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Quiero ser padre.
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Disclaimer: Algunos personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner Bros. El resto de ellos son propiedad de Kishimoto-sama. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.
Sumario: Envidia era algo que Sirius nunca pensó sentir al ver a James con Harry, pero era verdad y éste sentimiento creció hasta que lo hizo tomar una decisión: adoptar un bebé. No encontrando respuestas en su mundo, él se aventura a otros y justo antes del Halloween de 1981, Sirius recibe la llamada que estaba esperando.
Negando la petición de sus amigos de ser su encargado secreto, Sirius Black viaja este lugar lejano, Konoha, en busca de su nuevo hijo. Un hermoso bebé rubio de ojos azules y con extrañas cicatrices en ambas mejillas.
Parejas: Sirius Black/Severus Snape. Lucius Malfoy/Remus Lupin.
Aclaraciones y Advertencias: UNIVERSO COMPLETAMENTE ALTERNATIVO. Probablemente Mpreg, mucho OOC… y Sirius siendo Sirius.
Aclaraciones de lectura:
-Letra normal: dialogo, relato.
-Letra en cursiva: pensamientos de los personajes.
-Letra en 'blah': Será el inglés en Konoha y japonés en Inglaterra.
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Prólogo: El deseo.
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Sirius Black se removió incómodo en su asiento y miró de reojo como Lily amamantaba a su ahijado. Notando su mirada, su mejor amigo James, puso los ojos en blanco.
-En serio, Padfoot. Hace ocho meses que Harry está con nosotros, ¿y todavía no te acostumbras a ver a Lily dándole de mamar? –sonrió con burla.
-No es eso –frunció los labios-. Es qué…
¿Cómo decirlo…?
"¿Quiero un bebé?" ¿Desde que estoy con Harry cada día me ha entrado la nostalgia de querer tener un niño propio, pero no quiero casarme? ¿Quiero ser padre, pero sin la necesidad de tener una mujer (o mago hermafrodita) y pasar por los nueve meses de embarazo? O de última… ¿Estoy pensando seriamente en adoptar un niño? La verdad es que ni él mismo sabía de dónde había salido este sentimiento y estaba un poco horrorizado por el hecho. Él no sabía absolutamente como cuidar de un niño (no podía hacerlo de sí mismo tampoco), pero desde que Harry estaba con ellos e interactuaba diariamente con él, la loca idea de querer criar a un bebé él mismo no le salía de la cabeza.
Y él no era un rebelde sin causa por nada. Si había algo que Sirius Black quería, él lo conseguiría.
-Hola, espero que no lleguemos tarde.
La voz de Remus lo salvó de responder algo que todavía no se había planteado el cómo decirle a sus amigos. Y tal vez, estar cerca de Remus, hiciera que esa idea loca que tenía se fuera un poco de su cabeza. Porque la pequeña gota de agua de Lucius Malfoy que estaba en los brazos de su amigo le quitaban todas las ganas de criar un niño.
Si Harry Potter era cariñoso, risueño y amable, Draco Malfoy era gruñón, demasiado dependiente de su madre y arisco con cualquiera que no conociera. Él parecía tener un particular desdén para todos los Gryffindors que no sean su propia madre. Algo calcado de su padre, si le preguntaban.
-¿Estás aquí, Moony?– dijo con sarcasmo-. No puedo creer que Malfoy le haya sacado el candado a la cadena que te ata a su cama, para que puedas venir.
Remus fulminó a su amigo con la mirada.
-Es por actitudes como la tuya que mi marido no quiere que deje mi casa para venir a visitarlos –gruñó.
-Él tiene razón, no fastidies, Sirius –regañó Lily.
James por supuesto, no salió en su defensa, demasiado temeroso del genio de la pelirroja, así que Sirius se cruzó de brazos y se enfurruñó, maldiciendo el día en que Moony conoció a Lucius Malfoy.
En parte era su culpa, maldición; porque a él se le había ocurrido llevar a sus amigos a la fiesta de compromiso de su prima Narcisa, con el simple objetivo de fastidiar a la familia Black.
En esa misma fiesta, Remus había tenido la posibilidad de ser presentado a Lucius Malfoy y tratarlo. Las chispas habían volado entre ambos, inadvertido para todos. Los Merodeadores y Lily, se enteraron demasiado tarde del gusto del licántropo por lo prohibido, porque cuando quisieron saber por qué su amigo actuaba tan nostálgico, recién él les dijo que su corazón estaba roto, porque al día siguiente su amante secreto y amor de su vida se casaba con otra.
Mucho a su horror, él único que se casaba al día siguiente, era justamente el heredero Malfoy. Y estando tan shockeados por la noticia, no supieron si alegrarse y aliviarse porque el bastardo se casaba o apenarse por Remus.
