PROLOGO

Ya habían pasado varios años desde la última pelea con galaxia y el caos.

Por su parte las chicas estaban estudiando en la universidad. Serena había madurado (además de que se notaba en su cuerpo), ya no era una holgazana a la hora de estudiar, se lo tomaba más en serio. Ella estaba por recibirse de asistente social, ya que le encantaba ayudar a las personas. Amy estaba por recibirse de doctora especialista en nutrición, siempre obtuvo las mejores notas de su clase, era una estudiante modelo. Lita estaba por recibirse de chef con especialidad en pastelería. Mina estudiaba canto y actuación. Sin embargo, un día fue convocada por una compañía disquera. Donde grabó su primer disco solista, el cual fue todo un éxito. Entrando así el mundo de las estrellas. Pero fue decisión propia, el no dejar sus estudios. Por su parte Rei se hacía cargo cada vez más del templo de su abuelito (ya que con el paso de los años le costaba cada vez más).

A demás de ello la joven morocha, estaba por recibirse de historiadora. Asimismo estaba perfeccionando su poder de sacerdotisa. Darien se había recibido de médico clínico hace ya un año, aunque últimamente estaba ocupado se hacía tiempo para estar con novia.

Haruka era una famosa corredora de autos, Michiru era una renombrada violinista, y Setsuna se convirtió en una media ama de casa, ya que se encargaba de cuidar junto a estas últimas de Hotaru. Pero de vez en cuando, cuidaba por algunos meses de la puerta del tiempo. Hotaru estaba cursando la primaria, era una niña linda y estudiosa.

CAPITULO I

Era una mañana cálida y hermosa, y mientras los pájaros cantaban al unísono una joven se encuentra durmiendo plácidamente en su cama. El despertador suena, y tras apagarlo, ella se levanta para después bañarse y cepillarse los dientes. Al ver su hermoso cuerpo enjabonado, se podría ver claramente que ya no era una niña.

Aún en la cama, una gatita con luna creciente en la frente sigue durmiendo. Abre los ojos lentamente al escuchar el agua de la regadera y baja al piso de abajo. En la entrada, se encuentra con una persona:

— ¡Buenos días, Luna! —saluda amorosamente Ikuko.

Luna maúlla en respuesta.

—Ven, te voy a dar de comer —le dice al animalito, — ¿tienes hambre, verdad?

La gatita emite un nuevo maullido, para después seguirla.

Cuando aquella joven termina de alistase se dispone a bajar. Saluda con efusividad a sus progenitores, y sale en dirección a la calle con un solo objetivo en mente: la Universidad.

Ese es un típico día Serena y las chicas. No hay más enemigos que derrotar en este mundo pacifico.

A llegar la tarde siempre se reúnen en el Mack Crown.

Mientras una joven castaña de ojos verdes se encontraba charlando con el encargado del lugar

— Dime Lita ¿Cuándo vas a cocinar una de tus nuevas recetas?, estoy ansioso por probar otro sabroso manjar tuyo— dijo el chico.

— Andrew, yo te avisare cuando prepare una receta, estoy pensando hacerlo muy pronto

— ¡Estupendo! si quieres puedes venir a mi apartamento y cocinaremos justos—comentó alegre Andrew.

— ¿Nosotros dos solos?—habló dubitativa.

— Si, nosotros solo. ¿Acaso tiene algo de malo?

— No es eso—se pausó—Está bien; acordemos el día y listo.

— Está bien te lo confirmo luego. ¿OK?

— Está bien.

En ese momento llegan las demás chicas al lugar.

— ¡Buenos tardes chicos!— saludan las susodichas.

— ¡Buenos tardes chicas!— dicen Lita y Andrew.

— ¿Qué? ¿Interrumpimos algo?—comenta Mina con mirada picara.

La castaña se terminó de ponerse roja, pero no omitió palabra.

— ¡Ay Mina que cosa dices!— dijo Amy.

— No ¿cómo crees?, solo estaba diciéndole a Lita que hace rato no comemos sus comidas— contesta el rubio.

— ¡Ah! ¿Solo eso?—contesta la rubia con una doble intención.

— ¡Mina!— le reta Rei.

— ¿Qué? no he dicho nada malo— objeta rápidamente.

