Disclaimer: Los personajes aquí presentados son propiedad e invención de Hidekaz Himaruya. No pretendo ganar nada con esta historia, así que es completamente sin fines de lucro.


Invasión.


En este mundo hay muchas cosas que están ocultas bajo simples suposiciones y leyendas urbanas. Cosas que los simples humanos no alcanzarían comprender del todo. Y por lo mismo, esas cosas, criaturas y secretos están ocultos de ellos, no obstante son reales.

Las naciones son uno de los más poderosos clanes en la Tierra. Ellos representan a cada país que existe sobre el planeta y tienen por obligación complacer a los gobernantes de los mismos. Los países son poderosos, contando con extraordinarias habilidades ocultas a simple vista, y en cambio a las demás criaturas, son completamente visibles al ojo humano.

Estas poderosas naciones son longevas casi inmortales, pues solamente mueren con la carencia de fe puesta en su nación. Algunos países son extremadamente temibles, por todos los poderes que poseen e incluso, los de su misma estirpe les temen.

Despierta con el cuerpo agarrotado recargado en la pared. No siente la pierna izquierda y supone que se ha de haber entumido demasiado. Bosteza mientras lanza la cabeza hacia atrás y estira los brazos hacia arriba. Suspira sonoramente y trata de que sus ojos se adapten lo mejor posible a la luz que le rodea, cuando lo hacen, ve a su alrededor tratando de encontrar conocido el lugar, que resulto ser su propia habitación.

Si, los recuerdos de la noche pasada asaltaron su mente inmediatamente mientras se ponía de pie y se recargaba en la pared para no caer en el suelo. Miro su ordenador que seguía encendido. Sonrió negando con la cabeza mientras se acercaba a este con paso lento y cuidadoso, pues era obvio que no quería tener un hematoma en la cara en la siguiente reunión en casa de Francis.

Se sentó en su silla de cuero y tecleo distraídamente mientras esperaba que se pusiera el video que le había recomendado Kiku. La noche pasada estuvo tranquila, solamente se quedó en su casa jugando videojuegos, los cuales tenían el más alto puntaje en la historia, pero había recibido un mensaje de Kiku quien le incitaba a ver un video de terror japonés en el internet.

Cuando lo vio sintió que su mundo se quebraba y tuvo que dormirse diciéndose a sí mismo que no era real. Hizo un puchero al recordarse la humillante posición en la que se encontraba la noche pasada, pues sabía que la posición fetal no era digna de un héroe como él. Pero nadie le culpaba ¿verdad? Después de todo, las películas y videos de terror japoneses seguían causando temor en los más valientes ¿No?

Miro el reloj del ordenador dándose cuenta que era muy tarde. Apagando el aparato, se levantó de la silla con dirección al baño. Necesitaba urgentemente una ducha.

Y no. Nos es que tuviera una extraña fascinación, u obsesión, por conservarse limpio y ordenado, sino, que le empezaba a repugnar el olor a sudor en sus ropas.

Cuando hubo terminado de ducharse, salió en dirección al armario donde se colocó una camisa blanca y unos jeans, y por supuesto no iba a olvidar su chaqueta de aviador. Tomo sus llaves y sus lentes colocándose estos últimos y salió de su casa con dirección al aeropuerto. Después de todo, llegar tarde nunca le había agradado del todo.

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Maldito infeliz, gusano, imbécil, bastardo…

Eso y muchos insultos más pasaban por su mente mientras caminaba con dirección la habitación del bastardo. O si, el muy idiota de nuevo se había quedado dormido. Pero no le culpaba, él también se hubiera quedado dormido si tuviera que dormir hasta tarde por asuntos del trabajo, si lo que hacían Antonio y Francis se le considerara como uno.

Abrió la puerta del español y miro hacia adentro. El muy idiota seguía dormido abrazando fuertemente a su almohada. Rodo los ojos y se subió encima de un armario que estaba frente a la cama. Si no despertaba en trece segundos, le despertaría él. 5…4…3…2…

— ¡Bastardo!—Grito enojado mientras se dejaba caer sobre el cuerpo dormido del idiota. —Maldición Antonio, tengo hambre. —el mencionado se levantó con un fuerte dolor en el abdomen pues el "amable" italiano lo había despertado, de nuevo, con un golpe en este. Estaba seguro que algún día Romano se atrevería a dañar sus "zonas vitales".

