Sin duda había sido una malísima idea, ¿En que estaba pensando?, apreté los ojos y traté de hacer oídos sordos cuando escuché los aullidos de las muchachas del autobús, seguramente tenían problemas.
Y yo también.
"Mamá, por favor, será divertido… además será algo así como una experiencia, ¿No?", fueron las exactas palabras que le dije a ella y obviamente con mi persuasión y mi terquedad mi madre acepto firmarme la autorización para irme de campamento con mis compañeros de colegio por una semana.
Y heme aquí, quizás si no hubiera insistido, pero ya da igual, agarré mi IPod de mi bolso y empecé a escuchar música y tratar de evitar escuchar a las gallinas que tenía por compañeras.
Giré mi cabeza para ver la ventana y sonreí, toda una vida para una especie de aventura y aquí la tenía, aunque fuera una pequeña semanita sería una aventura.
Y el autobús se detuvo en mitad de la nada- Es aquí -Dijo un profesor levantándose- Por favor bajen con cuidado y busquen sus pertenencias -Dijo él.
"¿Aquí?", pensé al ver que no había más que puros árboles, grama y tierra, me encogí de hombros para pararme y salir del autobús, busque mi bolso y mi sleeping back para alejarme del autobús y mirar el lugar en donde nos quedaríamos.
Había un total de tres profesores y 20 alumnos que éramos nosotros- Bien -Dijo el profesor Marcus- Se dividirán en cinco grupos de cuatro, para luego ir al bosque en donde deberán quedarse y buscar muestras o… sobrevivir -Dijo, todos nos quedamos en shock, ¿Acaso este tipo estaba loco?-Pueden quedarse con sus dispositivos electrónicos, no tenemos problemas, los buscaremos en este lugar a esta mis ma hora dentro de una semana completa -Acto seguido los tres profesores se escabulleron en el autobús y nos dejaron varados en la mitad de la nada.
Nos miramos unos a otros y las chicas empezaron a gritar como locas histéricas diciendo: "Nos abandonaron", "Malditos hijos de puta", "Quiero a mi mamá", y entre otras cosas.
Suspiré y miré a los chicos para luego ver al bosque- Debemos irnos -Dije en un susurro.
- ¿Estás loca? -Preguntó Natasha mirándome como si fuera un extraterrestre-No podemos hacer esto solos.
- En el algún momento, estaremos solos -Dije- Vayan a ver que hacen ustedes -Dije mientras me adentraba en el bosque seguida de unas dos personas más que no veían el sentido de quedarse en mitad de la carretera.
- Habrá que hacer una fogata -Dijo la voz de Luis tras de mí y le asentí.
- Primero debemos buscar un refugio o al menos montar una carpa o algo así -Dije mientras caminaba para tratar de encontrar un claro.
- Sí, es verdad -Pude oír la voz de Abigail.
- Lo mejor será… -No pude terminar de hablar porque en sin pensarlo y por mirar a mis compañeros no me di cuenta de algo.
Caía.
Ahora caía gracias a la gravedad mientras gritaba.
Había caído por un hueco y parecía profundo, seguí gritando hasta que respiré hondo y traté de calmarme cuando de la nada veo el fin de ese agujero, chocó con la tierra duramente y me quedó ahí, (La verdad me pareció ser Alicia yendo al País de las Maravillas).
- Maldición -Susurré para después levantarme con mucho cuidado, me dolían el abdomen y la cabeza me palpitaba.
Alcé la vista para ver el agujero por donde había caído y miré extramente por que no estaba tan lejos de mí, más bien podían salir sin hacer mucho esfuerzo.
Y así lo hice, salí muy rápido y cuando por fin estaba en la superficie, miré a mí alrededor, los chicos no estaban aquí, "Seguro fueron a buscar ayuda", dije para luego ver mis manos que tenían unas cuantas cortadas, mis piernas que estaban de igual forma, di un suspiro.
Me alejé del hueco por donde había salido y caminé un poco hasta encontrar un río, cerca de donde estaba porque si volvían, me encontrarían ahí.
Agarré un poco de agua con mis manos y estaba algo helada, era extraño porque no era época de invierno.
Traté de mojar las heridas con agua y pasarme unas vendas, que traían en mi mochila (La cual se había venido conmigo por el hueco), agarré una venda y la mojé para pasármela por las heridas, traté de reprimir mis quejas porque ardía como si fuera fuego.
