-Esto no está nada bien- Snape dio la vuelta para quedar frente a la señora Pomfrey, del otro lado de la cama. Su expresión, otras veces dura e imperturbable, se mostraba esta vez con una clara alteración.
-¿No sabes en qué tiempo desaparecerán los efectos Severus?- Albus Dumbledore miró un momento al maestro de pociones acomodándose las gafas de media luna para luego mirar fijamente a la persona que yacía quieta en la cama frente a él.
-No lo sé Albus. Días, tal vez semanas-
-Pero esto no puede ser- dijo con una clara expresión de alarma la enfermera mirando a ambos hombres -¿Qué será de ella ahora?-
-¿Qué es lo que ha pasado?- interrumpió McGonagall agitada mientras llegaba a esa parte de la enfermería, corrió la cortina para ver a tres personas alrededor de una cama. -¿Por qué me has mandado a llamar Albus?- y luego miró hacia la cama- ¿Quién es?- preguntó impaciente, ya que no entendía por qué tuvo que dejar la clase de transformación que impartía al grupo de cuarto año de Hufflepuff.
-¿No le reconoces Minerva?- dijo Albus lentamente, mientras señalaba hacía la cama.
-¿Acaso debería?- dijo mirando con cierto enojo al hombre.
-Esa, Minerva, es Hermione Granger- McGonagall pasó su mirada rápidamente entre el director y la que se suponía era su estudiante favorita y su reacción no se hizo esperar - ¡¿Pero cómo diablos ha pasado esto?!-
-Eso es lo menos importante, aunque si quieres puedo detallarte qué ha sucedido después, estos tontos Gryffindors-le dijo Snape visiblemente incómodo por la situación- lo que sí debe de preocuparnos es cómo la regresaremos a la normalidad y qué hacer mientras la curamos-
-Severus tiene razón- intervino el director mientras acariciaba su barba con parsimonia, era evidente que estaba poniendo su mente a trabajar fuertemente. Después de unos minutos en total silencio sus ojos brillaron, ¿con malicia?
-¿Qué planeas Albus?- dijo Snape de mal talante, ya que conocía perfectamente al director y sabía cuando se avecinaba una tormenta de problemas.
-Creo que tengo la solución temporal perfecta- dijo satisfecho y todos miraron a la muy dormida Hermione Granger, quien no sabía qué había pasado ni estaba consciente de su estado actual.
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-Señor Malfoy, Potter, Weasly. A la oficina del director ahora- La clase de pociones se sumió en silencio total. Harry y Ron se miraron confundidos y luego dirigieron su mirada hacia Draco, que los miraba confundido de igual manera.
-¿Acaso no han escuchado o tengo que decírselos más lentamente para que sus pequeños cerebros puedan procesarlo? Despacho del director. A-H-O-R-A -- Los jóvenes no lo pensaron dos veces y salieron de la mazmorra al instante.
Ese día había empezado particularmente raro. Hermione no había ido a desayunar con ellos al gran salón y tampoco había llegado al examen de pociones, sabiendo que este comportamiento era impropio de la chica se decidieron que después del examen harían una búsqueda exhaustiva de la misma para que les contara qué había pasado.
Draco, por su parte, no podía imaginarse qué tipo de asuntos podría querer el director con Weasly alias la comadreja, Potter alias cara rajada y él. Mientras iban en silencio trató de recordar todo lo que había hecho esa semana, y para ser sinceros no creía que el haber colgado de cabeza a un estudiante de segundo año de Ravenclaw fuera tan grave como para que lo llamaran al despacho del director y menos con Potter y Weasly. ¿En qué diablos pensaba el director?
Cuando por fin estuvieron frente a la puerta, esta se abrió y no sin antes darse unas miradas de odio y sus insultos acostumbrados, entraron al despacho del director.
-Buenos días- dije con una sonrisa – Espero que estén muy bien esta mañana-
-Buenos días profesor- dijeron los tres levemente.
-Disculpe señor, ¿para qué nos ha mandado a llamar?- preguntó Harry, cuya curiosidad le estaba carcomiendo.
-Muy buena pregunta señor Potter, pues resulta que tengo una pequeña tarea para uno de ustedes tres. Es de suma importancia y solo puedo confiársela al mejor de los tres- Draco sonrió al instante, otra oportunidad para demostrar que era mejor que el par de leones que tenía a su lado. Harry y Ron se miraron, entre ellos no había competencia y aunque no sabían de qué trataba la petición del profesor, tampoco querían que esta tarea le fuera otorgada a Malfoy.
-Les voy a hacer unas preguntas, quien mejor las conteste será el encargado de llevar a cabo mi petición, su casa ganará 150 puntos para el curso siguiente y será indiscutiblemente uno de los premios anuales- Los tres miraron atentos al director. Draco parecía seguro de sí mismo, Harry no estaba nervioso pero si impaciente y Ron estaba claramente nervioso porque simplemente preguntas y Ron en la misma oración no eran compatibles.