— Bueno chicas vamos a pedir algo, ¿sí?— intenta calmarla Amy.

— Yo quiero un choco-helado— contesta Serena.

—nosotras también— contestan las demás chicas

— Bueno chicas, enseguida les traigo sus pedidos— dice el joven, tomando nota de sus ordenes.

En ese momento el celular de Serena suena.

— ¿Hola?

— Hola Serena— contestan al otro lado del teléfono.

— Hola Darien—dice la chica reconociendo su voz.

— Tengo tiempo libre, —comenta— ¿qué te parece si la pasamos juntos?

— Me parece estupendo. Ahora estoy con las chicas en el Crown.

— Genial, enseguida paso por ahí. ¡Nos vemos! —dice Darien.

— Ok. Nos vemos— le contesta Serena.

— ¿Qué paso serena?— pregunta preocupada Rei.

— Nada, solo que Darien tiene tiempo libre y viene para acá—dice cerrando la tapa del aparato y guardándoselo en su bolsillo.

— ¡Pobre Darien! siempre está ocupado y es raro que tenga tiempo libre— comenta Amy.

— Si. Últimamente no hemos podido ver mucho. Ha estado muy ocupado, pero aun así cuando tiene tiempo libre quiere estar lo máximo posible conmigo— expresa acongojada Serena.

Si fuera por ella, estaría todo el tiempo con su novio. Pero el tenía obligaciones que cumplir. Y aunque ella lo negase, también los poseía.

Sin embargo a veces se sentía sola. Pero no ese sentimiento de soledad total; tenia a sus amigas después de todo.

Recordó que era lo mismo que sentía cuando Darien se había ido a Estados Unidos.

— ¿lo máximo posible contigo? —Soltó Mina atrayendo su atención— ¿Acaso están encargando a Rini? ¡Qué picaros son! —dijo soltando de una carcajada.

Serena en tanto se puso roja de vergüenza.

— No. Nosotros aún no…— intentó explicarse Serena.

— No te preocupes. No tienes porque contestar— le aconsejo Lita.

— ¡Mina! deja de decir estupideces— le reta Rei nuevamente.

—Perdón, pero solo estoy preguntando— dice defendiéndose la susodicha.

— ¡Mina! —le reta esta vez Amy.

—Está bien, ya entendí — contesta la acusada.

Y entre risas y comentarios de Mina pasaron algunos minutos cuando un joven muy guapo entra por la puerta.

— ¡Buenas tardes chicas! – dice un hermoso chico de cabellos azulado y ojos azules.

— ¡Buenos días Darien!—contestan todas.

— Buenos tardes princesa — le susurra a su novia. Acto seguido le da un beso tierno.

— Buenas tardes Darien— le contesta ella.

En ese momento vuelve a sonar el celular a Serena.

— ¿Hola?

—Hola hija, ¿dónde te encuentras?— pregunta Ikuko.

—Estoy con los chicos en el Mark Crown— contesta. Preguntándose que habrá pasado para que su madre la llamara al celular.

Por lo general ella no lo hacía. A menos que se desapareciese por unos cuantos días sin avisar, cosa que nunca hizo. Oh, a menos que algo malo ocurriese.

—Mamá ¿sucede algo? —pregunta con cierto temor.

—Llamaba para avisarte que tendremos que viajar el fin de semana. Parece que internaron a tu tía.

— ¡O no!— grita— ¿Qué tiene? ¿Sufrió un accidente?—dice comenzando a agitarse — ¿Está muy grave? —expreso con voz temblorosa. A su lado su novio le aprieta la mano, dándole conforte.

Su tía Clarisa aunque hace mucho que no la veía, le tenía siempre un especial afecto hacia ella. Además Serena siempre se hacía querer.

Era media ácida con ella y su hermano al principio, pero con cariño y paciencia; supo ganarse un lugar en su corazón.

Aun recordaba como los sacaba a ambos a pasear al parque que estaba cerca de su casa cada vez que venían a visitarla.

— ¡Hija! Cálmate estas agitándote— le ordena su madre— Clarisa está bien. De hecho ya la operaron y ha salido todo bien, el mismo médico lo dijo. Pero quiero estar con ella. Por eso nos vamos, estamos saliendo con tu padre para allá—suspira— está bien te lo aseguro. Vamos a estar con ella todo el fin de semana.

