De Bastardos y Principes

Jon

Retorciendose en la cama, Jon Snow abrio los ojos de repente, cerrandolos tan solo un instante después. Todo se sentía tan real, sin embargo, aún parecia un sueño, una pesadilla mas bien. Su padre saliendo al Sur para ser mano del Rey Robert, la muerte de este, la guerra, las noticias que recibia de Winterfell tras unirse a la Guardia Nocturna...

Le tomó uno o dos minutos darse cuenta que no estaba ni en la cama que recordaba vagamente en Winterfell, ni en la que ocupaba en Castle Black. Las sabanas y cobijas eran demasiado lujosas. Al abrir los ojos notó la decoración. Y un extraño banderín en el que estaba el lobo de la Casa Stark junto con un Dragon Rojo en fondo Negro... el de los Targaryen.

Lentamente se sentó en la cama, observando los varios libros y la espada que se encontraban en un escritorio. Levantandose, se acerco a tomarlos, entonces escuchó la puerta.

"¿Su Alteza? Su Padre el Rey se pregunta si bajará a tomar el desayuno con su familia o si se quedará en su habitación por ahora."

Jon, aun mas confundido, solo miró a la puerta antes de lograr responder.

"Bajaré en un momento." Dijo, su voz era obviamente propia, pero habia algo que no estaba bien. Lo que mas le sorprendio, es que nadie intentó derribar la puerta y llevarlo a una celda al escucharlo. Tras colocarse una camisa larga de color negro y unas botas que estaban cerca, salió de la habitación. De forma casi automatica, recorrió los pasillos del Fuerte Rojo hasta llegar al comedor privado del Rey. En el camino notó que la decoración no era el Oro y Negro de los Baratheon, sino el Rojo y Negro de los Targaryen.

Jon respiró hondo y trago algo de saliva antes de entrar, sin tener la menor idea de lo que iba a encontrar allí.

No fue sino hasta que entró, que memorias que no eran propias, pero recordaba tan vividamente como a Robb y Theon en el patio de armas de Winterfell llegaron a su cabeza.


Aegon

Aegon estaba sentado a la mesa cuando su hermano menor llegó. Sus Hermanas, Su Padre, y su madre (o madrastra mas bien) tambien estaban a la mesa.

Era curioso, que de los hijos de Rhaegar, el primer hijo de cada esposa que habia tenido se parecia a su madre. Ya mucho se decia sobre como Rhaenys habia heredado la gracia de su madre sin llevar su fragilidad. Y Aemon, bueno, Aemon era mas Lobo que Dragón.

Aegon prontó noto que su hermano no estaba bien. Preocupado, lo miró antes de hablar.

"Todo bien Aemon? Parece que has visto un fantasma." El comentario trajo un pequeño gruñido por parte de Rhaenys -quien nunca se habia llevado bien con Aemon- y una risa por parte de Visenya. Cuando Aemon simplemente asintió, y tomo su lugar usual a la mesa, todos empezaron a comer.

"Padre." Preguntó Visenya "La Tia Daenerys vendrá?"

Rhaegar sonrio ante eso, y asintió. "Ella, y Viserys, llegarán mañana de Summerhall acompañados de Lord Baratheon y Lord Connington, así que quiero que se porten bien."

Rhaenys solo suspiro, excusandose antes de pararse de la mesa y salir, a lo que siguio un suspiro de Rhaegar.

Aegon no dijo nada, solo era otra mañana de la familia real.


Lyanna

Aun despues de tantos años, Lyanna Stark no se acostumbraba a Desembarco.

Aun recordaba como su padre habia intentado hacerla casar con Robert Baratheon, a quien conoció en otra ocasión. También recordaba como el Rey Loco la habia hecho casar con Rhaegar tras la muerte de Elia y lo ocurrido en Harrenhall.

Y aún despues de tantos años, Lyanna Stark solo podia preguntarse si las cosas hubieran sido diferentes si la Princesa Elia hubiera vivido, si ella se hubiera casado con Lord Baratheon como era el plan.

Todo eso no importaba. Aún cuando su esposo era distante, perdido entre profecias y el gobierno de los siete reinos, tenia a sus hijos, a Aemon su hijo mayor, a su hija Visenya, y a Aegon, quien siendo el hijo de Elia, era para ella como si fuera propio.

También estaba Rhaenys, pero era bastante obvio que, si bien no se odiaban, tampoco es que las cosas entre ellas fueran color de rosa.

Mientras caminaba hacia el arbol, se sorprendió al ver a Aemon, simplemente parado alli, observando el rostro que habia sido tallado en el unico arbol de esta clase en el jardin real.

Acercandose, se paró junto a el, observandolo por unos instantes antes de hablar.

"Estas bien?"

Jon no respondió, solo observaba, intentando darle sentido a todo esto, a dieciseis años de una vida que no era la suya.

"Aemon." Lyanna repitió, Jon suspiró y, aún mirando el árbol, respondió.

"¿Porque me enviaron aqui?" Lyanna se dio cuenta de que no se lo decía a ella, sino al arbol, a los dioses.

Poniendo una mano en el hombro de su hijo, no pudo decir mas que; "Quieres ir a montar?" Después de todo, eso solia animarle.