Se quitó del cuerpo del adormilado español y camino hacia la puerta.

—En serio bastardo, ¡Levántate!—Grito y con eso salió de la habitación.

¿Es que acaso el español no entendía que debía de alimentarlo como una obligación? ¿Qué no podía comprender siquiera que se desmayaría por falta de azúcar? ¿Qué quería comer? ¡Pues al parecer no!

Ese bastardo de Antonio siempre lo cabreaba, si no era porque ya no tenían pasta, era porque no le daba de comer, y si no era eso era porque se pasaba de pervertido, y si no, era porque le decía apodos melosos y poco masculinos... el punto es que siempre era culpa de Antonio.

El español se levantó de su cama y miro a la puerta por donde había pasado el amargado italiano. Suspiro profundamente y comenzó a vestirse, Lovino le había despertado porque tenía hambre, lo que significaba que era mejor hacerle la comida de una buena vez para calmarlo un poco, aunque dudaba que eso fuera posible.

Camino por los pasillos de su casa con paso calmado pero decidido, y cuando llego a la cocina lo recibió un pedazo de pan en la cara.

— ¡Al fin llegas, bastardo español!—Lovino le había lanzado otro pan. —Te digo que tengo hambre y tú aun así no te apresuras. Eres una pésima persona, yo que te levanto tan alegremente. —

—Lo siento Lovi, estaba un poco dormido. Pero no te preocupes, te hago el desayuno de inmediato. —Sonrió alegremente mientras se ponía un delantal de cocina.

Preparo un desayuno que sabía que el italiano agradecería y miro la hora en su reloj de muñeca.

— ¡Voy atrasado!—Grito alarmado al ver que iba media hora tarde a la reunión de naciones. Dejo el desayuno frente al italiano. —Nos vemos luego Lovi. —Le dio un beso en la mejilla y salió corriendo antes de que llegara más tarde… o el italiano lo golpeara bestialmente.

— ¡Bastardo!—Escucho el grito enojado del italiano, y sonrió mientras cerraba la puerta de su casa.

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—Iniciemos con la reunión. —Dijo tranquilamente el americano mientras veía a todos los demás reunidos en esa habitación de conferencias. —El tema a tratar es…

— ¿Por qué siempre tu estas a cargo de dirigir la reunión?—Pregunto Inglaterra con un deje de molestia.

— ¡Porque soy un héroe!—contesto alegremente el americano. —Y los héroes se encargan de dirigir a los demás.

—Nadie te llamo jefe, América. —Dijo el inglés de nuevo. El americano sonrió aún más.

—No, pero como héroe que soy, me tomo la responsabilidad de serlo.

—Creo yo que todos deberían de estar de acuerdo con quien dirige la reunión. Además, no sé porque te esfuerzas tanto por aparentar ser el líder si es obvio que Alemania se tomara la molestia de calmar a los demás si pelean. —Hablo Austria mientras veía al americano soltar algunas lágrimas.

—Todos son crueles con los héroes. —lloriqueaba un poco. —Pero Alemania aun no llega, por lo que el héroe debe ser el héroe—Exclamo mientras dejaba de llorar para dejar ver una gran sonrisa.

—América-san tiene razón. ¿Dónde estarán Alemania-san e Italia-kun? —Dijo Japón mientras veía a todos lados buscando a sus amigos, sin éxito.

— ¿Podemos olvidarnos de eso y empezar la reunión?—Espeto malhumorado el inglés mientras se cruzaba de brazos.

— ¡Pero si tú fuiste quien saco el tema a relucir en primer lugar! —Apunto América. Los demás parecían lejos de esa pelea, discutiendo entre ellos o hablando de nimiedades.

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Mientras tanto, unos jóvenes corrían lo más rápido que sus pies podían, respiraban jadeantes mientras trataban de llegar a su destino y alejar a los perros que le seguían desde unos 6 cuadras, tratando de quitarle una salchicha alemana al par de chicos.

— ¡¿Por qué te quedaste dormido, Italia?! —Pregunto el chico más alto mientras trataba de alcanzar al menor que huía despavorido.

— ¡Lo siento Alemania! —Lloriqueaba el menor. — ¡Todo fue culpa de la televisión! —

— ¡Fue culpa tuya, nadie te obligaba a estar despierto viendo el documental sobre pastas a mitad de la noche!—Grito Alemania mientras alcanzaba al italiano, tomándolo de la mano incitándolo a correr más rápido al divisar la casa de Francia.

