Al Diablo Con El Amor.
Capitulo 1: Despechados
Okey, sé que algunos deben seguir queriendo leer el próximo capítulo de El futuro que nunca esperé. No voy a borrarla, solo que aun estoy escribiéndolo, la verdad tengo otros fics y debo darles la misma atención. Este fic va a ser Samink, que es de mis parejas favoritas, ojalá les guste. Saludos.
Disclaimer: Súper Smash Bros no me pertenece, yo solo uso los personajes con el fin de entretener
Era una hermosa noche en la mansión de los Smashers y aun más para cierto héroe rubio de ojos azules, quien se encontraba en cenando balcón a la luz de las velas con su amada princesa de cabello castaño y ojos azules, a la cual al fin le confesaría sus sentimientos luego de años de guardárselos. Para eso había preparado una romántica cena que Peach le había recomendado, pero eso es punto y aparte. El joven héroe observaba con ternura como su amada princesa degustaba las delicias que él y Peach se habían matado cocinando todo el día para ella. Para la ocasión Link se había cambiado su habitual vestimenta verde y usaba un traje negro muy elegante que Peach casi lo había obligado a ponerse, además había peinado hacia atrás su rebelde cabello rubio dándole un toque de galán de película. Link se encontraba increíblemente nervioso, ese día por fin pediría a Zelda que aceptase ser su novia. Se lo había pensado durante varias semanas antes de decidirse, y cuando por fin lo hizo, se pasó otra semana planeando la ocasión.
―――――FLASHBACK―――――
Mario, Snake, Luigi e Ike se encontraban en el cuarto de este último jugando poker en el suelo y charlando sobre sus vidas. Por fin tenían un día libre luego de semanas y semanas luchando contra Taboo y en el campeonato Brawl que se reanudó después de su aventura en el sub espacio.
― Que día tan tranquilo― comentó Mario dando un suspiro de tranquilidad y cambió una carta.
― Al fin se acabaron los psicópatas―dijo Snake y cambio tres cartas―. Demonios, jamás me salen los ases.
Luigi cambio una carta y sonrió con suficiencia― ¡Cómanse esta, cuatro ases! ― exclamó mientras azotaba sus cartas en el suelo y al instante todos se quejaron.
Luigi trató de tomar sus ganancias pero fue detenido por Ike.
―Así que tienes cuatro ases, que casualidad ―dijo― ¡Porque yo también!
Ahora todos veían atónitos a Luigi, él jamás había jugado sucio en su vida, su rectitud rayaba la estupidez. Verlo hacer trampa era tan fuera de lugar que no se podía ni explicar. Pero de pronto Snake sujetó a Luigi del cuello y desenfundó su calibre cuarentaicinco de su cintura. Todo el mundo se asustó.
― ¡Oye! ¡Oye! ¡No hay que ser tan extremista! ― gritó Mario temiendo por la vida de su hermanito.
― Sabes Luigi― dijo poniéndole el cañón del arma en la mejilla derecha―. Solo hay dos cosas con las que no se le puede hacer a un hombre a un hombre: traicionarlo y hacerle trampa en el poker. Dime Luigi, ¿Planeas traicionar a un camarada?
― ¡Y-y-y-y-y-yooo! ― balbuceaba Luigi y de pronto se desmayó.
― ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡HAY DIOS, CASI SE ORINA ENCIMA! ― dijo Ike destartalándose de la risa en el suelo― ¡Fui yo quien hizo trampa y lo culpó! ― confesó de forma impune.
― ¡¿CUÁL ES TU MALDITO PROBLEMA?! ― dijo Mario sujetando a Ike por el cuello, por su culpa casi mataban a su hermano y él riéndose tan campante.
De pronto Snake le dio un cachazo con su arma a Ike, dándole justo en la sien. ― Para que se te quite― dijo serio.
― ¡Oye! ¡Tampoco era para tanto! ― rebatió Ike limpiándose un poco de sangre de su herida, y es que el golpe había sido bastante fuerte.