— ¿Y Sammy? — dice acordándose de su hermano.

— Él se va a quedar en la casa de un amigo— responde su madre.

— Está bien— comenta más calmada.

— Así que te vas a quedar sola. ¿Estarás bien?— pregunta Ikuko ahora preocupada.

— Si mamá no te preocupes. Que tengan buen viaje— les desea— Me saludas a la tía y dile que se recupere pronto. Y avísame si necesitas que vaya.

— Esta bien hija, nos vemos—dice su madre antes de colgar.

— ¿Qué sucede Serena?— pregunta curioso Darien.

— Parece que a mi tía Clarisa la acaban de operar de apendicitis. Mamá y papá van a verla y estarán con ella todo el fin de semana.

— ¿Dónde vive tu tía?— pregunta Lita.

— En Ken Sai— responde la rubia.

— ¿Es lejos?— pregunto la muchacha de los cabellos azules.

— Sí y Sammy se va a quedar en lo de un amigo— comenta aunque nadie se lo preguntó.

— ¿O sea que estarás sola en tu casa?— pregunta Mina con cara picara.

— ¿Si por qué? —responde como si nada.

— ¿No tienes miedo?— insiste.

— ¿A qué? –declara despreocupada.

— ¿A los ladrones? — aclara su amiga.

— ¿Ladrones?

— Si ladrones, podrían venir a tu casa en la noche.

— ¡Ay Mina, no me asustas!— comenta haciéndose la fuerte Serena.

— ¿Qué hay de los fantasmas? —vuelve a insistir la joven de moño rojo.

— ¿Fantasmas? —Dijo con voz temblorosa—a eso si le tengo miedo—se confiesa.

— Y a los vampiros, el chupa cabras…—continua nombrando una larga lista de con de monstruos.

— ¡Mina! deja de decir idioteces— le reprende Rei.

— Solo digo la verdad—dijo Mina con cara inocente.

— No te preocupes Serena no hay una base científica que diga que existen los vampiros y el chupa cabras— responde educadamente Amy.

— ¿y qué hay de un ladrón?— dijo la rubia.

— Eso me recuerda aquella vez que tus padres salieron y te quedaste sola con Seiya en tu casa cuidándote— comenta Lita.

— ¿Así que te quedaste sola con Seiya?—dice Darien. Mostrando una cara que irradiaba evidente celos.

Su novia nota de inmediato su reacción — pero no pasó nada malo—explica.

— Pero no parecía eso cuando entramos y Seiya estaba saliendo del baño solo con una pequeña toalla tapando su hermoso cuerpo—vuelve a comentar con tono malicioso Mina.

— ¿¡Qué! Eso no me lo habías dicho Serena—le dice su novio mirándola fijamente.

— Eso-eso—tartamudeó—solo fue un accidente, Chibi-chibi lo había ensuciado y yo le ofrecí que se bañara, eso es todo.

— Ya lo sabemos Serena, no tienes que explicarlo. ¡Ya basta mina!— le grita Amy.

— Hoy están todos contra mí. –dice la susodicha. con cara de resignación—Pero aún no me han respondido ¿qué pasa si viene un ladrón?

— ¿Un ladrón?—hizo una pausa— no creo que pase nada. ¿No? —expuso la rubia de coletas.

— Si Serena solo son tres días. ¿Qué podría pasar?— dijo Lita.

— Tienes razón Lita, pero ¿quién sabe? —expresó Mina. Dejando a Serena en dudas.

— No tengas miedo. Yo te llevo a tu casa, si pasase algo me llamas por teléfono y estaré a tu lado de inmediato— dijo caballerosamente Darien.

— Tienes razón. Está bien Darien te juro que si pasa algo, vas a ser la primera persona en enterarte.

Así pasaron la noche charlando, cuando ya se hacía tarde.

— ¿Bueno nos vamos princesa?— pregunta Darien.

— Está bien. ¡Nos vemos chicas! —se despide Serena.

— ¡Adiós chicas!— se despide el joven de cabellos azules.

— ¡Adiós! — responden las 4 chicas.

Darien abrió la puerta de su auto caballerosamente a Serena, ella se sentó y no dijo una palabra en todo el camino.

