Mordida no programada
CAPITULO 1
Lugar equivocado, momento equivocado
(...)
Scott sabía que todo esto no era una buena idea, pero sujetó con fuerza su inhalador para rociar un poco de medicina dentro de su boca, y siguió corriendo detrás de Stiles. No estaba bien espiar a la policía cuando estaban haciendo su trabajo, pero era un viernes por la noche, ninguno de los dos tenía novia y ni habían sido invitado a una de esas fiestas, a las que van los chicos populares; por lo que les quedaba entretenerse con lo que pudieran encontrar.
A diferencia de él, Stiles parecía estar muy entusiasmado por aquel asunto del cadáver, ya que en Beacon Hills no pasaba absolutamente nada. Vivían en una pequeña ciudad, con gente común e inofensiva. Una ciudad cuyo mayores conflictos fueron un par de ataques de animales salvajes y el inesperado incendio de una enorme casa, ocurrido hace ocho años atrás.
No era de sorprenderse que Scott tuviera un mal presentimiento sobre todo esto ¿Quién había muerto? ¿Fue un asesinato? Y si así fue ¿Por qué? Las preguntas se agolpaban en su cabeza a medida que los latidos de su corazón aumentaban exponencialmente.
—Muy bien, ahí están— Stiles hizo cuerpo a tierra y Scott lo imitó, quedando boca abajo a su lado y levantando ligeramente la cabeza. Bajo su cuerpo podía sentir las hojas secas de pino y el olor a tierra seca, hacía mucho que no llovía en esa zona.
—¿Ves algo desde aquí?— Scott no terminó de preguntar, que vio con horror como Stiles asomaba su cabeza. Lo sujetó de su chaqueta a cuadros color roja, para tirarlo al piso.
—¿Estás tarado? Te pueden ver si haces eso— Susurra molesto Scott.
—Pero están sacando el cadáver— Stiles estaba preocupado por perder la oportunidad de averiguar quién había muerto. Este es un pueblo pequeño, identificar a la víctima iba ser demasiado fácil para cualquiera de los dos.
Pero ya era demasiado tarde, el padre de Stiles ya los había descubierto y se aproximaba hacia los dos, sin siquiera dudarlo. Scott estaba a punto de reprocharle a su amigo por la ridícula idea de espiar a los policías. Sabía que iban a pasar otra semana castigados, y definitivamente, eso no iba hacer sus vidas más interesantes.
Scott decide escapar antes de ser atrapados allí, y le indica a Stiles que lo haga en la otra dirección. De esa forma solo atraparían a uno de ellos dos, el que fuera menos rápido y menos inteligente en términos de evasión.
Por supuesto que Scott no llego tan lejos. No tenía siquiera oportunidad.
—¡Scott!— El sheriff Stilinski lo atrapó infraganti a pocos metros de la salida del bosque y le gritó de una forma poco sutil. Scott creía que iba a tener un ataque de asma por el susto, así que tomó su inhalador y lo puso en su boca para poder respirar mejor.
—Ho-hola Sheriff ¿Qué hace por aquí?— El chico notó que el padre de Stiles miraba en todas direcciones, de seguro en busca de su amigo.
—No intentes engañarme Scott, estoy seguro que Stiles estaba contigo ¿Lo has visto?—
Scott no confiaba en su propia voz, por lo que optó en negar, moviendo su cabeza lentamente de un lado a otro. Aun sin parecer convencido, el sheriff decidió preguntarle que era lo que hacían en medio del bosque, a esas horas de la noche.
—Solo estaba corriendo, ya sabe— Scott sonríe nervioso —Para mejorar en lacross—
El sheriff hizo una mueca desaprobadora, detectando fácilmente la mentira en aquella excusa, y le indicó a Scott que se fuera de allí, directo a su casa. Ya tenía suficiente con preocuparse por dar con el paradero de su hijo.
(…)
Stiles salió disparado apenas se dio por enterado que su padre lo había visto. Adentrándose más al bosque, escuchó el nombre de Scott a lo lejos y se sintió mal por su amigo. Si lo castigaban por su culpa, estaba seguro que le iba a terminar echando una bronca al otro día en la escuela.
