FAMILIA COMPLETA
Los personajes no son míos, pertenecen a Rumiko, exceptuando algunos que son creación mía, pero son personajes de relleno para mi historia.
Es una historia pequeña y con algunos cambios en las personalidades de los personajes, pero es por la edad en las que los he situado.
(bla bla bla) pensamientos.
Bla bla diálogos
BLA BLA gritos.
En una hermosa habitación pintada en colores crema, combinados con muebles de madera oscura, cuadros de flores colgaban de las paredes, una hermosa cama con un cobertor violeta con flores bordadas en tonos dorados se encontraba en el centro de la habitación, al lado de la cama una mesa con una lámpara y dos marcos de fotos con el marco de plata, uno mostraba la imagen de niño de cabello negreo, ojos azules- grisáceos y una enorme sonrisa, el otro mostraba la imagen de una niña con cabello rojo, el mismo tono de ojos que el niño y una sonrisa tierna y dulce, la elegante dama se levantó de la cama, tomó la bata al pie de la cama y se acercó a la mesa, tomó un marco de fotos y caminó hasta la ventana de la habitación y contemplando la foto abrió la ventana y observó el día. Era un hermoso día, el sol brillaba, el clima era agradable, las flores mostraban sus hermosos colores, todo parecía un hermoso escenario, pero los sentimientos de su corazón eran otros, ese día era su cumpleaños y pensó ingenuamente que al fin ese año, podría celebrarlo con su familia completa. Sus padres llegarían dentro de unas horas, su pequeño milagro estaría con ella todo el día, ya que había pedido el día en el trabajo, algunos amigos llegarían a la comida que el torbellino Himura había organizado, pero la persona del retrato no estaría presente, no recibiría una sonrisa, ni una mirada, un abrazo, un beso y mucho menos un "Feliz cumpleaños mamá". Pero cuando pensaba que esa pequeña palabra, pero con un significado y valor tan grande jamás sería pronunciada por aquellos labios, se le llenaron los ojos de lágrimas y las dejó correr tal cual río. Sonrió tristemente nuevamente en su cumpleaños, ella no tenía felicidad completa, porque faltaba la persona de la foto.
Capítulo 1: Llegando a Nerima.
En una hermosa, cálida y tranquila tarde de viernes en la ciudad de Nerima se encontraba llegando a dicha ciudad una elegante, fina y distinguida señora de cabello castaño recogido en un moño, poseedora de unos hermosos ojos azul grisáceos y vestida con un fino kimono azul combinado con un obi dorado a juego con los bordados del kimono. Llegaba a Nerima proveniente de Tokio con la certeza de recuperar lo que varios años atrás le robaron. La elegante dama se permitió observar con detenimiento el lugar, que se convertiría en el escenario, donde finalmente se reencontraría con su mayor tesoro, solo esperaba con la mayor esperanza del mundo que estuviera a tiempo.
Esa misma tarde en una acogedora y concurrida pastelería y panadería el centro de Nerima, se encontraban tres hermosas mujeres poseedoras de unos preciosos y expresivos ojos castaños. El lugar se encontraba lleno de clientes niños acompañados de sus madres que habían ido por algún pan para la comida y terminaban comprando unos dulces para los pequeños, había también adolescentes tomando algún jugo o refresco con una porción de tarta o pastel, así como parejas de novios, grupos de amigas compartiendo el té con algunos pastelillos charlando de varios temas, pero también existían aquellos clientes solos degustando de algún dulce. El cálido lugar contaba con mucho éxito y es que en los cuatro años que llevaban funcionando en dicho sitio, se había posicionado en la preferencia de los habitantes de Nerima, aunque antes funcionaba en la casa de la dueña con pequeños pedidos.
Se escuchó el tintineo de la campanita de entrada, una pareja de jóvenes aproximadamente de unos 26 años ingresaba al local. Se dirigieron al mostrador.
-Buenas tardes – saludaba la propietaria del lugar a la pareja - ¿En qué puedo ayudarlos? – cuestionó con una sonrisa amable en el rostro.
- Buenas tardes _ saludaron ambos – Queremos un pastel de bodas – respondió la jovencita con una adorable sonrojo en el rostro.
-Con mucho gusto jóvenes, pasen por aquí – respondió indicando que la siguieran, caminaron hasta llegar a una mesa con varias carpetas.- Siéntense – invitó a los clientes.
Todos tomaron asiento y la gentil señora empezó a hablar.
-¿Tienen alguna idea o prefieren que les muestre los catálogos?- interrogó con una sonrisa.
-Nos gustaría ver el catálogo- respondió el joven. Noriko así lo hizo y el resto de la cita transcurrió eligiendo el sabor de la torta, probando las muestras, claro está, seleccionaron los colores e indicaron hora y lugar de entrega.
La tarde fue transcurriendo y los clientes disminuyeron, al menos los que disfrutaban de los pasteles y dulces en las mesas del local, porque los clientes que entraban por algún pan o dulce para la cena seguían acudiendo.
-Akane cielo, vete a descansar- decía Noriko a su hija.
-Pero si no estoy cansada – respondía la aludida haciendo un adorable puchero.
-Es por tu bien Akane – insistía Noriko ante las negativas de la peliazul – No has parado en todo el día, exceptuando la hora de la comida y porque vinieron por ti- agregaba seriamente con la finalidad de hacer que la chica tomara un descanso.
-Falta poco para cerrar –respondía quitándole importancia y viendo su reloj de pulsera.
Una joven de 27 años con cabello castaño corto, ojos terracota, vestida con un pantaloncillo celeste, una blusa sin mangas de seda blanca y unas sandalias bajas de color blanco, se acercaba con una pequeña niña de casi 3 años.
