Hola hermosuras esta historia no será muy larga pero espero que les guste mucho.
Di un brinco al escuchar la molesta alarma de mi celular, como pude deslicé el dedo por la pantalla y la pause para que sonará en cinco minutos. Cerré los ojos aliviada al no oír ni un solo ruido y volví a mi sueño, a mi precioso y hermoso sueño. De repente sonó de nuevo y maldije, prometí como muchas mañanas antes que nunca volvería a quedarme viendo anime hasta tan tarde pero sabía que era mentira que el "sólo un capítulo más" era la frase que apoyaba mi adicción.
Me levanté con pereza y apoye los pies en mis pantuflas de Jake el perro. Me estiré y vi mi reflejo en el espejo, simplemente me veía como si hubiera tenido una fiesta súper hard anoche. Mis ojos azules tenían unas ojeras que me llegaban hasta el pelo, mi gorro de pikachu que venía en mi pijama amarilla y con cola de trueno cubría mi cabello azul que tenía atado en una trenza. Bostecé y fui al baño para quítame la pijama, pensé en todos los quehaceres del día y me reí por mi estupidez. — ¡Es sábado! -Le saque la lengua a mi reflejo que se presentaba en el espejo del baño y me volví a subir la cremallera de mi "sexy" pijama, en menos de un segundo llegue a mi cama y me tape con mis cobijas tratando de adquirir la temperatura perfecta para dormir de nuevo.
¡Dios! Sentí humedad en mi mano y abrí los ojos lentamente, Umi mi akita inu blanca me estaba diciendo que ya era hora de ir al baño con sus lengüetazos.
— Hola hermosa ¿Cómo amaneciste hoy? ¿Quién es linda? ¿Quién es linda? Por supuesto, tu, tu, tu -su colita se movía sin control alguno y yo le acaricié su suave pelaje, tan lindo y sedoso ya que la había bañado ayer. Sin permiso se subió a mi cama y se empezó a retorcer para que la acariciara, la regañe para que se bajará pero bajo sus orejitas y me hizo cara de cachorro, era imposible que esa cara funcionara en mi sabiendo que ya no era mi cachorrita, que tenía cuatro años y que era una perra mañosa, me conocía muy bien pero la amaba con todas mis fuerzas, era mi amiga fiel aunque tenía a Meredy y a Gajeel-kun, ella me escuchaba cuando lo necesitaba y siempre me alegraba cuando estaba triste, además siempre se quedaba a mi lado en todo momento hasta cuando cocinaba, claro lo hacía para "limpiar" si algo se me caía al piso.
— Ya van hermosa, Juvia se baña en un segundo y van al baño –Le pique el ojo y me metí en la ducha pero tuve que salir en seguida porque sonó mi celular y el ringtone de Dango Daikozoku solo me indicaba que era Gajeel-kun, puse esa canción para molestarlo, dice que él es todo un hombre y por eso merece un rudo ringtone pero al escucharlo casi muere, debo cambiarlo o sino me matará cuando vuelva.
— Hola Gajeel-kun.
— Hola mujer ¿Todavía durmiendo? ¡Son las diez de la mañana! -¡Miércoles! No tengo ni idea de cómo se las huele, pero siempre me descubre en todo lo que hago.
— Es sábado no empieces.
— Claro que empiezo Juvia, últimamente tenemos mucho trabajo y no puedes desperdiciar el tiempo así, ¿Dime que estuviste haciendo anoche? –Si le decía que estaba viendo anime simplemente me mataría, lo único que me salvaba era que estaba muy lejos y llegaría en dos meses para volver a vivir conmigo, mi primo que me sobreprotege demasiado, en parte odio tener que vivir con él porque sé que cuando llegue mi libertad se ira al caño, pero viene para encargarse conmigo de sus negocios y como soy practicante necesito mucha ayuda, más de lo que imaginaba. Al principio no quería entrar a hacer mis prácticas en la empresa de mi tío Metalicana pero como era la mejor oferta que me brindaban tuve que aceptar. Además mi tío es muy paciente conmigo y aprendo demasiadas cosas, algo que no hubieran hecho en otra empresa.
— Pareces mamá Gajeel-kun, Juvia estaba leyendo.
— Se te va a crecer la nariz mentirosa.
— Ya me conoces Gajeel-kun. –escuché un suspiro de parte de mi primo y sentí como Umi empezaba a quitarme la pantufla de Jake.
— Déjalo Umi. –Le gruño fuerte y aplicó más fuerza.
— Harás caer a Juvia, ¡UMIIII! ¡Suéltala ya!