De repente, un ruido sordo a lo lejos lo dejo helado. Disminuyó la velocidad y se detuvo en el claro del bosque. La luz de la luna menguante era débil y estaba muy oscuro a su alrededor. Stiles retrocedió asustado, sin poder evitarlo y tropezó con una rama, que no había visto.
Cayó al suelo de espaldas y de inmediato trató de levantarse. Fue entonces cuando vio una estampida de ciervos, dirigiéndose a toda velocidad hacia él. Instintivamente, elevó los brazos para cubrir su cara y gritó de forma apagada, porque no tenía el aliento suficiente para hacerlo más fuerte. Los animales pasaron a su lado, ignorándolo por completo. Estaban escapando de allí, como si algo muy peligroso los estuviera persiguiendo.
—¿Hay alguien… ahí?— Stiles no sabía que otra cosa decir. Por culpa de sus nervios y su fijación oral, comenzó a mordisquear la manga de su chaqueta, mientras caminaba sin rumbo por el bosque, evitando el camino por donde pasaron los ciervos.
Todo estaba peligrosamente silencioso. Tan silencioso, que podía escuchar claramente cómo se movían los arbustos a su alrededor.
—¿Hola? Sé que hay alguien aquí, puedo escucharlo— Stiles tragó saliva sin poder evitarlo. Se sentía acechado, como si una bestia enorme estuviera a punto de atacarlo…
No estaba tan lejos de la verdad.
Algo oscuro y enorme se abalanzó sobre Stiles, atropellándolo con fuerza, tal así que terminó siendo derribado. Fue rápido, brutal y demasiado duro. Stiles cayó al suelo desparramado pero por suerte no estaba aturdido. El subidón de adrenalina hizo que intentara levantarse enseguida para huir de allí, pero no pudo hacerlo. Se quedó petrificado viendo a la enorme criatura que le atacó.
Era un enorme lobo, de denso pelaje negro, que a la luz de la luna menguante parecía ser azulado, pero sus ojos eran de un brillante color carmín. Aquella criatura miró por un instante a Stiles, y parecía resoplar resignada ante su presencia. Terminó ignorándolo por completo, porque había llegado alguien más allí.
—¡No te escaparas Laura! ¡Si no peleas conmigo otro inocente morirá!— Era un sujeto horroroso, sus ojos eran de un intenso color azul y tenía pelo en todo la cara, enormes colmillos y garras, y estaba usando ropa de hospital —¿O vas a dejar que otra persona sufra el destino de aquella pobre chica?—
Stiles frunció el ceño sintiendo una rara mezcla de indignación y terror. Miró al lobo con algo de duda. Por una extraña razón, este le devolvió la mirada. Su cerebro trató de encontrar una rápida explicación a esa situación y solo tardo unos pocos segundos en darse cuenta en lo que se había metido.
Los ataques de animales salvajes y la muerte de aquella chica estaban conectados, y había descubierto, para su desgracia, que los hombres lobos no son una mera leyenda urbana. No necesitaba que se lo explicaran con lujo de detalles, solo tenía que sumar dos más dos y llenar los espacios en blanco. La chica que encontró la policía era solo una advertencia de ese sujeto de ojos azules, garras y enormes colmillos. Aquel lobo, que debía llamarse Laura, estaba escapando de aquel monstruo. Pero ahora tenía que pelear con este, porque si no, le matarían.
—Lo siento— Fue lo único que salió de la boca de Stiles al notar como aquel lob-Laura se paraba delante de él, para cortarle el paso aquel extraño sujeto que parecía ser un hombre lobo, intentando protegerlo.
Stiles se sentía casi tan aterrado como culpable. Ella no tenía porque hacer esto, sin embargo estaba dando la cara por él, a pesar de la clara desventaja en la que se encontraba en ese momento. Porque no solo debía pelear con ese sujeto para evitar que la mate, sino que también tenía que evitar que lo maten a él.
No podía quedarse sin hacer nada. Stiles trató de levantarse y escapar de allí, pero el hombre lobo le cortó el paso con un rápido movimiento. En el trayecto, sus enormes garras se dirigieron hacia el cuerpo del chico. Laura se lanzó sobre el hombre lobo para atacarlo, pero era demasiado tarde.
Stiles recibió un corte limpio justo en la base de su estómago, y terminó cayendo al suelo desparramado. El shock vino pronto, y así como la sangre, el dolor comenzó a emanar copiosamente de su profunda y mortal herida.