Por su parte Darien se había dado cuenta de ello. En la entada de la casa, él tomo la mano de ella y acerco su cara.

— No te preocupes princesa, nada malo pasará—le dijo infundiéndole valor.

— Darien ¿quieres pasar un rato a mi casa? –ofrece Serena. Pedido al cual Darien aceptó.

Luego de cenar se dedicaron a ver la tele. Cuando de repente, la joven de ojos azules comenzó a cabecear por el sueño que tenía.

— ¿Tienes sueño amor?

—Sí, creo que me está ganando el sueño —Serena bostezó ampliamente.
La idea que le había dado Mina, aún le perseguía. Aunque no estaba muy segura, decidió intentarlo. ¿Qué podría salir mal?
—Darien, yo quería preguntarte, si no es mucha molestia, —hizo una pausa—, si quisieras quedarte conmigo esta noche.

— Con gusto princesa—contesta sorprendiendo un poco a su novia.

— Gracias amor— dijo dándole un abrazo.

— De nada.

— Voy a buscar un piyama de mi papá para que te cambies—ofrece Serena.

Se dirigió al cuarto de sus padres, luego volvió con piyama en mano a donde estaba Darien.

En ese momento Darien estaba recordando lo mucho que pelearon para estar juntos, la lucha con la reina Beryn, con los 7 demonios, los integrantes de Dead Moon, Alan y Ann, Sailor Galaxia y caos.

Estaba sumiso tan profundamente a tantos recuerdos que no se dio cuenta que Serena lo llamaba.

— ¿Este te queda? ¿Amor? ¿Darien? ¿Estás bien? —pregunta preocupada.

— Sí, estoy bien solo recordaba.

— ¿Qué cosa?

— Nada importante princesa — dice acariciando su mentón tiernamente.

Entonces Darien dio un beso tierno. Luego ese beso pasó a un beso más fuerte, lentamente se fueron recostando sobre el sofá.

¿Qué estás haciendo Darien? Creo que era mala idea que estuviéramos solos. ¿Qué me pasa?, ¿porque tengo dudas? Él es el hombre que más amo y amare el resto de mi vida. ¿Entonces? ¿Por qué tengo este sentimiento? Piensa la joven.

En ese instante su novio toca uno de los pechos de Serena, lo que hace que ella se sobresaltara, se apartara un poco y soltara un ¡NO! Involuntario.

Palabra que saco del transe en que estaba su enamorado, parecía que se había perdido. Sacó la mano del pecho de ella y se levanto tomando la ropa que le había dado.

— Lo siento princesa me deje llevar— se escusa.

Por unos minutos queda callada, no podía estipular palabra alguna. Esto era nuevo para ella. Con su pareja no habían pasado nada más que besos y esto ya se le estaba yendo de las manos.

— No- no—tartamudeo— lo lamento, es que…—se vio interrumpida.

— No tienes porque disculparte.

Otra pausa inundó la habitación.

— ¿Estás bien? ¿Quieres bañarte? — dijo viendo que ella no reaccionaba.

¿Juntos? Pensaba ella, provocando que no respondiera.

— Digo si quieres, puedes irte a bañar tu primero y luego cuando salgas voy yo—habló finalmente él, adivinando sus pensamientos.

— No está bien ve tú, yo— tartamudeó— yo no voy a bañarme hoy.

— Está bien.

Mientras éste se bañaba; ella no podía dejar de pensar en lo que había pasado, se fue a su habitación, se recostó sobre la cama sin dejar de pensar.

Al unísono el chico estaba pensando lo mismo.

— Soy un tonto no debí hacerle eso —dijo en vos baja mientras se le escurría el agua por todo el cuerpo.

Mientras la joven novia, se había puesto su piyama y esperando que Darien terminara de bañarse quedó profundamente dormida

Darien entre tanto pensamiento no se había dado cuenta que paso una hora en el baño, se vistió y al salir busco a Serena, la vio acostada en su cama, admiró el piyama que traía puesto.

— Lo siento de verdad princesa, no quería apresurarte—le susurro, mientras le acariciaba el cabello. Luego beso su frente y se dirigió al cuarto de los padres de Serena para dormir.

Habían pasado dos horas más cuando ella despertó y lo buscó por toda la casa.

