Disclaimer: Twilight y todos sus personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo sólo juego un poquito con ellos.
Estoy reeditando la historia. No va a cambiar sustancialmente, pero había algunas cosas que no terminaban de gustarme. Espero que os guste y que la disfrutéis. Sabéis que esta historia es mi niña mimada y tengo especial interés en que sea lo más cercano a la perfección que yo sea capaz de hacer.
Os dejo con el primer capítulo y prometo subir uno reeditado a la semana.
Biquiños
Noe
Capítulo 1. La caja.
—"¿Edward? -oí mi nombre en el pensamiento de alguien, era un nombre que llevaba mucho tiempo sin oír, desde que había dejado el pueblecito de Forks y en el mi corazón y mi alma, si es que la tenía. Aquí, en Chicago, estaba utilizando mi segundo nombre, Anthony- ¿Edward? -ahora mi nombre era dicho en voz alta, me giré para ver a la persona que me llamaba, aunque ya sabía quien era.
—¿Ángela? ¿Eres tú? ¡Cuánto tiempo sin verte! -traté de sonar sorprendido pero en realidad estaba preocupado. ¿Qué hacía Angela aquí?- ¿estudias aquí?
—No, vengo a entregarte algo -me dijo muy seria.
—¿A mí? ¿cómo supiste dónde encontrarme? -le pregunté.
—Te vi en una foto que me enseño una de mis primas. Ella estudia aquí. Estabas en segundo plano, pero pude reconocerte -me contestó-. Me sorprendió cuando me dijo que aquí te hacías llamar Anthony, no te preocupes, no quiero saber por qué. Sólo vengo a entregarte ésto -en sus manos había una caja de cartón-. Bella... Bella me pidió que te lo entregara -pude ver en la mente de Angela algunas imágenes de Bella, me sacudieron como un rayo.
—¿Bella? Ángela, ella... ella ¿sabe dónde estoy?
—Desde hace año y medio, más o menos, pero siempre quiso respetar tu decisión -hacía tanto tiempo, ella sabía dónde estaba y jamás había puesto un pie en el campus.
—¿Vendrá? -los ojos de Ángela estaban llenos de lágrimas.
—No, ella no vendrá -me aseguró- me pidió que te entregase ésto, sólo he venido por ese motivo. Espero no haberte molestado.
—Ángela, no me molestas, créeme. Siento tanto lo que pasó, yo...
—No me des explicaciones Edward. Yo no soy la persona a la que se las debes... -una lágrima resbaló por su mejilla, intenté leer su mente, pero ella sólo pensaba en volver a casa y deshacerse ya de este engorroso encargo-. Por favor, coge esta caja y podré irme.
Cogí la caja de sus manos, intentando no tocarla para que no notase mi fría piel.
—¿Podrías darle un mensaje a Bella? -le pedí.
—No -me contestó, seca- no puedo -y se fue corriendo.
Llevé la caja a mi coche, por el camino fui pensando en el comportamiento de Ángela. Era tan extraño... Ella siempre fue una chica dulce y amable, francamente buena, pero algo en su rostro me decía que no me apreciaba mucho. Eso no me extrañaba. Yo sé que Ángela quiere sinceramente a Bella, y seguro que yo no era un santo de su devoción después de lo que le había hecho a ella.
Me senté en mi Volvo, cogí la caja y la puse sobre mis piernas para abrirla. Era una caja rectangular, de color rojo, con esquinas metálicas. En uno de los lados llevaba uno de esos marcos metálicos para poner títulos. Ahí, con la letra de Bella, estaba escrito mi nombre. "EDWARD". Sujeté la tapa y la abrí, sentía curiosidad por saber lo que había dentro. Al levantarla me llegó el aroma de Bella, tenue, era algo que ella había tocado. Extendí mi mano y acaricié el papel con la punta de mis dedos, era lo más cerca que estaría de tocarla de nuevo. Cogí el primer sobre y lo acerqué a mi nariz, inspirando el aroma, fresia y lavanda, el dulce aroma de Bella aún reposaba sobre el papel.
Dentro de la caja había varios sobres, en el exterior de cada uno, una fecha. Estaban ordenados cronológicamente. También venía una flor seca, una de las que crecían en nuestro prado y un CD, el CD que contenía su nana, el que había escondido bajo las tablas del suelo de su habitación. En medio de los sobres había una fotografía. Bella y yo, abrazados y sonrientes, en el salón de nuestra casa en Forks, el único sitio que podría llamar hogar. Acaricié su rostro, sus labios "Bella, mi amor, te extraño tanto".
El primer sobre tenía fecha del dieciséis de septiembre del año 2009, el día de mi partida. Lo abrí. Dentro sólo había una hoja de papel.
