Hola a todos, éste es mi primer fic, dejen review (seña de cariño) si quieren que continúe. ¡Spenson siempre! :D


Te quiero

Es definitivo, ¡Mason está matándome!

Literalmente, desde que tuve que recogerlo a él y a Madison, sigo pensando que hay algo raro entre ellos pese a que son hermanos, para llegar a casa de Rachel ha sido una tortura más sádica que la de cualquier película de terror. Me he acostumbrado tanto a verlo en su uniforme de Cheerio que usando otra cosa parece una persona totalmente diferente.

Ese pantalón ajustado que remarca el bien formado trasero y esas hermosas piernas, la camiseta que muestra lo delgado aunque fuerte que es. Las piruetas y todas esas acrobacias le han hecho bien. No es la primera vez que me tienta con su atuendo, en Arthur's Theme estaba más que deseoso por arrancarle el traje y hacerle toda clase de cosas hasta que se quedara inconsciente. Es difícil no espiarlo en los vestidores cuando no lleva nada más que una toalla, colgando peligrosamente en su cintura, como para que se pasee por ahí usando algo que lo hace ver tan irresistible.

Entonces comienza, Mercedes y Roderick están en el escenario junto con el sonido del bajo, comenzando con las primeras estrofas de All About That Bass. Hecho gay: adoro esa canción.

Giro la cabeza hacia la derecha, está completamente feliz y aplaudiendo, moviéndose en su lugar. Nunca lo había visto tan emocionado, ni siquiera desde que ganamos las invitacionales. Verlo bailar y hacer malabares es algo que no puedo evitar hacer.

Las voces de Mercedes y Roderick simplemente trabajan a un ritmo y combinación de tonos perfecto.

En un intento todas las pelotas se le caen. Se agacha, recogiendo dos que cayeron cerca del escenario, y al hacerlo puedo ver su bóxer rojo asomándose por la parte superior de su pantalón. Me muerdo el labio con fuerza.

Una de ellas rueda hacia mi pie, la levanto justo a tiempo cuando lo tengo enfrente. Me congelo un segundo, extendiendo mecánicamente el brazo para entregársela.

Me dedica una ligera sonrisa, agacha la cabeza y corre hacia la barra, dejando las pelotas ahí justo cuando Mercedes se acerca y los dos mueven las caderas al mismo tiempo, a un ritmo que deseo que haga sobre las mías. «¡Deja de hacerme esto!»

—¡Vamos!

Extiende las manos, dedicándome su siempre-presente sonrisa. Me encojo en mi lugar pero lo tomo con mi mano libre, me ayuda a levantarme y me arrastra hacia el centro de la habitación, junto con todo New Directions.

Aunque en un principio suponía que esto sería un gran golpe bajo a mi reputación, me fascina estar con estos chicos. Somos como una especie de familia que estaba destinada a estar junta, era cuestión de tiempo y de tomar las decisiones correctas.

Se desliza hacia la derecha, colocándose justo enfrente de ella. Jane…

Tengo que admitirlo, estoy brutalmente celoso de ella. Desde que veo que se dedican miradas el uno al otro en el salón de coro lo único que quiero hacer es apartar a Jane y dejarle a ella y a todos en claro que Mason es mío, aunque él no lo sepa.

Nos juntamos en el escenario, sigo haciendo mi mejor intento por bailar, cosa que no es mi fuerte y prefiero hacer en la soledad de mi habitación, pero cantando puedo darles una paliza a todos.

La canción acaba y todos aplaudimos y vitoreamos al dúo que acaba de presentarse. Los tres vasos de bebida de fresa que preparó Sam parecen haber viajado directamente, dejo el cuarto vaso en una mesa y subo corriendo al baño.

Termino con mi necesidad biológica, me lavo las manos y me miro en el espejo. Me acomodo la camisa y me paso un poco de agua en el cabello. Me guiño un ojo y me sonrío.