— ¿Se habrá ido? —dijo para sí misma.

Entonces lo vio durmiendo en la cama.

— Lo siento—dijo acostándose al lado de él. Abrazados durmieron plácidamente ese día.

A la mañana siguiente siguieron su rutina. Las chicas fueron a la Universidad y Darien fue a trabajar al hospital.

Como siempre se juntaron a la tarde en el Mack Crawl. Estaban charlando de lo poco que quedaba para recibirse pero Serena parecía ausente, estaba callada, lo que notaron las chicas.

— ¿Serena que te ocurre?, no tienes los ánimos de siempre— dijo Rei.

— ¿Acaso ocurrió le ocurrió algo a tu tía?— pregunto Amy.

— No es eso. Es solo que… — calló nuevamente.

— Puedes contar con nosotros Serena— le dijo sinceramente Lita.

— Si Serena estas en confianza—comentó Mina.

— Bueno, la verdad es que me cuesta un poco decirlo.

— Ten coraje Serena, si es algo malo lo enfrentaremos. Todas te ayudaremos— dijo Rei infundiendo valor.

Todas las chicas asintieron con la cabeza.

— Gracias chicas. Se los agradezco de corazón. Bueno — se pausó— lo que ocurrió es que la otra noche…

Allí les contó todo, quedando un poco ruborizada al final.

— Bu-bueno eso es normal ya que t-tú aun eres… —dijo titubeando Rei

Palabra que nunca termino.

— Ya sabes—prosiguió Mina.

Todas trataron de consolarla diciendo que ella no tenía la culpa. Ese día fue de lo más usual.

Al día siguiente Serena recibió un correo que decía…

De Darien:

Amor me han dado unos días de descanso ¿qué te parece si vamos a la playa?

Invita a las chicas, yo estoy aún terminando algunas cosas que tengo que hacer antes.

¿Qué dices? Te amo.

Tu príncipe Darien

Serena de inmediato llamó a sus amigas para invitarlas las cuales aceptaron gustosamente.

De Serena:

Amor me parece genial, las chicas están encantadas, y yo también. Decidimos reunirnos en mi casa para salir de acá. Dime a qué hora saldremos. Dime lo antes posible. Te amo

Tu princesa Serena

Pasaron solo unos minutos cuando Serena recibió otro mensaje.

De Darien:

Estupendo. Entonces nos vemos a las 6 am. No te olvides del protector solar. Dicen que mañana va a estar terrible. Nos vemos mañana. Besos. Sabes que te amo Darien.

A la cual ella respondió

De Serena:

OK. Nos vemos a las 6 am. Ya puse el protector en mi bolso para no olvidarme. Besos. Ya sabes que yo también te amo Serena.

Cuando llegaron las 6 am. Todos ya se encontraban en la casa de Serena, de inmediato se dispusieron a viajar.

Varias horas después llegaron a la casa en la playa que Darien había alquilado. Bajaron del auto y se dispusieron a cocinar ya que era de noche.

Así lo hicieron, luego tomaron café y charlaron, luego decidieron ir a dormir, el viaje había sido agotador. Las chicas dormían todas juntas en una habitación medianamente grande. Luego Darien ese despidió de Serena con un pequeño beso.

— Adiós princesa que sueñes con los angelitos—le dijo amorosamente.

— Adiós que sueñes conmigo—dijo ella en tono burlón.

Otra mañana había pasado todos decidieron ir a la playa, cuando llegaron.

— ¡Uf! Que calor —expresó Rei.

— Si hace demasiado calor, pero mejor así a que este todo nublado—comento la rubia de moño rojo.

— Es verdad. Pero mejor ponerse el protector solar lo antes posible— comentó Lita.

— Tienes razón Lita, ¿puedes pasármelo en la espalda?— preguntó Rei.

— ¿Está bien? ¿Y tú a mi?— inquirió la susodicha.

— De acuerdo— dijo Rei

— ¿Amy me haces el favor? — hablo Mina a la joven de pelo corto y azul, entregando un pequeño pote de protector— después yo te lo paso a ti—se ofreció.

— Claro Mina, pero yo ya tengo protector puesto— aclaró Amy.

— ¿Cuando te lo pusiste?