Di un suspiró, estaba cansada, la caída me había dolido mucho y los chicos ya se estaban tardando, me alejé del río para acercarme un poco al árbol donde había caído, me recargué al árbol y traté de pensar en otra cosa para que el tiempo pasara rápido, pero era en vano, los chicos no veían.
Me giré sobre mis talones para alejarme de ese lugar, los iría a buscar yo misma, el bosque parecía eterno y por donde pasaba no se me hacía para nada familiar.
Hasta que lo oí, una especie de aullido y me exalté, ¿En este bosque había lobos?, (¿Cómo se les ocurre a los profesores de mierda dejarnos aquí con lobos?) no lo sabía y mucho menos lo quería saber, salí corriendo del lugar a todo lo que mis piernas daban hasta que lo vi.
Unos ojos amarillos intensos y unos dientes filosos, se acercaban a mí mientras yo retrocedía con lentitud mientras creía que era el fin de mis días, hasta que el lobo, si es que eso era porque parecía un perro grande con muchos colmillos, quizás una dotación de lobo o que sabía yo.
El lobo, gruñó para luego aullar tan alto que creí que mis tímpanos se romperían, se lamió la boca con su lengua, me estaba degustaba la vil criatura.
Caminé para atrás sin darme cuenta de que el lobo me había atrapado entre él y árbol, miré el árbol y antes de que el lobo saltara a comerme me trepé en el árbol como pude, pero sentí un jalón en mi pierna.
La criatura me había clavado sus garras en la pierna y me quitó un poco de piel.
Pegué un grito desgarrador y seguí subiendo como pudo hasta estar por los menos un metro y medio alejado de esa cosa.
Lloré, grité y fue el momento en el que pedí ayuda, gritaba de dolor y a la vez de angustia, no sabía que sí alguien me encontraría en ese bosque, quizás estaba sola, sola con el lobo, que saltaba para tratar de atrapar mis pies.
Me abracé al tronco del árbol ya era de noche y seguía llorando, ya no pedía ayuda no tenía caso, moriría de hambre o por culpa del lobo, pero a la final moriría, pero luego pude ver a lo lejos una pequeña luz, quizás era una fogata.
- ¡Ayuda! -Grité con todas mis fuerzas, una dos, hasta tres veces y cuando me iba a rendir, aparecieron ante mis ojos.
Eran un total de 14 o 15 personas que venían con armas blancas en mano y tratando de espantar a la criatura o eso veía porque de un momento a otro ya la habían matado.
- Ya puede bajar, señorita -Fue lo que escuché, pero negué con la cabeza, estaba aterrorizada.
- Fili, ve por ella -Puede oír, pero estaba dentro de mi mente, ese nombre ya lo había escuchado antes (O leído).
Sentí como el árbol se movía, poco, pero se movía y aun lado mío pude ver un chico u hombre con cabello rubio o al menos eso podía ver gracias a la poca luz de la luna y la poca luz de las antorchas que estaban en manos de aquellos hombres- Tome mi mano, le ayudaré a bajar de aquí.
- M-Mi pierna -Dije en un susurró mientras me la tocaba, el rubio miró mi pierna con asombro.
- El lobo le atacó la pierna -Gritó.
- Tienes que bajarla de ahí, Fili -Aquella voz gruesa se me hacía conocida, lo sabía.
- Debo bajarla, señorita -Dijo él estirando su mano, la tomé y en un momento a otro ya estaba en el suelo sentada.
Miré a los que tenía a mí alrededor, pero fue unos pies grandes y peludos que hizo que en mi cabeza hubiera un "clic" y se me prendiera el foco.
Como si fuera una película, recordé el libro del "El Hobbit", para luego recordar todas las escenas de las tres películas, respiré agitadamente, sentía que el aire me faltaba.
Esto debía ser una maldita broma.
- Está entrando en shock -Dijo la voz de… la voz de Gandalf, esto de verdad tenía que ser una maldita broma de mis amigos, si eso era- Trata de respirar calmadamente, pequeña.
Traté de normalizar mi respiración porque si no lo hacía seguro moría de asfixia y era lo que menos quería.
- Necesitamos curarte esa herida, señorita -Miré al portador de la voz, era Oin, a menos de que me equivocaba porque eran tantos enanos que casi siempre confundía los nombres.
- No tenemos tiempo -Esa voz.
- Tío -Miré a… ¿Fili?, creo que sí, que seguía a mi lado- No podemos dejarla aquí, va a morir.