—Espero no haber llegado tan tarde. —suspiro España mientras abría la puerta tranquilamente.

— ¡España! —Escucho un grito y se giró en dirección a este, para ver a Italia y a Alemania siendo perseguidos por unos perros mientras corrían hacia él… oh no.

— ¡Ah! —Se escucharon gritos por toda la sala de juntas mientras que los integrantes de la reunión veían la puerta de la habitación con pánico. — Todo es tu culpa Italia. — Esa era la voz de alemán. —Lo siento, Alemania. —Y esa la del italiano. — ¡No, no muerdas no ahí no! —Chillaba la voz de España.

—Jeje, entonces, ¿Es seguro abrirles? —Rio nerviosamente América mientras veía con nerviosismo la puerta.

Nadie alcanzo a contestar porque la puerta se abrió de una patada. Italia entro corriendo seguido de Alemania quien cargaba con un lesionado español.

—No podían simplemente abrir la puerta. —Dijo el rubio mientras respiraba agitadamente.

— ¡Alemania, que bueno que llegaste! Ahora podemos continuar con la reunión. —Hablo rápidamente Francia mientras cambiaba de tema abruptamente.

—Porque no me sorprende que no estén de acuerdo con nada y tenga que poner orden. —Suspiro el alemán.

—Nadie te estaba esperando, y es obvio que no eres indispensable para esta reunión. —espeto Inglaterra. Japón le miro y comento en voz baja.

—Inglaterra-san tiene su personalidad tsundere totalmente intacta desde que le conozco.

—¿Tsun? —Pregunto confundido el rubio de prominentes cejas.

—Bueno, ¿Qué tal si nos ponemos de acuerdo de una buena vez? —Pregunto cansinamente el alemán mientras los otros asentían dándole la razón.

La reunión continuaba como normalmente lo hacía, mientras que en el fondo de la habitación, una figura miraba todo con mucho interés, percatándose de las posibles debilidades que tendría una nación.

Aquella figura no permaneció mucho tiempo observando, pues antes de que terminara la reunión salió por la puerta sin ser visto, mientras escribía en una pequeña nota todo lo que había descubierto. Se sintió satisfecho una vez que hubo leído todas sus notas y camino ignorando a los perros que estaban echados frente a la puerta principal. Salió hacia el patio trasero de aquella casa y miro al cielo, mientras que un rayo de color verde lima caía sobre él, desapareciéndolo.

Sonrió en medio de un haz de colores. Definitivamente su jefe le recompensaría cuando leyese todos sus apuntes. Al fin, sería una invasión exitosa seguro.

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Romano miraba distraídamente el cielo desde el jardín de la casa de España, momentos como ese siempre recordaba cuando estaba más chico y trabajaba para el tirano español. Ese imbécil, al principio siempre le regañaba sin razón y luego se olvidaba de alimentarlo correctamente. Pero luego comenzó a ser un subordinado más eficiente, y Romano pensó seriamente hacerlo su sirviente. Claro que lo había conseguido.

Había domesticado al español. Y de hecho, ahora su convivencia era soportable e incluso, agradable. Bajo la mirada hacia sus manos recargadas en el marco de la ventana.

Suspiro y volvió a mirar hacia arriba, percatándose de un extraño punto de color gris que flotaba sobre el campo de tomates de España. Parpadeo atónito y volvió a mirar hacia el cielo, dándose cuenta que el punto… había desaparecido.


Nini: Bueno, es el primer fic que hago en esta sección. ¿Cómo me quedo? ¿Horrible? De hecho esta idea se me vino a la cabeza después de ver la temporada completa de Hetalia The Beautiful World y leer un artículo sobre La Guerra de los Mundos. Si piensan que será el típico fic creado solamente de invasiones sin sentido y argumentos basados en estupideces de mi cabeza se equivocan. Decidí hacer esta historia lo más lógica posible y a la vez lo más humorística que mi cerebro piense que debe de ser. Advierto que este capítulo fue más como introductorio, pero en el siguiente habrá más acción y comedia (espero u.u) Obviamente el romance no puede faltar.

Realmente quiero creer que esta historia les interesara y me leerán un poco, pues si me dejan comentarios positivos puede que vuelva a subir historias en esta sección (Pues verdaderamente amo el anime y amo el yaoi e.e)

Así que si más que decir me despido.

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