En ocasiones, habían momentos en los que solo deseaba ser un gato. Sin responsabilidades, con alguien preocupado de tu bienestar, solo dormir, alimentarme y disfrutar de lo que durara mi vida. En cambio era un ser bípedo con responsabilidades. Becada en UCLA, con una exposición a la vuelta de la esquina, trabajando por un mísero sueldo en una cafetería del centro de L.A, conviviendo con dos amigas que no podían evitar tener dinero, soltera, sin planes para saber lo que era en un futuro inmediato la diversión...Vamos, soy lo que viene siendo un ser humano de clase media del siglo veintiuno. Una persona emprendedora, intentando tener un futuro y con muchos sueños en proyecto que otros entes amargados se encargaban de destrozarlos. Una vida normal y corriente, al fin y al cabo.
-Nora, regresa(1)
Inmediatamente, mi consciencia volvió a la realidad al escuchar, en una de esas extrañas ocasiones, a alguien pronunciar correctamente mi nombre sin 'a' inhaladas, expiradas, 'h' intercaladas ni movidas extrañas de pronunciación...
-Perdona, ¿decías?- respondí con una trémula sonrisa al saber que era absurdo esconder que me había cazado mi compañera en otra dimensión lejana a la realidad.
-Trae del almacén un saco de cacao y vete, esclava mía-dije entre risas ella- Tu turno acaba en cinco minutos-añadió mientras ponía cara de cordero degollado al ser consciente que a ella le quedaban aún un par de horas de turno
-Gracias, preciosa
Corrí escaleras abajo hacía la bodega que empleábamos como almacén. Normalmente, tareas pesadas como la que iba a hacer ahora no eran cosa de mis compañeras o mía. Ya que Daniel, el propietario de la pequeña y afrancesada cafetería, se encargaba junto a su único empleado masculino, de encargarse que no faltara de nada arriba en la tienda. Pero de todas formas, no era algo demasiado pesado el subir un pequeño saco de tres kilos por las escaleras...O al menos así lo consideraba tras acarrear con todos mis bártulos de Bellas Artes por la mitad de Los Angeles.
Minutos después, volvía a estar arriba en la tienda, dejando el pequeño saco de arpillera bajo el mostrador. Tras un abrazo y un beso de despedida a mi compañera Lucy, me quité el mandil de la cafetería, cogí mi bolsa de mensajero y la carpeta de dibujos que debía de llevar a la universidad y salí de allí con el reproductor de música ambientando mi caminata hacia la universidad. No era una estudiante de intercambio. Sino cansada de las oportunidades y el panorama que me deparaba España, decidí arriesgarme y acabar mis estudios de Máster en el extranjero. Y ya que parecía que Europa comenzaba a estar un poco saturada, decidí arriesgar al máximo. Así que acabé dando el salto al océano...¡y vaya salto! No me conformaba con Miami, Florida o Nueva York. No. Decidí irme a la otra punta de los Estados Unidos. Aunque los motivos eran-principalmente- los estudios que deseaba los podía encontrar en California, también me había dejado influenciar por su clima...adoraba el frío, pero viviendo 22 años en la costa, dudaba mucho que pudiera soportar huracanes, ventiscas y otros fenómenos meteorológicos sin la comodidad de estar segura entre los míos. Así que me pareció que California era la apuesta segura dentro del riesgo que corría cambiando de país, cultura, estudios...
Media desde que salí del trabajo, al fin llegué a mi facultad. No tuve tiempo de tomarme algo en la cafetería ni de ir al baño y comprobar que mi estado no era lamentable-aunque lo dudaba, notaba como los mechones que se habían soltado del moño se pegaban por el calor a mi cuello. A penas tenía tiempo de llegar hasta la última planta y asistir a la entrevista que tenía concertada con mi profesora de proyectos. Pero por suerte, llegué a tiempo y pude, en un desesperado intento, arreglar un poco mi apariencia ante el reflejo que me devolvía la pantalla del móvil mientras esperaba sentada en el pasillo.
-Perfecta para una película zombie o un documental sobre el cambio climático...no para una entrevista, pequeña-me autoreprendía mientras tenía la mirada clavada en el triste y gris reflejo que me devolvía el móvil.
-Duarte, Nora- llamó una oxigenada rubia con excesivo maquillaje
En seguida me levanté al oír ese /Duacte, Noah/, desgraciadamente ya me acostumbré a tener diferentes variantes de mi nombre y apellidos. Mientras encaminé mis pasos hacia el despacho sobrio de mi profesora, comprobé que mi atuendo estaba en su sitio y que no había perdido ni mi bolso ni la carpeta de mi porfolio.
-Adelante, señorita Duarte...