-Hana cariño ¿tienes sueño?- cuestionaba la dulce abuela, tomando a su nieta en brazos, la pequeña como respuesta solo asintió y se recostó en su hombro- Akane ¿ por qué no te llevas a Hana a la casa?, ya sabes que la habitación de descanso no se puede usar – agregó con una sonrisa cálida, se le había presentado la oportunidad para que su hija se fuese a descansar y es que desde las 5 de la mañana estaba en la pastelería.
-Está bien- respondió acariciando los cortos cabellos castaños de su sobrina, la niña se moría de sueño y no era justo que siguiera en la pastelería, ya que era viernes y era día de corte semanal.
-Llévatela en la carriola- dijo Nabiki con una sonrisa agradecida de que su hermana se llevará a su pequeñita a dormir más cómoda- No te preocupes por la cena, Kasumi ya habrá llegado – informó a ambas mujeres y es que la mayor de las hermanas, había disfrutado de su tarde libre.
-Muy bien, saben le llamaré para ver si necesita algo para llevárselo- comentó a su madre y hermana, mientras Hana era acomodada en la carriola.
Minutos después Akane salió con su pequeña sobrina dormida en el coche, su bolso colgaba de su hombro, se encaminó rumbo al mercado por unas verduras que utilizaría su hermana para la cena.
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En un amplio recinto con relucientes tablas en el piso de madera, las paredes de madera con algunos carteles con kenjis con frases motivacionales, contaba con amplias ventanas que dejaban ver que el día estaba por ver sus últimas horas de luz solar.
-Muy bien jóvenes, eso es todo por hoy –anunciaba el sensei vestido de negro, el grupo se despidió con una reverencia general, la cual devolvió el sensei y uno a uno los alumnos se fueron retirando del dojo.
-¿Ésa era tu última clase?-preguntó un hombre de cabellera negra y ojos color verde olivo, y que vestía su traje de entrenamiento negro con el logo del dojo Tendo.
-Sí, era la última ¿vas a dar la siguiente clase? –cuestionó a su amigo
-Sí, el Sr. Tendo me pidió que lo cubriera- informó al azabache- Así que él dará la primera clase de mañana- agregó con una sonrisa cómplice y es que la primera clase para niños pequeños.
-Tío Soun está acostumbrado a tratar con niños, sólo hay que verlo con sus nietas-comentó riéndose a carcajadas y es el señor Tendo era todo un espectáculo al estar con sus muñequitas como él les llamaba a las pequeñas.
-Tienes razón, por cierto Akane acaba de llegar con Hana dormida en el coche- informó a su interlocutor y al ver su expresión agregó- Kasumi llevó a Hana al dormitorio.
-Te dejó, iré a verla – dijo dándole una palmada en la espalda y saliendo rápidamente hacia la casa.
Caminó por la casa, se acercó a la cocina y solo vio a Kasumi de espaldas. Se dirigió hacia las escaleras y se detuvo en la segunda habitación cuya puerta se encontraba entreabierta.
-¿Cómo estás? – preguntó en un susurro el joven azabache acercándose y abrazándole por detrás a la joven que veía dormir tranquilamente a la pequeña en cuna.
-Muy bien- contestó la peliazul con voz dulce, girando el rostro para verlo.
-¿Cómo se ha portado? – interrogó llevando sus manos a la suave redondez del apenas visible vientre de la joven.
-Excelente, ya van 5 días sin mareos, náuseas y vómitos – dijo con una sonrisa – Ven, vamos abajo- agregó con una voz dulce, tomando con una mano el vigilabebés y tomando con la mano libre la mano de su esposo.
Ambos bajaron al primer piso, horas después todos se encontraban en el comedor de la casa, alrededor de la mesa, en un extremo los señores Tendo, enfrente de ellos Kasumi y su esposo Kenta con la pequeña Sahori de casi 4 años, al lado derecho Nabiki y su esposo Kuno, con la pequeña Hana en el regazo de su padre y del lado izquierdo Akane con Ranma. La cena transcurrió en conversaciones amenas, bromas y risas. Al terminar la comida, las mujeres retiraron lo utilizado, limpiaron la cocina y las hijas menores se retiraron a sus respectivas casas.
En el elegante hotel Nakano Sun Plaza de Nerima se encontraba la fina y refinada dama que había llegado hace un par de horas a dicho lugar.
Se acababa de tomar un té y estaba esperando que fueran las 7 de la noche para que la persona con la cual deseaba conversar estuviera libre, pero el sonido del teléfono la sorprendió, tomó el auricular y era la recepcionista informando que tenía llamada de Tokio.
-Tomaré la llamada señorita- dijo la dama con una sonrisa, al pensar en la persona quien la llamaba.
-Hola cariño ¿Cómo estás? – dijo cariñosa a su interlocutor.
-Me alegra cielo, estoy bien. – respondió cálidamente- Llegué hace horas a Nerima, pero sabía que no estabas libre- dijo con tranquilidad, ante el torbellino de palabras de su emisor.
-jajajajajajaja solo a ti te pasan esas cosas, ten paciencia, tesoro – aconsejó serenamente – Espero que mañana todo salga bien, ojala me dejé hablar con él- confeso ansiosa y deseosa que el encuentro de mañana saliera bien.
-También te amo, cuídate mucho, te llamó mañana- dijo con voz suave despidiéndose con ternura.
Hola amigos, regresó con una nueva historia, es muy corta y la llevó muy avanzada, espero contar de nuevo con su apoyo.
25- 04-15
Astrid Saotome