El alivio ganó, por supuesto.
Ese era el peor de los Slytherins y era mejor que esté bien lejos y casado con otra de su especie.
Pero ninguno de ellos contó con que la mano del Destino intercedería allí. Era rigor hacer exámenes a ambos futuros esposos para saber de su fertilidad, así se aseguraban que la unión traería descendientes, que era lo que más se buscaba en estos matrimonios arreglados. Con la mano del Destino en ello, los exámenes tiraron que Narcissa era prácticamente infértil y debería tratarse mucho para lograr embarazarse.
Los Malfoy no quisieron saber nada de eso, por supuesto, no querían una mujer "estropeada". Fue entonces que Lucius le hizo saber a su padre, sutilmente por supuesto, que él tenía un amante que si bien era Gryffindor y pobre, también era un licántropo, lo que aseguraba prácticamente un 99% de fertilidad, porque estas criaturas oscuras estaban preparadas para reproducirse en masas. Y eso era lo que necesitaban Abraxas y Lucius, ya que ellos eran los únicos Malfoy que quedaban en el Mundo Mágico.
Y entonces, en cuestión de días, Remus Lupin pasó a ser Remus Malfoy.
Esto siempre fue motivo de discusión entre sus amigos, quienes insistían a Remus que su suegro y esposo sólo lo veían como una fábrica de hacer bebés, mientras el castaño refutaba que era amor. Al final, ninguno tenía la razón, porque la verdad era que Lucius amaba a su esposo, pero también deseaba que éste le diera al menos media docena de hijos que continuaran el apellido y su padre estaba de acuerdo con ese pensamiento.
-¿Y dónde está Lucas, Remus? –preguntó Lily, mientras dejaba a Harry en su corralito de juegos, junto a Draco.
-El Señor Abraxas tenía una reunión con sus amigos y se llevó a su primer nieto para que juegue con los niños de su edad. Él está orgulloso de su nieto, así que le permito que se lo lleve. Me da menos trabajo, la verdad. Porque cuidar de Lucas y Draco puede ser cansador –suspiró con cansancio, pero había una sonrisa encariñada en su rostro.
-No hubieses tenido niños tan de seguido –masculló Sirius, todavía de mala leche.
Remus lo ignoró.
Evidentemente, después de que Abraxas aceptara el matrimonio, siete meses después (porque los licántropos necesitaban menos periodo de gestación que un mago normal), su primer nieto había llegado. Había decidido que su nombre sea Lucas Abraxas Malfoy y desde que salió del vientre de su madre, fue los ojitos de su abuelo. El niño tenía ya casi tres años y su hermano Draco unos nueve meses. Porque el medimago había dicho que Remus debería esperar al menos dos años antes de volver a embarazarse y Lucius había tomado a pecho eso. No bien su hijo cumplió los dos años, el rubio tiró a su esposo en la cama, desechó las pociones anticonceptivas y se lo cogió hasta que quedara embarazado de Draco.
Según los cálculos, si tenían un niño cada tres años, para los cuarenta, ya tendría la media docena que necesitaban para mantener el apellido y después se podrían dedicar a disfrutar de su matrimonio, dejando a los niños con los elfos domésticos.
Sí, Lucius era el perfecto Slytherin astuto y lo tenía todo calculado.
-No seas así, Sirius –dijo Lily, volviendo a la carga-. Tú no sabes lo que es tener un niño –miró con una sonrisa a su hijo, que tenía la punta de la túnica de Draco en su boca-, ellos te conquistan y te hechizan. Cuando tienes uno, no puedes parar.
-Es imposible que Padfoot puede entender –rió James-. Creo que él seguirá soltero y sin compromisos hasta la muerte.
Remus y Lily compartieron la risa con el animago, haciendo que Sirius hirviera de rabia.
-Eso es lo que ustedes piensan –gruñó en voz baja.
-¿Qué dices, Paddy?- preguntó James.
-Nada. –Se cruzó de brazos y miró para otro lado. -A ustedes parece que no le importan mis sentimientos, así que no les voy a contar nada.
Lily puso los ojos en blanco y se levantó para ir a revisar la comida que estaba preparando.
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Si es que era posible, la burla de sus amigos sobre que él no podría ser un padre, redobló las ganas de Sirius de tener un bebé. Por supuesto, dentro de todas las opciones menos comprometidas y dolorosas, adoptar estaba en el tope de la lista. Así que lo primero que comenzó a hacer la segunda semana de abril, fue ir al Ministerio a preguntar cómo podría hacer para poder adoptar un niño mágico. Por supuesto, con la guerra que comenzaba a ser más fuerte afuera, había muchos niños que estaban quedando huérfanos y él esperaba poder adoptar uno de ellos.