― ¡Cállate idiota! ― espetó Mario dándole un coscorrón a Ike.
―Ustedes son malos conmigo― dijo el mercenario sobándose la cabeza en el suelo.
―Deja de quejarte, por tu culpa casi muere un inocente― dijo Snake. La seriedad en su rostro hasta asustaba.
― ¿De verdad ibas a matarlo? ― preguntó Mario asustado.
―En el poker no se hace trampa― siseó el soldado con su mirada más amenazante.
― ¡Entonces dale una paliza a este idiota! ― exigió el héroe del reino champiñón.
―No sería una mala idea, quizás hasta podríamos marcarlo con un fierro― agregó Snake.
―O-oigan chicos ― musitó Ike aterrado―, esto ya no es gracioso.
― Yo lo sostengo y tu lo marcas― sugirió Mario.
― ¡AUXILIOOOO!
De pronto la puerta del cuarto salió volando por una patada voladora cortesía de Link, quien mandó a todos a volar con el estruendo. Y de paso destruyó la habitación completa. Snake quedó sobre Mario e Ike, quienes a su vez quedaron sobre el pobre Luigi.
― ¡CHICOS! ¡POR FIN SE LO VOY A DECIR! ― gritó Link de forma triunfal.
― ¿Qué demonios? ― se preguntaron todos.
Link salió del cuarto por un momento y volteó hacia todos lados asegurándose de que nadie estaba cerca― Por fin me le voy a declarar a Zelda― dijo en voz baja para que solo sus amigos lo escucharan.
De pronto a todos se les encendió el cerebro y comenzaron a vitorear la decisión de su compañero de juergas. Si, Snake también.
― ¡Enhorabuena Link! ― gritó Mario emocionado de que su viejo amigo al fin se hubiera animado a confesarle sus sentimientos a su amada.
―Me alegra chico, si quieres un consejo, solo pídemelo ―dijo Snake en pose de tipo cool.
―Va a declarársele a una chica, no aprender a vivir en la selva― espetó Ike molesto por lo de hace un rato.
Snake ante esas palabras le dio un certero puñetazo en el rostro que lo mandó a volar al otro lado del cuarto.
―Respeta a la naturaleza mocoso, me ha salvado más veces de las que podrías contar con los dedos de toda la gente en la mansión― dijo el soldado con su habitual seriedad.
― ¿Siempre eres tan intenso? ― preguntó Mario con una ceja alzada.
―No lo entenderías ni aunque te lo explicara, es cosa de soldados― respondió Snake con otra pose de tipo cool.
―En serio, ¿Cómo haces todo eso del tipo duro? ― preguntó nuevamente Mario.
―Para saber eso tendrías que ser como yo, que me he enfrentado a insurgentes iraquís, insurgentes soviéticos, insurgentes americanos, insurgentes coreanos, insurgentes chinos y posiblemente algún día, insurgentes costarricenses contratados por insurgentes americanos.
―Hay demasiados insurgentes en tu mundo ― señaló el fontanero.
― No tienes ni idea― dijo Snake mientras se acercaba a la única ventana de la habitación.
― ¿Espera, no se supone que en ese país, Costa Rica, no hay ejército ni milicias o cosas así? ¿Cómo es que llegan los insurgentes ahí? ― preguntó Ike.
―Esos costarricenses planean algo, lo sé. Puedo olerlo― respondió Snake mientras miraba al jardinero de la mansión a través de unas persianas― ¡Algún día te descubriré Joaquín! ¡A ti a tu grupo de insurgentes! ― gritó haciendo que el jardinero se volteara.
― ¡Deje de acosarme señor culebra! ― recriminó el hombre, que aparte de tener unos setenta años, no parecía en absoluto peligroso.
― ¡Deja de llamarme así! ¡Me llamo Snake!
― ¡Usted está loco!
― ¡No dirás lo mismo cuando te ponga a ti y a tu grupo de rebeldes tras las rejas!
― ¡Jódase y déjeme trabajar!
