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Disclaimer: Los personajes de K-ON! son propiedad de Kakifly y yo solo los uso para fines de este fic.

Un día por la mañana, como costumbre, Yui dormida, lo cual no era para nada de extrañarse para su hermana menor Ui, quien subió, lentamente, hasta la habitación de su hermana para despertarla. Al entrar en su cuarto, la vio totalmente hecha harapos, abrazada de su guitarra.

- Arriba, onee-chan…- le decía mientras la mecía suavemente para despertarla.

Yui hizo un gesto, demostrando que estaba a punto de despertarse; se talló los ojos y después de un largo bostezo, abrió los ojos, y sonrió a su hermana.

- Buenos días Ui, ¿ya está el desayuno?- preguntó aún medio adormilada.

- Si, pero alístate ya o llegaremos tarde a la escuela- le dijo con un tono autoritario, pero sin perder su amabilidad habitual hacia su hermana.

Yui hizo un enorme esfuerzo para levantarse de la cama, haciéndolo con mucha pereza, pero cuidando de no lastimar a su guitarra. Vio que Ui ya le había preparado su uniforme, bien doblado y listo en la mesa de su cuarto, solo era para alistárselo; eran esa clase de detalles que hacían que Yui se preguntara "¿qué haría sin ella?".

En solo 15 minutos, tiempo record para ella, ya estaba lista para salir de la casa, por lo que tuvo buen tiempo para desayunar tranquilamente.

- Hoy te quedarás a practicar, ¿verdad?- preguntó Ui con curiosidad.

- Si, ya son las ultimas clases, por eso debemos practicar mucho- dijo Yui con mucha emoción, tal vez más que la necesaria, ya que terminó tirando su vaso de jugo.

Después de terminar de desayunar, y de una larga disculpa por parte de Yui, ambas chicas salieron de su casa, igualmente, con mucha calma.

Al llegar la escuela, Yui vio a Azusa llegando, y como era su costumbre, corrió hacia ella, y la abrazó por la espalda.

- Azu-nyan… buenos días…

- Sempai, usted siempre hace esto- se quejó Azusa intentando zafarse de ella, pero la trampa que eran los brazos de Yui era casi irrompible.

Después de un rato, Azusa pudo zafarse, aunque muy agotada no pudo soportar la segunda oleada de abrazos que le dio, y que solo se detuvo cuando el timbre de la entrada sonó, entonces, con mala cara, la dejó en paz, al menos hasta el día del recreo.

Durante las clases, Yui no puso atención, aunque fuera eso costumbre, pero ahora fue porque tenía algo en mente, algo que la tenía preocupada desde hacía un tiempo, y eso era el tiempo que le quedaba en esa escuela, que ya era cada vez menos, y aún tenía algo que hacer, algo importante, pero, cada vez que la veía, no podía hacerlo, y sus nervios le ganaban.

Durante el receso, Yui no fue a buscar a Azusa como era su costumbre, de hecho, ni siquiera notó que las demás le hablaban para comer juntas, en cambio de eso, caminó por la escuela, sin ningún rumbo, solo pensando en "¿cómo iba a decírselo?". Era algo muy importante que debía hacer, y le quedaba poco tiempo. En no más de un mes, ella estaría en la universidad, y entonces ya no la vería más, pero, al solo verla, se le olvidaba todo.

Acabando las clases, Yui fue interceptada por Ritsu, Mio y Mugi, a quienes claramente preocupo mucho.

- ¿Qué te pasa Yui?- le preguntó Mio en tono de preocupación.

Yui no supo bien cómo responderles, ya que, su problema era demasiado delicado, y hasta ese momento, no se lo había confiado a nadie, es más, en cierto punto de su vida se había hecho a la idea de quedarse callada, de no decir nada, y dejar que su problema se fuera solo, pero, ella misma se amonestó por pensar así, y, en ese momento, decidió confiar en sus grandes amigas.

- Tengo que pedirles un favor- dijo Yui con poco ánimo, pero convencida de que sus amigas le iban a ayudar con su problema.

En el salón del club, Azusa ya se encontraba practicando, esperando a sus sempais, aunque ella sabía que ellas iban a llegar tarde. En ese momento, Yui entró, pero, en lugar de hacer su acto de siempre, se limitó a sonreírle a Azusa en cuanto la vio.

