Disclaimer:Los personajes pertenecen a Hiro Mashima, la trama es mía

POV LUCY

Aquella mañana había sido una de las más tranquilas en Magnolia, un perfecto día para asistir a una boda. Exceptuando que, en vez de ir a dicha celebración como una simple invitada o dama de honor, yo sería la novia.

Muchas chicas sueñan con el maravilloso dìa de su boda: enamorarse, vivir una increíble historia de amor, convivir juntos el resto de su vida, prometerse amor eterno; como se debe.

En cambio yo... Ja!... casarme por un estúpido contrato, y lo "mejor" de todo, con Natsu Dragneel. Sì claro, el sueño de yoda chica en Magnolia y puede que de todo el mundo.

Pero tengo que aclarar algo, un pequeñísimo detalle: ¡Yo DETESTO a Natsu Dragneel!

¿Por qué de todos los maravillosos hombres en Magnolia tenía que haber sido él?

Tan egocéntrico, frío y odioso... ¿por qué él?

Flashback

Mi padre, Jude Heartfilia, por años había decidido todo en mi vida, lo que tenía que ser y hacer y, por desgracia, mi madre había muerto teniendo yo seis años.

Era la razón por lo cual mi padre era tan a anteproyecto conmigo; nos había hecho tanto daño, que él había optado por ser una barrera frente a mí: siempre en contra de mis propias decisiones, nunca me dejaba sola.

Y claro, se previno, decidió mi matrimonio; me tenía que casar con Natsu Dragneel por el bien de odiosa empresa. Y sin permitirme dar mi opinión, m dijo que si nuestras familias se unían, la empresa elevaría saldos e ingresos, lo que él había estado buscando por hace años.

No me lo dijo, pero suponía que, más que nuestra unión, querían VER ELRESULTADO de nuestra unión: un buen primogénito que heredara las riquezas de la empresa, que la pudiese llevar hacia delante.

Recuerdo que cuando mi padre me hablaba de Natsu e Igneel Dragneel no sólo hablaba de lo ricos que eran, sino que además de eso, me hablaba del increíble carisma, apariencia e inteligencia que poseía.

Me extrañaba, ya que mi padre, desde que tengo memoria, no solía hablar tan bien e alguien, menos de un chico.

Un día escuché al pasar por enfrente del despacho de mi padre que éste mantenía una conversación con una persona dentro. La puerta estaba semiabierta, la curiosidad me mataba. Me asomé y escuché un poco de la conversación.

-Pero dime, Jude. ¿Crees que tu hija esté de acuerdo?- preguntó inseguro Igneel (la antes misteriosa voz en cuestión).

-claro que sí, es una Heartfilia. Nosotros no poseemos la inseguridad- dijo Jude apabullante.

Sentí que de un momento a otro, los ojos de mi padre se habían posado sobre mí, con un cierto deje de enojo.

-Lucy, ¿qué pretendes escuchando nuestra conversación? Sal de aquí y cierra la puerta cuando lo hagas.

-Sí padre- dije cabizbaja, obedeciendo que mi padre me había mandarina hacer.

Fin de flash back

Lo detestaba, lo odiaba, LO ABORRECÍA. Simplemente verlo era un sufrimiento para todos mis sentidos, hacía que mi vulnerable corazón se hiciera añicos. ¿Por qué me hizo esto?

¿Cree que su hija, su ÚNICA hija es algún objeto como para venderlo y conseguir dinero por éste? Es decir, yo era la mercancía, era el oro que mi padre vendía para beneficiarse.

Sin tomar en cuenta mi opinión, mis súplicas; aprovechándose de mi vida, mi futuro, mi felicidad, el ocio de la soltería; ignorando mis decisiones, cualquier cosa que decía, todo mi esfuerzo… ¿por dinero? ¿Acaso una estúpida empresa, una que en por cualquier crisis podría caer, una que sin dinero para financiar no tendría futuro, una que en cualquier momento podía traer problemas, desgracias, lanzar todo a la basura y llegar a la quiebra, era más importante que su propia hija?

Él no sabe, no entiende que cuando su ambición llegue a los extremos, cuando esté deseoso de más y más dinero, no tendrá más hijos qué vender. Y ese día, no estaré dispuesta a venderme. Aunque no me parezca del todo, pero ya tendré a alguien que disponga de mí; y no lo necesitaré más.

-Lucy…- mencionó mi nombre indiferente.

-Padre…

-Se nos hace tarde… Andando- simplemente contuve cualquier cosa que quisiese decir, nada de lo que dijese en esos momentos valía la pena.

"No puede estar pasando… no es posible. Me casaré. Me casaré con la peor de las desgracias. Simplemente es una tontería. Apenas lo conozco, no sé nada de él. ¡Ay! ¡Dios! ¿Cómo es que mi propio padre me hace esto?..."

