~ Mini Intro~

Makishi24: ¡Es bueno volver! (Celebra estilo Brazil)

Atem: No te hagas tonta, dejaste de escribir por meses.

Makishi24: Eto…

Atem: Prometiste escribir, y dejaste un fic incompleto, torpe.

Makishi: Haz el maldito disclaimer, Atem; o juro que te mataré más rápido que a Hodor de Game of Thrones.

Atem:… En serio te detesto…. Ok, los personajes de Yu-Gi-Oh! y Sailor Moon sólo son propiedad de sus respectivos autores. La historia le pertenece a la floja de Makishi24… Ah, y ténganle paciencia a esta tonta, es sólo su segundo crossover y la muy idiota apenas está recuperando su ritmo de trabajo.

~Luna de Egipto~

~Capítulo 1~ Unidos por el azar.

Hace mucho tiempo (mucho más del que ustedes creerían), hubo una gran enemistad entre la Tierra y el reino del Milenio de Plata en la Luna; para evitar que los humanos invadieran el Milenio de Plata, la reina Serenity tomó la fuerte decisión de romper todos los Portales de Cristal en la Luna, excepto dos: uno en el palacio real y el segundo quedando oculto entre los escombros del Antiguo Templo de la Luna. Sin embargo, este conflicto entre la Luna y la Tierra había quedado olvidado algunos años más tarde por el Milenio de Plata, ya que ellos no tenían interés en volver a la Tierra o tener contacto con algún ser humano.

-Madre… -dijo una vocecita tierna hacia su mamá mientras observaba la Tierra desde su balcón. -¿Cómo se llama ese planeta de allá?

Se trataba de una pequeña niña de tan sólo cinco años, de larga cabellera rubia y brillantes ojos azules. Llevaba puesto un hermoso vestido de color blanco y su madre, una hermosa mujer de cabellos violetas la cargó entre sus brazos para que viera mejor el cielo.

-Se llama Tierra, Serena -sonrió cariñosamente Serenity mientras su hija veía con asombro la Tierra. -¿Verdad que se ve hermosa desde aquí?

-¡Es muy verde, mamá! -exclamó contenta Serena. -¿Algún día podemos ir allá?

Esta última pregunta causó un pequeño susto a la reina Serenity. El viejo conflicto entre el Milenio de Plata y la Tierra había ocurrido varios años antes de que su hija naciera; y para rematar, ella había dado la orden a todos sus sirvientes en el palacio y a las Sailor Guardianas que nunca mencionaran el conflicto frente a su hija.

-B-Bueno… -tartamudeó nerviosa la reina. -No creo que podamos, cariño…

-¿Por qué no? -volvió a preguntar Serena, más curiosa que nunca.

-Porque para eso se deberían tener en ambos reinos un Portal de Cristal y aquí… Ya no hay ninguno -respondió rápidamente Serenity.

-¿Ya no? -volvió a preguntar la princesita. -¿Qué les pasó?

-Tus abuelos tomaron la decisión de destruirlos, cariño -mintió la reina. -Ya no los creían necesarios.

-Que mal -dijo Serena triste. -Sería muy bonito ir a la Tierra alguna vez, ¿verdad, Mamá?

-Sí… -dijo Serenity con voz un poco triste. -Sería muy bonito.

-¡Majestad! -exclamaron Luna y Artemis, corriendo hacia la reina y su hija.

-¿Qué sucede? -preguntó la reina Serenity al ver a los dos gatos tan apresurados.

-Sailor Venus y las otras vinieron a verla -respondió Artemis.

-Iré enseguida, Artemis -le sonrió Serenity al gato blanco e inmediatamente miró a Luna. -Luna, tú cuida a Serena en lo que regreso.

-Sí, Majestad -dijo Luna contenta mientras Serena la cargaba entre sus brazos.

Acto seguido, la reina y Artemis se retiraron del balcón para reunirse con las Sailor Guardianas.

-Mamá sí que se esfuerza, ¿verdad Luna? -le preguntó la princesa a Luna.

-Claro, la reina debe esforzarse por cuidar el Milenio de Plata -respondió Luna con orgullo.

-Cuando yo me convierta en reina, ¡me esforzaré el doble, Luna! -gritó animada Serena.

