Silent Hill – Eternal Suffering

Un Fanfic by Jerx

Basado en la idea original de Konami.

Silent Hill – Eternal Suffering no está de ninguna manera afiliado a Konami Corporation, es un fanfiction sin ánimo de lucros.

No sé como llegué a estar allí. Mi vida se ha llenado de incertidumbre desde entonces, ya no creo poder hallar la paz que tanto necesito. Siempre creí que era un sueño, era lo más lógico. La atmósfera allí presente es… tan indescriptible… pero te da la sensación de que es real a pesar de lo imposible que podría ser. No sabía cual era la razón… aún me es difícil encarar la verdad. En nuestras vidas siempre es más fácil fingir que vencemos los problemas, que no nos superan, pero algunos allí están permanentemente, ocultos, dañándonos desde dentro, y no creo que haya persona en este planeta que los solucione. Aún, en esas noches de fría soledad y de lluvia amarga, cuando no tengo ni donde aferrarme para no caer, siento que estoy allí… de nuevo. Quizás existe una salida, pero… creo que no podría soportar llegar a ella, me llena de miedo porque sé que nada bueno hay del otro lado. En eso se reduce todo… miedo… pero tengo que hacerlo, debo hacerlo.

Lo veo, me aproximo nuevamente, ¡tan cerca Silent Hill, casi siento esa agonía que tanto me desvela en las noches. Ya no tengo adonde acudir, gasté todo lo que tenía en este viaje… pero no me importa, estoy seguro de que ya no habrá necesidad de volver. ¿Este será el final que tanto ansío, ¿la paz que tanto he buscado?... sólo queda la maldita esperanza.

Génesis. Capítulo I

No creo que esto haya comenzado conmigo, no soy tan egocéntrico como para eso. Estoy seguro de que hay muchos más a los que les debió suceder lo mismo; así como los que yo logré presenciar en su propia y decadente muerte interior deben haber otros que vagaron también, "llamados" por una razón específica. Lo único de lo que tengo plena certeza es de mi propia experiencia. Es curioso… siempre he odiado hablar de mi vida, pero ahora siento la urgente necesidad de relatar lo que me sucedió… quizás, es porque debo dejar algo antes de irme.

Fue hace varios años atrás cuando por primera vez estuve tan cerca de mi pesadilla. Dormía cómodamente en mi cama, cuando oí que alguien me llamaba insistentemente. Era una voz femenina, pero se percibía bastante lejana. Con algo de miedo salí de mi dormitorio para investigar que sucedía, fue entonces cuando comprendí que venía del exterior. Lleno de curiosidad, tomé una chaqueta y seguí aquel susurro fantasmagórico. Al abrir la puerta noté inmediatamente que las cosas no estaban bien. No me encontraba en mi barrio, parecía que mi casa se hubiese trasladado a un lugar completamente distinto. Una densa niebla cubría todo y dejaba una visibilidad muy baja. Incrédulo di unos cuantos pasos, pero definitivamente no me encontraba donde vivía, las casas no eran las mismas, tampoco la calle, y mi hogar… había desaparecido, en su lugar había otra casa de apariencia bastante lóbrega. Eso me estremeció, estaba perdido en un lugar completamente bizarro. Todo estaba desierto, era muy similar a un pueblo fantasma en donde alguna vez hubo vida, pero que se extinguió radicalmente. Ese lugar sin habitantes me causaba una extraña sensación de ahogo y desesperación, y no era sólo eso, también me despertaba recuerdos que creía sepultados. Por más que gritaba en busca de alguien, no lograba hallar alma existente en ese sitio. Llegué a un pasaje muy oscuro, un llanto hizo que me adentrara. Entre un montón de escombros, vi que alguien se ocultaba. Le dije que saliera, no tenía de que temer.

-Oye, ¿estás bien? – le pregunté. Era una chica de unos 15 años, así que bordeaba más o menos la edad que tenía yo en ese entonces. Tenía un rostro que ahora he olvidado por completo, pero recuerdo que era de una gran belleza, sin embargo, transmitía cierta melancolía en su mirar.

-Me están siguiendo… están por todas partes. ¿Los has visto? Debemos irnos antes de que lleguen de nuevo. – Entendí inmediatamente que debía tener algún trastorno, percibí demasiada paranoia en sus palabras.

-¿De quienes estás hablando? Este lugar está terriblemente vacío… no hay nadie más que nosotros dos… creo. –Ella se quedó en silencio, mirando a su alrededor como si estuviera en completa vigilia. Decidí preguntarle algo más para sacarle unas palabras y averiguar que estaba pasando: -¿Cómo llegaste aquí, a este pueblo?

