Con tan solo 20 años de edad; el joven heredero de Isilur, había reunido una sabiduría enorme, siendo tan diestro con la espada como con la pluma.

De aspecto severo, mirada penetrante y vestido con ropajes élficos, Aragorn hijo de Arathorn salió de la bella ciudad de Rivendel en busca de su propio destino.

Montado en un caballo gris y como único equipaje su espada; su cota de malla, una pequeña daga, provisiones y unas monedas de oro; partió hacia las tierras salvajes.

Galopó durante cinco días en dirección al oeste, pasando las montañas Nubladas, llego a Carroca, una pequeña ciudad al borde del Río Gris.

Luego de un difícil ingreso a la pequeña ciudad, debido a la exhaustiva vigilancia de los hombres, don de Aragorn tuvo que decir su nombre; Cuantas noches se quedaría, desde donde venia y hacia donde iba.

Luego de echar una pequeña mirada ala ciudad, donde se percato de varias construcciones, desde herrerías, caballerizas, hasta un mercado libre donde cada uno podía vender como podía lo que tenia.

Luego de este pequeño análisis al lugar, se encamino hacia la posada, de camino a ella dejo su caballo en la caballeriza pagando 2 moneas de bronce.

Al ingresar a la rudimentaria posada de la ciudad, vio la gran cantidad de personas que estaban en ellas. Desde humanos de todas las razas asta uno q otro enano...

Se dirigió al posadero y este le saludo:

-Buenas tardes joven viajero fatigado, ¿os interesa alojaros por esta noche?

-Si- respondió Aragorn- me quedare en este lugar por dos noches.

-me temo que tendrá que cancelar ahora mismo vuestra estancia.

-en ese caso-replico- ¿cuánto es?

-12 monedas de estaño la noche.

-¡12! –exclamo Aragorn un poco extrañado- pero eso es más del doble común.

-si no quieres alojarte aquí, no encontraras ni otro lugar en la ciudad.

-muy bien, me veo atrapado; pagare.

Pasando dos monedas de cobre y cuatro de estaño, se dirigió a la escalera; y cruzo el umbral.

Apenas había desaparecido de la habitación principal, se levanto un grupo de hombres que estaban en la parte más lejana al fuego, y dirigiéndose al posadero, replicaron:

-¿por cuanto tiempo se quedara?

-solo dos noches; tendrán q hacerlo rápido si quieren contar con la seguridad de la ciudad.

-muy bien –replico el que parecía el jefe del grupo- mañana, si es q va l comercio, lo podremos atrapar.

Y dicho esto, los cinco hombres abandonaron la posada dejando 3 monedas de plata en la mesa donde se encontraban, monedas que rápidamente el posadero se dispuso a sacar.

Luego de una merecida noche de descanso, Aragorn se dispuso a pasear por la ciudad, en busca de información sobre los movimientos del Señor Oscuro, y por supuesto, para poder hacerse con provisiones y cambiar algunas monedas.

Abandono la posada a eso de las nueve del a mañana, y, encaminándose al centro de la a ciudad, se dispuso a comprar.

Bestia unos ropajes q parecían harapos, pero su cara bien afeitada y esa sonrisa, disipaban toda impresión de vagabundo o ladrón.

Solamente armado con su daga, porque para alivianar peso, dejo su escudo y espada larga en la posada, se dispuso a buscar un lugar donde comprar un mapa de la región.

Al no encontrar una lugar de ese tipo, se dirigió a la herrería en busca de unas botas de cuero endurecido, cuando se disponía a salir de esta, se topo con un vagabundo.

Sus pelos grises se extendían por todo su rostro, desordenado y sucio; su barba espesa, del mismo tono que su cabello, le daba un toque sombrío, vestido con ropajes igualmente grises, casi unos harapos, y con un palo que debía ser su bastón para poder caminar.

Al pasar al lado de este extraño personaje, se escucho una suave voz que le decía:

-Joven Elessar, tu presencia en Carroca, no pasa inadvertida.

Aragorn tardo un tiempo en asimilar como le había llamado aquel hombre, y al voltearse para replicarle, vio que en ese preciso momento un grupo de mercenarios, los mismos de la noche anterior en la posada, le salieron al taque, desenvainando espadas y alzando hachas masas.

Sacando su pequeña daga élfica que le había obsequiado Elrold antes de partir, Aragorn acabo con dos de los cinco hombres.

El que poseía un hacha se abalanzo sobre Aragorn con un aspecto de ansias y rabie en su rostro.

Este lo esquivo y, dándole un golpe por la espalda, lanzo al atacante contra una muralla, cayendo este inconsciente.

Mientras Aragorn miraba al que debía de ser el líder, se percato dela ausencia de uno de los hombres, este, mientras el heredero de Isildur peleaba con el otro hombre, se escabullo entre la gente y se poso en la parte de atrás de él, y clavo una de sus dos dagas en su espalda.

Tan fue su asombro al percatarse que esta no había hecho más q rasgar las ropas de Aragorn, anonadado por la bella cota de malla élfica que se dejaba ver, y que había contenido el golpe... retrocedió asustado, y para su mala fortuna, tropezó con uno de los que calló primero y, se enterró sus propias dagas.

Él último de los hombres. Que parecía ser el con mas habilidad y inteligencia, seguía mirando a Aragorn desde lejos, y cuando hubo caído el último de sus amigos, se acercó lentamente a él, esgrimiendo una masa, dijo:

-Aragorn, tu, quien dice ser el heredero de Isildur, eres un estorbo para "Nuestros" planes, pagan 10 monedas de oro por tu cabeza y aun así sigues caminando por la calle como si nada. Eso se acabo, eres mío.

Dicho esto, levanto su pesada masa y se abalanzo hacia él, buscando su brazo donde debería de portar el escudo.

Aun siendo el jefe y un hombre ágil, la precisión de su arma y la fuerza necesaria para emplearla, le jugo una mala pasada, Aragorn lo esquivo de una manera casi majestuosa, dejándolo avanzarse contra la multitud.

Este se detuvo antes de caer y volviéndose al Dúnadan, le sonrió, casi todos sus dientes faltaban y los que aun conseguían estar sujetados a las encías, estaban todos carcomidos.

Aragorn a su ves, le sonrió con una dentadura perfecta, que enfureció más al mercenario.

Este volvió a abalanzarse contra Aragorn, quien sin mas volvió a esquivarlo, pero esta vez, con un certero golpe en la cabeza, lo dejo votado en el piso.

Calle arriba se veía aproximar un grupo de guardias que alzaban sus espadas, percatándose de esto, Aragorn intento ubicar al viejo que le había hablado, sin conseguir noticia de aquel.

Rápidamente se levanto y corrió hacia la posada, luego de unos problemas en la entrada, cogió sus pertenencias y fue en busca de su caballo.

Montándolo rápidamente salió al encuentro contra los soldados, quienes asustados por el rostro del joven rey, esa mirada fija en ellos que no mostraba duda y miedo, y ese caballo de color gris plateado, que prometía arrollar a quien se le pusiese en el camino, se lanzaron a los costados de las calles, de esa manera, tuvo una salida bastante rápida de la ciudad de Carroca.

Así, luego de esa pequeña hazaña, Aragorn descubrió la importancia y la responsabilidad que tenia por ser el heredero de Isildur.