— ¿Aún te da problemas tu hermanita? Geehee –Se burló con su típica sonrisa socarrona, recordé como me ayudaba cuando Umi era cachorrita, ni quiero recordar esas épocas donde hacía mi vida una locura, se comía el papel, hacía sus necesidades dentro del apartamento, destrozaba mis tacones nuevos y sobre todo me aruñaba y mordía con sus filositos dientes y uñas.
— Ya no, solo amaneció un poco juguetona.
— Mándale mis saludos –ya se cuáles son los saludos de ese peli negro, molesta tanto a Umi que para que la deje en paz al final ella lo muerde. — Juvia se las da –Con una maniobra experta tome su pelotica y la bote lejos para que dejara a Jake en paz.
— Mujer mande mis papeles, te deben estar por llegar y es muy importante que los recibas no se pueden perder, además aléjalos de la reina del desastre.
— Juvia lo hará Gajeel-kun y ahora te deja porque la reina del desastre está chillando para que la saque a hacer sus necesidades. –La acaricie y besé su hocico para volverme a meter en el baño, puse a reproducir la lista "Juvia" y sonó el citófono. —¡Mierda! –maldije, no me iban a dejar alistar para sacar a Umi, detuve la música y guarde el celular en mi bolsillo.
— Señorita Loxar buenos días, tienen un paquete para usted.
— Buenos días, dígale que pase. Gracias. –No podía estar en un peor estado para recibir a alguien, mis piernas se veían por el short de mi pijama y mi cabello, ¡que desastre! Ah ya qué, abrí la puerta y le indique que pasará ya que Umi tiene la maña de salirse si le dejo la puerta aunque sea un milímetro abierta. Firmé y aguanté que el estúpido peli rosado que me había traído los papeles de Gajeel-kun se burlará de mí por mi pinta. Recibí la pesada caja y me encamine para ponerla en un lugar donde no alcanzará la reina del desastre. — Hasta luego pika-pika -¡Imbécil! Waaaa quería gritar, puse la caja encima del comedor y revise que estuvieran todos los papeles importantes, de un momento a otro escuche como la puerta chirreaba y al voltear al lugar vi como una cola blanca y peluda desaparecía de mi vista. ¡El maldito mensajero no cerró la puerta! ¿Qué le costaba estirar el puto brazo y cerrarla?
— No no no no –corrí como pude y cerré la puerta del apartamento, baje las escaleras lo más rápido que me dieron las piernas y las incomodas babuchas de Jake que amenazaban con salirse de mis pies en cualquier momento, Me aliviaba el saber que la puerta del edificio estuviera cerrada a menos que ese imbécil no la hubiera cerrado también ¡Hijo de puta! Cuando llegue la puerta estaba abierta y no había rastro de Umi, corrí más rápido, una fuerte corazonada me indicaba que algo estaba muy mal y solo esperaba que ese sentimiento no fuera porque para llegar al parque antes había una maldita carretera. Mis ojos se llenaron de lágrimas y me desespere al verla corriendo hacia ese lugar, gritaba pero la perra no me hace caso en la calle, ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Un pantufla se me salió pero no me importo seguí con mi carrera hasta que un ruido me hizo detener el corazón. Fue un frenón y el chillido de dolor de Umi. Mi corazón latía fuertemente contra mi pecho y no quería mirar, en menos de diez segundos llegué y mi perrita había sido arrollada por un Audi y a su alrededor había mucha sangre.
— ¡Puta mierda! –Escuché una voz que provenía del auto y me acerque a ella, no podía entrar en pánico aunque lloraba mares ya. Su patica estaba partida con muchos raspones, su reluciente pelaje blanco era rojo en su mayoría y el nudo en la garganta fue peor. — No Umi, no. Tu no. –Di un respingó al escuchar el portazo del auto y unos pasos acercándose.
— ¡Mire como ese puto perro me volvió el auto! ¡Me tiene que pagar tonta! –En ese momento ya no pensaba, Umi respirando con dificultad mientras que el maldito ahora venía a reclamarme. ¡Que se vaya al infierno! Me levanté y estrelle mi mano fuertemente contra la cara de ese tipo, niño rico debía ser el muy malparido.
