Hola. Este es mi primer fanfic Korrasami asi que… Sean amables.
Para empezar, quisiera decir que este fanfic es una adaptación que estoy haciendo de una novela propia que comencé hace poco (Una en base a Clémence Poésy, de ahí la trama francesa hehehe *carita sonrojada*)
También quisiera agradecer a los chicos del grupo Korrasami Latino en Facebook que me animaron a hacerlo… No me considero muy buena escritora, por eso hago la mayoría de mis cosas para mí, pero espero que sea de su agrado.
También debo dar crédito a Shiki Sutcliff Serni (Creo que así era…) del mismo grupo por nombres de algunos personajes y las gracias por dejarme usarlos…
Creo que eso es todo… ¡Ah! Lo olvidaba, traten de leer los diálogos de Asami con acento francés, para ayudar a la trama y eso, ya saben.
Sin m+as, aquí se los dejo.
Si le hubieran preguntado, diría que estaba a punto de un colapso nervioso. Estaba asustada, sus manos sudaban como si quisieran proveer de humedad al desierto del Sahara y su corazón estaba a mil por hora, sin embargo, su cara era una perfecta muestra de cómo una buena poker-face era mientras miraba por la ventana de aquel jet privado. Apuesto que te preguntarás: ¿Qué razón tendría Korra Wyght, la vocalista de Black Tears in the Heart para estar así de nerviosa? Bueno, para todos lo suficientemente cercanos era más que obvio... París.
No debe ser extraño entonces imaginar lo enojada que estaba en el momento en que se enteró que el primer evento de caridad que la banda tendría sería en ese lugar. Para ella, volver ahí era una idea aún menos atractiva que meterse a la jaula de leones hambrientos cubierta con carne cocida en su jugo.
Y sí, eso quería decir que ya había estado ahí. Vivió en ese lugar llamado "el país del amor" por dos años, los únicos en toda su vida que deseaba con todas sus fuerzas poder olvidar. Sus amigos lo sabían, sabían todo lo que esto representaba para ella y es por eso que estaban más atentos a lo que ella pudiera demostrar con gestos que en los campos verdes por los que sobrevolaban pero perdían su tiempo, se negaba a dejar que pensaran que algo así le afectaba, que algo así la volviera menos fuerte.
Korra casi siente que el aire se escapa completamente de sus pulmones en el momento en que la famosísima torre Eiffel se vuelve parte del panorama. Ya no había vuelta atrás. Escucha a una de sus amigas de la banda decir que, al parecer, la dichosa y maldita obra benéfica a la que asistirían sería en un lujoso salón cerca de la "increíble" Avenida de los Campos Elíseos la cual jamás visitó antes.
El piloto encendió la señal de abrocharse los cinturones mientras avisaba que estaban a punto de aterrizar. El cerebro de Korra se apagó y lo siguiente que supo fue que estaba dentro del gran aeropuerto francés que sólo había visto una vez y fue cuando por fin se largaba de ahí. Un hombre joven, de unos treinta y tantos, cabello café largo y recogido en un peinado típico de su nación, barba en forma de flecha y bigotes realmente peculiares sobre su boca que no se tocaban en medio como los normales se acercó a ellos.
-¡Chicos!, ¡Justo a tiempo!-Exclamó él dándoles un abrazo a cada uno de ellos fraternalmente como bienvenida.
-¿Cómo está, Sr. Roku?-Saludó una de las chicas. Una joven de piel morena, cabello atado en una trenza con dos mechones cayendo sobre su frente y ojos color azul quien sostenía un par de maletas.
-Excelente. Me alegra mucho que hayan llegado con bien.-Dijo sinceramente el Sr. Roku.-Veo que todos traen ya sus maletas así que es hora de movernos -Comenzó a decir.- , he estado encargándome personalmente de que las cosas estén arregladas para su llegada. Ahora vengan, su limusina está esperando.
Todos sonrieron. Tenían realmente suerte de que el Sr. Roku fuera su representante. Era un hombre encantador que veía a todos y cada uno de ellos como sus hijos, los trataba excelente y era realmente hábil en encontrar oportunidades y negocios grandes que otros no. Gracias a él estaban a punto de alcanzar la cima del estrellato y los chicos confiaban ciegamente en él.
El camino al hotel no fue algo realmente memorable. A diferencia de sus amigos, ella no levantó la vista del celular para admirar la belleza que las calles de París mostraban. No, ella se limitó a utilizar los megas que su plan telefónico le ofrecía para leer y contestar tweets, pero no cualquier tweet, sino los que sus adorados fans le escribían.
Así es, Korra era una de las pocas artistas que estaban por y para sus fans, siempre dedicada a ellos, siempre siendo amable, después de todo, sin ellos no estaría viviendo su sueño, ¿No? La música era una parte fundamental en su día a día, incluso fuera del escenario por lo que, justo ahora, una canción de una de sus bandas favoritas Porcelain and the Tramps sonaba a todo volumen a través de sus audífonos y aun así no pudo evitar escuchar el grito sorprendidoque su compañero de banda soltó.
Movida por la curiosidad, se quitó los audífonos de los oídos y miró al chico.
-¿Qué sucede?-Preguntó con el ceño fruncido.
-El Sr. Roku nos está diciendo la lista de los invitados de la obra benéfica.-Respondió un chico de aspecto tosco, cabello negro y ojos verdes que reflejaban un brillo travieso y dulce similar a los de un niño.
-¿Y?-Korra no le veía nada de espectacular a ello.
-¡Y...!-Habló un chico de cabello negro, corto y peinado con el flequillo levantado cuyo mirar ámbar mostraba emoción alargando el sonido producido por dicha letra.- ¡Asami Sato estará presente!-Anunció como si dijera que se encontró la cura del sida.
-¿Quién?-Dijo rascándose la nuca realmente perdida.
-¡¿Quién?!-Exclamó el chico.- ¡No puedo creer que no sepas quién es! Asami Sato es una muy reconocida actriz francesa. Es mundialmente famosa por interpretar a la diosa griega Atenea en Gods and souls.-Explicó. A Korra le pareció particularmente molesto el tono de voz que usó para comentar eso, como si le hubiera dicho algo tan básico que el no saberlo la hacía ignorante.
-Mako...-Comenzó a hablar.-ODIO Francia y todo lo que sea relacionado con ello, ya deberías saberlo, por lo tanto, no conozco a esa tal Sato... -Movió su mano restándoles importancia al nombre con un pequeño ademán.-"Qué nombre tan raro para una francesa."-Pensó.- Además, si es ella a la que te refieres... Creo que fue un muy mal casting. Atenea se merecía ser hermosa.-Sentenció encogiéndose de brazos y volviendo su mirada al celular nuevamente. Pudo escuchar el bufido ofendido por parte de Mako antes de volver a colocarse los audífonos, pero no le importó. Ni siquiera había visto la dichosa película.
El cielo nocturno fue el que los recibió en el momento en que llegaron por fin al gran hotel con la típica fachada francesa, no es que estuviera lejos del aeropuerto, más bien, era el hecho de que habían arribado a la capital de Francia casi a punto de acabar el día.
Korra tomó un gran respiro y salió de la limusina seguida por los demás chicos y el Sr. Roku, el viento soplaba fresco haciendo que el café cabello de Korra bailara con él.
-Bueno, chicos... Adelante.-Indicó el hombre de traje caminando directo a las puertas de cristal que daban acceso al lobby del hotel seguido por los demás.
El hotel por dentro era justo como Korra creía que era, una combinación impecable entre lo rústico, lo elegante y lo moderno. Si algo debía admitir, era que los franceses tienen un gusto muy bueno en este tipo de cosas.
-Las habitaciones ya están apartadas para ustedes -Retomó la palabra el Sr. Roku.- , lo único que tendrán que hacer es ir y firmar el registro. Como siempre, las habitaciones serán triples, eso quiere decir que Katara, Kuvira y Korra estarán en una y Bolin, Mako y Zuko en otra, ¿Quedó claro?
-Sí.-Dijeron todos al unísono con el típico tono monótono que siempre se usa en estos casos.
Después de hacer lo que se les había pedido, Korra y las otras dos chicas subieron a su habitación por el elevador, la 346 en el tercer piso; mientras, iban hablando de todo un poco.
-No sé ustedes, pero yo pienso darme un relajante baño de burbujas y meterme a la cama.-Bufó una chica de ojos color esmeralda y su negro y largo cabello recogido en una trenza de lado.
-¿Cansada, Kuvira?-inquirió burlona Katara. Usualmente, Kuvira Bloodworth era una persona energética, capaz de correr kilómetros y kilómetros sin desfallecer.
-No, estresada... Sabes lo mucho que detesto volar.-Replicó la oji verde.- ¿Y tú, Korra?, ¿Cómo estás?
-De la mierda.-Un sonido agudo de campana sonó por un segundo indicando que habían llegado a su piso justo antes de que las grandes puertas de acero pulido se abrieran dándole paso a las tres para salir al pasillo.-Jamás creí que tuviera que volver.
-Es claro que estás pasando por una mala situación, pero no debes dejar que te venza.-Habló la chica del lunar bajo el ojo.
-Estoy de acuerdo.-Secundó Katara.-Es una gran oportunidad para poder dejar todos esos fantasmas que te persiguen, para avanzar. Trata de olvidar lo que aquí pasó y concéntrate en disfrutar un poco de esto, será bueno para ti.
-Si tú lo dices...