Snake se apartó de la ventana y volvió a centrar su atención en sus amigos.
―Eres demasiado paranoico― comentó Mario.
―Lo mismo me decían de Estados Unidos cuando dijo que Alemania atacaría, y luego esos malditos iniciaron la segunda guerra mundial― se excusó el soldado veterano.
―Me sigues pareciendo un paranoico― dijo Mario.
―Un momento, ¿Qué no tenía cortinas? ― dijo Ike viendo que mágicamente ahora tenía persianas.
―Oigan ¿De qué hablábamos hace rato? ― preguntó Mario recordando que se había olvidado de algo importante.
―Quizás debería, invitarla a un paseo, o tal vez de viaje al reino champiñón. No, definitivamente lo haré aquí ―murmuraba Link en una esquina mientras usaba al aun inconsciente Luigi como silla.
― ¡Oh, cierto! ¡Link se le va a declarar a Zelda! ― gritó Ike, quien fue rápidamente silenciado por otro cachazo, cortesía de Snake.
― Deja de gritar, mocoso― ordenó el soldado.
―Oye, Link― decía Mario tronándole los dedos frente al rostro.
― ¡¿Eh?! ― exclamó el rubio.
― ¿Ya decidiste como se lo vas a decir? ― indagó Snake.
―Pues no, para eso vine con ustedes, para que me asesoren― respondió el héroe de Hyrule alzando el pulgar.
― Pues has venido al lugar indicado, yo sé todo lo que hay que saber sobre mujeres― comentó Mario con pose de tipo cool mientras se acariciaba el bigote.
― ¿En serio? ¿Tu? ― preguntó Ike con una ceja alzada.
De pronto una vena se marcó en la frente del fontanero― ¡PUES YO TENGO NOVIA! ― gritó furioso y agregó: ― ¡NINGUNO AQUÍ PUEDE DECIR LO MISMO!
― He tenido más amantes insurgentes de las que podrías contar con los dedos de toda la gente de la mansión― dijo Snake recostado en una esquina mientras se fumaba un puro. Y por supuesto, parecía un tipo cool.
― ¡MALDITO SNAKE! ¡¿NO PODÍAS DEJARME TENER UN MOMENTO DE GLORIA?! ― reclamó el fontanero.
― No hay piedad para los débiles ―declaró Snake―Ven muchacho, seré yo quien te revele los secretos de la seducción― agregó Snake caminando hacia Link para luego llevárselo del cuarto y dejando atrás a un furioso Mario quien era sostenido por Ike, y Luigi, Luigi solo seguía inconsciente.
―――――FIN DEL FLASHBACK―――――
Ahora Link no solo sabía de modales, había sido entrenado rigurosamente en las artes de seducción y estaba seguro de que tendría éxito. No podía fallar.
― Que hermosa noche― comentó el rubio mientras se servía un poco más de la botella de vino tinto que Marth le había regalado.
― Tienes razón, es muy linda― dijo la castaña mirando el hermoso paisaje que se podía admirar desde el balcón.
― ¿Qué tal está?― preguntó Link con una mirada seductora mientras cortaba un trozo de filete.
Zelda terminó de tragar su bocado, se limpió con una servilleta y dijo: ―Está deliciosa, gracias.
…
Mientras tanto en la sala de la mansión, el resto de los Smashers se encontraban viendo la romántica cena de Link y Zelda gracias a una cámara espía cortesía de Snake quien también se encontraba ahí.
― ¡Vamos! ¡Díselo de una vez! ―dijo Peach quien a cada momento se emocionaba más al ver que esos dos al fin podrían estar juntos. Además de que al fin podrían tener citas dobles como ella y Link habían fantaseado muchas veces.
― Tu puedes chico, el fracaso no es una opción― animó Snake pues el tiempo en que entrenó a Link se habían hecho muy buenos amigos, por lo que había ayudado a los demás a preparar todo para la cena.
― Creo que me voy a ir a dormir― comentó Marth bostezando.
― ¿No puedes aguantarte? Ya le va a hacerle la pregunta― espetó Mario viendo que el peliazul se quería largar.
