Naruto no me pertenece, este fic es mío.
N/A: Estos serán drabbles y/o viñetas (puede que OS) sobre la vida de Sasuke y Sakura, no tendrán más de 10 o 15 capítulos como máximo.
Gracias por seguir leyendo.
Volver
Frunció el ceño, porque vamos, esto no estaba pasando ¿no?
Uchiha Sasuke está sonriendo, más bien dicho, sonriéndome, dios, Sasuke estaba aquí en Konoha. Joder, Sasuke estaba aquí.
Sentí mi labio inferior temblar y el calor subir a mis mejillas, se estaba acercando y yo estaba congelada afuera del hospital de Konoha, con mi uniforme puesto.
Verlo no hacía más que aumentar mi sonrojo, con los años lejos, Sasuke seguía siendo aún –incluso más diría yo– precioso.
-Sakura-dijo posicionándose frente a mí, en mi estómago hubo una explosión al escuchar el breve pero ronco sonido de su voz, un sonido que estaba extrañando, y mucho.
Se suponía que él no regresaría, al menos no tan pronto, estúpido, no me dio tiempo de arreglar mi cabello o quitar el sudor de mi cuerpo después de un día de trabajo, puesto que la Guerra había dejado a Konoha en cero, y aunque lento, estábamos reconstruyéndola.
La movilidad vino a mi como si de aire se tratase luego de unos segundos y me balanceé torpemente de izquierda a derecha, y recuperando el momentáneo shock dije en un murmullo-Sasuke-luego de pronunciar torpemente su nombre, este sonrío como si fuese algo gracioso, y pues no lo era, no era en absoluto gracioso.
– ¿Qué haces aquí? Digo, te fuiste hace dos años y nunca llegó alguna carta– dije rascándome la oreja, Sasuke y yo habíamos tenido algo y me dijo que volvería, pero no estaba preparada para esto, ¿qué se supone que debería hacer? ¿Abrazarlo? ¿Golpearlo? ¿Decirle lo que siento?
De pronto sentí un leve golpe en mi frente, como la última vez que lo había visto –Molestia, no pienses tanto– y con una sonrisa de lado hizo alarde de su sarcasmo. Mis mejillas, desobedeciendo a mi cabeza se sonrojaron por el contacto repentino y breve –pero no menos significativo– en mi frente.
Y contra todo pronóstico me abalancé sobre él y lloré, lloré porque estábamos vivos, porque él había regresado y porque me devolvía el abrazo.
Lloraba porque después de todo, él había vuelto, pero había vuelto a mí.
La Guerra me había enseñado que las vidas van y vienen, pueden ser arrebatadas en un segundo o en cien años.
Pero después de todo, no importaba que tan sucia o desarreglada estuviera, Sasuke volvía a mí.