Te has ido, tengo que repetírmelo a cada segundo para acabar de creerlo. Te has ido.
Y me has dejado atrás. Sola. Vacía. Lo peor de todo es que no entiendo por qué. Hasta esa estúpida fiesta de cumpleaños todo parecía ir bien. Tú me abrazabas, me besabas, me jurabas amor eterno ¿qué ha podido cambiar en tres días?
Dices que te olvidaré... Lo dudo. Estás tatuado en mi piel, cada célula de mi cuerpo me dice que existes y que es inútil intentar negarlo, que nada de lo que haga o diga cambiará el hecho de que te amo, y que este amor va más allá del amor humano, es más de lo que jamás pensé que un corazón fuese capaz de soportar. Quizá sea por eso que siento este agujero en mi pecho. Sin ti aquí para controlar sus latidos ha estallado, llevándose todo a su paso, dejando sólo un enorme boquete que amenaza con partirme.
Ahora mismo soy como un viejo edificio, a punto de derrumbarse, sujetándose precariamente en cuatro delgadas paredes. Sólo mis padres, Jacob y tú -sí, tú, a pesar de todo- conseguís que siga en pie.
Hay una pregunta que martillea incesantemente en mi cabeza. ¿Por qué? ¿Cómo pueden cambiar tus sentimientos tanto de un día para otro? ¿Me quisiste alguna vez? ¿Fui sólo un juego, una forma de pasar tu interminable tiempo? ¿Tan pronto te aburrí? ¿Qué hice mal?
Sé que jamás contestarás a mis preguntas, que jamás cambiarás de opinión. A fin de cuentas sólo soy una simple humana. Nada especial. Yo no soy Alice o Rosalie, no soy perfecta, pero si de algo estoy segura es de que jamás encontrarás a alguien que te ame como yo lo hago, porque a pesar de mi humanidad, de mi imperfección, sé que el amor que siento por ti es único, mágico, especial.
Te amaré siempre.
B. S.
—¡Edward! -oí gritar a mi hermana- ¡Eh! Tierra llamando a Edward -Alice seguía intentando llamar mi atención ¿Qué te ocurre Edward? ¿Qué tienes ahí?.
—¿Bella? ¿Es el olor de Bella? -pensó Alice en el momento en el que entró en el coche y notó su aroma.
—Si -le confirmé- Ángela me ha entregado esta caja. La envía Bella. ¿No lo viste?
—No, hace mucho tiempo que no veo a Bella -me dijo-. ¿Qué son?
—Son cartas Alice. Cartas que me escribió estos últimos años...
Una vez que mis hermanos estuvieron dentro, arranqué el coche y conduje a casa. Subí las escaleras corriendo y me encerré en mi cuarto.
Me senté en mi sofá negro con la caja al lado. Cogí el segundo sobre, tenía fecha del veintitrés de septiembre de 2009.
Edward,
Hoy he vuelto al instituto.
Creo que he encontrado el infierno. ¿Cómo puedo ser tan consciente de tu ausencia? Parece que cada una de mis células grita "¡Se ha ido!"
Lo peor de todo es que puedo sentirte aquí, en cada aula, en cada pasillo.
En biología creí oler tu aroma. Flotaba sobre nuestra mesa y me rodeaba, cerré los ojos y por un segundo, por un único segundo, olvidé que te habías ido, que me habías abandonado. Apreté un poco más mis ojos y sentí el roce de tus dedos en mi mejilla. Sólo podías ser tú, ese tacto frío que hace que mi piel queme...
La realidad no tardó en golpearme. Cuando abrí los ojos y vi tu asiento vacío a pesar de que afuera estaba lloviendo... un día como hoy no faltarías, eso me hace darme cuenta de que realmente no estás.
En la cafetería me he sentado en vuestra mesa, en la silla en la que tú solías sentarte, y he dedicado el tiempo a ver caer la lluvia. ¿Lloverá dónde tu estás? ¿Me recordarás? Aunque solo sea un poco ¿me echarás de menos?
Ángela ha venido a buscarme, me ha arrastrado hasta su mesa. Literalmente. Sé que lo hace por mi bien, pero preferiría que me dejasen sola.
Hoy tengo claro que sigo viva porque te prometí que no haría ninguna estupidez. Pero no sé cuanto aguantaré. ¿Cómo soportarlo? ¿Cómo vivir cuando te falta el aire? Porque eso eres tú para mí. Eres el aire que me mantiene respirando. El motor de mi corazón.
Te amo.