- Hola Azu-nyan, ¿cómo fue tu día?- dijo amablemente, lo cual hizo atemorizar a Azusa, quien dio un paso atrás, asustada, esperando a que en cualquier momento ella se le abalanzara, pero eso no pasó, al contrario, Yui se quedó ahí, plantada, pero con su sonrisa impecable de malas intenciones, de hecho, Azusa notó algo distinto en esa sonrisa, a pesar de que, antes le sonreía, y muy seguido, pero ahora, su actitud era muy distinta a lo usual.

Yui se veía muy distinta; no solo no se le había echado encima en cuanto la vio, sino además, estaba ahí parada, mostrando una sonrisa, que, viéndola bien, era hipnotizante, y, viéndola de otro punto de vista, atractiva.

- Bu-bueno, todo fue bien- dijo aún algo insegura de su propia seguridad, pero, cediendo un poco de terreno.

Yui se sentó en el sillón, y dejo sus cosas a un lado. Azusa empezó a sentir un aura extraña al verla así, ya que, no era su comportamiento usual.

- ¿Todo bien Sempai?- preguntó Azusa claramente preocupada.

- Si, todo bien- respondió Yui, pero sin mirarla, en lugar de eso, miró hacia el suelo.

En ese momento, Yui suspiró, y con la exhalación, puso sus pensamientos en orden; debía estar totalmente segura de lo que le iba a decir, ya que, en ese momento, no había vuelta atrás.

- Verás, Azusa…- empezó a hablar, un poco indecisa al principio-… quería hablar contigo.

Le hizo un además a Azusa para que se sentara a su lado, el cual entendió rápidamente, y, con más preocupación que curiosidad, se acercó, dejó su guitarra a un lado, y se sentó junto a Yui.

- Como sabes, no falta mucho para que nos graduemos,- comenzó Yui, con voz temblorosa-, y bueno, antes de irnos, hay algo muy importante que quería decirte…

Yui se notaba demasiado nerviosa, jugaba con sus manos, y sus mejillas estaban encendidas, y esto fue rápidamente notado por Azusa, quien se sentía muy extraña por el aura que se había creado en ese momento. No se sentía ni alterada, ni nerviosa, ni mucho menos molesta (que era lo más común que sucediera), se sentía rara, pero, con una extraña pizca de tranquilidad, y su corazón comenzó a acelerarse, solo con ver la cara de nerviosismo de Yui.

- Verás, primero me quería disculpar, si te he molestado mucho desde que nos conocimos… no lo hacía con intenciones malas, es solo que…

Cada palabra que Yui decía, era un escalofrío que recorría por la espalda de Azusa.

- "No puede ser cierto"- se decía a sí misma, ahora tan nerviosa como la misma Yui, qué ya comenzaba a sudar-. "No puede ser posible, no puede estar pasando esto… ella no puede estar…"

-Cuando te veo…- prosiguió Yui, interrumpiendo el pensamiento de Azusa-… dentro de mí, suceden muchas cosas, y bueno, cuando estoy cerca de ti, mis ganas de abrazarte son muchas, pero, no me puedo controlar… sinceramente, cuando te veo, pierdo el control… yo suelo ser muy juguetona, pero, contigo es muy diferente…

Azusa sentía que debía de correr, pero, a la vez tenía curiosidad de saber que si lo que pensaba era correcto, o que si solo era imaginación suya.

- "En realidad no puede estar pensando eso… es imposible… esta no es Yui-sempai…"

En ese momento, Yui miró a los ojos a Azusa, y al hacerlo, muchas de sus dudas se esfumaron. Si era la misma Yui que conocía (por la mirada también sabía que no se trataba de Ui), y, estaba totalmente segura, de que si era la situación que ella pensaba, lo cual la hizo sentir aún más incómoda que antes.

Sin notarlo ninguna de las dos, la puerta del cuarto de música se abrió lentamente, y solo una pequeña rendija, lo suficientemente grande como para que Mio, Ritsu y Mugi pudieran ver lo que sucedía adentro.

- Verás… antes de graduarme, hay algo muy importante que tengo que decirte, y con toda la seriedad que puedo tener- en ese momento, Azusa quiso escapar, pero, como si pudiese leer su mente, Yui tomó su mano-. Por favor, déjame terminar.