Abro la puerta y el pasillo está más oscuro de lo que recuerdo, cierro la puerta detrás de mí y alguien me toma por los hombros, me azota contra una pared y cierro los ojos por el impacto. Me dispongo a pelear cuando un par de labios choca contra los míos, entreabro los ojos y puedo ver un par de irises verdes igual de entreabiertos que los míos, amenazando con cerrarse, cosa que hago yo.

Mis manos viajan hasta su cintura, es más pequeña de lo que pensaba. Sus manos me acarician las mejillas y se deslizan detrás de mi cabeza, sus pulgares hacen ligeras caricias en mi nuca y una corriente me recorre la columna vertebral.

—Spens… —susurra contra mis labios.

Su voz, grave y apenas audible, despierta todos mis instintos, trae a flote la vida de cada una de mis terminaciones nerviosas.

Su pequeña lengua se desliza por mi labio inferior, abro la boca un poco y es mi lengua la que sale, estoy listo para una lucha sin cuartel.

Lo que hace no tiene nombre. Me atrapa con sus labios, haciendo una especie de succión que hace que se me debiliten las piernas y que suelte un gemido, no a manera de excitación; es frustración. Suelta una risilla y me libera.

—Acabo… acabo de obsequiarte mi primer beso. Deberías invitarme… a salir primero, ¿no te parece? —Jadea. Trato de recuperar el aliento antes de hablar, y pienso un poco en las palabras por no insultarlo por su pequeño juego.

—Breadstix, el viernes a las ocho… ¿Podemos continuar?

Asiente y se lanza de nuevo sobre mí, sus rosados labios vuelven a acariciar y presionarse contra los míos. Me separo de la pared, momento en el que da un salto y me rodea con las piernas, sujetándome con más fuerza por el cuello.

Mis manos siguen en su cintura, ahora las deslizo lentamente sobre su pantalón, acariciando su trasero y sus fuertes muslos. Me suelta del cuello y sus manos viajan por toda la extensión de mi pecho, suspira de vez en cuando y me muerde el labio inferior.

Trato de hacer lo mismo con un poco menos de brusquedad, pero el modo con el que endereza la espalda y los movimientos que hace por mi tacto me resulta algo casi imposible.

Separa la cabeza y la coloca en mi hombro, el movimiento me toma por sorpresa y comienzo a besarlo en el cuello. Se estremece, sus manos se forman puños en mis hombros y lo escucho musitar entre dientes mi nombre.

—Bajemos, Kurt y Blaine están… a punto de cantar.

Lo dejo que toque el suelo, se acomoda la camiseta, se mira en el espejo del pasillo para estilizarse un poco el cabello, y también trata de disimular la tercera pierna que acaba de surgir en su pantalón. «Quiero un poco de eso».

Me toma de la mano, entrelaza nuestros dedos y caminamos por el pasillo medio a oscuras. Rachel y Sam van bajando y también se dirigen al sótano, tomados de la mano y ella va sonriendo como una idiota.

—¿No se supone que Kurt y Blaine deberían ser enemigos? —Me detengo antes de bajar al sótano—. Me refiero a que dirigen coros diferentes y en diferentes escuelas.

—Sí, yo también lo supuse, pero lo que sienten es tan grande que no pueden tener barreras… —se queda callado unos segundos, titubea y su mirada viaja por todos lados.

Centra la mirada tan de súbito en mí que doy un paso hacia atrás. Una sonrisa comienza a formarse en sus hinchados labios.

—Y no, no hay nada entre Jane y yo, simplemente adora que la ayude a elegir ropa, aunque bien puede hacerlo ella sola.

Lo beso una vez en la frente, otra en la nariz y una última vez en los labios. Extiendo los brazos y sin dudarlo me abraza, colocando la cabeza en mi hombro. Su respiración choca contra mi cuello y me eriza la piel.

—Te quiero, Spens —susurra.

—Yo también te quiero, Mason.