-Siéntense en esas sillas- y aparecieron unas butacas al lado de cada uno, pergamino y pluma. Los chicos miraron incrédulos al profesor luego de leer la primera pregunta, "¿Cómo se compone la pirámide alimenticia?" ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Qué locura estaba planeando ahora el profesor, acaso se le ocurriría mandarlos a alimentar Trolls? – Apresúrense a llenar el examen, tienen 10 minutos para contestar- A medida que leían las preguntas se volvían más raras, como por ejemplo, ¿qué hacer con una quemadura si no se tiene magia? ¿Cuál es la mejor forma de calmar los nervios de una persona sin tener que recurrir a pociones? Cuando el tiempo terminó, las plumas desaparecieron y los exámenes volaron hasta el director.
Empezó a corregirlos minuciosamente, Ron estaba ansioso, al igual que Harry solo que él sabía disimular mejor que su pelirrojo amigo. Malfoy estaba calmado esperando, si alguna vez sentía nervios no dejaba que los demás lo notaran.
-Felicidades señor Malfoy, sus respuestas fueron las más acertadas, usted llevará a cabo la asignación-
Draco se hinchó de orgullo mientras veía con satisfacción la cara de derrota de Harry y Ron, su día no podía ser más perfecto. Los Gryffindor habían perdido la oportunidad de tomar ventaja en la copa de las casas para el séptimo año, pero Slytherin ya la tenía y para mejorar la situación su puesto como uno de los premios anuales estaba asegurado.
-Señor Malfoy, su asignación se le dará a conocer antes de partir de Hogwarts, solo faltan algunos exámenes antes de que llegue el día, ahora pueden retirarse- Se pusieron de pie y las butacas desaparecieron, dieron media vuelta para salir del despacho del profesor – Señor Potter, señor Weasly- estos se detuvieron al instante y miraron al director, Draco simplemente salió de allí con aires de triunfo- Quiero que sepan que la señorita Granger ha sido exonerada de todos sus exámenes y fue enviada a una misión especial, así que no se preocupen si no pueden comunicarse con ella durante un tiempo-
-Pero señor- empezó a replicar Harry, pero Dumbledore lo detuvo antes de que siguiera.
-He dicho que ella estará bien, que no les haya comunicado nada se debe a que apenas anoche se ha enterado y debía de irse en ese preciso momento, eso es todo pueden irse-
Aunque ninguno de los dos muchachos quedó conforme no podían llevarle la contraria al profesor, así que solo callaron y salieron del lugar rumbo a la torre de Gryffindor.
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Por fin habían terminado las clases de ese año, los estudiantes se preparaban para regresar a sus hogares y disfrutar las vacaciones. Los chicos habían esperado que su amiga se comunicara por lechuza, pero nunca pasó. Ron se quejaba porque debió de estudiar el doble ya que Hermione no estaba cerca para explicarle aquello que no entendía. Harry se sentía inquieto, porque aunque le creía a Dumbledore, no podía evitar preocuparse por su amiga, ¿en qué clase de misión estaría? ¿Por qué no les dijo nada antes de irse? Todo era muy confuso para Harry.
-Anda hombre ya no le des más vueltas, seguro que no le han mandado a hacer nada peligroso, solo cosas aburridas como buscar ejemplares antiguos de libros de magia o algo por el estilo- le dijo el pelirrojo mientras abordaban el tren – Alégrate que te pasarás las vacaciones en mi casa-
Harry no pudo evitar sonreír mientras acomodaba el equipaje y es que pasarse las vacaciones completas en casa de Ron era algo que le llenaba de muchas expectativas. Recién había descubierto lo que sentía hacia Ginny y quería conquistarla durante el verano. Es cierto que ella ya no andaba con Dean, pero estaba un poco distante.
-Supongo que tienes razón Ron- dijo al fin.
En otra parte, en un lugar frío y desolado por la falta de estudiantes, en la sala común de Slytherin, Draco Malfoy esperaba que le fuera comunicada su asignación. Llevaba esperando más de una hora, todos los carruajes se habían ido y de seguro el tren hacía Londres ya había partido. Tendría que pedir por transporte especial a su padre, asunto que se estaba tramitando en ese momento gracias a que media hora antes se comunicó por la chimenea con su padre, que aunque fastidiado, accedió a la petición de su hijo.
Mirando hacia la entrada de la sala común, vio como su jefe de casa y el director entraban. Draco se puso de pie al instante y les saludó con una inclinación de cabeza. Dumbledore le indicó se sentara nuevamente y carraspeó antes de hablar.
-Joven Malfoy, como ya sabe cumplirá con un encargo especial para el colegio durante el tiempo que sea necesario, no sabemos exactamente cuánto será-
-Aunque me gustaría que fuera de otra forma- interrumpió el profesor Snape- usted fue el que obtuvo el puntaje más alto en el examen de selección- para este momento, Snape arrugó su cara en una mueca de molestia, cosa que hizo que Draco empezara a preocuparse.