-Ya lo creo que sí, princesa -sonrió Luna de oreja a oreja.

-Oye, Luna. ¿La reina también puede ir desde el Milenio de Plata a la Tierra? -preguntó Serena, provocándole a la gata un enorme susto.

-¿Q-Qué dices? -tartamudeó nerviosa Luna.

-Según Mamá, la reina podía viajar a la Tierra.

-Sí, es que hubiera un Portal de Cristal aquí -habló Luna. -Tus abuelos los destruyeron todos.

-No, qué horrible -dijo resignada Serena mientras volvía a mirar el cielo.

-¿Por qué ese repentino interés? -le preguntó Luna preocupada.

-Cómo no tenerlo, no se puede ver la belleza de la Tierra sólo desde aquí -dijo Serena contenta.

-T-Tal vez cuando seas la reina, tú podrás crear uno y visitar la Tierra cuando quieras -la intentó consolar Luna.

-¡¿Eso crees?! -exclamó sorprendida Serena.

-Mientras estudies y no te pongas a jugar todo el tiempo -añadió la gata negra.

-Sí, Luna -dijo Serena, ya más calmada y sin dejar de mirar al planeta azul frente a ella. -Algún día iré, lo juro.

Mientras tanto en la Tierra, para ser más exacto; en un reino rodeado por arena en todas partes.

-¡Por Ra, no se puede ver la Luna desde aquí! -exclamó un niño molesto.

-¡Alteza, regrese a su cuarto ahora! -lo regañaron un hombre y una mujer al mismo tiempo.

Un niño moreno con peinado tricolor y poderosos ojos color rubí regresó corriendo a su habitación, lamentando que la tormenta de arena que pasaba en ese momento no le permitiese ver la Luna esa noche.

-¡No es justo, Mahad! ¡La Luna no se puede ver! -exclamó el pequeño molesto.

-Mañana podrá verla, príncipe -lo calmó el mayor.

-Príncipe Atem, nos sorprende -le sonrió la mujer al pequeño príncipe. -¿Y ese interés?

-Me gusta ver la Luna, Isis -dijo Atem contento. -Desde aquí parece que hay un conejo.

-Si tiene suerte, quizás vea el Reino de la Luna desde aquí, Alteza -dijo feliz Isis.

-¿El Reino de la Luna? ¿Hay un reino allá? -preguntó Atem sorprendido.

-Creo que existe una leyenda de un reino ahí -recordó Mahad.

-¿De verdad? -preguntó de nuevo el príncipe, más emocionado que antes.

-Pero esa leyenda tiene que ver con una batalla terrible, Príncipe.

-¿Por qué?

-Hace tiempo, la gente de la Tierra envidiaba que la gente de la Luna viviese para siempre. A raíz de esa envidia, hubo una cruenta guerra que enemistó ambos reinos -relató Mahad. -La reina de la Luna, tratando de evitar más sufrimiento; destruyó todos los portales en la Luna para que su gente no viniese a morir aquí.

-¡Eso es terrible! -exclamó molesto Atem. -¿Simplemente no se podían llevar bien o qué?

-No es tan sencillo, Alteza -lo calmó Isis. -A veces los humanos creamos conflictos sin querer resolverlos siquiera.

-Si alguien hablara con la reina, ¿creen que podamos ir a la Luna como amigos? -preguntó esperanzado Atem.

-No lo creo -habló esta vez Mahad. -No es tan fácil.

-Maldición -gruñó el príncipe.

-El joven amo mejor debe pensar en ir a dormir -bromeó Isis mientras cargaba al pequeño para llevarlo a la cama.

-Sí, Isis -bostezó el niño en señal de derrota. -Hasta mañana, Mahad.

-Sueñe con el conejo de la Luna, Alteza -sonrió Mahad de manera bromista.

Sin embargo, el pequeño Atem no se fue a dormir temprano. Siguió admirando la Luna, tratando de buscar el tan ansiado reino de la Luna; siendo derrotado por el cansancio.

Bueno, ese fue el primer capítulo. Trataré de continuarlo este fin de semana.

¡Espero que les haya gustado! ¡No olviden comentar!

Con mucho cariño, su amigable y despistada autora, Makishi24.