No pasó mucho tiempo antes que encontraran su habitación y pusieran en marcha el plan que habían estado formando después de esa pequeña pero importante conversación entre ellas. Comenzaron poniéndose la pijama, posteriormente ordenaron servicio a la habitación para culminar viendo películas de terror que Kuvira hizo el favor de traer. Un maratón de Saw después y Katara al igual que Kuvira habían caído en los cómodos y seductores brazos de Morfeo, sin embargo, Korra aún seguía sin poder dormir. Ahí estaba ella, mirando hacia la Luna a través de la ventana abierta a un metro de su cama. Korra no podía dormir sin algo de frío en su cuerpo, pero aunque ya haya alcanzado la temperatura perfecta estaba sintiendo demasiadas emociones con el simple hecho de volver a ver esos típicos tejados de aquella ciudad que le era difícil tratar siquiera de dormir.
Las chicas tenían razón, no podía dejar que algo así la venciera y no lo iba a hacer así que tomó la orilla de su cobertor y se tapó con el hasta la cabeza dejando afuera sus pies para que el aire les pegara (odiaba sentir los pies calientes) y cerró sus claros ojos hasta que perdió el conocimiento...
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Justo como si tuviera instalado un resorte, el cuerpo de Korra se sentó automáticamente en la cama. Su cara estaba bañada de sudor y su respiración era realmente agitada, su corazón parecía ser el de un ratón gigante por tan rápido y fuerte que palpitaba. Había tenido una pesadilla, una de las que había dejado de tener desde hace ya años. Pasó sus manos sobre su cara para tratar de limpiar el sudor que la bañaba y, posteriormente, mirar hacia su lado izquierdo donde estaban las camas de las chicas encontrándolas vacías, sus ojos recorrieron la habitación hasta dar con la mesita de noche a lado de su cama. En ella, un vaso con agua y un post-it amarillo y cuadrado pegado a el estaban puestos.
Sin esperar ni un segundo más, estiró su cuerpo y su brazo derecho para poder tomar la nota, pudo reconocer la firme y clara letra de Kuvira.
"Korra. Salimos a desayunar con los chicos y el Sr. Roku. No creímos prudente despertarte ya que, sabemos, no dormiste nada desde el día anterior al viaje. Volveremos a las 13:00 para ir a comprar los atuendos para la obra benéfica.
-Kuvira"
Da un vistazo una vez más por toda la habitación, como si quisiera asegurarse que nadie estaba presente y, cuando lo confirmó, se abalanzó sobre su celular, el cual descansaba sobre una pequeña mesa cerca de la televisión y comenzó a marcar un número casi de memoria. Tras varios timbrazos, una voz masculina y juvenil se dejó escuchar.
-Hola...
-Aang, que bueno que...
-... Has llamado al celular de Aang Wyght.-Korra soltó un bufido al reconocer que fue enviada al buzón de voz.-Deja tu mensaje después del tono y prometo devolver la llamada en cuanto me desocupe.-Y, en cuanto terminó de decir esto, el dichoso tono se dejó escuchar.
-Aang, soy yo, Korra. Por favor llámame cuando puedas, por favor.-Pidió haciendo énfasis en las últimas dos palabras como súplica mientras pasaba una mano por su desarreglado cabello antes de colgar.
Soltó un gran y pesado suspiro antes de dirigirse hacia el agua que habían dejado para ella y tomársela de un solo trago, limpió su boca con la parte de atrás de su mano sin ningún reparo. Miró nuevamente hacia la ventana con el ceño fruncido en determinación.
-"No. No pienso dejar que me venza."-Pensó decidida antes de entrar al baño.
Abrió la llave del agua caliente tan sólo un poco en comparación a cuanto abrió la llave del agua fría. Gozaba realmente del agua fresca al bañarse, pero no estaba loca como para bañarse con agua helada.
Dejó que las gotas de agua recorrieran su firme y trabajado cuerpo, trazando pequeños caminos que inmediatamente eran alterados por las siguientes. No tardó más de 10 minutos en salir con una toalla envuelta es su torso cubriendo perfectamente sus partes íntimas. Abrió su maleta y tras elegir un sencillo conjunto de ropa consistente en jeans, playera negra y Converse negros con blanco se dispuso a vestirse.
El día prometía ser uno fresco y agradable, por lo que, tal vez, sería buena idea comprar su desayuno afuera. Tomó su celular, cartera, tarjeta de entrada, una gorra negra y bajó al lobby dispuesta a comenzar a conquistar sus miedos yendo a comprar un desayuno sola en las calles que tanta inseguridad le causaban.
Decidió hacer su camino hacia el lobby bajando por las escaleras, Korra siempre había sido de las personas que aprovechaban los pequeños momentos cotidianos para ejercitarse un poco, no por nada tenía ese cuerpo. Una vez abajo, caminó con desgano hacia el hombre que atendía la recepción y llamó su atención con un tosido fingido.
-Oh -Exclamó el hombre con un peculiar bigote para el gusto de la peli corto en cuanto notó su presencia.- , ¿Puedo ayudarle en algo?-Preguntó con un marcado acento francés.
-Sí, me gustaría saber sobre algún buen lugar para desayunar afuera, ya sabe, no me apetece seguir encerrada.-Respondió rascándose la nuca con pereza.
-Bueno, hay una muy buena cafetería a dos calles a la derecha.-Informó el hombre trazando el camino sobre su escritorio como si tuviera un mapa ahí.-Es muy famosa por su buena repostería y su atención a los turistas, a esta hora debe estar casi vacía, por si quiere algo de paz.
-"Paz... En Francia."-Pensó irónica.-"Sí, claro..." Muchas gracias.-Le sonrió levemente al hombre antes de salir mientras lograba escucharlo desearle un buen día.
Cada paso que daba fuera del hotel le hacía sentir extraña, el aire moviendo sus cabellos sueltos bajo la gorra era diferente a como lo recordaba y las grises nubes que cubrían el cielo la hacían sentirse un poco melancólica. A los diez minutos pudo divisar la pequeña pero elegante cafetería, el olor a café inundando sus fosas nasales deliciosamente en cuanto entró. Sus ojos cafés recorrieron cada rincón del lugar decorado de tal manera en que pudieras sentirte cómodo teniendo al color café oscuro como predominante. Inhaló una vez más y se formó detrás de una mujer de cabello rubio recogido en una coleta. Justo como el de la recepción le había dicho, el lugar era casi un desierto salvo por aquella mujer, las empleadas tras el mostrador y un joven de lentes trabajando en su computadora que le recordaba un poco a Mako.
Para cuando volvió su vista al frente, notó que la señora adelante de ella se había ido y ahora sólo quedaba una peli roja de piel blanquecina que la miraba curiosa con ojos tan claros que podrían compararse a su naranja cabello y un delantal verde la cual se hallaba tras el mostrador.
-Bonjour.-La voz de la chica la devolvió de su estado atontado en el que inconscientemente había caído.
-Oh, buenos días.-Korra alzó la vista hacia el menú gigante que se encontraba arriba de la chica que contenía las diferentes clases de bebidas y aperitivos que ofrecía el lugar; un ligero puchero se formó involuntariamente en sus labios mientras pensaba en qué ordenar. Para cuando se decidió miró de nuevo a la empleada quien extrañamente la veía con un ligero brillo en sus pupilas.-Voy a ordenar un cappuccino y...-Escaneó el aparador buscando algo dulce con que acompañarlo.-Y uno de esos panecillos de chocolate para llevar, por favor.-Pidió mientras que con su dedo índice señalaba el que había elegido. Metió sus manos a los bolsillos de su pantalón mientras observaba a sus pies hacer pequeños movimientos en tanto esperaba a que le dieran su orden, pero al seguir sintiendo la mirada de la chica sobre ella la enfrentó y le dedicó una dulce sonrisa. A la joven, ese movimiento la tomó desprevenida por lo que Korra notó como sus blancas mejillas se tornaban rojas y, acto seguido, se puso manos a la obra preparando lo que la morena le había pedido.
Impaciente, miraba el celular casi cada 5 segundos. Si la vieras del exterior dirías que tiene prisa por que le dieran su desayuno, pero no. Korra no paraba de preguntarse porqué carajos Aang no la llamaba de vuelta, necesitaba casi desesperadamente hablar con él y el tipo no da ni señales de vida. Como si fuera una especie de complot contra ella, más y más franceses comenzaban a entrar a la cafetería. Comenzaba a ponerse nerviosa y de pronto la idea de que Madame entrara por esa puerta transparente comenzaba a hacerla sudar frío. Cerró los ojos y trató de tranquilizarse, sabía mejor que nadie que encontrarse con aquella mujer era más que improbable, era imposible y, de seguir así, París acabaría derrotándola y eso era algo que no estaba dispuesta a permitir.
-Aquí tiene.-Aquel acento francés fue de nuevo capaz de sacar a la chica de sus pensamientos, la empleada la miraba con una sonrisa apenada con la bolsa de papel perfumado en su mano estirada.
-Gracias...-Balbuceó la vocalista antes de darle la tarjeta para que cobrara de ahí, no le importaba demasiado el precio y, además, quería irse de ahí ya. La joven peli roja cargó el monto a su tarjeta y le dio el ticket para que firmara, lo cual hizo rápido antes de devolverle la pluma que muy amable le había prestado.-Ten una buena mañana.-Dijo esto último y salió del lugar.
El resoplido aliviado que salió de su boca en cuanto atravesó la puerta para salir a la calle ni ella misma se lo esperaba. Sentir nuevamente el aire fresco golpear su morena cara era algo que no pensó que la calmaría tanto. Caminó hacia la orilla de la banqueta mientras miraba atenta que el pequeño semáforo para peatones cambiara el clásico muñequito quieto y parado al caminante, pasaron unos segundos más para que al fin dicho cambio sucediera y Korra comenzara a caminar con seguridad. Al otro lado de la calle, Korra observó que una joven morocha también cruzaba. Le pareció realmente extraño ya que no parecía prestar atención al frente, sino que tenía su mirada clavada en el piso mientras parecía mantener una conversación nada agradable con él en voz alta. Korra alzó una ceja extrañada, siempre pensó que los franceses eran raros pero nunca creyó que tanto.