— Antes de salir. Es que el rayo solar ataca desde el primer momento que salimos al sol.

— ¡Ay Amy tu siempre lo mismo!

Luego Serena saca su protector solar de su bolso— ¿Darien quieres?—dice levantando el pote

— Claro. Veo que no te lo olvidaste.

Mientras él se saca su remera dejando al descubierto sus hermosos pectorales. Ella lo mira y se sonroja, él se recuesta sobre una toalla que coloco en el suelo.

Serena se arrodilla, y con la cara aún ruborizada comienza a untar aquella crema.

Estaba a punto de terminar de terminar cuando llego a la cintura de su novio.

— Entre carcajadas— ¡ja, ja, ja! ¡Ahí no! tengo cosquillas— comenta volviendo a reír.

— Pues lo siento pero tengo que terminar aunque no quieras— dijo haciéndole cosquillas a propósito.

— No- no puedo más, ¡ja, ja, ja! —solo soltaba carcajadas lo cual ella también las soltaba.

— Bueno ya está. Da-date la vuelta—tartamudeó al decirlo.

El obedeció de inmediato.

Serena quedó embobada por aquellas montañas que su pecho formaba.

— ¿Serena? ¿Amor pasa algo?

— No nada.

Ella prosiguió, pero sin dejar de ruborizarse más aún.

— ¿Qué pasa Serena? — preguntó viendo su cara roja cual tomate.

— No nada, solo tengo calor.

— Déjame que te lo ponga yo ahora.

Entonces Darien se dispuso no a untar el protector, pero solo le hacía cosquillas. Motivo por el cual el rojo de su cara disminuyo considerablemente.

— ¡ja, ja, ja! ¡No Darien! no es justo, ¡ja, ja, ja!

— Es mi venganza por lo de hace un ratos, ¡ja, ja, ja! —reían los dos.

Luego tomo el pote de protector y comenzó a untároslo. En tanto ella no podía disimular lo avergonzada que estaba. Comenzó a tener sensaciones que nunca había tenido. Estaba sentada, y cuando no pudo soportar esa extraña sensación se paró de repente.

— ¿Que sucede Serena?

— Nada, pensé que ya habías terminado, perdón.

— Si ya termine—dijo colocando un poco de crema en la punta de su nariz.

— ¡Ya verás! — luego le dio un pequeño beso.

Entre tanto las chicas ya estaban cocinando. No faltaba mucho para el medio día.

Comieron y al caer la tarde Darien se ofreció a comprar algo para beber mientras las chicas charlaban.

— ¿Quieres que te acompañe? —le preguntó su jovial enamorada.

— No gracias. Quédate con las chicas, yo regreso en un momento.

Mientras tanto en la atmósfera, una extraña luz ingresaba...

Pasaron unos cuantos minutos y Darien no regresaba.

— Chicas voy a buscar a Darien—dijo preocupada por su chico.

— Yo te acompaño Serena. De seguro que terminas perdiéndote—bromeó Rei.

— ¡Cállate Rei!— le respondió sacándole la lengua.

Las dos caminaron cuando de pronto Rei sintió algo.

— Un momento Serena, siento una energía extraña— dijo Rei.

— ¿Por dónde se encuentra?

— Por aquí.

Corrieron por los arboles. La morocha corría tan rápido que a la rubia se le estaba siendo difícil seguirla.

— ¡Espérame Rei no corras tan rápido!

— ¡Apresúrate Serena está muy cerca!— le chilló.

Pero ésta corrió tan rápido, que terminó perdiendo de vista.

— ¡Rei! ¡Rei! ¿Donde estas? —gritaba la rubia.

Serena comenzó a caminar más rápido, mientras se dirigía a un acantilado sin saberlo.

Ella resbaló, quiso sostenerse pero no resistió y cayó golpeándose la cabeza, quedando inconsciente al instante.

Para colmo había de males, había caído al agua y solo flotaba en la orilla del mar, pero la corriente la estaba arrastrando hacia ésta.

— Aquí esta Serena— dijo Rei

Volteo pero ella no estaba.

— ¿Serena? ¿Donde estas?— la llamaba su amiga.

En ese instante una fuerte luz ilumino el lugar, pero ceso de forma inmediata.

Sin saberlo en el pecho de Rei una especie de cristal se incrustó en ella, solo sintió un dolor pero luego terminó.

