Disclaimer: Los personajes y el universo de Canción de Hielo y Fuego le pertenecen a George R. R. Martin.
Historia escrita para el drabble tag de Abril/Mayo en el foro "Los que Sujetan las Armas".
Situación: Personaje "A" le roba un beso a personaje "B", y "B" le da un puñetazo. O cachetada.
—¡Ned! —ruge Robert. Lyanna, muy a su pesar, se tensa—. ¡Pero mira cómo ha bebido tu hermano! Me hice amigo del Stark equivocado…
La enorme sombra del hombre se hace más y más grande a medida que avanza. Lyanna se da la vuelta, lista para alejarse, pero él ya la ha visto.
—¡Mi dulce prometida! —grita. Avanza tambaleándose de un lado a otro.
Lyanna no lo soporta. Se siente sofocada, incómoda. Quiere mucho a Ned, pero no comprende cómo pudo trabar amistad con alguien como Robert Baratheon. Ninguna palabra que su padre le endulce le hará cambiar de opinión.
—¿Qué es lo que haces aquí, sola? —pregunta. Lyanna se siente mareada; apesta a cerveza. Enseguida, piensa que Benjen no sería capaz de emborracharse así.
—Estoy en Invernalia —contesta.
La respuesta parece causarle gracia. Robert ríe escandalosamente. De pronto, se queda callado y la mira.
—¿Y qué diría Lord Stark si su única hija está vagando por Invernalia tan tarde?
—Nada —responde ella, con total seguridad—. Mi padre sabe que puedo cuidarme sola.
Pero no la escucha. Sin mucho esfuerzo, la acerca aún más hacía él. Lyanna se resiste, pero aunque le cueste admitirlo, es mucho más fuerte que ella. El olor es tan fuerte que piensa que ella misma podría emborracharse de solo aspirar un poco más. Asqueada, hace a un lado el rostro y maldice por no haberse ido antes. Antes de que se dé cuenta, él ya tiene sus labios sobre los suyos.
—¡Suéltame! —Lyanna se deshace de su agarre y retrocede un par de pasos. Robert solo se ríe y le contesta que eso es normal entre prometidos.
—¡Aún no estamos casados! —contesta, indignada. Ella es indómita y salvaje; es la sangre del lobo. ¿Cómo un simple sureño va a hacer con ella lo que se le antoje? Con el rostro caliente por la ira, se acerca y le da una cachetada tan sonora que parece haberse escuchado por toda Invernalia.
Robert se lleva la mano a la mejilla y pierde el equilibrio por unos segundos. Los dioses no escuchan sus plegarias y vuelve a recuperarlo antes de lo que le habría gustado. La mira lo que parece un largo rato y luego estalla en carcajadas.
—¡Qué mujer! ¡Nada como las sureñas!
Lyanna se da la vuelta, irritada. Sabe que la borrachera hará desaparecer cualquier recuerdo a la mañana siguiente. Y no por primera vez, desea que también lo haga desaparecer a él.
Nota:
Lyanna le había confiado a Ned que no estaba muy convencida con el compromiso con Robert, en Invernalia. No recuerdo ni creo que Robert hubiese ido con él, así que decidí incluirlo acá.