Justo en ese momento notó por el rabillo del ojo que un auto algo viejo color blanco desobedecía la luz roja que le impedía el paso. Miró nuevamente a la morocha alarmada, esta seguía su discusión con el suelo completamente ajena al hecho de que se iba a interponer en el camino de un auto que no se iba a detener. No supo cómo ni cuándo, pero lo que sí supo fue que su mano había actuado por sí sola y había tomado del brazo a aquella peli ondulada justo a tiempo para jalarla fuera del carril peligroso, haciendo que el cuerpo delgado de la francesa chocara contra su pecho. Una mirada jade se posó molesta en la de Korra, como si hubiera cometido una falta hacia su persona.
-Hey, qu'est-ce...?!-Pero no pudo continuar su reclamo molesto porque la ráfaga natural de un auto al pasar velozmente a sus espaldas la hizo callar y abrir sus verdes ojos tanto como le fue posible. Korra alzó las cejas en un mudo "¿Lo ves?"-Oh, mon Dieu.-Susurró en shock mirando al blanco auto alejarse como si no hubiera estado a punto de arrollarla.
-Eso estuvo cerca, ¿Eh?-Dijo en inglés a propósito para que supiera que no hablaba (no mucho, al menos) francés.
-¡Casi me arrollan!-Exclamó más para sí misma que para Korra a pesar de hacerlo en el idioma de la morena.-Merci beaucoup!-Korra se encogió de hombros.
-No fue nada...
-¡Me has salvado la vida!-Insistió con un acento no tan marcado como el de la vendedora o el recepcionista pero aún notorio. Si algo debía admitir también era el hecho de que aquella morocha era muy hermosa. Sus ojos, como se dijo al inicio, eran verdes cual jades, su piel blanca y suave como la misma seda, sus negros y ondulados cabellos se encontraban ligeramente desarreglados pero eso no le restaba belleza a su cara, la cual estaba compuesta de unas facciones finas y delicadas que le hacían ver como un ángel o una hermosa escultura, adornando esto, unos labios rojos resaltaban viéndose apetitosos y suaves. Era, en pocas palabras, una de las féminas más hermosas que sus claras pupilas jamás contemplaron.
-Deberías tener más cuidado en ver hacia enfrente en lugar de gritarle al piso.-Comentó dando un paso hacia atrás, se había dado cuenta de que aún estaban en la posición que habían adquirido al momento de salvarla y aquello la sonrojó ligeramente.
-Gritarle... ¿Al piso?-La mujer alzó su ceja extrañada mientras que con su mano acomodaba un mechón de su azabache cabello tras su oreja dejándole ver a Korra unos manos libres por bluetooth; decir que se sintió estúpida era poco.
-Una expresión...-Alcanzó a decirle para salvar su dignidad al menos ante la francesa.-Sólo ten más cuidado.-Y sin decir nada más, se alejó de ahí a pasos agigantados sintiendo esa penetrante mirada de color aún pegada a su espalda.
Varios metros después, un ruido metálico la hizo voltear para encontrarse con un hombre sin hogar, sus ropas lucían rotas, viejas y sucias y tenía una barba de años. Supuso que buscaba comida y realmente le disgustó que lo hiciera en la basura, ningún humano debería ser rebajado a ello. Sin pensarlo mucho, llamó su atención con un silbido y le entregó la bolsa con lo que era su desayuno, no le dolía nada dárselo y, de todos modos, ni siquiera se lo iba a comer.
El camino de vuelta al hotel se le hizo rápido, saludó otra vez al recepcionista con un movimiento de cabeza y subió las escaleras con energía de dos en dos. Una vez frente a su cuarto hizo uso de la tarjeta para abrir el seguro electrónico; lo primero que vio fue a los cinco de la banda todos reunidos y sentados en las camas, parecían hablar verdaderamente animados de algo que pasó en el restaurante al que fueron y que Korra no alcanzaba a comprender. Arrastrando los pies se dirigió a la última cama, que era la suya, la cual estaba tendida y ocupada por Bolin.
-Bolin, hazte a un lado.-Ordenó arrastrando las palabras. El oji verde acató la orden y le dejó un lugar lo suficientemente espacioso para que la chica se pudiera tirar en él, cosa que hizo. Con total naturalidad, Korra recargó su cabeza en el firme pecho del fornido chico quien la rodeó con sus brazos con cariño.
-¿Y tú en dónde estabas?-Preguntó Zuko no como reclamo sino con auténtica curiosidad.
-Fui a una cafetería a unos diez minutos de aquí.-Contestó con los ojos cerrados y voz somnolienta.
-¿Algo interesante?
-Tienen la mejor repostería del lugar.-Se limitó a decir disfrutando de las pequeñas caricias que el chico le proporcionaba en la cabeza.
-Lamento mucho interrumpir tu momento de relajación, Korra.-La voz de Katara entró por sus oídos haciendo que levantara la cabeza de su almohada humana para mirarla.-Debemos estar abajo para ir a comprar los atuendos para la gala.-Anunció. Korra dejó salir un gruñido molesto antes de hacer caso a su amiga y salir junto con toda la banda fuera del hotel.
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Era la tercera vez que daban la vuelta por el centro comercial y ya estaban hartos. Korra, los chicos e incluso el guarda espaldas enorme llamado Kylle ("Kyllesaurus" para ellos por ser un gigante de casi dos metros) miraban una vez más con fastidio como Katara y Kuvira miraban de nuevo un escaparate con ropa que habían descubierto la primera vuelta y la cual miraban indecisas... Otra vez.
-¡Carajo!, ¿Cuánto más se van a tardar?-Exclamó realmente irritado el oji dorado.
-Relájate, Zuko... Hay que tenerles paciencia.-Bolin pasó un brazo por los hombros de Zuko con una sonrisa amable en su rostro.-De todas maneras hay cosas más importantes que discutir.
-¿Las hay?-Mako levantó la ceja mientras se despeinaba un poco su ya desarreglado cabello.
-¡Claro que sí!, ¿Qué les pareció el final de Zombie Apocalipsis Fiend?-Preguntó sabiendo de antemano lo que ello desencadenaría. Justo como lo esperaba, su pregunta causó que los jóvenes soltaran bufidos y sonidos de molestia.
-Tremenda mierda fue ese final.-Opinó el guitarrista principal de mirada dorada.
-Estoy de acuerdo.-Secundó Korra cruzándose de brazos.-Osea, ¿En serio? Se van por fin a la dichosa isla que está libre de zombies y no llegan porque se los tragó una ballena zombie asesina... ¡Una ballena!
-Eso fue, sin dudas, el peor final que le pudieron dar a tan buena serie.-Fue el turno de Mako de decir lo que pensaba.-Peor que cuando dejaron Glee sin Faberry.
-Esas dos tenían mucho potencial como pareja lésbica.-Korra asintió repetidas veces de acuerdo con su comentario y el de su amigo.
-Yo creo que Quinn quedó bien con Puck.-Habló Bolin ganándose la mirada asesina de tres pares de ojos.-Bueno, yo sólo decía...
Por fin, y después de mucho esperar, las dos chicas restantes habían elegido sus atuendos. Kuvira estaba bastante orgullosa de su elección: Un pantalón café de vestir, una blusa caqui y un saco de un café más oscuro con las solapas levantadas. A Katara también le había gustado su vestido azul ceñido al cuerpo con escote en la espalda. Korra había elegido algo más sencillo ya que sólo era un pantalón de vestir negro al igual que el saco y un top blanco dejando a la vista su tableta de chocolate. Los chicos, por otro lado, lo único que sabían era que sus corbatas eran de color dorado, verde y rojo.
Después de eso, lo mínimo que se merecían los chicos y Korra era un helado, Kuvira y Katara se ofrecieron a pagarlos por lo que estuvieron buscando una buena heladería en el centro comercial hasta que finalmente dieron con una que no era de McDonald's o Burger King. Los chicos disfrutaron del postre tanto como pudieron antes de que varios fans franceses llegaran a pedir videos, fotos y autógrafos cosa que, si bien lo hicieron con gusto, hizo que sus helados se derritieran y las manos de todos quedaran pegajosas.
Después de lavarse en los baños de aquel centro comercial, regresaron al hotel justo a tiempo para ver entrar a su equipo de maquillado y peinado. Saludaron a los empleados con alegría y familiaridad, siempre eran ellos quien se encargaban de su aspecto y habían desarrollado una amistad con todos. Las chicas siempre eran las primeras en ser atendidas por el tiempo que tomaban y justo estaban terminando de maquillar a Kuvira cuando Mako entró.
-Anny, Charlotte... Necesito especial atención en mí, por favor.-Mako tomó asiento en la cama impaciente porque terminaran con las chicas y ser él el primero de los chicos al que atendieran.
-¿Y a qué se debe?-Preguntó Anny extrañada del repentino comportamiento del oji ámbar.
-Sencillo: Esta noche, Asami será mía.-Las carcajadas que su comentario causó le hicieron fruncir el ceño.- ¿Dije algo gracioso?
-Depende, ¿Acabamos de escucharte decir que Asami será tuya?-Preguntó Korra con una gran sonrisa, como esperando a que contaran el chiste del año.
-Así fue.-Nuevamente las carcajadas llenaron el ambiente.