Pero resultó ser un trabajo duro, no solo por el hecho de que él trabajaba como Auror, sino que también la mala fama que había tenido por ser la oveja blanca de los Black habían reducido sus conexiones. Su maldita madre se había encargado de despotricar en su contra, por lo que resultaría muy difícil poder conseguir salirse con la suya así como así.
-Pero vamos, seguramente puede haber alguna opción –murmuró coqueto, guiñando un ojo a la bonita secretaria de Asuntos Familiares.
-Bien, señor Black –dijo ella, ruborizada y encantada de tener la atención de tan apuesto hombre-. Sinceramente, que usted sea soltero reduce mucho sus posibilidades. ¿Por qué no se busca una esposa y tiene un niño de forma natural? –sugirió, aleteando sus pestañas.
Sirius se contuvo de hacer una mueca de horror.
-Lo que pasa, preciosa, es que soy un Auror y todos los días me enfrento al peligro allá afuera. Yo no podría romperle el corazón a mi amada esposa, dejándola viuda y con un niño –dijo dramáticamente-. Sin embargo, si adopto uno, sé que mi familia podrá hacerse cargo de él si me pasa algo y también quiero ofrecerle un hogar a tantos de esos niños que quedaron sin padres por la guerra. ¿Por qué tener uno propio sabiendo que puedo dejarlo huérfano, en vez de adoptar uno que me necesita? –cerró los ojos y suspiró con dolor.
La secretaria estaba prácticamente lista para llorar.
-Entiendo, señor Black. Haré lo que sea para conseguirle ese niño que tanto anhela.
-Gracias, corazón –tomó una de sus manos y se la besó-. Eres un amor –sonrió galante.
Sin embargo, mayo y junio pasaron y Sirius no tuvo noticias de su bebé, lo cual lo enojó mucho, porque sabía que de alguna manera, su madre tenía que ver en esto. Era evidente que Walburga no iba a permitir que su hijo obtenga algo que lo haría feliz y, sobre todas las cosas, que adopte un niño que no lleve la sangre Black. Él no entendía por qué ella se hacía tanto problema, si supuestamente él ya había sido borrado del árbol familiar.
Bien, si su madre querría que esto se transforme en una lucha, una lucha sería.
Fue por eso que Sirius tomó unos de los consejos que le dio la secretaria, de intentar buscar un niño fuera de Gran Bretaña, en un lugar donde el apellido Black fuera poco o nada conocido. A él no le importaba eso, mientras sea un bebé, Sirius aceptaría cualquier nacionalidad. Así que escribió una carta, luego hizo un encanto de copia y contrató el servicio de lechuzas especiales para larga distancia y mandó cartas pidiendo que alguien responda a su deseo de tener un bebé.
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*Mediados de agosto*
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-Hey, ¿por qué esas caras? –preguntó Sirius mientras ayudaba a su ahijado, de un año ya, a dar sus primeros pasos, sosteniéndolo de las manitos.
James y Lily lo miraron seriamente.
-Dumbledore estuvo ayer aquí –respondió James en un suspiro-. Nos dijo algo muy alarmante, Padfoot, algo que nos aterroriza.
-Merlín, me asustan –murmuró, levantando a Harry del piso-. ¿Qué les dijo?
Fue la pelirroja quien le explicó al hombre acerca de la profecía que, según el director, posaba sobre las cabezas de su hijo y Neville Longbottom. Después de contarle todo, la pareja se hubiese mirado extrañada y tal vez reído al ver la cara seria de Sirius, pero el momento no lo ameritaba.
-¿Y ahora qué piensan hacer?
-Albus nos dijo que lo mejor sería que nos escondamos bajo el encanto Fidelio –James suspiró-. Pero significaría que yo tengo que abandonar mi atrabajo, Lily el suyo y prácticamente estar desconectados del resto del mundo.
-Es una decisión difícil, por eso nos dio tiempo de pensarlo.
-Tienen mi apoyo en lo que decidan –dijo Sirius-. Aunque va a ser difícil no poder verlos o salir como teníamos acostumbrados. Pero supongo que yo tampoco voy a poder hacerlo dentro de poco –masculló para sí.
-¿Qué quieres decir con eso? –Obviamente, James lo oyó.
-Eh. –Hizo muecas de vergüenza. –No se los conté antes, pero tengo pensado adoptar un bebé.
Hubo un breve momento de silencio, hasta que:
-¡¡¡¿Has perdido la razón?!!!
El grito de ambos Potter fue tan fuerte, que el pequeño Harry se asustó y comenzó a llorar.
-¡Hey, no reaccionen así! –Saltó a la defensiva-. Pensé que me iban a apoyar en esto.