-¿Y vos de dónde sos? Tu español no me suena familiar… ¡Ah, ya sé… ¿chileno, cierto?

-Ehmm... sí, soy chileno. Pero no has respondido mi pregunta. –Esa chica se comportaba muy extraña, en esos momentos empecé a sospechar de que todo se trataba de un sueño, no había coherencia en absolutamente nada. Pero no lograba despertar.

-Lo sabía… bueno, yo llegué no sé cómo, no estoy segura. –Esa respuesta no me dejó satisfecho en lo más mínimo.

-¿Cómo te llamas?

-Ximena… ¿y vos?

-Yo… ¿acaso importa cómo me llamo?

-Pero si yo te dije mi nombre deberías decirme el tuyo.

-Eeehh… –De pronto todo se fue oscureciendo paulatinamente. Juré haber escuchado una sirena, pero creo que fue mi imaginación. Una sensación de frío muy extremo sacudió mi cuerpo, me encontraba en medio de tinieblas y ya no podía ver nada. De frío, pasó a ser un dolor generalizado, pero un dolor de naturaleza muy extraña, no hallo las palabras para poder definirlo pues no encuentro punto comparativo con el cual asimilarlo. Llamé a Ximena, parecía que ya no estaba cerca de mí, pero al llegar nuevamente el silencio pude oírla. Parecía que se estuviera ahogando, sentía como tosía e intentaba respirar, el aire que tanto necesitaba no lo lograba recibir. La busqué ciegamente, pero no logré encontrarla, sabía que estaba en el suelo (por la proximidad de su voz) pero ¿dónde específicamente? Lo más desesperante fue cuando pronunciaba mi nombre a duras penas, sentí una gran impotencia por no poder ayudarla. Pero eso no era todo, oí un sonido que parecía ser emitido por un animal, pero ninguno que yo conociera. Al saber que una extraña criatura acechaba me llené de terror, eso era peor que una pesadilla, oscuridad absoluta y un enemigo muy cerca. Corrí hacia adelante, pero choqué inesperadamente con algo que aparentaba ser una pared, una que por cierto no estaba antes. Lleno de terror escuché como gritaba Ximena, visione en mi mente como seguramente estaba siendo asesinada por el ente que segundos atrás había oído. Un ruido estridente me hizo saltar de la impresión, era una musiquita que todavía recuerdo, el ringtone que tenía mi celular. Era la banda sonora de un videojuego que me gustaba bastante, era sobre zombies y me había costado mucho obtenerla por lo caro que era descargarla… pero bueno, lo importante es que mi móvil timbraba, y aquello era mi paso a la salvación. "Cómo pude haber olvidado que traía esto", pensé. Ahora entiendo porque no lo recordaba, sencillamente porque nunca lo había llevado conmigo.

La luz del celular me fue suficiente para guiarme un poco, pude ver a Ximena tendida en el suelo y su cuerpo lleno de manchas de sangre. Tenía una expresión horrible en su rostro, una que me desagradó inmediatamente por el impacto que me provocó. Aunque sentí pena por ella, no podía quedarme allí y esperar que la muerte viniera por mí, así que corrí en busca de un refugio. Sentía mis pulsaciones, estaban muy aceleradas. Si no moría atacado por el monstruo (sí, porque seguramente eso era lo que debía ser), iba a morir por causas cardíacas en ese mismo instante. Cuando la llamada que estaba recibiendo se detuvo, me pregunté porque no mejor contesté y pedí ayuda. Como un idiota lo único que aproveché fue la luz del aparato. Presioné un botón para que la luz de la pantalla volviera a iluminar un poco. La poca iluminación, y que tenía un tono celeste muy claro, me permitió ver en la cercanía que algunas cosas habían cambiado considerablemente. Todo estaba cubierto de sangre, y el suelo y las paredes eran ahora rejillas llenas de óxido y porquerías. Hubo algo que me llenó de aún más horror, y fue ver cuerpos mutilados de niños en varias partes.

Llegué a un lugar que me pareció perfecto para esconderme, era una especie de restaurante de comida rápida llamado "Queen Burger". Antes de entrar percibí como se acercaban hacia mi miles de criaturas que emitían un bufido muy extraño, realmente estremecedor. Dentro del Queen Burger pude sentirme más seguro, ¿pero hasta cuándo duraría esa sensación?

Continuará…