-Entonces sí...-Korra apenas y podía hablar de la risa.-Algo MUY gracioso.
-¡Puedo conquistarla!
-Sí. Claro, Makario.-Replicó Kuvira esta vez con ironía cargada en su voz logrando que el chico de mirada ámbar se pusiera rojo y frunciera el ceño.-Porque a todas las mujeres les atrae un metrosexual.-El cometario volvió a desatar las risas de las tres chicas presentes.
-20 billetes a que tartamudea.-Habló Katara.
-20 a que ni se le acerca.-Aseguró la morena.
-Muéranse las tres.-Espetó con los dientes apretados mientras se levantaba molesto y se iba a su habitación.
Tres horas fueron las que tardaron las chicas en estar listas, entre el ligero maquillaje, el peinado y ponerse su ropa debían admitir que fue un tiempo record a lo que usualmente hacen. Listas para iniciar la noche, las tres salieron de su cuarto compartido en el exacto momento en que los chicos lo hacían. Los tres las miraron con cara de bobos; todos se veían entre sí como hermanos pero no por eso podían evitar esa reacción al ver lo hermosas que sus amigas quedaban siempre luego de una "intervención".
-Vaya...-Zuko fue el primero de los tres en hablar.-¿Fueron chicas todo este tiempo?
-"¡Oye, Mei!, ¿Sabías que los pulpos cagan por dónde comen?"-Imitó la chica del lunar tratando de agravar la voz para que se pareciera a la del chico de dorada mirada. La risa de todos no se dejó esperar al recordar ese suceso para molestia del guitarrista principal.
-Cierra la boca.-Espetó avergonzado.
-No, pero en serio, chicas. Se ven hermosas.
-Gracias, Bolin. Ustedes también se ven muy apuestos.-Devolvió el cumplido Katara.
-¿Nos vamos ya?-Mako señalaba con su pulgar el pasillo por el que tenían que irse esperando que el resto avanzara.
Todos, ajenos a lo que pasaba, iniciaron su camino pero Korra permaneció atrás. Inhalaba y exhalaba profundamente para tratar de calmar sus nervios por salir a un gran evento en París y, por sobre todo, se repetía una y otra vez que no había necesidad de temer ya que aquella horrible mujer había salido de su vida y jamás nunca iba a volver.
-Sería mucho más fácil si Aang me regresara la llamada...-Susurró para sí misma antes de seguir a los demás al elevador.
En el lobby, la figura elegante y despreocupada del Sr. Roku los esperaba justo frente al elevador. El hombre les sonrió alegremente una vez estuvieron fuera de aquel metálico aparato.
-Muy bien, chicos.-Inició su discurso.-Esta noche es la noche. Puede que ustedes piensen que será sólo una gala benéfica, pero es mucho más que eso...
Korra se desconectó de lo que sea que el Sr. Roku estuviera diciendo, comenzó a pensar en algo que le hiciera sentir calma, música... Olores... Sabores... Ella...
Sacudió su cabeza. No debía pensar en ella. Había estado muy ocupada con sus traumas en París como para que su recuerdo la golpeara y, justo ahora cuando necesitaba más tranquilidad que antes, su rostro le pasó por la mente. Deseó con todas sus fuerzas no haberla perdido, apostaba que con ella aquí todo hubiera sido mucho más fácil e incluso podría hacer lo que Katara y Kuvira le recomendaron: Disfrutar. Pero no. Su recuerdo tenía que sumarse a uno de los tantos que le dolían JUSTO en ese momento. Maldita sea su cerebro...
-¡KORRA!-El grito indiscutiblemente hecho por el representante de la banda la sacó de sus pensamientos tortuosos. Los ojos del hombre se posaron analizadores en los azules de ella.-¿Escuchaste lo que dije?
-Alto y claro, Sr. Roku.-Mintió.
-De acuerdo...-Era más que claro que no le creyó nada.-Es hora de irnos.
Mientras Korra caminaba hacia la limusina, rogó a los dioses que la semana se pasara rápido y por fin volver a casa.
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-Por todos los hurones...-El susurro que Bolin lanzó al aire hablaba por todos los jóvenes dentro del auto. Sabían que era algo grande, pero jamás pensaron que tanto.
Prácticamente, la calle estaba abarrotada de gente loca gritando, camarógrafos, entrevistadores y guardias de seguridad como jamás habían visto antes, algunas personas se pegaban a los vidrios de la limusina aún en movimiento tratando de ver a quién transportaba y, al verlos, comenzaban a llorar y a golpear el vidrio mientras los pasajeros y motivos de sus lágrimas hacían lo que mejor podían para mostrarles una sonrisa amigable, cosa que lograba alegrarlos como jamás vieron. Nunca van a comprender cómo rayos llegaron sanos y salvos al inicio de la alfombra roja que adornaba las escaleras que daban al salón. El chofer bajó y comenzó a caminar hacia la puerta de los chicos para abrirla.
-Que Raava nos ampare.-Zuko exhaló nervioso mientras veía al hombre abrir la puerta y, como era el que estaba sentado más cerca de ella, fue el primero en salir. Los gritos en cuanto lo vieron se hicieron ensordecedores, caballerosamente ayudó a salir a Katara antes de saludar a la multitud justo detrás del típico lazo rojo.
-Show time.-Bolin acomodó galante su cabello antes de bajar tras Katara, quien ahora tomaba del brazo al oji dorado como cada vez que iban a un evento. Seguido de él, Kuvira quien también fue ayudada por el dulce muchacho a salir y lo tomaba del brazo también.
-Es nuestro turno.-Señaló la morena nerviosa.
-¿Estarás bien?-Preguntó Mako sabiendo un poco más sobre el pequeño sentimiento de paranoia que su amiga comenzaba a sentir en lugares con mucha gente. Korra asintió.
-Hagámoslo de una vez.-Mako afirmó dándole una mirada determinada para ver si así le inyectaba un poco de ello a su oji azul amiga antes de salir de la limusina y luego ayudar a Korra a salir.
En cuanto puso un pie en la alfombra carmín los gritos fueron aumentando de tono como no creyó ya posible. Con un esfuerzo sobrehumano les mostró una de sus ya típicas sonrisas mientras los saludaba y tomaba a Mako del brazo. Los seis chicos se acercaron a sus fans de tres personas por lado para poder firmar autógrafos y tomarse fotos con todos los que pudieran tratando de dar la facha de jóvenes despreocupados disfrutando de sus fans o, al menos, la chica morena lo hacía. Después de eso, entrevista tras entrevista de varios periodistas que informaban a distintos canales de T.V. o revistas. La vocalista agradeció a todos a los que tenía que agradecer porque las preguntas se dirigían únicamente a lo profesional y no a ninguna parte de su vida personal.
Cuando por fin logran pasar esa prueba de fuego para cualquier artista, entrar al edificio se les antoja como un gran alivio. Todos parpadeaban un poco, aún no estaban avezados a los flashes cegadores directamente en su cara y lo único que podían ver eran lucecitas verdes, rosas y blancas que los atontaba bastante al grado de que Bolin casi choca con un pilar a lado de la puerta.
Poco después, todos los invitados estaban ya reunidos alrededor de una especie de escenario azul de madera circular mirando a un anciano barrigón y regordete de mejillas rosadas, cabello blanco con bigote, barba de chivo y un gran círculo de calva en su cabeza la cual brillaba por las luces.
-Gracias a todos por haber venido a este humilde acto de caridad -Comenzó a decir en inglés con acento francés gracioso el hombre regordete.- , me complace saber que tenemos a tantas personas importantes apoyando tan noble causa como lo es...
Korra seguía revisando el celular cada cinco segundos. Aang seguía sin llamar. Sus amigos, perdidos en la multitud, seguían sin aparecer. La morena estaba comenzando a sudar frío y, al mismo tiempo, sentir calor. No había prestado atención a nada de lo que aquel señor estaba diciendo así que cuando los aplausos sonaron ella sólo los siguió sin siquiera saber por qué aplaudían.
-¡Korra! Por fin te encuentro.-Esa voz paternal acompañada por una mano en su hombro la hizo suspirar aliviada. El Sr. Roku la miraba levemente preocupado, pero al ver la pequeña sonrisa que Wyght le dirigió se relajó él también.-Debes venir conmigo, hay gente que necesitas conocer.
-Claro.
Así que el resto de la velada se la pasó saludando, conociendo y siendo amable con hombres y mujeres extraños cuya importancia para ella era tan nula que los nombres se le olvidaban al segundo de saberlos, sin embargo, trataba de poner buena cara y no mostrar lo desesperada que estaba por una llamada. La sonrisa en la cara del Sr. Roku le decía que estaba haciendo las cosas bien, contaba bromas y se reía también con las que las otras personas contaban a pesar de ser tan divertidas como una carrera de caracoles bajo el Sol. Siempre que le decían que era muy bien portada para ser vocalista de una banda de alternativo ella respondía que simplemente sabía dónde ser ella misma y donde ser una persona falsa e interesada. Lo bueno es que sólo ocurrió una vez ya que la reprimenda que el Sr. Roku le dio le hizo entender que, si volvía a responder algo así, estaría en problemas.
En el momento en que pensó que probablemente iba a morir del aburrimiento con la larga y pesada charla del Sr. y la Sra. "No-sé-qué" una vibración en las bolsas de su saco se hizo presente para luego darle el paso a la canción "Sugar" de Maroon 5 que tenía como tono especial para un contacto. Una sonrisa iluminó su rostro al ser consciente de que por fin tenía la llamada que tanto había esperado.