― Bueno, me quedo un rato― contestó el príncipe de Altea.
…
De vuelta con Link y Zelda, estos se hallaban charlando amenamente mientras comían su plato principal que era sopa de calabaza con barbo oloroso y queso de cabra que el mismo Link había preparado gracias a la ayuda de sus amigos que le habían conseguido los ingredientes mientras él cocinaba el postre.
― Sabes Zelda, hace mucho que quería decirte algo, pero no me animaba― dijo Link tomando la palabra haciendo que los Smashers de la sala comenzaran a emocionarse.
― Que casualidad yo también― dijo Zelda a lo que Peach casi se desmaya pues pensó que harían una doble confesión.
― Tu primero― exclamó Link cediéndole la palabra a la castaña.
― Pues veras, dado que eres mi mejor amigo y que siempre has estado a mi lado…― musitó Zelda haciendo que Link y los demás se emocionaran― quiero hacerte una confesión― agregó poniéndose roja de la pena.
― Prosigue― dijo el rubio de forma calmada y madura― (¡Se me va a declarar! ¡Se me va a declarar!) ― pensó emocionado. Casi se ponía a llorar de la alegría.
― Pues ya que estamos aquí en privado quería decirte que… estoy saliendo con Marth― dijo Zelda contando su gran secreto.
― ¡Siii! ― gritó Link hasta que en su cerebro algo hizo "click" y comenzó a procesar la información que acababa de oír― Espera ¿Qué? ― preguntó con una mueca de desconcierto.
―Pues eso, que estoy saliendo con Marth, eso era lo que quería decirte― contestó Zelda extrañada ―. Y ya llevamos dos meses juntos― dijo Zelda soltando su gran secreto―. Uff, me siento mejor de habérselo dicho a mi mejor amigo. No puedo esperar a decirle al resto de la mansión― agregó feliz.
…
Devuelta con los Smashers en la sala, estos oían atónitos la confesión de Zelda. Nadie, jamás, en su vida se lo hubiera esperado.
― Que maldita― dijo Wario asombrado. Ni todos los actos ruines que había visto y cometido en su vida se comparaban con haber ilusionado al pobre Link para luego salirle con ese chorro de babas.
De pronto todos voltearon a ver a Marth para reclamarle, pero este ya se había desaparecido sin hacer silencio ni alertar a nadie.
― Pobre idiota, casi me da lástima― comentó Ganondorf negando con la cabeza.
― ¡Ese princeso maldito me va a escuchar! ― vociferó Peach furiosa. Todo el maldito día se había esforzado ayudando a Link enseñándole modales, ayudándole en la cocina y eligiendo la ropa adecuada para la ocasión, todo ese esfuerzo solo para que al final Zelda saliera con que siempre si no.
― Peach, cálmate― dijo Mario tratando de apaciguar a la furia que tenía por novia. En todos sus años juntos nunca la había visto así de furiosa.
― ¡Pero es que ellos se pertenecen Mario! ¡Solo míralos! ― gritó Peach apuntando a la pantalla donde se podía ver a un shockeado Link quien ni siquiera se movía―. ¡Se ven tan perfectos juntos que hace que nosotros nos veamos disfuncionales!― agregó sintiendo que iba a llorar.
― ¿Disfuncionales? ― preguntó Mario impactado por esa revelación.
…
Marth por su parte se encontraba corriendo a toda velocidad hacia su cuarto, el peliazul iba dispuesto a sacar sus pertenencias y desaparecer un tiempo hasta que todo se calmara― ¡De regreso a Altea! ― exclamó apresurando el paso. Si Link lo agarraba era seguro que lo mataría por haberle quitado a su amada a escondidas.
…
En la terraza de la mansión las cosas no iban muy bien que digamos, Link seguía petrificado y Zelda lo miraba como si fuera un bicho raro.
― ¡¿Cómo que sales con Marth?! ― preguntó Link una vez que recobró el sentido, estaba muy enojado y dolido.
