo más pronto posible y evitarse más humillación. Ya se limpiaría la cara cuando llegara con el comprador.

-Espera.- él la frenó y ella por supuesto que tuvo que detenerse y voltearse, inclinándose otra vez.

-¿Sí, majestad?- por todos los cielos, ¿por qué no podía irse de ahí de una buena vez?

-Enderézate.- ordenó y ella obedeció más que confundida. Sus ojos se abrieron como platos cuando él sacó un pulcro pañuelo y empezó a limpiar su rostro con delicadeza.

-¿M-majestad?- balbuceó nerviosísima, mientras ahora sí que temía que todo par de ojos en Karakura estuvieran pegados en ella.

-¿Cuántos años tienes?- preguntó él desinteresadamente mientras seguía limpiando toda la porquería de su rostro. –Una niña como tú no debería estar haciendo ese trabajo pesado.- dijo con evidente desaprobación.

-Tengo dieciséis, alteza.- contestó tratando de no mostrar su irritación porque la comparara con una niña.

-Aun así no deberías hacer ese trabajo inadecuado, ni siquiera por dinero.- ¿era su impresión o el príncipe estaba divertido?

-No es por dinero, simplemente no tengo otra opción.- masculló con amargura antes de recordar con quien se suponía que estaba hablando. ¿Por qué demonios dijo eso? –Majestad.- agregó a lo último tratando de reparar su error. El futuro rey frunció el ceño pensativo mientras terminaba de limpiar su rostro, terminando con una última pasada por sus labios.

Le dio el pañuelo usado a uno de los guardias, que lo tomó con dos dedos, y sacó otro, el cual le tendió a ella.

-Úsalo para limpiar tus manos, y no puedes rechazarlo.- denegó cuando abrió la boca. –Es un regalo.-

Sobra decir que la boca de la Kurosaki casi tocaba el suelo, ¿un regalo del príncipe? Ja, eso no iba a durar ni un minuto en sus manos si Harribel o sus hijas se enteraran, seguramente se lo quitarían y lo venderían o se lo quedarían para ellas.

-G-gracias, su alteza, pero…- no pudo terminar de hablar cuando notó que ya le había dado la espalda, subiéndose de nuevo al caballo.

-Madarame.- llamó al calvo irritante. –Ayuda a… ¿Cómo es que te llamas?- volvió a mirarla.

Ella aun no salía de su aturdimiento, pero contestó con voz firme.

-Kurosaki Karin, su alteza.-

-Madarame, quiero que ayudes a la señorita Kurosaki a llevar la carretilla a donde quiera que quiera llevarla, y por ayudar me refiero a que tú la lleves solo y no la dejes volver a tocar esa cosa, y de paso también escóltala a su casa, ¿entendido?- miró al calvo.

Madarame apretó la mandíbula, pero asintió.

-Entendido, majestad.- corrió hacia la confundida huérfana. –Déjame eso, damita.- casi la empujó de nuevo cuando tomó la carretilla.

-Y, Madarame.- llamo el príncipe antes de que el calvo pudiera dar más de dos pasos. –No olvides tratar adecuadamente a la dama.- lo miró con ojos llenos de advertencia.

-S-sí, majestad.- tragó antes de volver a mirarla con una sonrisa nerviosa. –V-vamos, señorita Kurosaki, indíqueme a donde ir, por favor.- comenzó a caminar sin costarle ni un poco llevar el peso de la carretilla.

Karin dudo un poco antes de seguirlo. Miró hacia atrás al príncipe, viéndolo asentir con aprobación al comportamiento del guardia para luego voltearse a la princesa y ambos seguir su camino finalmente.

Continuara...

Holaaaa! :D

Sí, sí, leyeron bien, "Continuara" no "Fin", lo que significa q esto es un LONG-FIC! :'D

Bueno, no tan Long solo tendra cinco caps maximo :v

Es que... ESTE ES MI OS 90! ! ! TTwTT YEIII! ;u; Si, lo contare como OS 90 xP

Y bueno, como ya sé lo q les daré cuando llegue a los 100 (cofcofLemon!cofcof) decidí darles un mini Long-fic para celebrar los 90! 8D

Y ya ven, esto es una parodia de La Cenicienta al estilo HITSUKARIN! *0* O al menos a mi estilo HK uwu

Les gusta la idea? owo Si no lo voy a hacer de todos modos e.e

En realidad esto tambien iba a ser un solo OS pero me quedó demasiaaaado excesivamente largo y no quería darles tanto de golpe así q decidí hacer algo como Tratamiento Psicológico y subirlo de a caps uwur Ya tengo bastante escrito, todavía no estoy segura de como quiero terminarlo pero no deben preocuparse de que me tarde en actualizar porque esto NO va a tener Lemon e_e Ni aunque me rueguen... (? A lo máximo Lime, pero es poco probable o.o

Y no se preocupen, seguire subiendo otros OS mientras hago esto, aunq probablemente solo drabbles...

Oh! Por cierto! No sé exactamente en qué epoca deben ubicar esto... o_o por eso del siglo XVII o XVIII, de todas formas, suplicó q no le presten mucha atención a eso, solo sepan q todos visten con Kimonos, Yukatas y eso XP es q me da mucha flojera investigar bien y ubicarlo en una epoca determinada cx Tipo como la epoca en la q esta la Sociedad de Almas o algo así, lo que quieran :V

Bien, bien, como sea, espero que les haya gustado este primer capi y probablemente actualice mañana o pasado, dependiendo los reviews n.n

Los personajes pertenecen a Tite Kubo! Y el cuento de Cenicienta pertenece a... agh, ni idea y me da flojera investigar, pero no a mí! XD

COMENTEN! *o*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!