Abrió los ojos ante ese ligero ruido, cerciorándose de que la pequeña siguiera durmiendo, antes de arrastrarse a investigar atreves del ducto de ventilación, con un poco de dificultad por el mismo.

— — No hay nada — gruño un tipo lleno de tatuajes, a sus dos compañeros — calla — replico el anciano que traía una chaqueta de motociclista — nos escucharan — Lincoln aguanto la respiración, eran tres personas adultos y el apenas un pre adolecente, que tenía que pensar en salvar su vida y la de la bebe, intento regresas hacia atrás, sin hacer ningún sonido, fallando miserablemente — escucharon eso — replico la mujer del grupo — si — gruñeron los otros dos integrantes del grupo, acercándose peligrosamente a la ventilación.

Cerro los ojos ante lo inevitable, antes de escuchar un gemido ahogado — tiene a Terry — bramo la mujer — déjalo — reclamo el anciano saliendo despavorido del lugar, antes de que la mujer también callera ante esas cosas.

El preadolescente aprovecho para arrastrarse de nuevo a su refugio, intentando en todo momento ignorar los alaridos y gemidos del exterior.

Flash back.

Se sentía cansado, mientras podía sentir que sus piernas amenazaban con dejar de responder, mientras la pequeña lloriqueaba incontrolablemente, al menos ese era el principal problema, antes de tener que girar sobre sí mismo, para escapar de la oleada de gente que salía de una de las calles aledañas seguidas de cerca de dos de esas cosas.

Fin del flash back.

Sonrió al ver que su hermanita era completamente ajena a la macabra situación del exterior, se acomodó dentro de ese pequeño respiradero en la ventilación e intento dormir un poco más.

Algunas horas después.

En el pasado su estómago viera sentido nauseas ante las imágenes y el olor que presenciaba, pero ese era el antiguo Lincoln, el preadolescente preocupado por lo que pensaba los demás de su persona, para su actual personalidad, lo importante era que el tipo llamado Terry llevaba antes de que esas cosas lo destazaran vivo una pala como arma, la tomo entre sus manos, sonriendo como un tonto, era mucho mejor que la barra de metal que tenía hasta el momento.

Le costó un poco más de lo que pensaba sacar a Lily del escondite sin despertarla, pero una vez seguro de que no había nada dentro de ese almacén, estaba listo para continuar su camino, quedarse demasiado en un solo lugar no era aconsejable en lo absoluto.

— — ¿Tienes hambre? — pregunto juguetonamente a la pequeña, antes de abrir uno de los últimos sobres de comida que su madre empacara, acomodo su cuerpo contra la pared, siempre mirando hacia la puerta, antes de acomodar a la pequeña en su regazo y alimentarla, sonriendo un poco ante la completa inocencia de su hermanita, ajena a casi todo lo que pasaba en el mundo real — será mejor que comas más despacio — susurro con una pequeña sonrisa, mientras continuaba alimentando a la bebe — o tendrás un poco de gas — por instantes podría jugar que la bebe le entendía, o al menos eso daba a entender que dejara de comer y lo mirara fijamente — creo que te daré el resto más tarde — metió dentro de la bolsa de ziploc, asegurándose que no se derramara el contenido.

Acomodo la barra a un lado de la mochila, mientras el cargador de la pequeña se lo ponía sobre su pecho, se mordió el labio al escuchar rugir su estómago, analizando mentalmente las provisiones que le quedaban, no eran suficientes, en realidad, solamente un paquete de galletas de coco, y dos botellas de agua, miro hacia el cadáver, maldiciendo que la lata de conserva que traía consigo viera sido destruida con su anterior propietario.

Reviso rápidamente ese antiguo almacén, saqueado en las primeras horas del caos, encontrando poca cosa útil, salvo un pañal fuera del empaque, que Lily podría usar más tarde, se arrastró sin hacer ruido, cerciorándose de que la pequeña estuviera entretenida con la servilleta de papel, sin suerte termino su revisión, miro hacia atrás del mostrador, antes de ver una pequeña caja con candado debajo del mismo.

Le costó más trabajo del que pensó abrirla, para que tuviera solo dos paquetes de cigarrillos un mugroso encendedor y dinero, los tres artículos anteriores eran algo valiosos, el dinero en estas circunstancias era completamente inútil, tomo el encendedor y un pequeño fajo de billetes de cinco dólares, escondiendo los cigarrillos de nueva cuenta, anotando mentalmente su ubicación por si en el futuro llegara a necesitarlos.