― ¡No me grites Link! ―vociferó la soberana de Hyrule― ¡¿Y por qué te pones así?! ― preguntó a lo que Link y todos los Smashers la observaban incrédulos de lo que oían ¿En serio era tonta como para no darse cuenta de lo que Link sentía por ella? Al parecer sí ― ¿Te molesta
― ¡¿Qué por qué me pongo así?! ― preguntó Link furioso e incrédulo― ¡Es porque me gustas! ― gritó dejando a Zelda sin habla― ¡Siempre me has gustado! ― agregó dejando aun más impactada a la castaña.
― ¡No lo sabía!― se defendió Zelda recobrándose del shock inicial.
― ¡Pero si era obvio! ¡Toda la mansión lo sabe! ¡En Hyrule lo saben! ¡TODOS EN EL MALDITO MULTIVERSO LO SABEN! ¡Hasta el desgraciado de Taboo lo sabía! ― gritó Link poniéndose de pie y comenzando a caminar en círculos mientras se tomaba el rostro con la palma izquierda― ¡¿Por qué creíste que preparé esta cena romántica?! ¡¿Porque quería cenar con mi mejor amiga a la luz de las velas?! ― preguntó sarcástico.
― Lo siento mucho Link, pero yo solo te veo como un amigo― dijo Zelda endureciendo su semblante.
Link no se lo podía creer, ¿Solo como un amigo? ¡Al diablo! Él había sido el que se arriesgó para salvar su reino de la oscuridad con la única ayuda de Midna, es más, de no haber sido por él Hyrule estaría siendo dominado por ese psicópata de Ganondorf ¿Qué había visto en Marth que no tuviera él? Aparte de un reino.
― ¡¿Y que tiene Marth que no tenga yo?! ― dijo Link haciendo esa típica pregunta de despechado.
― Él tiene todo lo que busco en un hombre― contestó Zelda segura de sus palabras.
― ¡¿Hombre?! ¡MARTH ES GAY! ― gritó a los cuatro vientos haciendo que Zelda se enojara.
― ¡Él no es gay! ― gritó Zelda queriendo salvar la honra de su amado.
― ¡¿Qué no es gay?! ― preguntó el rubio con el máximo sarcasmo― ¡Él usa champú con extracto de camelias! ¡Camelias! ― espetó con una risa que se movía ente burlona y psicópata.
― ¡No tiene nada de malo que quiera cuidar su cabello! ― rebatió Zelda frunciendo más el ceño.
― ¡Usa más maquillaje que tu y Peach juntas! ¡Ningún hombre de verdad usa maquillaje! ― contrarrestó el ojiazul a la brillante defensa de su ex amada.
― ¡Eso no es algo que te importe! ¡Y no es maquillaje! ¡Son cremas para el acné! ― espetó la castaña sintiéndose molesta por ese pequeño detalle.
― ¡Incluso usa una maldita tiara! ¡Eso es de chicas! ― agregó el héroe del crepúsculo tratando de comprender cómo es que Zelda lo había cambiado por ese afeminado.
― ¡¿Qué sabe un campesino ignorante como tú de la realeza?! ― preguntó Zelda de forma altiva para luego taparse la boca. Link siempre era alguien servicial y agradable, pero si algo odiaba en el mundo es que le dijeran campesino ignorante ya que no le permitía a nadie que lo hiciera de menos por su humilde origen, ni a él ni a las buenas personas que siempre daban lo mejor de sí en sus labores diarias y que lo criaron como propio― ¡Espera Link! ¡No quise decir eso! ― se apresuró a decir la soberana de Hyrule, pero ya era tarde y el daño estaba hecho.
De pronto Link se quedó quieto sin hacer ni un ruido, inmediatamente agudizó su oído y pudo escuchar un singular correteo que se alejaba de la mansión, al acercarse al pasamanos del balcón pudo divisar a Marth quien cargaba una maleta y salía corriendo por el jardín frontal como alma que lleva el diablo. Sin perder tiempo, Link sacó su cetro de control de una de las alforjas que nunca se quitaba y lo usó para mover una estatua del jardín haciendo que esta golpeara a Marth y lo derribara.