Miré a… a Thorin parecía pensativo, sabía que si fuera por el bien de su compañía me dejaría ahí a mi suerte, pero también sabía que era una "dama en peligro" y no hay más deshonor que dejar a una mujer en peligro.
- Cárguenla, no tenemos todo el tiempo -Dijo a la final, vi como Fili agarraba un brazo mío, el izquierdo, mientras que Kili se me acercaba y me agarraba el brazo derecho para ambos ponerlos alrededor de sus hombros.
- Trata de no tocar el suelo -Susurró Kili con una sonrisa, si esto era una broma, lo estaban haciendo arrechamente bien.
Sin querer toqué el suelo y es como ver estrellas, gemí de dolor, pero fue escuchado por ambos hermanos.
Sin muchos miramientos, me montaron en un Poni, para luego avanzar con su caminata, estaba literalmente acostada sobre el animal, miré de reojo mi pierna, sangraba a mares, era cuestión de tiempo que me desmayara.
Fue cuando me di cuenta que no tenía mi bolso encima- Mi… bolso…-Susurré.
- ¿Es esto? -Miré a quien había hablado.
- Bilbo… -Susurré, pero este me escuchó perfectamente.
- ¿Nos… conocemos? -Preguntó incrédulo alzando una ceja mientras caminaba al lado del Poni.
Negué con la cabeza mientras cerraba los ojos, estaba demasiado cansada.
- … ¿Qué había en esa bolsa? -¿Ah?, ¿Abre dejado la tele prendida?
- Bueno la verdad… no sé lo que es.
Abrí un ojo, me di cuenta que no estaba en mi cuarto, mucho menos con la televisión prendida, y fue cuando me di cuenta de que… lo que había pasado no había sido un sueño y mucho menos una broma de mis amigos, porque seguramente al ver mi herida todo acabaría, llamarían una ambulancia y a los profesores (Si es que atendían).
Entonces era verdad.
Estaba en la Tierra Media.
Traté de moverme de donde estaba, recostada en un árbol, pero mi pierna, que estaba vendada, pero estaba sangrando, me dolía horrores, seguramente no caminaría en mucho tiempo.
- Oh… ya despertó -Alcé la vista para ver la feliz cara del Hobbit.
- Hola… -Dije en un susurro.
- ¡Tío, ya despertó! -Esa era la voz de Fili.
Miré un poco más allá del Hobbit y vi que todos estaban alrededor de una fogata, Thorin se paró de una roca y caminó con arrogancia hasta mí, cuando lo vi frente a mí, me sentí más chiquita que Bilbo y eso ya es mucho.
- ¿Quién eres? -Me dijo con un tono grave y amenazante.
-Vamos, Thorin Escudo de Roble -Dijo Gandalf- No seas tan insensible con la niña, acaba de despertarse.
Todos nos miraban, al parecer esperaban mi respuesta-Me… me llamó L-Lena -Dije entrecortadamente porque este tipo daba miedo o al menos eso demostraba.
- ¿Lena? -Preguntó incrédulo- ¿Qué clase de nombre es ese para una muchacha?
La verdad que los libros y la película describían bien a Thorin, sin duda era un desconfiado, arrogante y malhumorado, sobre todo malhumorado.
Me encogí de hombros, la verdad pienso que mi madre estaba loca cuando me lo puso, pero ahora me agrada más mi nombre, quizás porque le da un toque femenino a como soy.
Thorin se giró y se alejó de mí, al instante vi a Kili y a Fili- Kili -Dijo el rubio con una sonrisa.
- Fili -Dijo el castaño también con la misma sonrisa.
- A tu servicio -Corearon ambos mientras se inclinaban y después cada uno agarró mi mano y le dio un beso en la muñeca.
- Lena -Dije tratando de dar una sonrisa, pero lo único que me salió fue una mueca- Al suyo.
Bilbo volvió con una plato de comida o al menos eso pensaba, parecía sopa- Es guisado, los Hobbits hacemos una muy buena comida -Sonrió con orgullo, Bilbo no se parecía en nada al Bilbo de la película, digo, aquí es más amable, no tan temeroso quizás un poco cerrado, pero una vez que conoce a alguien parece un libro abierto.
Agarré el plato después de un sencillo "Gracias" y comí mientras escuchaba atentamente lo que Bilbo, Fili y Kili hablaban.
Después de comer, Bilbo recogió los platos, al parecer Thorin le había ordenado limpiarlos, me quedé recostada en un árbol apartada del grupo, pues seguramente si trataba de acercarme, Thorin lo impediría.
