¡Hola! Soy Celeste, y esta es mi primer fic de Teen Wolf, aquí en FF como en el Internet. Ojalá les guste esta idewa, ya que estoy demasiado emocionada porque la vengo pensando desde hace mucho tiempo y decidí compartirla. No se va a centrar en los ships, eso quiero que quede claro. Obviamente va a haber entre la manada y Stiles, pero no van a ser demasiado importantes. Los dejó leyendo.
Disclamer: Teen Wolf no me pertenece, ni tampoco sus personajes. Ellos son propiedad de Jeff Davis.
Prólogo.
La manada mira expectante a Scott, su Alpha, esperando a recibir una explicación de porque han sido convocados allí.
Allison se sienta a su lado y toma su mano, para luego apretarla. Scott está nervioso, y no necesita ser un hombre lobo para notarlo.
—Exactamente, ¿qué estamos haciendo aquí? —Lydia pregunta, con su acostumbrado tono de superioridad y aburrimiento, aunque estas emociones son fingidas. Sabe que es algo importante, ya que Scott no se inquieta fácilmente (no desde aquella noche, en realidad), pero intenta normalizar la situación disfrazando el temblor de su voz con acidez.
El lobo adolescente la mira por unos segundos, y abre la boca un par de veces, como si intentara decir algo. Nada sale de ella.
Sin embargo, nadie empuja la situación; Scott se encuentra en un estado delicado desde el accidente, y, aunque trate de ocultarlo, la manada sabe que no se encuentra bien. Pero el hecho de que el Alpha esté tan nervioso por algo les preocupa, ya que no había mostrado señales de emociones (sólo tristeza, a decir verdad).
—Scott, dilo de una vez —exclama Derek Hale con voz dura, lo que consigue que Isaac y Kira le lancen una mirada amenazadora—. Lo siento, sólo… tómate tu tiempo.
El lobo se disculpa con él, pero puede notar que su disculpa no sirve de nada, porque Scott no lo está escuchando. Parece focalizado en la pared, donde varias fotos se encuentran pegadas; la mayoría son de Stiles y él, de niños y adolescentes, sonriendo y riendo, en un tiempo en que sus vidas no eran complicadas. En un tiempo en que los dos seguían con vida, en realidad.
—Vampiro —larga Scott de manera abrupta, sin despegar su mirada de una imagen en particular, en la que él y su mejor amigo arman castillos de arena—. Hay un vampiro en la ciudad.
El moreno gira su rostro para mirar a sus amigos: sus reacciones son diferentes. Mientras Derek, Peter (¿acaso él forma parte de la manada? Se pregunta Scott) y los gemelos aprietan su mandíbula y dientes, Allison, Isaac, Kira y Lydia hacen muecas de sorpresa. Malia, por otra parte, posee el ceño fruncido.
Sin embargo, todos demuestran una emoción clara: miedo. Y no sólo miedo, también terror.
Este momento le recuerda a Scott cuando descubrieron que Stiles había sido poseído por el Nogitsune; las mismas expresiones en los rostros de las mismas personas, sólo que por otra causa diferente.
—¿U-un vampiro? —pregunta Isaac, esperando a que todo sea una broma—. ¿Hablas en serio?
Scott asiente en su dirección.
—Vampiros —dice Lydia, en voz baja y mirando a su mejor amigo—. ¿Por qué no?
Stiles lava la sangre de su remera con la vieja canilla de la casa de los Hale, intentando borrar todo rastro del líquido rojo perteneciente al hombre criminal de su ropa.
Su mente, sin embargo, no está centrada en quitar aquellas manchas, sino que se encuentra recordando el grito de terror del adulto cuando mostró sus colmillos; recuerda lo bien que se sintió sentir su corazón acelerarse del miedo; recuerda el buen sabor de su sangre al beberla, y lo pulcro (no estaba limpio, no en verdad, ¿qué se podría esperar de alguien que se encontraba en prisión desde hacía nueve años? Pero a Stiles no le había importado esto) que se encontraba su cuello antes de morderlo.
Al principio, cuando era sólo un principiante en los primeros meses de su transformación, sentía que la culpa y la ira por lo ocurrido crecían en su estómago hasta llevar estas emociones a todo su cuerpo. Pero ahora, entiende que no hace nada malo.
Claro, ha asesinado a varias personas, rayos, ha bebido su sangre, pero ninguno de aquellos hombres era inocente.
Todos ellos se encontraban en prisión, y sólo los peores allí son los elegidos para ser la cena de Stiles.
A decir verdad, está haciendo un bien. Se asegura de que todos aquellos seres peligrosos para los habitantes de Beacon Hills mueran, eso es algo bondadoso.
Él hace algo bueno por la población, y, a cambio, se alimenta y logra vivir fuerte y sano, haciéndose más poderoso con el pasar de los días y la sangre de los criminales. Es un beneficio mutuo.
Stiles sonríe mientras observa como el agua se lleva las últimas gotas rojas, y luego lame sus colmillos, aún manchados.
Ser vampiro no es tan malo.
¡Estoy tan emocionada por esto! Ojalá les haya gustado y dejen una review, si es que quieren.