― ¡Ya verá ese maldito traidor! ― rugió Link mientras brincaba del balcón que estaba en el tercer piso de la mansión.
…
― Que dolor― dijo Marth por lo bajo retorciéndose en el suelo cual gusano.
El pobre peliazul se iba a poner de pie para seguir corriendo hasta que sintió que le ponían algo muy pesado en el pecho. Al voltear hacia arriba se topó con Link, quien lucía una expresión homicida en su trostro.
― ¿A dónde crees que vas, Marthy? ― preguntó Link con una pesada aura de odio y muerte rodeándolo.
― I-iba a ver s-s-si me n-n-n-n-necesitaban en mi reino― contestó Marth sintiendo que le iban a cortar la cabeza… y así era pues Link ya tenía desenfundada su espada de Ordon la cual nunca dejaba.
― ¿Creíste que era divertido darme una botella de vino para mi cena y burlarte de mí a mis espaldas? ― preguntó Link recordando la hipócrita sonrisa de Marth cuando le entregó aquella botella que con tanto aprecio había recibido y por la cual hasta lo había abrazado.
― ¡Lo siento! ¡Es que no sabía cómo decírtelo! ― dijo Marth tratando de excusarse, estaba a segundos de rogar por su vida.
― Muy tarde Marthy― dijo Link levantando su arma―, hoy te toca tu ejecución por ser un traidor― agregó para luego dejar caer la afilada espada con claras intenciones homicidas pero…
― ¡Din´s Fire! ― gritó Zelda lanzando una esfera de fuego que golpeó a Link a quemarropa haciendo que este soltara su espada y cayera al suelo inconsciente.
― ¡Marth! ¡¿Estás bien?! ― preguntó Zelda viendo como su afeminado, que diga, amado estaba tirado en el suelo respirando pesadamente por el pisotón de Link.
…
Apartado de todo eso, cierta rubia caza recompensas se encontraba vigilando a cierto peliazul mercenario que se encontraba en la sala de entrenamiento, mordiéndose las uñas y pensando en cómo habría ido la cena de Link. Ike sabía de lo de Marth y Zelda, pero al igual que su amigo Marth, no pudo encontrar la forma de decírselo sin que quisiera matarlos a ambos.
―Hola ―saludó Samus tratando de parecer casual.
― ¡AAHHH! ― gritó Ike del susto, por un momento creyó que era Link quien se acercaba― ¡Oh, Samus! ― dijo más calmado mientras se sujetaba el pecho para tratar de calmar su ritmo cardiaco.
― ¿Qué rayos te pasa? Parece que hubieses visto un fantasma― comentó Samus extrañada de que Ike estuviera tan asustado.
― ¡Nada, nada! ― se excusó el mercenario―. Mejor dime, ¿Cómo le fue a Link en su cena? ― preguntó de forma hipócrita y con todo el cinismo posible.
―Pues mal ― dijo Samus―. Zelda rechazó a Link y lo peor es que llevaba dos meses saliendo con Marth, y él muy infeliz no le pudo decir antes.
De pronto Ike comenzó a ponerse pálido― ¿En serio? Que malnacido― exclamó.
―Si, es un desgraciado ― dijo Samus siguiéndole la corriente― Dime Ike, ¿Alguna vez te has enamorado de una chica? ― preguntó tanteando el terreno. Link no era el único que quería declararse, Samus, al igual que él, estaba enamorada de Ike casi desde el primer momento en que lo vio y quería ir conociéndolo poco a poco para ver si tenía alguna oportunidad.
―Pues ahora que lo dices, sí― contestó Ike, quien se sentía bastante contento de cambiar de tema, aunque fuera algo así de personal.
― ¿En serio? ― preguntó la caza recompensas poniéndose seria, que bueno que llevaba su armadura completa para disimular sus gestos― ¿Y quién es? Digo, si se puede saber.