- Hola -Aquella vocecilla hizo que mirara al frente- Ori, a su servicio, señorita -Dijo inclinándose.
Se notaba que era el más joven de ahí, le sonreí- Lena, al suyo -Le dije.
- ¿Lena? -Preguntó- Es un poco extraño -Dijo mientras se rascaba la cabeza.
- Sí, lose -Concordé con él, al menos no todos son como el ingrato ese de Thorin, Ori se alejó y fue junto a sus dos hermanos quien sabe porque.
De pronto se oyó como un gruñido, quizás un aullido- ¿Qué fue eso? -Preguntó Bilbo, lo miré y después miré a Fili y a Kili, ambos estaban cerca del fuego.
- Orcos -Dijo Kili, miré de reojo a Bilbo.
- ¿Orcos? -Preguntó alejándose de un acantilado, (¿Cómo no me di cuenta del acantilado?), seguramente algo temeroso.
- Cortacuellos. Habrá docenas de ellos o quizás más -Dijo Fili mientras fumaba una pipa, o eso es lo que pude ver- Las Tierras Solitarias están llenas de ellos, repletas…
- Atacan en las primeras horas, cuando todos duermen -Dijo Kili, sí este quería asustar a alguien, ya yo estaba asustada, aunque sabía que estaba bromeando, ¿No?, de todos modos, con estaba conversación entre Bilbo, Kili y Fili ya sabía porque parte del libro iban, cerca de convertir a los Trolls en piedra- Rápido y en silencio, sin gritos. Solo mucha sangre.
- Qué lindo -Susurré y creo que me miraron de reojo, vi a Bilbo que miró al horizonte, quizás para cerciorarse si había un Orco cerca, miré a Fili y a Kili, ambos empezaron a reírse, bajé la vista sabía que eso lo harían.
- ¿Crees que es gracioso? -Miré Thorin, que se había levantado de una roca y se dirigió a sus sobrinos, más bien a Kili, quien se reía a viva voz- ¿Qué un ataque nocturno de los orcos es una broma, Kili? -Su semblante era serio e imponente.
- No fue con mala intención -Vi la cara de Kili, parecía de verdad arrepentido.
- No, claro que no -Dijo Thorin y pude notar un deje de sarcasmo en sus palabras- No sabes nada del mundo -Este tipo era muy duro, incluso con sus propios sobrinos, respiré un poco de aire, mientras me abrazaba a mí misma, hacía demasiado frío y yo con una camisa manga corta y unos short, a veces no sabía que tenía en la mente (De todos modos, ¿Qué yo iba a saber que algo así sucedería?).
- No le hagas caso, muchacho -Dijo Balín, lo miré, estaba hablando con Fili y Kili- Thorin tiene más razones que otros para odiar a los orcos.
- ¿Por qué? -Pregunté yo ganándome una mirada de todos los que estaban despiertos, aunque técnicamente ya sabía la respuesta de Balín
- Bueno, verá… -Balín se sentó cerca de donde yo estaba- Cuando el dragón se adueñó de la Montaña Solitaria… El rey Thror intentó reclamar el antiguo reino enano de Moria.
- Pero nuestro enemigo había llegado primero -Balín explicó cómo comenzó las batallas para poder tomar Moria- Moria había sido tomada por una legión de Orcos liderada por el más vil de toda su raza: Azog, el Profanador.
Cunado Balín lo mencionó vino una brisa que casi apaga el fuego para luego dejar todo intacto- Eso es extraño -Dijo Kili.
Negué con la cabeza y miré a Balín- El gigante orco de Gundabad, el cual había jurado desaparecer el linaje de Durin -Miré de reojo a Fili y a Kili- Y había comenzado… -Miré de nuevo a Balín- Decapitando al rey -Lo dijo como si tuviera un nudo en la garganta.
Apreté los ojos, creo que eso fue una de las cosas más horribles que le pudo haber pasado a alguien- Thrain, el padre de Thorin enloquecía de pena. Se perdió. Si fue hecho prisionero o asesinado… no lo sabemos… y nunca lo sabremos -Bajé la vista y miré de reojo a Gandalf, sabía que él encontraría a Thrain en Dol Gundur.
- Nos quedamos sin líder -Esta historia la conocía, ya la había leído muchas veces, pero oírla de alguien que estuvo ahí, frente a frente con él y que haya podido sobrevivir, ya era mucho, se notaba que ellos habían pasado por mucho.
