Lo último que Kai llegó a pensar, es que a Kise le parecería una buena idea invitarla a una sesión de fotos en medio de una salida común y corriente. No era como si tuviera opción de negarse, porque ya había aceptado salir con él (después de rechazarlo en múltiples oportunidades) y le parecía de mal gusto irse así como así solo porque sin previo aviso había tenido que acudir a su trabajo.
No era que no le agradara el plató. Era que había mucho bullicio, mucha gente de aquí para allá y eso la hacía sentir un tanto incómoda. Sin embargo, ahí estaba... En el lugar en el que cualquier fan mataría por estar.
- Bien señor Kise, unas cuantas más y la sesión habrá terminado.
Las estilistas retocaron un poco el maquillaje del rubio, Kise hizo algunas nuevas poses, todas tan naturales que daba la impresión de que había nacido para eso. El modelaje era algo tan natural para Kise Ryota que casi daba ganas de llorar; era ridículamente perfecta cada acción y cada movimiento de su parte.
Sin embargo ella no estuvo demasiado tiempo observándolo, en parte porque comenzaba a preocuparle el rumbo que estaban teniendo sus pensamientos; en su lugar prefirió ir y perderse entre las cantidades de hermosa ropa de marca, intentando mantener distancia de la gente trabajadora que andaba de aquí para allá dando ordenes o discutiendo entre ellos.
Intentando mantenerse alejada de Kise, aunque sabía de sobra que eso era algo técnicamente imposible porque seguía encontrándola sin importar a dónde fuera.
- ¡Kaicchi!- como esperaba, apareció por detrás de ella, quien saltó por la sorpresa- Lo siento, ¿te asusté?
- Podría decirse, aunque yo también estaba distraída- le sonrió un poco antes de sentir el sonrojo calentar sus mejillas.
- ¿Te estás sonrojando?- el rubió se inclinó un poco para ver de frente el rostro de ella- Eres tan linda.
- Es solo que...- a pesar de que no volteó, desvió la mirada a otro sitio- Te ves muy guapo, vestido así.
Un grito irrumpió el ambiente serio del lugar, llamando la atención del personal. Algunos cuantos se acercaron al sitio del que provino aquel grito, encontrándose con la escena de Kise abrazando a Kai fuertemente, mientras la chica escondía el rostro en su pecho ya que estaba muy rojo.
- ¡Señor Kise, su novia es muy bonita!- exclamó una de las estilistas. Lo siguiente que sintió el modelo fue el humo salir de las orejas de Kai.
- ¿N-novia?- la escuchó musitar en un hilillo de voz.
No pudo evitar sonrojarse también, se separó un poco de ella para mirarle el rostro y mientras esbozaba una sonrisa, se acercó para darle un beso en la sien.
Lo siguiente que sintieron fue el flash de una cámara que captó justo ese momento en una hermosa fotografía.
- Es una buena foto- inquirió el fotógrafo, viendo la captura en la pantalla-. Podríamos publicarla en la...
- ¡No!
El fotógrafo miró extrañado a Kise, que hacía un puchero.
- Kaicchi es mía.
Ante la afirmación Kai no hizo nada, no se quejó, no se movió, no desvió la mirada. Soltó un pequeño suspiro manteniendo su silencio, porque estaba plenamente consciente de que si decía algo, cualquier cosa, podría ser usado en su contra. Simplemente se quedó ahí, sin acercarse más, pero sin deshacer el abrazo que Ryota le daba con tanto cariño.
Semana y media después, el paquete que llegó a la puerta de su casa envolvía entre papeles protectores una foto con un precioso marco de madera, y lo que la hizo sonrojarse no fue el regalo en sí, ni la nota excesivamente rosa que venía junto con ello... Fue el hecho de que, en la foto en la que Kise le besaba la sien y ella tenía sus ojos cerrados suavemente, con un sonrojo en las mejillas; ambos se veían tan ridículamente bien juntos que casi daban ganas de llorar.