B. S.
Mi pobre Bella, si supieras cuánto te echo de menos, cuánto necesito tenerte a mi lado. Me duele en lo más profundo de mi ser el que pienses que no te amé, que sólo fuiste un juego, pero créeme amor mío, eres tú lo que me mantiene vivo, si se le puede llamar así.
A continuación saqué de la caja el sobre correspondiente al 24 de septiembre.
Edward,
Hoy he soñado contigo. Todo empezó de una forma hermosa. Estábamos en nuestro prado un día soleado. Yo miraba la piel de tus manos, podía ver como los rayos del sol se fragmentaban en tu piel dejando en su lugar destellos con los siete colores del arco iris.
Estabas recostado en la hierba, con los ojos cerrados, tarareando mi nana. Yo acariciaba la piel de tus manos, de tus brazos. De repente te levantaste y empezaste a correr, dejándome atrás, sola. El día se oscureció hasta parecer una noche sin luna. Una noche de luna nueva.
Yo me quedaba en el prado, quieta, esperando tu regreso, pero tu no volvías. En ese momento me desperté gritando. Asusté mucho a Charlie. Esa noche se quedó a mi lado, como tú solías hacerlo, pero ese calor en mi costado no era más que otro recordatorio de tu marcha.
Me gustaría que supieras cuánto os echo de menos, pensé que seríais mi familia, que siempre os tendría. ¡Qué equivocada estaba!
Te amo.
B. S.
La siguiente carta tenía fecha del 3 de noviembre. Podía notarse unos círculos en el papel, lo acerqué a mi nariz para olerlo, olía a sal ¿lágrimas?
Edward,
Todo sigue igual. Mi vida está vacía sin ti. No hay un rincón en el que me pueda refugiar para escapar de tu recuerdo. No es que quiera olvidar. No quiero, pero a veces necesito un poco de paz, un espacio vacío, en el que no haya nada.
Te siento en el instituto, en mi coche, en mi casa, en mi cama. Todas y cada una de las cosas que conforman mi vida están impregnadas de ti.
¿Sabes? No he quitado la funda a la almohada sobre la que solías recostarte. Aún siento tu aroma ahí. Intento no tocarla, para no perder tu olor al mezclarse con el mío. De vez en cuando acerco mi nariz e inhalo, es como mi droga, y temo el día en el que se agote.
Te lo llevaste todo, las fotos, el CD... ¿por qué? ¿Tanto te molesta que te recuerde? ¿Tanta repugnancia sientes hacia esta inútil humana como para no desear siquiera que te recuerde?
Todos los días intento buscar una razón para tu marcha, y no la encuentro. Podríamos haber estado juntos para siempre. ¿Fue eso? ¿Te agobió mi insistencia, el que quisiera que me transformaras?
Estaba tan segura de ti, tan segura de lo que sentíamos, que era capaz de cualquier cosa por ti, pero tú no estabas tan seguro ¿verdad?
No importa, ahora ya no importa.
Te amo,
B. S.
¿Cómo podía ella creer que yo no la amaba? ¿Creía que la había dejado por su insistencia, por querer ser como yo? Yo la había dejado para que fuese feliz, para que tuviese la oportunidad de llevar una vida normal. Éstas eran sus primeras cartas, los primeros días, era lógico que fuesen duros, pero yo tenía la esperanza de que lo superaría, con el tiempo.
La siguiente carta tenía fecha del veinticuatro de diciembre.
Edward,
Hoy te hubiera dado tu regalo. Era uno muy especial, pensé que te gustaría, me costó mucho encontrarlo. Busqué en bastantes tiendas de antigüedades hasta que dí con él, finalmente lo encontré en una casa de subastas, estaban preparando una de objetos de principios del siglo XX.
En uno de los lotes había un reloj de bolsillo, era de plata grabada, la esfera era de madreperla. Cuando finalmente me hice con el y pude tenerlo en mi mano vi que llevaba una inscripción "Para mi gran amor, te amaré más allá de la muerte. E. S." Es hermoso, estoy segura de que te hubiese encantado.
Pude haberlo devuelto, pero tenía la esperanza de que volverías. Ya lo sé, es una estupidez, no volverás. Pero no puedo evitar desearlo. Espero que seas muy feliz.
Te amo,
B. S.
Miré dentro de la caja de nuevo. Bajo los sobres había una pequeña bolsa de terciopelo negro. La abrí y dejé caer el contenido en mi mano. Ahí estaba el reloj, era tal y como lo había descrito, de plata grabada con un motivo floral en la tapa, la esfera era de madreperla y los números eran incrustaciones de ónix. En el interior tenía la inscripción. Ella la había hecho modificar. Ahora en vez de firmar E. S. firmaba B. S. Bella Swan. Mi amor.