— Muérase hijo de puta –Sin medir las consecuencias le di una patada al auto y rompí la lámpara delantera haciendo que los vidrios y pedazos de plástico salieran por todas partes — Acá esta su paga desgraciado -Pise para recoger a mi perrita y me enteré un pedazo de vidrió en la planta del pie, — ¡Mierda! –aullé de dolor, justo tenía que ser el maldito pie que había perdido la pantufla, no importaba, me mordí los labios y saque lo que se me había enterrado en el pie "Bravo Juvia, necesitas puntos" Lo deduje al ver la magnitud de la herida. Pase la pantufla derecha a la de la herida y sin saber de dónde saque las fuerzas alcé los 18kg aproximadamente de Umi con un cuidado infinito de que por mi movimiento no muriera o algo así. Cuando apoyé mi pie izquierdo un corrientoso recorrió mi cuerpo, que dolor tan asqueroso.
— Buena chica no cierres los ojos, Juvia te llevará al veterinario –Estaba tan nerviosa que había olvidado donde quedaba su veterinario, mierda estaba muy alterada, sentía que iba a perder a mi perrita, el muy maricon me vio como si me fuera a matar con sus ojos grises, lo vi levemente y le había quedado rojo el cachete, se lo merecía no me arrepiento de eso, recordé como una iluminación divina donde quedaba la clínica veterinaria y cojeando me llevé a Umi doblando la esquina perdiéndome de la vista del peli negro que acababa de hacernos daño a ambas. De cientos que se habían quedado mirando la escena solo una rubia se acercó a acompañarme. Umi temblaba y estaba demasiado asustada, tanto como yo.
— Me llamo Lucy Heartfilia, déjame cargarla estas herida. –Me señalo a mi perrita y yo negué entre lágrimas si la movía podía matarla además se pondría más nerviosa si la dejaba en manos de alguien que no conocía.
— Ya nena, ya casi llegan –La animé mientras se quejaba un poco del dolor, la amo mucho no quería que nada le pasará, la cuadra y media a la veterinaria se me hizo eterna y cuando llegamos Wendy se sorprendió al ver que era yo con una de sus hermosas clientas.
— ¿¡Dios mío Juvia que ocurrió!? –Su cara de horror me hizo perder la poca estabilidad que tenía, si ella hizo esa cara al verla era porque estaba muy grave.
— Un auto la arrolló. –Respondió la rubia por mi ¿Cuál era su nombre? ¿Luigui? ¿Lucky? ¿Lucy? Sí, eso era, Lucy.
— ¡Mamá! –La deje suavemente en la mesa del mostrador, Wendy se encargó de las cosas adentro dejándome con la rubia y Umi, segundos después al ver a Grandeney me tranquilicé un poco, era la mejor doctora veterinaria de toda la ciudad.
—Juvia tendremos que operarla por lo que veo.
— Lo que sea necesario. –dije temblando, con tan solo verla supo que algo andaba mal con ella, la entraron a un cuarto donde ya no pude verla, segundos después solo pude escuchar como chillaba desesperada.
— ¿Qué le hacen? –Grité llena de miedos al escuchar su dolor.
— No te preocupes, deben estarle echando desinfectante. Juvia ¿No cierto? Tienen que verte el pie, puede infectarse si no vas a que te lo revisen.
— Juvia no dejara sola a su perrita.
— Ella estará bien, tienes que mandarte cerrar la herida, estos lugares tienen muchas bacterias y se te puede infectar –La sonrisa de la rubia no me tranquilizaba pero afortunadamente estaba con alguien, mis lágrimas cayeron sin cohibiciones y la abracé, no quería perder a mi perrita, todos dicen que ella es mi mascota pero Umi es más que eso, es como la hermanita que nunca tuve, la que me ha acompañado desde que Gajeel-kun se fue del país. Me senté aguantándome el dolor a esperar que salieran y que me dieran noticias. Me imagine mi perrita sin pelo y me puse a llorar más, la rubia comenzó a hablarme y a contarme cosas de su vida para que dejara de pensar en eso. Me distraje pero de a momentos me rompía como una niñita a llorar, no me daba pena llorar por mi perrita, la gente que pasaba por la calle se me quedaba viendo y me miraban con lastima. "Pobre niña pika-pika quien sabe si se le habrá muerto su mascota."
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Wendy salió con una hermosa sonrisa, mi perrita estaba a salvo pero le tuvieron que poner una especie de placa por lo que entendí con unos clavos, ya estaba estable pero la anestesia la haría despertar en una hora más, me dio una lista de pastillas que tenía que hacerle tragar y luego me mostro la cuenta, pase saliva, me había salido por un ojo de la cara y lo peor era que deje todo el dinero en el apartamento pero ese no era exactamente el problema, también deje las llaves adentro. ¿Este día se podía poner peor? Obviamente, mi pie me quemaba al apoyarlo, tenía que ir al hospital como fuera, ya en las cuidadosas manos de Wendy dejaría a Umi sin preocupación alguna.