-Disculpen.-Fue lo último que el matrimonio y el Sr. Roku escucharon de Korra antes de que la vocalista se alejara de inmediato rumbo a un pequeño balcón que se veía a lo lejos. Al llegar, ni se molestó en ver el paisaje tan hermoso que ese lugar proporcionaba, simplemente deslizó la opción de "contestar" de su pantalla táctil y se llevó el aparato al oído.
-¿Aang?
-¡Sunny!-Exclamó como saludo la voz llena de vida del otro lado de la línea.-Siento mucho no haberte llamado antes, es sólo que estaba algo ocupado por el trabajo.
-¿Día largo?-Preguntó sonriente.
-Algo así, pero lo vale.-Korra amplió la sonrisa que ya tenía en el rostro al escucharlo decir eso.-Pero de eso hablamos luego. Me interesa más lo que tengas que contar, ¿Estás bien?
-Sí... Algo así... Sabes que estar aquí no es fácil, pero lo he podido sobrellevar bastante bien.
-No te vayas a confiar, no llevas ni tres días ahí.
-Lo sé, pero aguantar una semana no creo que me vaya a matar. De todas formas,-Suspiró.- sería más fácil si llamaras constantemente, sabes que voy a necesitar de tu apoyo.-Dijo lo último casi lamentándolo.
-Me alegra que por fin reconozcas eso, cabeza dura.-Afirmó.-Y no te preocupes, que yo estaré ahí para ti.
-Muchas gracias, Aang. Eres el mejor.
-Buff... Te has venido a dar cuenta muy tarde, ¿No lo crees?-Ambos rieron por el comentario. Korra respiró más libremente que hace unos minutos, hablar con Aang siempre le hacía bien no importa en qué circunstancia se encontrara, sin embargo, aún tenía algo pendiente que preguntar.
-¿Y cómo están todos por allá?
-Justo igual que como los dejaste en el aeropuerto... A menos que te refieras a una persona en especial.-Korra chasqueó la lengua, como odiaba a veces esa habilidad del chico de 27 años para leerla. Cerró los ojos con fuerza y tragó duro.
-¿Cómo...?-Aclaró su garganta.- , ¿Cómo está ella?-Un silencio pesado se adueñó del ambiente, de no escuchar la respiración de Aang hubiera pensando que la llamada se había cortado.
-Te lo diré, pero sea lo que sea... Debes estar tranquila...
-Eso suena a problemas.-Quiso que su voz sonara bromista, pero falló notablemente.
-Korra... Sokka le ha propuesto matrimonio...-Las palabras que escuchó por el auricular la dejaron boquiabierta. Podía jurar que su respiración, sus latidos, sus pensamientos e incluso el tiempo alrededor de ella se habían detenido por completo y todos sus sentidos se concentraron en las siguientes palabras que Aang iba a pronunciar.-... Y aceptó.
Fue todo lo que no necesitaba escuchar. Por unas simples dos palabras todo su mundo colapsó. Korra podía sentir como su corazón era atravesado por un puñado de dagas, una tras otra, tras otra sin tregua alguna. De repente le costaba respirar. De repente escuchaba muy lejana la voz de Aang llamándola hasta que un ruido más seco la detuvo.
No fue consiente de cuánto tiempo estuvo parada afuera en el balcón, sólo sabía que se le había formado un nudo en la garganta que le costaba horrores poder deshacer y tenía una repentina urgencia por salir de ahí. Cosa que iba a hacer.
Con sus pies respondiéndole de una forma eficiente, se dirigió a paso veloz hacia un camarero cuya bandeja estaba repleta de cócteles de diversos colores. Korra tomó uno en su mano temblorosa y con la que tenía libre lo tomó a él por el hombro.
-Dime, ¿La salida del personal?-El hombre debió ver su mal estado ya que de inmediato arrugó las cejas.
-¿Se encuentra bien?
-La salida del personal, dónde está.-No le importó que sonara más a exigencia que a pregunta y, de hecho, así lo prefería.
-Es la puerta de allá.-Señaló un marco de dos puertas con el mismo color que parecían estar hechas de platino. Sin esperar más y bebiéndose la dulce y agria sustancia de la copa de un golpe se encaminó a paso apresurado hacia tal puerta atravesándola sin delicadeza llegando a la cocina.
Si su respiración por sí misma ya estaba hecha la mierda, fue mil veces peor por culpa del sofocante ambiente del área junto con diversos vapores que salían de algunas ollas conforme iba atravesando el lugar sin importarle ni un pepino los reclamos en francés que los empleados molestos le hacían, atravesó nuevamente una puerta similar pero en color blanco y se encontró en un frío, sucio, húmedo y maloliente callejón bajo la noche estrellada.
Estuvo vagando sin rumbo fijo por un par de horas... ¿O tal vez minutos...?, ¿Segundos...? No sabía ni le importaba, así como tampoco le importaba perderse o ser asaltada o secuestrada... Ni siquiera sabía qué estaba buscando o qué quería hacer, simplemente dejó que sus pies la llevaran a uno y mil lugares que no conocía. Pronto dio con un oculto lugar del cual salía música de heavy metal, el ambiente prometía ser algo interesante y la puerta negra custodiada por un robusto, enorme y calvo sujeto así como la enorme fila para entrar la estaban llamando. Con seguridad en su caminar y en su pose se dirigió al hombre quien la escaneó curioso por la vestimenta formal que la chica de cabello café traía.
-Vous ne pouvez pas entrer.-Le dijo con una voz ronca y autoritaria.
-Estoy en la lista.-Afirmó adivinando lo que el hombre había dicho.
-¿Nombre?-Preguntó en inglés.
-Korra Wryght.-El hombre, quien ya había sacado la dichosa tableta con hojas blancas, se detuvo sin siquiera darle un vistazo a la primera página y la miró sorprendido antes de volver a su expresión imperturbable.
-Adelante, Mademoiselle Wryght.-Mirando de soslayo a los jóvenes formados asombrados por su presencia fue como entró sin inmutarse.
El calor típico, las vibraciones de las bocinas a todo volumen retumbando en su pecho como si fuera ella quien las emitía, las luces azules y blancas atravesando la oscuridad y el olor extraño del lugar fueron los factores que la recibieron en cuanto entró. Se limitó a bajar las escaleras y atravesar ese mar de cuerpos sudorosos y saltantes en la pista de baile demasiado metidos en los suyo como para notarla e hizo su camino hacia la barra frente a la cual tomó asiento cuando pudo.
-Puis-je vous aider, le miel?-Ronroneó coqueta la mujer delgada y castaña detrás de la barra con una mirada intensa sobre Korra. La vocalista no entendió ni media palabra de lo que la otra dijo. A pesar de haber vivido dos años ahí, su vocabulario sólo se limitaba a lo más simple ya que, en palabras de Madame: "No era necesario que una mocosa aprendiera un lenguaje que no va a utilizar" .
-Un shot de tequila, por favor.-Articuló cada palabra que salía de su boca por si acaso no escuchaba o no podía entenderla con tanto ruido. La castaña asintió y se alejó de ahí para servirle lo pedido.
Después de ese trago, otro siguió, y otro, y otro, y otro más hasta que el número de bebidas se había vuelto imposible de saber en gran parte porque el alcohol de su cuerpo ya estaba causando estragos en su memoria o había dejado de contar, uno de esos dos. Estaba a punto de pedir otro trago de lo que sea pero que sea fuerte cuando una voz a sus espaldas lo evitó.
-¿No crees que ya es suficiente?-Korra sonrió. Reconoció ese acento francés de inmediato, casi como si estuviera indeleblemente grabado en su mente.
-Oh, pero si es mi buena obra del día...-Arrastró las palabras, obvia señal de su ebriedad, mientras miraba cómo tomaba asiento en el banco de al lado.
-Bonsoir.-Saludó educadamente la morocha. Korra la miró lo más detalladamente que su visión pobre le permitía. Tenía su azabache cabello suelto y lo había adornado con un broche, su maquillaje era ligero pero las sombras sobre sus párpados hacían que el verde de su mirada resaltara, sus labios ya de por sí apetecibles estaban cubiertos por una ligera capa de brillo rosado haciéndoles ver suaves, frescos y besables... Tal vez y tenían un delicioso sabor a fresa...
Sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos causando sólo que su mareo aumentara.
-Hoooolaaa de nuevooo.-Saludó tratando de sonar casual y, obviamente, fallando en el intento.-¿Qué haces aquí?-Preguntó al ver la vestimenta formal que la oji verde traía. Su vestido era rojo... Y elegante... Y fue lo único que su ebrio cerebro pudo procesar.-Apuesto a que vienes por un trago.-Concluyó.-Espera...-Abrió la boca para llamar a la bartender pero aquella joven la cortó en el acto.
-No, gracias. No vengo por un trago.-Aseguró. Korra guardó silencio, repitiendo en su mente las palabras de la morocha.
-Me gusta tu acento.-Dijo por fin mirándola con una sonrisa boba.- ¿Siempre has hablado así?-Preguntó arrugando la nariz pero sin dejar la sonrisa a un lado.
-Pardon?-Parpadeó extrañada.
-¡Ves!-La señaló con su dedo índice emocionada.-¡Ahí está de nuevo!-Una risa graciosa escapó de los labios de Korra.-¿Sabes? Odio el francés, pero en ti suena bonito.-Le dijo sinceramente, su semblante volvió a oscurecerse y la morena agachó la cabeza sintiendo nuevamente esa mirada verde sobre ella. Con decisión, levantó el brazo para llamar la atención de la mujer tras la barra.-¡Bartendeeeer!-La llamó.-¡Otro!-La chica asintió ante la petición, pero la morocha le impidió seguir.
