ENTRE BESOS
-¡Eres una maldita sangre sucia!
-¡Y tu un hurón del demonio!
-¡Y tu una come-libros!
-¡Y tu un completo patán, arrogante, mentiroso y…!
En ese momento no pudo seguir porque sus labios habían sido devorados literalmente por el chico Slytherin, este lo único que quería era que se callara, lo estaba mareando con tantos gritos, esa era la finalidad, pero desde el momento en que sus labios tocaron los de ella se le olvido la razón por la cual empezó a besarlos; ahora solo le importaba no dejar de hacerlo y cada segundo irlo volviendo más pasional, pero no pudo durar todo lo que él quería, porque le estaba empezando a faltar el aire, así que renuente tuvo que renunciar a su boca lentamente para terminar separándose.
-¿Y qué…? -le pregunto separándose de ella.
-Y el mejor besador de todo Hogwarts -dijo ella con un suspiro, como si se encontrara en el cielo por un beso de él.
-Eso no tienes que decirlo, es un hecho -le responde el joven con su mejor sonrisa arrogante a la Gryffindor.
Pero con eso solo consigue que la chica vuelva a enojarse otra vez.
-¡Estúpido!
-Aquí vamos otra vez -dice el Slytherin poniendo los ojos en blanco, ellos dos no podían estar un momento sin insultarse, aunque ahí el de la culpa era el muchacho que en los seis años que llevaban en el colegio cada vez que le hablaba era para insultarla, molestarla a ella a los tontos de sus amigos.
-¡Maldito cínico! No sabes cómo te odio.
Él la miro con cara de pocos amigos, podia decirle lo que quisiera, menos que lo odiaba , porque aunque ninguno de los dos quisiera reconocerlo ellos dos no se odiaban, se amaban solo que preferían insultarse porque según ellos ese era un amor prohibido paras ambos.
-Mojigata.
Lo dijo con esa forma de hablar tan suya que tenia arrastrando las palabras, lo que hizo que definitivamente la Gryffindor se pusiera hecha una furia y se tirara contra su pecho paras empezar a golpearlo con todas sus fuerzas, lo cual fue un grave error, porque empezó a apreciar el físico que él tenía, así que lo que empezaron como golpes terminaron en caricias para poder tocar cada recóndito lugar del pecho de él para al finar atraerlo hacia ella y poder besarlo sin dejar de acariciar ese pecho de escándalo.
La Gryffindor no pudo contener un suspiro, ese chico era el más sexy de todo Hogwarts y él lo sabía.
-No te preocupes toca todo lo que quieras, ya sé que soy irresistible -le dijo una vez que se separaron del beso.
Como siempre tenía que embarrarla con alguno de sus comentarios absurdos.
-Muchas gracias por el permiso señor Irresistible -se lo dijo con todo el sarcasmo que pudo reunir.
-Me gusta dejar contentas a mis fans.
Otro error.
-¡Yo no soy como esas cabezas de chorlito que van atrás tuyo para que les regales una maldita sonrisa!
-Tienes razón, tú no eres como las otras. Tú eres la chica a la que yo amo.
-¿Qué?
-Lo que oíste Hermione Granger, te amo.
La Gryffindor solo pudo esbozar una gran sonrisa, ese era el momento más feliz de su vida.
-Yo también te amo Draco Malfoy.
Y así en un pasillo del cuarto piso, mientras realizaban su ronda nocturna de prefectos empezó este amor que les cambiaria a los dos su vida por completo. A él convirtiéndolo en un joven más divertido y menos arrogante que podía socializar con todos y a ella en una joven mucho menos mandona y que podia abandonar sus libros de vez en cuando para divertirse, pero solo de vez en cuando.