Le quedaba poco tiempo… muy poco tiempo… el mundo que era solo dolor y se volvió demasiado borroso para distinguir lo que pasaba a su alrededor. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos para abandonar su conciencia, vio los ojos rojos de aquella loba, mirándolo con tristeza.
—Es mi culpa… hiciste lo que pudiste… Gracias…—
No podía ser posible que estuviera gastando su último aliento en consolar a un animal, pero Stiles sabía que le entendía y que trataba de evitar que lo asesinen. No quería abandonar ese mundo haciendo sentir miserable a otra alma más…
—¡LAURA! ¡NO TE ATREVAS A…!— El grito de aquel horrible hombre lobo se escuchaba lejano. Stiles tenía frío en ese momento y se sentía tan pesado…
…La bruma de dolor aumentó de repente. Stiles sintió que algo desgarraba la carne de su brazo derecho…
Finalmente, Stiles perdió por completo la conciencia, y lo último que pudo escuchar, fueron los aullidos de rabia de Laura.
(…)
—No sobrevivió a la mordida— Dijo triunfante aquel hombre de fríos ojos azules mientras le da la espalda al cuerpo inerte del chico que Laura trató de salvar. Finalmente, el hombre lobo había logrado derribar a la loba sobre el claro del bosque, dejándola fuera de combate por unos cuantos segundos. Se la quedó mirando por un momento, con una sonrisa podía confundirse con una mueca desagradable.
—El chico murió por tu culpa Laura, pero no te preocupes, recibirás el castigo que mereces— El hombre mueve su mano hacia un lado y enormes garras crecen en esta, y luego asesta un golpe seco en el cuello de aquella loba moribunda.
—Al final, todos obtienen lo que merecen— Murmura aquel hombre lobo, mientras el iris de sus ojos se tornaron de un intenso rojo sangre.
(…)
"Chico, es hora de despertar" La voz de una mujer le estaba llamando. No podía desobedecerla, le debía su completa lealtad.
"¡Despierta!" Le insistía la voz. Aquella mujer tenía confianza en que iba a despertar ¿De dónde había sacado esa idea tan ridícula? Él ya estaba muy muerto…
"¡Beacon Hills está en peligro! ¡Tus seres queridos están en peligro!"
… ¿Peligro? Su padre, Scott… ¿Estaban en peligro?... Sí, eso era verdad, aquel monstruo seguía suelto…
"¡Despierta!"
Stiles se despertó en medio del bosque, acostado de espaldas sobre una capa de finas hojas de pino. Estaba empapado en sudor y jadeando como si le faltara el aire. Un terrible dolor le recorría todo el cuerpo y después de gritar como un desquiciado, el iris de sus ojos brilló por un instante de un color ámbar intenso.
(…)
Aquella mañana, Scott le había pedido a su madre que le prestara el auto, y a pesar de estar castigado una semana, ella terminó cediéndoselo porque necesitaba que hiciera unas compras. Agradecido por la suerte, el chico estaba conduciendo directamente hacia la calle que daba alrededor del bosque para a buscar a Stiles.
Lo había llamado a su mobil varias veces, pero no contestó. No se atrevió a llamarlo a casa, por miedo a meterlo en problemas con su padre.
Recorrió un par de kilómetros hasta que encontró a Stiles deambulando como un zombi por la banquina de la ruta. Se veía más pálido que de costumbre, había perdido su chaqueta y su remera estaba empapada con sangre. Aterrado, Scott salta del auto de su madre para ver a su amigo de cerca.
—¡Stiles! ¡Oh, Dios mío! ¿Qué mierda te pasó?— Exclamó escandalizado Scott al ver la enorme herida que tenía su amigo en su brazo derecho.
Stiles se le quedó mirando como si no entendiera lo que estaba diciendo. Parecía estar en estado de shock y Scott tenía miedo de que no pudiera reconocerlo. De repente, su amigo abrió y cerró su boca, como si intentara decirle algo. Después de un par de intentos, logró pronunciar una sola palabra, que salió desde su garganta con voz ronca y seca.
—L-lobo—
(…)
N/A: No estoy de acuerdo con hacer a Stiles hombre lobo, pero estoy intentando tomar esto desde otro punto de vista.