-Ne pas servir un autre verre Mademoiselle, s'il vous plaît.-Indicó sin ser consciente del ceño fruncido que la cara de Korra adoptó.
-¡Oye!-Gruñó.-No es justo...-La oji verde iba a replicar pero Korra siguió hablando de inmediato.- ¡No sé mucho francés!, ¡No hables con la bartender en francés frente a mí!
-D'accord, ¿Puedo saber qué te tiene así?-Preguntó mientras buscaba la azul mirada de la joven.
-Sólo si me dices qué le dijiste.-Señaló a la bartender.-No sé francés... Yue sabía, sin embargo...-Dijo en un tono de voz tan bajo que fue un milagro que su acompañante la escuchara.
-¿Yue?
-Ya sabes... Se casará con Sokka...-Se encogió los hombros mirando pensativamente un punto fijo en la nada, luego parpadeó como si hubiera descubierto algo y exclamó.- ¡Yo soy mejor que Sokka!
-Debo suponer que estás así por ella.
-Y yo debo suponer que vernos aquí no es coincidencia.-Contraatacó.
-¿De qué...?-Korra notó que se quería hacer la desentendida, pero estaba ebria, no estúpida... Aún.
-Tu "gopa"-Dijo queriendo imitar el acento francés.-Lindo vestido, por cierto...-Miró a la mujer de arriba a abajo. Debía admitir que estaba como quería, tal vez en otras circunstancias intentaría definitivamente algo con ella, pero no esta vez.-"Eges" una "fgancesa" muy linda... You know I make you wanna screeeeaam. You know I make you wanna ruuun from me, baby, but now it's too late You've wasting all your timeeee... Yeah!-Cantó a todo pulmón reconociendo la canción que sonaba en ese momento cerrando los ojos con fuerza.
-Creo que deberías ir a tu hotel.-Abrió los ojos de golpe.- Te acompañaré.
-No necesito que me cuides... Eh...-Arrugó tiernamente la nariz al darse cuenta de que no sabía el nombre de su acompañante femenina.
-'Sami.-Se presentó.
-'Sami.-Repitió para estar segura.-No necesito que me cuides, 'Sami...-Hizo énfasis en el nombre para mostrarle que ya se lo sabía.-Puedo sola.
-Claro, lo que digas.-Dijo sarcástica.- ¡Disculpe!, ¡La cuenta!-Pidió respetando los deseos de Korra por no querer que hablara francés.
-Oye...-Volvió a replicar, pero esta vez en un tono casi similar al de un niño pequeño.-Yo quería seguir aquí.-Su mirada era igual a la de un perrito, suplicante, sin ser consciente del sonrojo que causó en 'Sami debido a las luces del lugar.
-Te acompañaré a tu hotel.-Dijo suavemente.
-Pues eso "sega" un "pgoblema"-Anunció, su tono de voz volviendo a ser molesto e irritado.
-¿Ah, sí?-Espetó retadora.
-Sí, "pogque" no "gecuegdo" dónde estaba o cuál "ega" mi hotel.-Confesó.
-Debes estar bromeando...-La misma mujer que había estado atendiendo a Korra fue quien trajo la cuenta. 'Sami miró el recibo y sus ojos se abrieron tan grandes como eran.-Mon Dieu!, tal parece que te bebiste medio bar.-Expresó entregando su tarjeta. A pesar de que sus sentidos estaban muy por debajo de lo usual, logró detener la mano de 'Sami antes de que entregara ese plástico azul.
-¿Qué haces? Yo puedo pagarlo.
-Apuesto a que sí.-Sonrió.-Pero yo invito esta vez.-Korra dudó un poco antes de por fin soltar la suave y fría mano de 'Sami, observando como la entregaba y miraba a la bartender esperando a que se la devolviera. Después de unos segundos, verde encontró a azul expresando curiosidad.- ¿Por qué me miras así?
-Eres realmente extraña.-Después de todo, ¿Cuantas personas hacían esto por otras? Sí, puede que haya evitado un accidente, pero no fue la gran cosa para Korra. Ninguna de las dos dijo nada hasta que la castaña volvió con el ticket que 'Sami firmó rápidamente.
-Listo, vámonos.-Habló sonriente mientras se levantaba de su asiento.
-Oye, 'Sami...-La llamó burlona, como si lo que fuera a decir fuera un as bajo la manga.- ¿A dónde se supone que voy a ir?-Al ver el gesto de duda en el hermoso rostro de 'Sami, una sonrisa arrogante se dibujó en sus labios, la cual se borró con la siguiente línea de la oji verde.
-Parece que no me queda otra más que...
-¿Más que...?-Repitió preocupada. Eso le sonaba mal.
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Korra sintió cómo los rayos de Sol traviesos se colaban por la ventana con la única y exclusiva finalidad de joderle su despertar. Decir que era un milagro que haya dormido la noche entera sin pesadillas era un tanto erróneo ya que, para empezar, no durmió, sino que se desmayó por culpa del alcohol y prefería volver a ese estado de coma abducido para no experimentar el horrible dolor de cabeza que comenzaba a atormentarla. Era, por mucho, el peor dolor de cabeza que había sentido en la vida.
-"Nunca más."-Se prometió refiriéndose a volver a tomar como si no hubiera un mañana. Se apretó la cabeza en un fallido intento por calmar el dolor pero, obviamente, no funcionó.
Con pereza y pesadez comenzó a abrir los ojos, tomándose su tiempo para que el contacto con la luz solar no fuera tan agresivo, pero vaya sorpresa se llevó al mirar a su alrededor: Esta no era su habitación de hotel.
La posición boca abajo que siempre tomaba para dormir no fue en absoluto un impedimento para que se levantara de la cama blanca cual chapulín, de inmediato se dio cuenta de que fue mala idea ya que el mareo que trajo consigo fue proporcional al aumento de jaqueca que consiguió. Cerró de nueva cuenta los ojos mientras los síntomas de una cruda promedio pasaban para después volver a abrirlos e inspeccionar el lugar.
La habitación era minimalista, la luz entraba en abundancia para dar un perfecto despertar a todas aquellas personas mañaneras que no estuvieran crudas... Obviamente, Korra era lo opuesto a eso así que esta habitación era una tortura. Su aspecto minimalista la hacía ver amplia y relajante ya que contaba con solo una cama matrimonial, una mesita de noche y un ropero justo al lado de una puerta aparte de la salida que, suponía, era el baño y el blanco era el color predominante con algunos toques rojos pastel.
A pesar de estar segura que no estaba ahí por ningún motivo avieso, eso no quitaba el hecho de que estaba en un lugar completamente desconocido y eso dejando a un lado que había roto su celular y los chicos junto con el Sr. Roku iban a matarla. Debía salir de ahí, debía encontrar la salida... Debía vestirse...
Porque apenas lo había notado. Al mirar hacia abajo notó por primera vez que estaba semi desnuda, solamente llevaba puesto el top que llevaba a la obra benéfica y sus boxers blancos. Ok, ahora estaba avergonzada... Trató de recordar algo de lo que sucedió antes de caer dormida.
-"Veamos..."-Pensó.-"Yo estaba en un antro cool... Bebiendo... Llega esta chica que salve en la mañana... ¡'Sami!... Hablamos un rato, pagó la cuenta... Se ofreció para llevarme al hotel cuyo nombre olvidé..."-Se forzó a recordar otra cosa después de ello pero todo estaba oscuro y, además, hacía que le doliera la cabeza. Caminó hacia el ropero y abrió sus puertas con la esperanza de que ahí estuvieran su par de pantalones y su saco, afortunadamente no se equivocó y los encontró limpios y colgados en ganchos, se vistió de inmediato. Buscó sus zapatos en el piso e igual dio con ellos al instante. Ya vestida, abre la puerta para salir con lentitud, esperando que no hiciera ningún ruido. Sabía que era de mala educación irse sin despedirse apropiadamente agradeciendo tanta hospitalidad, pero no sabía con certeza de que habían estado hablando ella y 'Sami y no quería pasar más vergüenzas de las que ya pasó.
Tan sigilosa como un ninja, Korra avanzó rápida y silenciosamente a través del pasillo que daba a la habitación de la cual salió, bajó las amplias y elegantes escaleras notando cómo la puerta que daba a la calle se imponía frente a ella al final de estas, apresuró el pasó. Continuó caminando en puntillas cada vez más rápido y en el momento en que las yemas de sus dedos iban a tocar el picaporte una voz la frenó en seco.
-Bonjour.-Apretó los ojos y contrajo su figura como si haciendo eso fuera a desaparecer por arte de magia. Lento, fue volteando hacia el lugar de donde la voz de la francesa había salido cambiando su expresión de "atrapada" a una sonrisa nerviosa.
-Bu-buenos días.-Tartamudeo dándole una sonrisa boba y con el brazo tras la nuca. La morocha la miraba recargada desde el marco que daba a un pasillo con sus brazos cruzados y mirándola escrutadora. 'Sami estaba, a simple vista, recién levantada. Sus negros cabellos desordenados en aspecto mañanero, traía unos pantalones de franela color lila y una sencilla playera de tirantes blanca dejando a la vista sus brazos cubiertos por una especie de chal azul pastel, sus ojos verdes eran levemente opacados por unas gafas transparentes. Era muy extraño para Korra que una mujer recién levantada luciera tan fresca y hermosa como lucia 'Sami justo ahora.
-¿Ya te ibas?-Aunque fue pregunta, casi se las arregló para que sonara a reclamo para la oji azul.
-¿Dónde estoy?-Ignoró lo dicho por 'Sami y se dedicó a mirar la gran e iluminada casa.