― Bueno, creo que puedo confiar en ti― dijo Ike, cualquier cosa por alejar la imagen mental de Link atravesándolo con la Master Sword.
― Pues anda, cuenta― Samus se veía bastante impaciente por saber.
―Pues es rubia― comenzó Ike y Samus se emocionó, no había muchas rubias en la mansión―. Tiene ojos azules― otro punto para Samus―. Es de piel blanca e inmaculada ― a cada palabra Ike se ponía más sonrojado y Samus se emocionaba más― Y viene del espacio― ese fue el golpe de la victoria para Samus, jamás creyó que Ike sería tan directo con ella. Si era hasta obvio, siempre le apartaba un asiento a su lado en el comedor.
Samus estaba tan emocionada que hasta se decidió a declarársele también― Ike yo…
― Como quisiera poder declarármele a Rosalina― comentó Ike algo triste y sin darse cuenta de que interrumpió a Samus, al mismo tiempo que rompía en mil pedazos sus esperanzas―. Y mira que ella es la mujer perfecta.
Pobre Samus, estaba tan emocionada que se olvidó que la descripción que Ike daba, la compartía con Rosalina. Ambas rubias, de ojos azules, piel blanca y venían del espacio.
― Sabes Ike, me voy a dormir, que pases buena noche― exclamó la caza recompensas saliendo del lugar con el corazón roto y dejando a Ike algo confudido.
―Al diablo con el amor― siseó la Samus ya lejos de Ike.
…
De nuevo con Link, este se hallaba despertando con un gran ardor en la espalda producto del Din's fire de Zelda. Se extrañó de que no estuviera tirado en el jardín sino en la enfermería.
― Al fin despiertas― dijo alguien al lado del rubio.
Link se volteó y se encontró con el doctor Mario, el primo de Mario que compartía su nombre.
― ¿Cómo te sientes? ― preguntó el doctor.
― Uno de mis amigos se quedó con mi chica, ella me lanzó un ataque de fuego en la espalda y no recuerdo haber pasado peor humillación en mi vida ¿Cómo cree usted que me siento? ― preguntó Link, bastante enojado.
― Que genio― dijo el doc alejándose un poco del convaleciente rubio―. Si quieres te puedes quedar, ya curé tus heridas y estás bien, pero te aconsejaría que te quedaras.
― ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ― indagó el rubio sentándose en la camilla donde estaba recostado.
― Unas cuatro horas, creo que ya son como las doce― respondió el doc dándose la vuelta para ordenar unos papeles.
― Adiós doc, disculpe mi genio y gracias por todo― dijo el joven elfo antes de marcharse y sin esperar respuesta del buen doctor.
De camino a su habitación Link notó que ya todo el mundo estaba dormido, seguramente creyeron que no despertaría sino hasta mañana. Justo cuando creyó que su noche no podría ponerse peor, olvidó que el balcón donde había estado cenando con su ex amada, se encontraba de camino a su alcoba. Maldita fueran su suerte y su memoria.
Aun contra su lógica, Link se acercó al lugar, solo para ver como toda la decoración y la comida yacían arruinadas, en gran parte por su culpa, en la mesa pudo divisar la botella de vino que le había dado Marth, la cual estaba a poco más de la mitad. La tomó con la mano izquierda y por un momento se sintió tentado a lanzarla por el balcón, pero luego reflexionó y pensó que era un vino demasiado bueno como para desperdiciarlo, incluso si venía del bastardo de Marth.
Ya con la botella de vino, Link se encaminó hacia su habitación, en la cual, se puso a beber de la botella hasta que perdió la consciencia, no sin antes proferir un: ― Al diablo con el amor.
¡Hasta aquí!
Espero que les haya gustado este primer capítulo y me dejen sus opiniones acerca del mismo, por cierto, para los que leen mis otros fics, habrán notado que cambié un poco mi forma de escribir, espero que les haya agradado y quizás en una quincena suba el próximo capítulo de "El futuro que nunca esperé". Saludos.
