Disclaimer: Saint Seiya no me pertenece es de Masami Kuramada.
Pandora vio asombrada, como unas simples palabras podían calmar el corazón de alguien.
Su madre la había llevado, al hermoso parque que había a las afueras de su casa; ella jugó como siempre, tratando de romper su marca de cual alto podía llegar y tocar el cielo con el columpio que tanto le gustaba, hasta que vio eso: a un niño pequeño caer y llorar, sus rodillas raspadas y con ligeras marcas de sangre no hizo más que alertarlo y asustarlo. Así comenzó su llanto.
Pandora vio y también se lamentó, de seguro le estaría doliendo mucho.
"No te preocupes" Sonrisa y una caricia de cabello, fue lo que recibió el pequeño niño de parte de una niña mayor a él, unos cuatros años más "Dejará de doler en un momento, ¿quieres ir a comer un helado?" El niño había sonreído, tan alegre como nunca lo había visto. La niña sonrió también y un "gracias nee-chan" se escuchó cuando los dos se fueron.
La madre de Pandora la llamó y ella se alertó por eso. Caminaba a casa junto a la mano de su progenitora.
—Mamá —sus ojos decididos y armoniosos vieron los de su madre mientras esta sola la miraba atenta —Quiero un hermano —ella se sorprendió y después sonrió, ya sabía que su niña le vendría algún día con esas cosas.
—Puede ser hija —y la sonrisa alegre de su madre le dio la certeza que su pedido no sería rechazado.
Ella sería la mejor hermana mayor.
Lo juro.
Era una promesa consigo mismo.
END