POV NATSU

Suspiré cansado. Todo esto me irritaba, me ponía los pelos de punta y hacía que me hirviese la sangre.

-Dime, padre ¿por qué hago esto?- me miré al espejo confundido. No podría estar de otra forma. No era la rabia, ni la ira, ni el enojo, ni el miedo, ni nada de eso lo que me invadía; simplemente estaba confundido. La confusión se adueñaba de mí.

-Por el bien de la empresa- no me sorprendía aquella respuesta; de hecho, me la esperaba.

Para mi padre, desde que tengo memoria, todo siempre, SIEMPRE, ha girado en torno a la empresa. Si son bienes, para la empresa; si son empleados, para la empresa; si es dinero, para la empresa… mi futuro… para la estúpida empresa.

Reí para mis adentros. Lo podía creer, mas no asimilar, seguir dependiendo de mi padre aun a mis 20 años de edad; aunque, hay que aceptarlo, ¿qué más se puede esperar de mí?

Lo único que me consolaba, era saber que podía sacar algo bueno de esto; me podía aprovechar de la situación. Después de todo, me casaré con Lucy Heartfilia. Y según, he escuchado, es una chica muy guapa, de buena familia. Realmente no nos casaríamos porque me gustase; aunque no me hubiese sorprendido que yo a ella sí, hubiese sido inevitable.

"Todo esto, más que nada, es por el contrato. Un contrato que no sólo arruinará cualquier oportunidad que tenga de estar con otra mujer, sino que me hará estar con alguien a quien no amo… y jamás amaré…"

-Bien, nos vamos- dijo con la frente en alto mi padre, ignorando cualquier cosa que le pudiese decir.

Pero simplemente no puedo comprender, ¿qué beneficio le ve a esa empresa? Los Heartfilia no son la única familia con dinero, con bienes, una famosa empresa. Hay MUCHAS OTRAS FAMILIAS, MUCHAS OTRAS EMPRESAS.

¿Solamente quiere que su hijo al fin se case? ¿O qué? Todo lo hace para beneficiarse él, para beneficiar "la empresa". ¿Y yo? ¿Importo yo? ¿De qué me servía casarme, tener una esposa, si no la amaba? Me quedaba completamente claro que el verdadero beneficio, era para mi padre.

-Natsu, no me lo tomes a mal. Sabes que yo nunca te pediría, y mucho menos te obligaría, a hacer algo que no quisieras- hizo que mi rabia subiera al límite.

-Entonces, explícame, ¿por qué crees que casarme con ella es lo mejor? ¿Eh? ¿Qué beneficio obtengo de esto?

-Tú sabes que lo necesitamos…- mi padre no parecía estar haciendo un trato. Parecía estar pidiendo dinero como todo un indigente, un pobre vagabundo que estaba necesitado de dinero; me daba pena ajena verlo así.

-Tú sabes cuánto la amo, padre. No me puedes hacer esto…- un nudo luchaba por formarse en mi garganta.

¿De quién hablaba? De ella… de mi todo, mi vida. La razón por la cual dejaba cualquier cosa atrás y podía correr hacia ella; sin importar nada. No entiendo, simplemente no entiendo, ¿cómo es que las cosas pudieron salir tan mal? ¿Cómo es que todo lo nuestro pudo terminar tan repentinamente?

Habíamos estado juntos tanto tiempo. Cuatro años, cuatro años de risas, de amor, de alegría. Incluso nos habíamos comprometido. Si tan sólo nada de esto hubiese ocurrido…

Flashback

"Estaba ahí, firme y suplicante.

-Natsu… tienes que hacerlo- dijo mi padre sin mirarme.

-Pero… padre… yo…- me negaba. No podía, no podía hacerle esto a ella, a mi futuro con ella. Todo se arruinaría.

-No comprendes. Esta oportunidad jamás se volverá a presentar´- me dijo casi de rodillas.

-Pero… ¡por qué yo?- pregunté –estoy seguro de que habrá otra forma de cerrar el trato.

-No la hay Natsu- me miró matador –lo siento, pero, QUIERAS O NO, te casarás con Lucy Heartfi… lia- fue extraño. Su voz reducía a un simple susurro. Se mostró preocupado y lo miré con extrañeza.

-¿Qué pasa? ¿Por qué bajas la voz?- miré a la misma dirección a la que su vista se dirigía -¿Qué estás vien…do…?

Simplemente callé mis palabras; no podía creer que esto estuviese pasando. Estaba ahí, parada. Con la mirada confusa, con ira, tristeza, miedo… simplemente no comprendía su expresión. Se encontraba en la puerta del despacho, temblando, sin una palabra qué decir; nada salía de su boca, su voz no existió en esos momentos.

-Espera…- musité- no es lo que crees- intenté explicarle, pero fue inútil.

-Yo….-"

Fin del Flashback

-Pero…

-Olvídalo- preferimos no hablar.