Disclaimer: KHR! no me pertenece.
Tranquila
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Haru lloraba desconsoladamente detrás de un árbol, éste pertenecía a un sutil bosque, por lo que nadie podría verla desde los jardines de la mansión.
Aún así, todos los subordinados iban de allá para acá, ocupados en lo que se les había asignado para el evento.
Habían sido un par de meses desde que Kyoko y Tsuna habían anunciado que se casaban. Y estaba realmente extrañada, puesto que cuando lo habían hecho, no había terminado así.
Estaba confundida, hace mucho tiempo que ya no se sentía de esa manera por Tsuna, todo era extraño y no podía evitar llorar, a solo un día de la boda. Lloraba, porque sentía un hueco en su pecho, una preocupación enorme y pánico.
¿De qué? Se preguntarán.
Fácil. De quedar sola.
Haru siempre había sido una chica que amaba la compañía de alguien más. Le gustaba, como a todos, que la entendieran, y hasta entonces, Kyoko había sido la única en hacer todo eso por completo.
Nunca la había dejado sola, nunca la miraba de manera extraña por sus ideas, y hasta compartían el gusto por los dulces.
Por un segundo, mientras lloraba, se preguntó si estaba siendo egoísta. Y era verdad, estaba siendo egoísta, deseando que no estuviera a punto de casarse, solo para que se mantuviera al lado de ella, acompañándola. Pero no podía evitarlo, Tsuna estaba por despegar de ella a su única mejor amiga.
Sus lágrimas fueron cesando un poco, y soltó un suspiró. No podía ser así, Kyoko debía estar con quien amaba y ella no lo evitaría. Solo esperaba que el cambio no fuera tan drástico y que ellas siguieran como antes.
Siguió llorando, sin ninguna preocupación porque la encontraran en ese estado. Aún así, no esperó a que alguien la encontrara.
Mucho menos, que ese alguien, fuera Yamamoto Takeshi.
—¿Estás mejor?— preguntó a mi lado, lo miré; estaba con la vista al frente y con una expresión de seriedad.
—Si, algo— susurré, volviendo a mirar mis pies.
—¿Deseas hablar?— sentí su mirada sobre mi, esperando una respuesta.
Una ligera sonrisa, aún triste, se extendió por mi rostro.
—No quisiera molestarte, Yamamoto-san— no se había dado cuenta, pero aún, luego de años, seguía llamándolo igual que antes. Y los demás no se quedaban atrás.
—No te preocupes por eso, ya seguiré con lo mío. De todos modos no es tan importante— sus ojos pardos seguían puestos en mi, aunque no me hacían sentir presionada.
—Entonces, te agradecería que me escucharas— dije, jugando con mis manos.
Él asintió y yo comencé. Le conté todo lo que tenía en mente y todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Su mirada me transmitía confianza y sin poder evitarlo y sin darme cuenta, saqué todo dentro de mi. De un segundo a otro, mi palabrería ya había tenido su fin y Yamamoto-san seguía en silencio.
—¿Sucede algo?— me atreví a decir, estaba pensando ya, que quizás me creía estúpida por pensar algo como eso.
—No, nada— sonrió.
Miré sorprendida su cambio de expresión. Había olvidado que él para cambiar su semblante, era capaz de hacerlo en milésimas de segundo.
—Entonces...
—Tranquila— fue lo único que me dijo en ese momento. Le pedí una explicación con la mirada, no sabía muy bien a que iba destinado esa palabra.
Ante mi perplejidad, solo sonrió aún más abiertamente.
—Tal vez, puede que la hermanita de Sasagawa se aleje un poco de ti por Tsuna— comenzó, y yo todavía no comprendía del todo —. Pero Haru... ¿sabes por qué estás aquí?
Su pregunta me tomó por sorpresa y él lo notó. Me miraba fijamente y yo a él, me mantuve pensando una respuesta para esa pregunta, pero de mi boca no salió nada y mi cerebro mucho menos colaboró.
Escuché que dejaba escapar un suspiro y una pequeña risita. Se movió, para quedar frente a mi y ponerse a mi nivel. Me extendió su mano y al ver que no la tomaba, él mismo llevó mi mano hacia la suya.
—Eso es porque eres parte de la familia, y tú, nunca estarás sola— sonrió.
Desde ese día, Yamamoto se convirtió en mi confidente. Siempre que estaba algo triste me animaba, cuando estaba aburrida hacía que me divirtiera con sus comentarios. En las ocasiones que Gokudera me hacía enojar, él me quitaba el enojo con bromas con respecto a el mano derecha de Tsuna.
Y aunque, sucedió que Kyoko me dejó un poco de lado, gracias a ella, él se hizo uno de mis mejores amigos.
Bueno, quise reflejar un poco la relación que, en mi mente, Haru y Takeshi tendrían.
En fin, espero os haya gustado :D. Es solo el segundo que escribo de éste anime y el primero de Haru y Yamamoto.
Bye!
—Sly.
PD: Lamento si hay faltas de ortografía D:
