Ese ardor poco común I
Personajes: Martín, Miguel, Julio, Catalina.
Advertencia: drogas.
"Sólo una línea mas" trató de convencerse antes de aspirar la quinta.
Se recostó. A los cinco minutos volvió a sentarse para seguir picando pero se detuvo al darse cuenta que ya no había.
–Hay que… comprar mas –dijo en voz alta. Aun estando solo.
Lo bueno de ser Martín, es que nadie nunca iba a sospechar que era un cocainómano.
"¿Cómo fue que empezó esto?"
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Julio, Miguel, Martín y Catalina se encontraban esa noche.
–¡Mi nariz, ¿qué es esto? –se escuchó una queja.
–Es el ardor que pocos conocen, Martín –contestó Miguel orgulloso.
–No se pueden echar para atrás una vez empecemos esto, les recuerdo –retomó Julio seriamente.
–¿Vieron Catalina y Martín? Les dije que aprovechar de esto como un negocio les iba a interesar –dijo el peruano. –Gracias Julio por permitir que lo habláramos todos.
–Por nada –respondió sonriendo de costado, sólo lo hacía por que su hermano se lo había pedido claramente.
–¡Trato hecho! –dijo entusiasmada Catalina. –¿Y Martín? Con que buena idea nos vienen a plantear, ¿eh?
El argentino fue sorpresivamente el más callado en toda la reunión. Había sido el único del grupo que nunca había probado la cocaína, por eso Miguel le encargó un poco aparte a Julio, quien aceptó encantado, sólo para que Martín pruebe.
–¿Martín? –se escuchó preguntar a Miguel.
Y obvio, el rubio oji-verde no había podido separar sus ojos del polvo blanco que tenía en frente desde el momento en que lo probó a pesar de todo.
–Eh… claro –tardó en reaccionar. –Claro, contá conmigo Julio. Ustedes también che –dijo dirigiéndose a Miguel y Catalina para estrechar la mano animadamente.
Julio se percató automáticamente de la adicción que se había generado en Martín, sonrió con lujo de venganza si bien esa nunca había sido su intención. Lo que Miguel se cuestionó era si fue buena idea incluirlo.
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Sin embargo, Martin prefería que nadie se enterase, no le importaba si su propio gobierno también consumía. Tal vez no quería aceptarlo. ¿Qué pensarían sus hermanos latinos si lo veían a él consumiendo drogas?
Un punto fuerte del argentino promedio es que puede convencer a cualquier persona de lo que se le ocurra por mas increíble que fuese, pero eso no lo volvía invisible, menos siendo alto y rubio.
Se calzó unas zapatillas gastadas y se vistió un buzo con capucha que le quedaba grande. ¿O importaba su apariencia?
Agarró su billetera mientras veía las dos bolsitas ya vacías sobre la mesa. ¿O acaso importaba la plata que gaste o cuanto consumía al día?
A pesar de ser de noche salió a la calle para después aprovechar y caminar por Buenos Aires.
Su respiración ardía.