-De cualquier forma estoy seguro que usted será completamente capaz de llevar a cabo esta tarea- continuó el director mirando al joven de forma divertida – su asignación consiste en que debe de servir de cuidador y guardaespaldas de una persona muy especial hasta que sea necesario- Draco puso cara de horror mientras miraba a Snape en busca de una explicación, pero este solo se encogió de hombros y le miró resignado.
-No se preocupe señor Malfoy, le aseguro que no será una molestia-
-¿Y se puede saber a quién es que se supone que voy a cuidarle las espaldas?- dijo con ironía y un tanto desagradable.
-Por supuesto, la profesora McGonagall ya viene con ella-
-¿Con ella?- dijo realmente sorprendido y mirando a ambos hombres sin creérselo. En ese momento la profesora de transformaciones entró a la sala común con el ceño fruncido y los labios tensos, llevaba algo en los brazos que al principio Draco no pudo identificar.
-Señor Malfoy, espero que sea consciente de la responsabilidad que esta institución está poniendo en sus manos, de no llevar a cabo su cometido le prometo que se le descontarán tantos puntos a su casa que necesitarán tres años para recuperar su pérdida- a Draco no le gustaba el tono de la profesora, pero más aún le extrañó que ella se dirigiera de esa forma a él. Por lo regular era una persona pacífica.
-Esta, señor Malfoy, es su asignación- se acercó a él y extendió sus brazos con lo que llevaba cargado. Fuera lo que fuese, estaba envuelto por unas delicadas sábanas, Draco se acercó para ver que era. Podrán imaginar su sorpresa cuando vio que el pequeño bulto se movía a un ritmo acompasado, como si respirara y más aún cuando el pequeño bulto empezó a llorar y salieron unos bracitos moviéndose de entre la tela.
-¡¿Pero qué es esto?!- estaba sumamente alterado y no entendía nada.
-No es un esto, señor Malfoy- dijo McGonagall fríamente- es una persona, un ella para ser más exactos, usted tendrá bajo su cuidado a esta niña durante un tiempo y juro que si algo le pasa-
-Tranquilícese un poco profesora- habló Snape que había permanecido en silencio todo ese tiempo- le aseguro que mi estudiante es lo suficientemente capaz de llevar a cabo esta tarea y lo hará perfectamente- más que apoyo eso fue una amenaza, como jefe de la casa de Slytherin Snape no podía darse el lujo de que Draco fallara y el muchacho entendió el mensaje, por lo que todo intento de protesta murió en ese instante.
-¿Por qué necesita que alguien la cuide?- los tres miraron sorprendido al muchacho, como si no se esperaran la pregunta, Dumbledore fue el que contestó al final.
-Sus padres han sufrido un accidente y deben de estar un tiempo en San Mungo, así que usted cumplirá su tarea de niñero mientras se están recuperando. Debo de decirle que son personas especiales, por tanto su hija debe de recibir especial atención-
-Está bien- dijo aceptando lo que estaba sucediendo aunque no le gustara nada lo que pasaba- ¿cómo se llama?- otra vez silencio, Draco enarcó una ceja mirando a sus profesores nuevamente- Al menos tendrá nombre la niña ¿no?, no es recién nacida por lo que veo- observó a la niña con detenimiento, acercándose a la profesora. Tenía los ojos color miel y su cabello era castaño, parecía un varoncito de tan corto que lo llevaba. Debía de admitirlo la bebé era preciosa. La bebita lo miró fijamente, el chico podía jurar que lo estaba examinando, como si estuviera decidiendo si podía confiar en él o no. La carita se le iluminó, empezó a reír y alzó los brazos para que la cargara.
-Al parecer le ha caído bien- dijo Dumbledore sonriendo ante la situación- Su nombre es Sissy, espero que se lleven bien- Draco tomó a la niña en brazos de forma torpe. No podía creer la suerte que tenía, pensó que era afortunado al ganar esa asignación pero ahora ya no le parecía tan buena idea. Miró desesperanzado a su padrino pero este no podía sacarle del problema.
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El viaje tomaría alrededor de 6 horas en carruaje para llegar a la mansión Malfoy, con todo y magia. Sissy se había dormido casi al instante luego de que emprendieran el viaje. Draco la acomodó en una silla para bebés que McGonagall le había dado, apenas la niña tenía la ropa que llevaba puesta y unos cuantos biberones. Su madre lo mataría cuando lo viera, a menos que le diera la oportunidad de explicarse.
Miraba por la ventana suspirando, lamentándose por su situación, pasaba su mirada entre la niña y el paisaje, sin saber cuál de las dos visiones le causaba más estrés.
"La niña, en definitiva, me causa más estrés."