— ¿Que fue eso? —preguntó en voz alta.

De inmediato al ya no percibir aquella aura se dedico a buscar a Serena.

— ¡Serena! ¿Donde estas?— volvió a llamarla.

— Los chicos como que ya se tardaron demasiado ¿No les parece?— dijo Mina.

— ¿Que dicen si vamos a buscarlos?— habló Amy.

— Miren ahí llega Darien— señalo Lita.

— ¡Tardaste demasiado! ¿Darien y las chicas?— pregunto Mina.

Éste las miraba desconcertado.

— De que estás hablando ¿no estaban con ustedes? ¿Qué sucede?

— Lo que pasa es que Serena y Rei han ido a buscarte— dijo Amy.

— Si y aún no han regresado ¿Les habrá pasado algo malo?— expresó con temor Lita.

— Hay Lita no sea pájaro de un mal agujero— comentó Mina.

— No Mina el dicho correcto es: "No seas pájaro de mal agüero" –corrigió Amy.

— Si como sea. Debemos ir a buscarlas – propuso la rubia.

Salieron en busca de ellas, y en el camino…

— ¡Chicos! ¿No han visto a Serena?— dijo Rei

— ¡Rei! No nos asustes quieres—indicó Mina asustada por su repentina aparición.

— ¿La han visto o no?— pregunto preocupada.

— Cálmate Rei, no. No la hemos visto— trató de calmarla Amy.

— ¿Cuéntanos que sucedió?— pregunto Lita.

— Estábamos yendo a tu encuentro— dijo mirando a Darien— cuando sentí un aura muy extraña. Salimos corriendo para ver de que se trataba, luego me ilumino una luz gigantesca y después desapareció, pero en el trayecto perdí a Serena.

— Rápido, debemos encontrarla— propuso Lita.

—La llamare con el intercomunicador. ¡Serena!, ¡Serena! No responde— dijo Amy.

— Eso no es nada bueno— concluyó Lita.

De inmediato se separaron para buscarla Mina, Lita y Amy irían por un lado; Darien y Rei por el otro.

Los llamados al intercomunicador de Serena eran constantes.

Hasta que en un momento a Rei le pareció escuchar algo.

— ¡Alto Darien, escucha!— sugirió Rei.

— Se oye como…

Siguiendo el sonido, hasta que llego hacia una rama cortada donde colgaba el intercomunicador. Buscó por los alrededores y nada. Pero al mirar hacia abajo.

— ¡Serena! —gritó.

— ¿Dónde está?— preguntó Rei.

— ¡Abajo en el acantilado!

— ¡O no Serena!

Darien corrió a su auxilio mientras la morocha avisaba a las demás.

— Chicas tenemos problemas, Serena se cayó por un acantilado.

— ¿Donde están?—pregunto Amy.

— Estamos en el sector sur de la playa. Voy a llamar a una ambulancia.

— Está bien nos encontraremos allá—respondieron a la misma vez.

Finalmente Darien llego donde estaba Serena, la tomo en sus brazos. Estaba muy fría y tenía sangre en su cabeza. La llevo a la orilla, la acostó en la arena y le tomo el pulso.

— ¡No respira!

En ese momento llegaron las demás

— ¡Serena! —dijeron acongojadas todas y sin poder hacer nada.

Mientras tanto Darien le hacía respiración de boca a boca, sin obtener resultados.

— ¡Serena vamos respira!

En ese momento llegó la ambulancia y fue llevada al hospital más cercano. Darien por su puesto la acompaño, las demás llegarían en taxi.

Estaba sobre una camilla, le habían colocado unos electrodos para seguir su ritmo cardiaco, el cual estaba disminuyendo.

— Presión ciento sesenta sobre sesenta y ocho — se escuchaba— ¡está cayendo!

De pronto los pitidos que producía el aparato fueron interrumpidos por uno constantemente largo

Si así es, el corazón de la chica había dejado de latir.

—¡Serena! —gritó su pareja.

Solo se veía correr las lágrimas por su rostro.

Mientras que por tercera vez se le realizaba reanimación eléctrica, el monitor comenzó a cambiar de sonido, por unos oscilantes. Provocando la reanimación de la muchacha.