-Bienvenida a mi casa,-'Sami relajó su postura y su tono anterior mientras le regalaba una sonrisa cálida, como si comprendiera los pensamientos de Korra.-Disculpa, tuve que traerte aquí...-Avanzó hacia ella.-Tu nivel de ebriedad era algo alto y no recordabas dónde estaba o cuál era tu hotel.-La tomó del hombro. Korra podría jurar que sintió un cosquilleo extraño justo donde la había tocado. Extrañada, rápidamente se movió fuera de su alcance y luego le dirigió una mirada de disculpa por su acto tan maleducado.-No te preocupes, no es ninguna clase de secuestro o algo.
-No, no.-Se apresuró a decir. Korra no pensaba algo así y sentía que debía hacérselo saber.-No creía que lo fuera...-Se detuvo pensativa, de pronto el simple hecho de no saber qué le había contado a aquella mujer la golpeó. No podía haber revelado algo preocupante, ¿No?... ¿Y si lo hizo?... ¡Por todos los patos!, ¡Ella era una figura pública! Se removió incomoda en su lugar mientras apenada buscaba la verde mirada.-Eh... 'Sami, ¿Cierto?...
-Vaya... Recuerdas mi nombre, un avance... ¿Quieres que te diga si dijiste algo comprometedor?-Preguntó con conocimiento. Korra abrió los ojos tan grandes como se le permitió y asintió.-Bueno, nada del otro mundo.-La tranquilizó.-Pero también estoy segura de que serías mejor que Sokka.-Ante la mención de aquel nombre, la mirada de Korra se oscureció.
-No puedo creer que te haya contado eso...-Cubrió su cara con ambas manos avergonzada.-Disculpa, no tendrías que escuchar lamentos tontos de una muchacha ebria.
-No te preocupes.-La relajó con una sonrisa.-No fue una molestia.
-De todos modos disculpa.-Continuó.-Y de verdad agradezco tu hospitalidad, pero debo irme... Prometo compensarte pronto.-Añadió de inmediato para no sentirse malagradecida.
-Está bien, pero sería una grosería irte sin desayunar.-Le dijo 'Sami.
-Oh, no. De verdad, ya has hecho suficiente.-Lo que menos quería Korra era hacer que 'Sami lidiara con una malhumorada chica con resaca.
-Mira...-Levantó su mano para ponerla delicadamente sobre la mejilla de Korra dándole escalofríos.-Apuesto lo que quieras a que tu cabeza está a punto de estallar y debes sentir un malestar en tu estómago. ¿Por qué no nos acompañas a desayunar? Y luego puedes irte en mejores condiciones-Korra lo pensó un poco, de cierta forma tenía razón. No podía llegar con el Sr. Roku en ese estado porque tenía su muerte asegurada.
-De-de acuerdo.-Aceptó por fin.
-Bon.-Sonrió.-Espera un momento... Le petit déjeuner est prêt!-Gritó mirando hacia las escaleras. Korra frunció el ceño extrañada.-Disculpa, es la única manera en que bajan.
-¿Bajan?, ¿Quiénes?-'Sami le guiñó el ojo sonrojándola un poco.
-Ya verás... Ven, acompáñame a la cocina.-'Sami comenzó a caminar ante la confundida mirada azul de Korra, quien ni tarda ni perezosa la comenzó a seguir.
Caminaron por pasillos de madera clara y brillante, Korra pensó que era una casa... ¿Cómo describirla?... ¡Fresca!... No sólo daba esa impresión debido a la entrada de la luz o como estaba decorada, sino porque estaba limpia y olía como a flores. En esa casa, cualquiera podría sentirse en paz, hasta ella.
Cuando entró a la cocina, se dio cuenta que en la isleta blanca estaba llena con varias cosas de desayuno: mermeladas, jarras con leche y jugo y exactos cuatro lugares puestos con platos con fruta picada, omelette de verduras y hasta una canasta de pan baguette cortados en cachos. Definitivamente sí hubiera sido una grosería irse.
-Toma asiento.-Le indicó la morocha mientras servía un vaso con agua. Korra la obedeció sin chistar atenta a cualquier movimiento que la peli negra hiciera. Había algo en ella, algo que no sabía identificar pero simplemente no le podía quitar la vista de encima.
Al voltear, 'Sami la atrapó observándola fijamente y Korra, al ser descubierta, rápidamente desvío la vista a la ventana, desde la cual se podía ver árboles y césped perfectamente cortado.
-Aquí tienes.-Dijo llamando la atención de la vocalista, quien notó la mano blanca de 'Sami extendiéndole una pastilla y la otra con el vaso con agua que estaba sirviendo hace poco.
-Gracias.-Dijo antes de tomarse la pastilla que se le había dado.-En serio debo recompensarte.
-Mon Dieu!, sí que eres terca.-Exclamó divertida.
-No soy terca.-Replicó haciendo un puchero molesto.-Es sólo que no me siento cómoda con todo esto gratis.
-Te equivocas, chéri. No es gratis.
-Bien, ¿Qué es lo que debo de hacer?-Preguntó satisfecha.
-Nada. Ya lo hiciste, me salvaste la vida.-Aclaró al ver la cara extrañada que la vocalista puso.
-¡Pero eso fue un golpe de suerte!
-Golpe de suerte o no, estoy muy agradecida contigo.
-Bueno, supongamos que es cierto...-Aceptó.-Pero que te haya "salvado la vida"-Hizo comillas en el aire.- no cubre todo. Si mal no lo recuerdo, pagaste mi cuenta.-Señaló.
-Sí, pero el dinero no es problema.-Quiso estancar el tema.
-Pero dinero es dinero...-Se detuvo pensativa.-Apuesto a que no me dirás cuanto fue, ¿O sí?
-Non...-Admitió interesada en lo que sea que Korra diría.
-Entonces espero que no sea imprudente para ti si te invitara a...
El sonido de la puerta abriéndose interrumpió la invitación a cenar que Korra le iba a hacer a 'Sami. Sin aguardar más, la castaña voltea a ver quién es la persona que ha entrado y cuál es su sorpresa al encontrarse tras ella a un niño.
O, más bien, un pre-adolescente.
Tenía unos cabellos lacios de un negro intenso, casi comparándose al del vacío mismo. Su piel era blanca rivalizando con la de su madre y unos ojos azules intensos como el mar que la miraban abiertos de par en par como si estuviera frente a él un unicornio o algo similar. Estaba, por completo, petrificado.
-Mon coeur,-Lo llamó la oji jade.- el desayuno está listo.-Pero a pesar de la camuflajeada orden de sentarse en la mesa, el chico simplemente se limitaba a seguir mirando completamente turbado a Korra, quien comenzaba a sospechar un poco de su comportamiento.
-Bonjour.-Saludó Korra sonriente, tratando de ver si así el chico reaccionaba, pero nada. Comenzó a intercambiar miradas entre ella y la francesa una y otra vez como si buscara una explicación para lo que estuviera pasando pero Korra en ningún momento borraba la sonrisa de su cara para no hacer más incómodo esto de lo que ya era.
-Gu en, no seas maleducado.-Ordenó 'Sami al ver cómo Gu en seguía sin hacer ni un gesto que no sea mirar a ambas.
Nuevamente la puerta se abre, pero esta vez revelando a una pequeña y hermosa niña, poseedora de unos encantadores rizos rubios y unos preciosos ojos verdes como los de su madre. Su bonita carita pasando de sueño mañanero a sorpresa inusual al ver a Korra al igual que Gu en quien, al menos, ya parpadeaba.
-Très bien, ¿Me pueden explicar qué les pasa a ustedes dos?-Korra miró a 'Sami poner sus brazos como en jarra y una expresión de no tener ni idea de qué coños pasaba, la imagen le causaba tanta risa (ya que ella sí que sabía qué les pasaba) que tuvo que morderse el labio hasta casi sangrar para no reír. Justo cuando creía que ya no iba a aguantar, ambos niños tomaron a 'Sami de una mano cada quién y la comenzaron a llevar afuera de la cocina muy a pesar de que la morocha se trataba de resistir, por fin terminó pidiéndole disculpas a Korra y saliendo con ambos de la cocina.
Korra podía escuchar la plática que se estaba llevando acabo tras aquella puerta de madera clara, pero de nada le servía porque todo estaba en francés. Parecía que Gu en y la niñita trataban de convencerla de algo y 'Sami simplemente no cedía. De pronto, su nombre fue mencionado alto y claro entre tanta palabra desconocida y entonces confirmó lo que, de por sí, ya sabía.
Después de un poco, los tres volvieron a entrar a la cocina tratando de verse en calma o, al menos, esto en caso de los niños quien no podían evitar mirarla varias veces mientras tomaban asiento frente a sus desayunos.
-Excuse-moi.-Se disculpó 'Sami algo apenada.-Ellos no suelen ser así.
-No te preocupes, 'Sami.-Sonrió.-Suele pasarme más a menudo de lo que crees.-Añadió picoteando un poco su omelette con el tenedor.
-Permíteme presentarlos, ellos son Gu en y Azumi Moulian. Son mis hijos.-Korra, quien en ese momento estaba bebiendo la poca de agua que le quedaba en el vaso, comenzó a ahogarse ante las miradas sorprendidas de los tres. De inmediato comenzó a darse golpecitos en el pecho hasta que pudo sacar toda el agua que se había ido por el lado incorrecto y recomponerse.- ¿Te encuentras bien?-Le preguntó 'Sami preocupada.
-Sí, sí... Todo bien.-Respondió con voz ronca.-Fue sólo la impresión, creía que eran tus primitos o algo similar.-Confesó con sinceridad, confesión que le causó risa a la azabache.
-Suelen decirme eso a menudo.-Dijo ella.