Era ya medio día, cuando salió del edificio silenciosamente, cruzando hacia el negocio de enfrente, mientras la calle lucia extrañamente silenciosa, antes de que un disparo aislado rompiera la monotonía, agradeciendo que con el movimiento la bebe se quedara dormida de nuevo.

Por fuera pintaba mejor, a un que la puerta y ventanas rotas no auguraban nada bueno en esa tienda de artículos variados, entro sigilosamente agarrando firmemente la pala entre sus manos, sin relajarse por completo, ante la pila de peluches tirados y almohadas en forma de corazón ridículamente ostentosas.

Reviso a conciencia la tras tienda, alegrándose al encontrar una soda de manzana y un pequeño paquete de papas en una caja debajo de una mesa de trabajo, comió en silencio, antes de despertar a la pequeña y darle el resto del paquete — con calma — dijo mientras limpiaba con sus dedos el rostro algo manchado de su hermanita — nadie te está apresurando en realidad — miro con desconfianza hacia la puerta, no le gustaba quedarse en lugares cerrados sin rutas de escape, pero la trastienda era un lugar relativamente seguro.

Le cambio el pañal a la pequeña, después de una pequeña siesta recargado sobre la puerta, agradeciendo que su estómago no devolviera la escasa comida que tenía en su interior — creo que tenemos que continuar — dijo más para sí mismo que para la pequeña que gateaba un poco sobre el piso.

Lo que parecía una tienda irrelevante, se convirtió en realidad en un salvavidas emocional, para su persona, una jirafa de peluche había llamado la atención de la pequeña, y rebuscando un poco más encontró dos cobijas para bebe a un en su empaque, tomando el solamente un pequeño cojín en forma de pingüino — creo que esto podría cernos útil — arrastro y oculto en el armario trasero, tantos peluches y cobijas para bebe que encontró, sonriendo al encontrar un pequeño chocolate tirado bajo todo el desastre.

La ciudad se veía extra a lo lejos, con algunas fumarolas de humo alzándose en el exterior, y el ruido de algún helicóptero esporádico, pero lo que en verdad reinaba era el silencio, camino lentamente intentando no molestar a la bebe, que jugaba con su jirafa ante el ojo atento de su hermano mayor, regreso sobre sus pasos, media hora después, escondiéndose rápidamente detrás de un contenedor de basura, antes de que dos tipos pasaran corriendo perseguidos por una de esas cosas.

Flash back.

— — Esta bien podrías ir al cine más tarde con Clyde si me ayudas a cuidar a Lily en el centro comercial — explico su madre acomodando la mochila que solía usar de pañalera de su hermanita mejor.

El chico salto de alegría, mientras abrazaba a su madre — descuida mama, yo la cuidare —

Fin del flash back.

Unas ligeras lagrimas corrieron por su mejilla — yo la cuidare mama — antes de escuchar que algo regresaba sobre sus pasos, pasando demasiado cerca de ese callejón, le tomo media hora decidir salir de su escondite, antes de adentrarse en el mismo, tercio la boca, al darse cuenta que ese callejón desembocaba en lo que parecía un patio interior, con solamente otra salida, la cual estaba bloqueada por una puerta de malla — mierda — gruño para sí, mientras revisaba su entorno, deseando encontrar una puerta o ventana abierta por donde acceder a alguno de los edificios.

Se acercó nerviosamente a una de las puertas, tomando su barra e intentando forzar la entrada, o al menos eso intentaba, dado que la misma no cedía ante sus intentos, frustrado se decidió seguir con alguna de las demás.

Respiro agitado, mientras entraba por la única puerta que había cedido a sus intentos de vandalismo, entrando en lo que parecía un almacén de limpieza, cerró la puerta tras de sí, poniendo un pestillo de seguridad, que agradecía internamente que no tuviera colocado con anterioridad.

Minutos después tomo el juguete de su hermanita, la cual parecía volver a caer en los brazos de Morfeo, facilitándole la exploración, la mayoría de las habitaciones estaban cerradas, y no pensaba subir más allá del tercer piso, dado el rastro de sangre que bajaba por las escaleras, regreso sobre sus pasos y se metió dentro almacén — creo que pasaremos la noche aquí pequeña — susurro a la bebe mientras le preparaba una cama, con una caja de cartón y las cobijas que encontrara con anterioridad.

Dos horas después.