— Vamos Juvia, tranquila aún no despierta. -La rubia me halo y me llevó al hospital más cercano arrancándome un grito de dolor, no podía poner bien el pie en el suelo y tomamos un taxi, odio…Odio con todas mis fuerzas los hospitales y ahí estaban aplicándome tortura para cerrar mi herida, Polyusica la doctora que me estaba atendiendo me miraba con desaprobación y me dijo que espere demasiado tiempo para ir al hospital, en pocas palabras me regaño más que mi madre, la herida estaba infectada e hicieron todo lo posible por limpiarla, estaba igual que mi perrita con vendajes y sin poder apoyar el pie por un buen tiempo, cuatro puntos y por culpa del niñito rico ese. Salí con alivió de ese lugar pero con muletas, yo creo que no era para tanto sin embargo a la amargada vieja peli rosada le encanta exagerar, le agradecí a Lucy por acompañarme más de cinco horas e intercambiamos números, tenía que pagarle lo que pagó en el hospital y en el taxi ¿Y por qué no? Invitarla a comer algo, fue una persona demasiado amable y podríamos ser amigas. Se marchó cuando se aseguró que Meredy venía para el hospital y luego pudiéramos llevar a Umi a la casa. Espere un buen rato jugando plantas Vs zombies en mi celular y luego vi como una cabeza rosada aparecía, se acercó rápidamente y me abrazó.
— ¿Juv estas bien?
— Sí no te preocupes no es nada grave –su cara de preocupación me daba risa, pero me alegraba que estuviera conmigo.
— ¿Por qué putas no me llamaste antes?
— Juvia no quería preocuparte.
— Te matare Juvia, sabes que en estos momentos es donde más me necesitas y donde más puedo sentirme útil.
— Gracias Med pero no te pongas brava con Juvia –le hice cara de cachorrito, algo que tenía bien identificado por Umi y Med sonrió cediendo ante mí.
— Dime que fue lo que paso.
— Te cuento en el camino, vamos por Umi –Le conté todo con pelos y señales y ella opina lo mismo que yo, el maldito niño rico es un hijo de puta que nos las pagará. Llegamos muy rápido a la veterinaria y me la dejaron ver, al asomar la cabeza para verla, una Umi desganada y totalmente irreconocible movió ligeramente su colita, estaba totalmente decaída y vi por el agüita que se encontraba reunida en sus ojos que le dolía bastante, la mime y le di piquitos en su hocico para que supiera que yo estaba con ella y que la cuidaría hasta que se recuperará. Me rompía tanto el corazón verla así, todo por culpa de ese estúpido peli rosado que dejo la puerta abierta. Me quede viéndola detenidamente acostada en la tablita de operaciones con una cobijita ¿Podía ser más hermosa mi princesita? Le limpiaron su pelaje pero tenía que volver a bañarla cuando todo eso terminara para que se viera igual de hermosa como siempre.
— Juv tienes una pinta terrible y además parece que tienes fiebre –escuché la voz de mi amiga y tenía razón, estaba sin bañarme con la pijama ahora con manchas rojas de la sangre de Umi y con mi pie vendado, creo que no habría algo peor, entonces me acorde de mi apartamento cerrado y de que en el edificio de Med no aceptaban perros ¿Qué podía hacer? Tendría que llamar a un cerrajero para que me abriera la puerta y luego llevármela en un taxi para que descansara en nuestra casa. Al principio no la querían dejar salir pero les dije que era mejor que estuviera en mi casa, en su ambiente así se recuperaría más rápido. Suspiré hondo todo había sido culpa de ese desgraciado, lo odiaba con todas las fuerzas de mi corazón ¿Además que se creía viéndome de esa manera tan animal? Antes no le rompí toda la cara por lo que le hizo a Umi, definitivamente nunca en la vida lo quería volver a ver, de repente recibí un mensaje de un número desconocido y fruncí el ceño en respuesta.
"¿Cómo sigue tu perro y tu pie, niña Pika-Pika? Lamento lo que paso, no era un buen momento. Att: El que casi mata o mato a tu perro". -¿Otro imbécil con lo de niña Pika-Pika?¿Qué se creía el muy estúpido? ¿Y si enserio hubiera muerto Umi? Ese mensaje hubiera sido el peor en esa situación, pero esta vez si me iba a escuchar, tome fuertemente el celular y moví mis dedos para escribir mi respuesta.
Espero sus hermosos reviews, los quiero y les mando un abrazo y un beso psicológico.
