- Lo imposible, se hace posible -

El sol mañanero de cada día ilumina el valle central en donde se encuentra las principales ciudades de ese país tan lleno de naturaleza. Como casi todos los días, los sonidos urbanos se escuchan desde tempranas horas, hombres trabajando, mujeres con sus pequeños hijos que se dirigen hacia las escuelas y los adolescentes con la mala fortuna de que al ser lunes, tenían que llegar al colegio, aun estando cansados del fin de semana agotador.

Eran las 7 en punto y en ese momento, un estudiante pasaba corriendo por el parque de un pueblo conocido como Santo Domingo, siempre pasaba por ahí a esa misma hora y cruzaba las calles esquivando algunos automóviles y al pasar por delante del templo católico, vislumbrando el reloj en lo más alto de la torre.

- Maldición, otra vez tarde. Desde hace dos semanas siempre me pasa lo mismo.

Aumenta la velocidad, mirando al horizonte, hacia el lugar que se dirige su colegio, Santa María de Guadalupe, que solo estaba a unos 300 metros de distancia, por lo que se coloca su mochila y cruza las últimas dos calles. Al llegar a la entrada principal, saluda con un rápido movimiento de su mano al guarda de la institución y logra entrar por el portón, antes de que se cerrara.

Se detiene un poco, mientras se escuchan por los parlantes de la institución, unas palabras del profesor monitor del colegio, que dice la oración todas las mañanas, al ser un colegio católico se caracterizaba por eso, cuando la oración termina, el estudiante camina más rápido de lo normal, ya que ese día le tocaba en el aula que estaba más al fondo del edificio.

Se escuchaba a la profesora de Matemáticas pasando lista, para saber cuáles estudiantes habían faltado o llegado tarde ese día, por lo que al llegar al penúltimo de la lista, el estudiante entra por la puerta, con una mirada agotadora y cuando la profesora dice su nombre.

- Johnny Villalobos.

Había logrado llegar a tiempo, casi nunca lo hacía, pero ese día tenia las fuerzas para correr lo suficiente y que no lo agarrara tarde, sus compañeros lo siguen con la mirada hasta que se sienta en una de las ultimas sillas de la última fila, detrás de sus amigos y saluda con su mano izquierda a cada uno de ellos.

- Minott. - le dice al último que saluda, con una sonrisa en su cara.

- Caballero, otra vez tarde. - le dice Kevin Minott, un compañero con un cabello de colochos y corto, y como su apariencia lo demuestra, alguien bastante inteligente y ordenado, además de que es alguien con mucha etiqueta y que no se le pasaba nada por delante.

- No llegue tarde, logre llegar a tiempo, bueno, eso creo. ¿Alguna noved... - las palabras de Johnny fueron silenciadas por la mirada de la profesora, que esperaba a que cada uno hiciera silencio para comenzar con la lección. - Hablamos después.

Ese día, comenzaba bastante normal a los lunes de semanas pasadas y 3 horas después, estaban en recreo, hablando sobre diferentes temas.

- Ya te lo he dicho, si yo estuviera en esa historia me ofrecería como voluntario, no dejaría que escogieran a alguien más y de arma, tal vez tendría un mazo o una hacha, todavía no se cual escoger. - dice Johnny, antes de tomar un poco del jugo que tiene en su mano derecha.

- Yo prefiero hacer una historia, antes de ser protagonista de una, además cambiaría un poco ese tema, no me gustan las historias con violencia, pero,... - dice Kevin, antes de que Johnny lo interrumpa.

- Hagamos un cuento, aunque parezca tonto, pero solo por diversión. Tomemos a algunos de aquí como ejemplo, ¿qué tal? ¿Aceptas? - le pregunta, con una sonrisa maliciosa en su cara, mientras el ruido de sus compañeros y de los demás estudiantes se escucha por todo el colegio, a esa hora.

- No, no me quiero comprometer con otra cosa, prefiero concentrarme primero en el estudio, y tal vez después lo pensare. - dice Kevin con un movimiento negativo de su mano derecha, un segundo antes de que se escuche el timbre de regreso a clases.

Al entrar a un aula ubicada en otro lugar de la institución, los 30 compañeros se sientan en forma de círculo en el interior del aula, mientras la profesora de filosofía entra al aula con una gran cantidad de hojas como un folleto y se los entrega a cada uno de los alumnos.

- Atención, tenemos un examen sorpresa. - le dice a los alumnos, y en ese momento comienzan a replicar, ya que no era normal en ese país hacer exámenes sorpresas, pero aunque a la profesora no le importara lo que decían los estudiantes, comienza a repartirlos a cada uno. - Cuando lo terminan de hacer, vienen y lo colocan sobre mi escritorio, después de eso les explicare algo.

Después de 40 minutos de silencio, el ultimo alumno que terminar de hacer el examen, lleva a donde la profesora y le entrega su examen, y se sienta en su pupitre.

- Bueno, esto no era un examen, solo era una prueba que me envió el director, para que todos los estudiantes de undécimo año la hicieran, dentro de unos 10 minutos, todos tendrán que ir al gimnasio y ahí el director con dos invitados especiales, le explicaran porque hicieron esto, pero, ¿han escuchado de la Piedra Mezar?

- ¿Esa no es la piedra que fue encontrada hace un mes por unos científicos turcos? Ayer escuche algo en las noticias, dicen que pertenecía a la piedra que cubría el sepulcro de Jesús después de que fue crucificado, ¿verdad? - dice una compañera, que siempre se sentaba en la parte más adelante del aula, pero en ese momento ocupaba un lugar al lado de la profesora.

- Si, esa misma. El director solo nos dijo que ellos venían, para hablar sobre algo que tiene que ver con esa piedra extraña. Entonces, por el momento, solo queda esperar. - dice la profesora, mientras se coloca en pie y camina hacia la puerta, para abrirla y esperar a que alguien llegue para llamar a los alumnos.