Cuarenta y cinco minutos más tarde, era libre y no tenía obligación alguna en lo que restaba de tarde. Y me sentía feliz, muy feliz, en realidad. Estaba dentro. Tras uno de los momentos más terroríficos de mi vida, donde había tenido que defender y explicar mis obras a una mujer que parecía de hielo, ésta me dio el visto bueno. Estaba dentro. En 30 días, expondría en una de las exposiciones más importantes de UCLA...el cierre de curso. Ahora solo me quedaba llevar mis bocetos e ideas al plano real en un tiempo récord. Pero podría confiaba en mis habilidades...y en la mano de obra que serían mis amigos (principalmente mis compañeras de piso).
-¡Mierda, Caro!-exclamé al recordar que no había dado señales de vida en casa.
Mientras bajaba las eternas escaleras de la universidad, comencé a hacer malabarismos para lograr sacar el móvil sin perder cosa alguna por el camino y así poder llamar a mi compañera de piso y gran amiga.
-Hasta que te dignas a...
No recuerdo nada más de ese momento. Solo que iba a replicar a mi amiga mientras seguía bajando escaleras y cerrando mi bolso cuando, ¡plaf! Estaba en el suelo. Sin nada en mis manos.
-¡¿Pero qué demonios...?!-exclamé en castellano sin poder evitarlo al verme sorprendida y cabreada
-Lo lamento, lo lamento. No estaba mirando-alegó sorprendido y preocupado el chico con el que había colisionado, ¡literalmente!
Con su ayuda, logré volver a vencer a la gravedad y sostenerme con los pies. Antes de centrarme en nada, hice un chequeo rápido de mi cuerpo. ¿Fracturas? No parecía. Algunos moretones me saldrían, no había duda. Era una de las consecuencias de chocar con un chico de más de metro setenta y con un cuerpo que parecía puro musculo. Y por la picazón y hormigueo que comenzaba a sentir en las palmas de las manos, estaba segura que en cuanto abriera los puños vería en ellas alguna que otra herida debido a haber parado la caída con ellas y con mi trasero. Tranquila de que no tendría que preparar una exposición en el hospital, redirigí mi atención al chico, el cual había estado en silencio observando como movía y comprobaba mis articulaciones.
-¿No miras cuando caminas o qué diablos te pasa?-no pude evitar gritar a aquél Adonis que se encontraba ante mí sosteniendo una blackberry
-Lo lamento. Llegaba tarde y estaba con un ojo en la blackberry cuando surgiste de la nada-dijo con calma, lo cual hizo que mi enojo fuera a más
Negué con la cabeza frenéticamente mientras resoplaba y comencé a recoger mis cosas del suelo. En seguida, otro par de mano se unieron a las mías en un intento de recoger todo lo que se había salido de mi bolso, de mi carpeta, de mi móvil y de...estaba segura que esa carpeta negra no era mía.
-Lo lamento por tu móvil-alcé la vista al oír su voz, y en seguida vi a lo que se refería. Mi móvil había quedado completamente a piezas, dudaba mucho que pudiera recuperarlo- Si quieres puedo reponertelo, es lo mínimo-prosiguió racionalmente al ver que no reaccionaba ante la catástrofe que sostenía en la que se había convertido mi móvil.
-Tranquilo, no es necesario- dije mientras seguía guardando papeles y objetos personales lo más rápido que podía.
Un par de minutos después, y con un escueto adiós, el chico siguió subiendo escaleras con la carpeta en una mano y su blackberry en la otra. Mientras que yo, agotada y viendo como aquél choque había sido como un nubarrón en un día soleado para mi buen día decidí regresar a casa. Por lo que acabé sacando una de las bicis públicas de la ciudad y me dirigí hacía la periferia, hacia mi casa...
N.A(1): Todos los diálogos-a menos que sea Nora con algún hispanohablante- se desarrollan en inglés. Pero es un fic en español y tengo pereza y un inglés muy oxidado, así que...¡imaginación al poder! :D
N.A: ¿Wolap! Gracias por caer en la madriguera de esta bicheja(?) :3 Un placer el intentar embaucarte con mi historia ^` Obviamente, ni 30stm me pertenecen y cualquier parecido a la realidad sobre ellos es coincidencia(?). Decir que a pesar que este cap es 'light'-no parece que exista relación alguna con los Mars, ¡la habrá! Pero bueno, las presentaciones siempre son tediosas y era necesario que conocierais a la protagonista primero ^^
por otro lado, esta historia la escribí hace ya medio año para el cumple de mi amiga Nyx. La cual me animó a que publicara este fic que a día de hoy sigo escribiendo para su deleite...En fin, espero que os guste. Galletitas o cualquier signo de que me leéis aumentara mi felicidad y ganas de seguir publicando cositas.
¡Felicidad para todos! :P