-Y no me sorprende.-Coincidió Korra.
-Decía que son Gu en y Azumi.-Continuó con las presentaciones.-Ella es...-Dejó abierta la frase para que Korra la completara. La oji azul sonrió de lado y les tendió la mano.
-Korra Wryght, mucho gusto.-Se presentó ante la sorpresa de 'Sami quien, adivinaba la morena, no había creído lo que sea que los niños le habían dicho hasta ahora.
-Je vais demander un autographe.-Susurró Gu en aún sin creerse que Korra estuviera en su casa.
-Oh, vous ne serez pas. Elle veut le petit déjeuner en paix.-Lo regaño 'Sami ante el ceño fruncido de Korra quien no entendía nada de lo que estaba pasando.
-Mais maman...!-Protestó Gu en.
-Je l'ai dit quelque chose et je ne vais pas répéter.-Soltando un pequeño bufido para hacerlo pasar desapercibido, Gu en acató la orden en francés de que tomara asiento de su madre (O eso es lo que creía Korra) frente a frente a la vocalista. Al poco rato lo siguió su hermana quien, a diferencia del muchacho, tenía una linda y angelical sonrisa en su rostro.
-Disculpa de nuevo.-Retomó la palabra 'Sami.-No sé qué les pasa hoy.
-No te excuses, 'Sami.-Intercedió sonriendo ampliamente.-Fue divertido de ver.-Le aseguró.
-De todas maneras, es una grosería hablar en la lengua madre teniendo invitados extranjeros.-Señaló.
-¿Ah, sí?...-Se rascó la nuca.-Ohh... Ups...-Exclamó recordando las múltiples veces que hablaba en su idioma teniendo extranjeros a lado.-Bueno... Supongo que no importa.-Les dijo riéndose nerviosa.
Para sorpresa de todos en la mesa, la pequeña metió su manita en una bolsita en su camisón rosa y sacó un pequeño aparatito que parecía ser su celular. Comienza a teclear cosas en la pantalla ante la atenta mirada azul de Korra. Cuál fue su sorpresa cuando Azumi volvió a levantar la mirada para sonreírle dulcemente a la rockera y luego una voz extraña, monótona y robótica salía del celular.
-"Gu en querer un autógrafo de tuyo"-Recitó. Korra parpadeó sorprendida y luego asombrada. La niña había utilizado el traductor de internet para tratar de comunicarse en un idioma que no sabía y, aunque no hubiera sido perfecto, había dado a entender lo que le quería decir.
-¡Pero que ingenio!-Exclamó la morena entusiasmada mientras sacaba su propio celular para meterse en el traductor y escribir rápidamente: "Entonces dile a Gu en que traiga todo lo que quiera que le firme y un plumón indeleble."
-"Alors dites Gu en apporter tout ce que vouz voulez lui faire signer et le marqueur indélébile"-Tradujo la voz. No sabía hasta qué punto lo que sea que haya dicho había estado mal expresado ya que los tres franceses en la cocina arrugaron las cejas extrañados. Gu en lo pensó un poco y luego una gran sonrisa apareció en ese rostro que hace tan sólo unos momentos estaba ceñudo y salió corriendo de la cocina.
Regresó con una guitarra, dos posters y los dos discos que habían sacado hasta ahorita, la chica firmó todos y cada uno de ellos. Se le hizo divertido saber que el niño tenía, prácticamente, un ejemplar de cada cosa que habían estado sacando de la banda pero que su mamá le dijo que debía dejarla desayunar tranquilamente por lo que se limitó bastante a sólo un par de cosas.
-No te preocupes.-Le dijo, o al menos trató de decirle por medio del traductor.-Cuando pueda traeré a los demás para que firmemos todo eso.-Prometió.
-¿En verdad?-Le preguntó él por el mismo medio.-¿Acaso los chicos banda están en París aquí?
-¡Claro que lo están!-Se apresuró a escribir.-Están en el hotel...-Y se detuvo de golpe. ¡¿Cómo en el mundo se le había olvidado?!... ¡Por Raava!, ¡Se le olvidó llamarlos!... ¡VAN A MATARLA!
-¿Está todo bien, Korra?-Le preguntó 'Sami al ver la cara de preocupación de la chica.
-'Sami, ¿Podría hacer una llamada desde tu teléfono?-Suplicó Korra al borde de la desesperación juntando sus manos como si fuera a rezar.
-Cla-claro... Usa el de la cocina.-Señaló el aparato que estaba instalado en la pared al cual Korra se abalanzó como si fuera un salvavidas y ella se estuviera ahogando.
-"Piensa, Korra, piensa... ¿A quién deberías llamar?"-Pensó mientras chasqueaba sus dedos rápidamente como si así agilizara su mente.-"Veamos... ¿Katara?, descartada, se va a poner a regañarme como loca. ¿Kuvira? Con se aire de dictador que se carga... No, otro. ¿Bolin?, ¡Sí!, Bolin..."
Con la rapidez máxima que sus dedos le permitieron, marcó el número del celular de su amigo y esperó a que sonara. Un tono... Dos tonos... Y por fin habían contestado.
-¡Bolin!, Necesito que...
-¡Korra!, ¡Es una trampa!-Se escuchó la voz del baterista a lo lejos.
-¿Qué?, ¿Bolin?
-¡Sabíamos que llamarías a este número!-La voz molesta de Katara sonó a través del auricular. Korra supo entonces que ya se la había llevado la que la trajo.
-Katara, yo...
-¡¿En qué estaba pensando tu estúpida y retorcida mente cuando se te ocurrió salirte así de la obra benéfica?!
-Yo...
-Y, digamos, al menos le avisaste a alguien, ¡Nooooo!, ¡A la Srita. Wyght se le ocurre salirse sin decir a donde rayos se iba!
-Pero, Katara...
-¡Y encima de todo esto encontramos tu celular destrozado en el balcón!, ¿Tienes una idea de cuánto nos preocupamos?
-Lo entiendo, pero...
-¡De no ser por Aang no nos hubiéramos enterado ni que te teníamos que buscar!
-Sí, pero...
-¡Estábamos a un minuto de llamar a la policía!, ¡A la policía!
-Sí, pero...
-¡¿Se puede saber en dónde te has metido?!
-Estoy en...
-¿Sabes qué?, hablamos cuando llegues al hotel Comtois. Com-to-is.-Separó de forma clara para que Korra escuchara bien.-Estoy casi segura de que se te olvidó el nombre del hotel. Ven de inmediato.-Y sin decir nada más, colgó la llamada. Un silencio incómodo se adueñó de la cocina.
-Eso sonó mal.-Rompió a hablar la morocha francesa mayor.
-Pudo ser peor.-Aseguró Korra encogiéndose de brazos.-Pero, como puedes notar, debo irme.
-Claro, ¿Quieres que te lleve a tu hotel?-Sugirió 'Sami mirando fijamente a la vocalista.
-No será necesario, pero gracias.-Se negó Korra con una de sus típicas sonrisas.-Sólo que si podrías decirme en dónde puedo tomar un taxi...
-Oh, sí, claro... Yo te llevo.-Aceptó 'Sami asintiendo con la cabeza.
-Gracias.
Korra se despidió de ambos niños antes de salir de la cocina junto con 'Sami para posteriormente salir de la casa. Caminaron por una calle casi vacía de personas con otras casas lujosas y grandes que eran diferentes entre sí, pero que aún conservaban algo que las hacían no destacar de las demás; pronto, la oji azul descubrió que estaba en una especie de suburbios para adinerados. Llegaron en poco tiempo a una grande e imponente verja de metal color negro con un símbolo extraño en medio de las dos. Cerca, una cabina de vigilancia con varios guardias en forma y atentos a lo que sea que pase se hallaba instalada, Korra se preguntó cómo patos le había hecho 'Sami para meterla ebria al lugar. Su francesa acompañante se había ido a hablar con aquellos sujetos y abrieron la enorme verja frente a ella en cuanto 'Sami regresó a su lado.
-Bueno, entonces... Hasta la vista.-Se despidió sonriendo de medio lado y sintiendo como esa sensación extraña que se apoderaba de ella al salir a las calles de París volvía.
-Cuídate mucho, Korra.-'Sami le regaló una sonrisa cálida que alivió, aunque fuera un poco, esa pesadez en su pecho.
-O-oye... Aún me falta recompensarte.-Recordó Korra, cuando vio que 'Sami estaba punto de replicar, rápidamente la interrumpió.-Así que no sé si aceptarías salir a comer conmigo.
-¿Contigo?-Repitió ligeramente turbada ladeando la cabeza, Korra no entendía cómo era que hacer ese simple movimiento resultaba verse elegante en ella.
-S-si tú quieres...-Agachó la cabeza apenada y se recriminó por ello, ¿Por qué se apenaba? Ni que fuera a ser una cita o algo, sólo iba a devolver el dinero que 'Sami gasto en ella. Nada más.-O podría ser de otra forma.-Se apresuró a decir, por si la idea de comer con ella no fuera buena para la francesa.
-Oh, no... Sería un placer ir a comer contigo.-Respondió 'Sami. Por alguna razón extraña, el hecho de que haya aceptado comer con ella le había cambiado el humor radicalmente. Korra le mostró una sonrisa amplia como las que mostró en su cocina.
-Perfecto. Yo te llamo.-Aseguró con ánimo.
-De acuerdo.
-De acuerdo... Bueno -Inhaló sonoramente mientras metía sus manos en su pantalón.- , me voy. Hasta la comida.
-Au revoir, Korra.-Se despidió 'Sami antes de que la vocalista echara a correr rumbo a la primera avenida principal que encontrara.