Tomo a la pequeña entre sus brazos, mientras intentaba cubrir desesperadamente sus orejas, para así evitar que despertara de golpe y llamara la atención, mientras en el exterior se escuchaban gritos de agonía — duerme, duerme, duerme — susurraba Lincoln, a una inquieta bebe, que parecía dispuesta a llorar a la menor provocación, la acuno entre sus brazos, antes de que la puerta por donde entraran hace unas horas, se sacudiera violentamente — esta cerrad….— alcanzo a escuchar antes de que un gigantesco gemido antecediera al silencio absoluto, abrazo fuertemente a su hermanita, sintiendo como la misma, apretaba con sus delicadas manos, su playera — duerme bebe — canturrio con la voz entre cortada el mayor — duerme dulce bebe — arrullo, casi siseando, mientras acunaba lentamente y con movimientos bastante leves a la pequeña, que no tardó mucho en cerrar los ojos de nuevo.

El cansancio y el estrés, pudieron con él, a un que el cuello le dolía horrores, al notar que había dormido encuclillas, con la bebe entre sus brazos — tenemos que salir de aquí — repuso mientras escupía al suelo, deseando con horrores orinar, se apresuró a guardar todo en la mochila, para a continuación mirar por la pequeña ventana que daba al exterior — mierda — siseo, al ver que aun había una de esas cosas alimentándose de los restos de lo que posiblemente eran las personas que buscaban refugiarse en el almacén, se encamino hacia el interior del edificio, dispuesto a buscar una salida, después de quince minutos de aguantarse termino orinado en el pasillo, sintiendo una morbosa necesidad de mojar las paredes con su orina — si las chicas me vieras hacer esto seguramente me matarían a golpes — guardo su miembro dentro de sus pantalones, con una pequeña sonrisa de culpa, antes de continuar explorando el edificio en post de una salida del mismo.

Exploro el edificio, malgastando un poco de sus energías al abrir algunas puertas con su barra, a un que después de la tercera oficina, se dio cuenta que no sacaría nada bueno, camino por el pasillo pegado al mismo, antes de ver un letrero en la pared — Comedor — leyó apresuradamente, abrió la puerta agradecido segundos despues, rebuscando en los anaqueles semi saqueados, encontrando pequeños sobrecitos de azúcar y sal, además de una pequeña lata de café instantáneo, sonrió al ver un garrafón medio vacío colocado en el dispensador, acomodo a la pequeña en el suelo, atrancando la puerta con una de las dos sillas que tenía el pequeño comedor, antes de beber de golpe cuatro botellas de agua, sintiendo su cuerpo rehidratarse — hora de merendar hermanita — repuso con una tenue sonrisa.

Después de alimentar a la pequeña y cambiarla, maldiciendo por lo bajo que solo le quedaran dos pañales limpios, y tres sobres de puré alimenticios para bebes — necesitamos lárganos de aquí pequeña — dijo jugando con su hermanita, relajándose un poco.

Esa misma noche.

Decidió quedarse en el comedor esa noche, tenía todavía agua para beber, la puerta estaba bien asegurada y la bebe parecía más tranquila pudiendo jugar a gusto con una de sus botellas de agua, además de su jirafa, mientras el rebuscaba mejor en las alacenas, encontrando un pequeño cuchillo inservible como arma, pero si para apuñalar a alguien a cuerpo cercano, pero eso no era lo mejor, lo mejor eran los ocho palitos de pan a un en su sobre con su mermelada de durazno a un integradas, se paró a orinar del otro lado del cuarto, observando todo a su alrededor, asegurándose de acurrucar a su hermanita contra su pecho, después de lavarse las manos, mañana sería un largo día, demasiado largo en realidad.

Mientras algunas cuadras de distancia.

— — Tenemos que continuar — dijo una de las dos chicas — seguir en movimiento — continuo ante el cansancio de su compañera — tomare el primer turno de guardia — la otra chica se acurruco a su lado, mientras su compañera tomaba el bat de beisbol, fuertemente entre sus dedos, antes de que el ruido de la noche fuera interrumpido por un grito espectral.

Bueno gente, como están, decidí traerles este proyecto, que no dejaba de rondar en mi cerebro, incluso entre sueños, la día surgió leyendo algunos fanfic de temática parecida, pero adaptare la idea a mis gustos, espero que les guste, sin más me despido, recordándoles, que sigo agradeciendo su apoyo en mis demás proyectos, nos vemos y hasta la próxima.

Proyectos actuales en the loud house.

Caja de sugerencias Rated: T.

Baúl de los secretos Rated: M.

Anti Loudcest Rated: T.

Balde de desperdicios Rated: M.

168 horas Rated: K+.

Hijos del pecado Rated: T.

Sin más que decir que la fuerza los acompañe.