-A ver, Sirius Black –Lily respiró varias veces para calmarse, mientras tomaba a Harry en sus manos-. ¿Tú escuchaste lo que acaba de decir? ¿Tú, el ser más irresponsable que conozco, deseas adoptar un bebé que dependerá de ti hasta para bañarse?
-Sí –hinchó su pecho con orgullo.
-Estás completamente loco, no te apoyo en esa idea loca para nada –proclamó James.
El pecho del animago de desinfló.
-Wow, gracias amigo –dijo sarcásticamente.
-Eres mi amigo y te quiero, Padfoot, pero como tal, es mí deber hacerte ver cuando estás a punto de cometer una locura. –Negó con la cabeza. –Lo siento, pero no creo que debas hacer algo tan irresponsable como adoptar un niño.
-Pero tú tienes a Harry –intentó razonar-, no sabías nada de cómo ser padre antes que llegara y lo estás haciendo bien. Con la guerra y todo eso, no creo que yo pueda vivir mucho o al menos casarme, por eso quiero experimentar el ser padre.
-Pero yo tengo a Lily.
-Hay un montón de padres solteros por ahí, yo aprenderé. ¿Lo hago bien con Harry, no? –sonrió. James miró a su amigo y después a su hijo y tuvo que convenir que Harry era absolutamente feliz cuando Sirius estaba cerca.
-Um, bueno. Tal vez puedas adoptar un niñito ya crecido, no necesariamente un bebé.
-Na… quiero un bebito, para empezar de cero.
-¡¡¡Estás loco!!! –chilló Lily, haciendo que Harry vuelva a llorar-. ¡Y tú también, James! ¡No te dejes convencer! ¡Sirius no puede hacerse cargo ni siquiera de un adolescente! ¿No recuerdas esa vez que nos propuso darle whiskey de fuego a Harry para que se durmiera?
-¡Ya te dije que fue una broma! –Se defendió enseguida.
-Con eso no se bromea –gruñó la pelirroja, fulminándolo con la mirada.
Sirius se cruzó de brazos.
-Digan lo que digan no voy a cambiar de parecer. Quiero un hijo y lo voy a tener, cueste lo que cueste.
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*12 de octubre*
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*Konohagakure no Sato*
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Las dos encargadas del orfanato de Konoha miraron con odio al demonio que se quejaba de hambre. Por supuesto, ellas no iban a alimentar al demonio, no deseaban que creciera y los matara a aquellos que quedaban vivos después del ataque que acaba de ser hace dos días. Pero el Sandaime le había dado instrucciones expresas de cuidar del niño y ellas no podían desobedecer tal orden.
-Deberíamos buscar la forma de deshacernos de él –murmuró una de ellas.
-Pero, ¿cómo? La ley del Sandaime caería sobre nuestras cabezas si le hacemos algo al demonio. Pese a todo, no quiero perder mi trabajo, por culpa de ese monstruo.
La otra mujer se mordió el labio inferior y suspiró.
-Supongo que debemos buscar alguna forma, vámonos por ahora, hay niños que sí merecen nuestra atención –anunció con desdén.
Abandonaron la habitación, sin remordimientos de dejar al niño hambriento.
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*Al día siguiente*
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-Kaori, ¿tú sabes inglés?
-Un poco, ¿Por qué?
-Porque desde hace un mes que llegó una carta de otro continente, donde al chakra "magia", pero con todo el lío del Kyuubi, nadie la abrió hasta ahora. Además, está en inglés.
-Bueno, dámela que la leeré.
La otra mujer cabeceó y le entregó la carta, que tenía un sello con una "B" rodeaba de símbolos y serpientes que le daban un aspecto muy aristocrático. Después de tomarse su tiempo de leer y traducir mentalmente, los ojos de Kaori se abrieron como platos, mientras una sonrisa satisfecha aparecía en su cara.
-Creo que encontré la forma de deshacernos del demonio.
Continuará…
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-.-Importante: fíjate que te molestó en mi fic y que te agradó. Dímelo. Pero trata de mantener la cortesía y hazlo de una manera que pueda entender.-.-
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Notas de Uko-chan: ¡¡¡Hola!!!
Lo prometido es deuda y aquí tienen el nuevo fic. Espero escuchar sus pensamientos acerca de éste nuevo proyecto. Lo necesito para ver si sigo XD
¡¡¡Gracias Ros Potter por betear este fic!!!
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¡Hey, espera! Si ya has leído todo, por favor, pásate por mi LiveJournal, donde encontrarás divertidos retos que he estado escribiendo.
Aquí: h t t p : / / utenapuchiko. livejournal. com (solo recuerda quitarle los espacios ;D)
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Atte: Uko-chan!
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