En ese momento, el corazón de Azusa corría como un velocista olímpico rompiendo todos los records existentes, pero, lejos de querer huir (aunque si lo había pensado por unos momentos), ella decidió quedarse, y enfrentar la realidad que se le ponía enfrente.

- Desde que te conocí, supe que eras una persona muy especial.- continuó Yui acercándose un poco más-. Sabía que serías muy especial en mi vida, y que al estar cerca de ti, muchas cosas maravillosas sucederían, pero, fueron aún más maravillosas las cosas que sucedieron en mi interior…

- "Por favor, dilo ya"- se decía a si misma Azusa, que sentía que explotaría en cualquier instante, con el más mínimo estruendo.

- Y bueno… verás… yo…- con cada palabra, ambas chicas se acercaban aún más-… solo quiero decirte… que tú….

En ese momento, un estruendo sonó en la entrada. Las tres espías cayeron al suelo, destrozando toda el aura. Yui y Azusa dieron un salto al escuchar el estruendo, pero, al ver de lo que se trataba, Yui se vio claramente molesta, pero, lejos de decirles algo, notó que Azusa, por el susto, se había desmayado.

Azusa abrió los ojos, y veía un poco borroso; tardó unos segundos en darse cuenta del lugar en el que estaba. Se encontraba en su propia cama, y suspiró de alivio al pensar que solo había sido un mal sueño.

- Vaya, te has despertado ya, Azu-nyan.

Al oír eso, un escalofrío recorrió su cuerpo, y lentamente giró su cabeza para ver la triste realidad. En su mismo cuarto se encontraba Yui, sentada, y tomando su mano.

- Nos asustaste mucho, pero creo que ellas te asustaron más.

- ¿Qué hace aquí sempai?- preguntó Azusa nerviosa.

- Bueno, cuando te desmayaste, entre todas te trajimos aquí, y como no había nadie en tu casa, pues me quedé a asegurarme que estabas bien.

En ese momento, Yui tomó su mochila, y soltó la mano de Azusa.

- Bueno, debo irme- le dijo con una amplia sonrisa, y se dio la vuelta.

No había dado un par de pasos, cuando sintió que no podía dar un paso más. Notó unos brazos que la rodearon por la cintura.

- "¿Qué estoy haciendo?"- se preguntaba a si misma Azusa, pero, no le importaba mucho la respuesta, al menos, no esa.

- Aún no te tienes que ir- dijo en tono bajo, claramente avergonzada por lo que decía, pero no podía dejar que se fuera-. Aún no hemos terminado nuestra conversación…

Yui sentía unos enormes deseos de abalanzarse hacia ella, pero, no era esa Yui la que quería que saliera en ese momento, al contrario, quería hacer las cosas con seriedad, así que se contuvo. Tomó las manos de Azusa, y dio un amplio suspiro.

- Ahora, en este momento, desearía abrazarte con todas mis fuerzas- dijo apretando fuertemente la mano de Azusa-. Y eso es, por que tú te has convertido en una persona muy especial para mí, hoy y siempre, lo serás… Desde que te conocí, hasta hoy, hemos pasado muy buenos y bonitos momentos, y esos me han hecho llegar hasta lo que siento hoy…

- Yo también…- interrumpió Azusa, acercándose más a la espalda de Yui-… eres muy terca, y a veces me haces pasar momentos muy vergonzosos, pero… en general…

Yui soltó una de sus manos, y la miró directamente, y con esa mirada, puso todos sus sentimientos. Ambas chicas sabían que no era necesario nada más, pero, aun así.

- Me gustas mucho, Azusa- dijo Yui sonriendo, y puso una mano en su cintura.

- Y tú a mí… me gustas mucho, no me importa que me abraces de esa manera, no me importa las vergüenzas que me hagas pasar… no te cambiaría absolutamente nada… me gustas como eres…

Pero antes de que Azusa pudiera decir una palabra más, Yui puso un dedo en sus labios, y luego, lo recorrió hasta su mejilla. Azusa entendió bien lo que eso significaba, sabía muy bien lo que venía después, pero, no opuso resistencia alguna, en cambio, cerró los ojos, y espero que sucediera lo que esperaba que sucediese.