- La derrota… y la muerte estaban sobre nosotros -Apreté los ojos, me imagino cuántas vidas se perdieron en todo ese suceso- Y ahí fue cuando lo vi -Dijo Balín con orgullo mirando a Thorin, el cual estaba mirando al horizonte con sus brazos cruzados, (Típico de él)- Un joven príncipe enano… enfrentando al pálido orco -"El cual me las va a pagar todas más una", pensé, al recordar lo sucedido en Erebor, suspiré, sí estaba aquí, no podía desperdiciar el momento, salvaría a Thorin, a Kili y a Fili de una muerte segura, cambiaría su destino, era una promesa.
- Él solo luchó contra este terrible adversario -Decía Balín y pude asegurarme de que Thorin estaba recordando ese momento en el casi muere, pero a la final venció- Su armadura se desgarró, empuñado nada más que una rama de roble como escudo y le cortó la mano izquierda con una espada que encontró y tuvo a mano.
- Azog, el Profanador aprendió ese día que no sería fácil acabar con el linaje de Durin -"Y así será", pensé, aunque sabía que no podía hacer mucho si no me entrenaba como debía, porque entonces sería más inútil que el trapo más viejo y sucio en la Tierra Media.
Todos miraron a Balín- Nuestras fuerzas se unieron e hicieron retroceder a los orcos, nuestro enemigo había sido vencido -Apreté los ojos, quizás de alivió, aunque ya sabía la respuesta- Pero no hubo banquete -Dijo Balín y pude apreciar en sus ojos la tristeza misma- Ni canciones esa noche, porque nuestros muertos eran más de los que podíamos llorar. Solo unos pocos sobrevivimos -"Fue una locura lo que hicieron", pensé, "Una masacre".
- Y entonces me dije a mi mismo, al ver a Thorin, que aquí hay alguien a quien yo podría seguir, aquí hay alguien al que podía llamar rey -Dijo mirando a Thorin, más bien todos miraban a Thorin (¿En qué momento se despertaron todos estos?).
- ¿Y el orco pálido? -Preguntó Bilbo que estaba sentando cerca de donde yo estaba- ¿Qué le pasó?
- Se escabulló al agujero de donde vino -"Auch", pensé mientras miraba a Thorin que se nos acercaba- Ese… inmundo murió a causa de sus heridas hace mucho tiempo -"Seguro", pensé con incredulidad, "Creo que debes informarte bien, Thorin".
Di un suspiró, quizás esa noche no dormiría, además del rico frío que hacía, la bellísima historia me había dejado un vacío en el estómago.
Y fue en ese momento en el que sentí un raro escalofrío y me abracé más, para luego sentir una manta encima de mí, miré de reojo a Thorin que me había entregado la manta- Tus dientes se escuchan mucho, debiste decir algo, niña.
- No soy una niña -Dije y la verdad que no lo era, o al menos eso creía yo, porque tenía 18 años y eso ya era mucho o al menos así lo veía.
- Seguro que no -Dijo para luego alejarse.
- Estúpido -Susurré para mis adentros- Engreído -Seguí susurrando mientras me acomoda en el maldito tronco, sabía que después me dolería todo mi cuerpo.
- ¿De dónde vienes? -Vi a Bilbo que estaba frente a mí, ¿De verdad estaba interesado?
- De… -La verdad trataba de escoger algún lugar en donde podía vivir, pero nada se me ocurría, digo, vestía extrañamente y para ellos era una "rara" seguramente-Muy lejos…-Me acurruque.
- ¿Qué tal lejos exactamente? -Esta vez y por primera vez oí a Dwalin hablar, "Vamos, Lena, piensa".
- Mucho… más allá de la… la ¡Comarca!... hay que… cruzar el mar para… para llegar -Traté de sonreír, pero ni yo misma me creía la gran mentira que había dicho.
- ¿Por qué será que no te creo? -Preguntó Thorin, lo fulminé con la mirada, pero tenía sus razones, bueno la verdad todos tenían sus razones y era muy simple: los enanos era unos desconfiados- Duérmanse, partiremos al alba -"Que madrugadores son estos tipos", pensé y traté de conciliar el sueño, pero era casi en vano, porque pensaba en el cómo llegué aquí, porque justamente en esta parte de toda esta historia, la batalla de Moria y encima en mi madre, seguramente estaría preocupado.
Y con todos esos pensamientos, llegué a dormirme.
