Volvemos a la acción. Llevo mucho tiempo sin escribir y todo por culpa de la universidad, ya me cancé de que mis estudios fueran todo mi mundo, así que vulvo a escribir, a leer (cualquier cosa que no tenga que ver con las materias de la u) y a tener vida social XP... ajjajajaja...y quizá un poco más de vida sexual xp ajjajajajjajaja
Lo que todos saben: No todos los personajes son míos, sólo los tomo prestados para que mi yo miniatura que vive en mi subconsciente, se entretenga escribiendo un poco…
espero les guste. Es un LilyxJames.
Lily creé que su vida es un cuento de hadas, que está locamente enamorada del hombre perfecto y que tiene las mejores amigas, pero al romper con su novio se da cuenta que su mundo no es tan reducido como creía.
I
El guarda espalda
Dos días habían pasado desde que había vuelto al colegio y mi mundo perfecto hasta entonces, se vino abajo sin la menor consideración. Quería desaparecer, no existir y dejar, de una vez por todas, de sufrir. ¿Cómo había sido capaz de confiar en él?... soy una idiota. No sé ni cómo pasó, claro cómo saberlo si soy una estúpida, una que se fió de la persona incorrecta. Y como si nada hubiese pasado, él se pasea con ella de la mano recalcando de esta forma que no me ama, que nunca lo hizo.
Ya estoy cansada de llorar… ¿Para qué hacerlo? Las malditas lágrimas no solucionarán nada, ni nada lo haría. Nada iba a repara mi corazón roto…. ¡Le odio!... ¡que diablos digo!, ¿a quién quiero engañar?... Lo amo, lo amo como nunca he amado a alguien… Dios y Merlín son testigos de mi pasión por él y de lo mucho que estoy sufriendo en este momento.
Y ahí va otra vez con ella de la mano. Aborrezco ver como la besa, pero más detesto no tener el valor de huir, de no permitirme verlo otra vez… No, eso nunca, no soy capaz de vivir sin volver a verlo… si bien esto me va ha llevara a convertirme en una masoquista, no me importa, pues nada ni nadie va impedirme verlo… aunque sea desde lejos.
-¿Estás bien, Evans?
No hizo falta que me girara, pues sabía perfectamente a quién pertenecía esa voz.
-No te incumbe, Potter. –gruñí. Quería que me dejara sola y que se fuera al demonio como lo habían hecho mis amigas, las que creía tener.
-Vaya, veo que estás de malas pulgas. –dijo divertido, y sin complacerme, se sentó junto a mi.
Es que era mucho pedir querer estar sola. Por lo visto pedírselo a Potter era mucho… no sé por qué me molesto tanto, si el pobre no puede hacer mucho con sólo una neurona. Lo oí tararear una canción que me sacaba de quicio…. Bueno la verdad es que, cualquier cosa que hiciera me sacaba de mis casillas.
"Estúpido Potter", pensé y sin darme cuenta había olvidado momentáneamente mi pesar. Interiormente se lo agradecí, aunque esto nunca se lo iba a decir en voz alta.
Pasé, tres horas, sentada junto al lago y Potter estuvo todo ese tiempo junto a mí, tarareando su exasperante cancioncita. Cuando ya sentía el culo cuadrado, decidí ir a comer algo al comedor. Me levanté con suavidad, pues mi pobre trasero estaba un tanto adolorido. Mi "tarareador" me siguió de cerca... Mierda, ¿A caso ya no iba a tener privacidad?...
"Estúpido Potter", volví a pensar. La verdad es que decir estúpido Potter era común en mí, pero no sabía por qué no sonaba tan venenoso como quería.
-No necesito de un guarda espalda, Potter. –dije al ver que me iba a seguir por todo el castillo. El muy descarado me sonrió con esa sonrisita suya de "Has acertado, guapa"
"Mierda", pensé. ¿Cómo me lo iba a sacar de encima? Y para rematar mí desgraciada exigencia, mi ex pasó junto a mí con su noviecita. Por lo visto ese día era el de joderle la vida a Lilian Evans.
La herida que creía casi cicatrizada, se abrió a la par y, sin poder soportarlo, me abracé para no partirme en dos. El dolor era insoportable. Quería morir y no volver a sentir aquel horroroso sentimiento llamado amor… que en ese momento era más desamor que otra cosa.
-No te merecía. –me susurró Potter, demasiado cerca para mi gusto. Ni siquiera fui capaz de mirarlo con irritación o desprecio, pues el dolor aun latía entre mis costillas.
Sin pedirme mi consentimiento, Potter me pasó su brazo por los hombros y me arrastró al comedor mientras parloteaba un montón de cosas sin sentido, de las que reía a carcajadas. Me dediqué a mirarlo, pues no le oía.
Por insólito que paresaza, otra vez me sentí agradecía del idiota de Potter… pero como ya es de sospechar, no iba a decírselo en voz alta. Eso NUNCA.
Había pasado una semana desde mi ruptura con… con. Ni si quiera soy capaz de decir su nombre es voz alta… soy una idiota, pero si mírenme ya estoy llorando otra vez por él… soy una niñita llorona... un momento, ósea soy una niña, pero a lo que voy es…. Mierda, ustedes me entienden.
-Creo que no es bueno que te deje sola otra vez.
Ya se me hacía pasable pasarme todo el día con Potter siguiéndome a cada lado, incluso podría decir que comenzaba agradarme. No mucho, pero lo suficiente como para no mandarlo directo a la mierda cada vez que se colaba a mi lado.
-Venga, Lily, no llores por el estúpido de Blas. –intentó tranquilizarme, pero al mencionarlo lo único que logró fue que llorara más.
Me acunó entre sus brazos hasta que ya no pude llorar más. Algunas veces me parecía tierno, un idiota egocéntrico y exasperante, pero tierno. Ni siquiera mis amigas, o las que creía tener, me apoyaban como lo hacia Potter o mis nuevas amigas. Lo único bueno que he sacado hasta este momento de mi ruptura con… con Blas –vaya eso fue mucho más sencillo de lo que pensé- es haber conocido a Alice Daniels, Cora Clapton y Alexia Wells. Chicas, que por cierto eran mis compañeras de cuarto y, a las cuales nunca les había dirigido más que el saludo, que se preocupaban mucho por mí.
-¿Te sientes mejor? –me preguntó Potter mientras me secaba las mejillas con una de sus manos. Afirmé con un leve movimiento de cabeza.
El idiota otra vez me hacia sentir demasiado bien para ser un desquiciante pedante inmaduro. A todo el mundo ya se le hacia común verme con Potter, incluso había recibido varios comentarios como: Vaya, Evans ya era hora que te fijaras en Potter, o Menos mal que ya estás con Potter, o Hacen una linda pareja.
-Sabes nunca entendí cómo fue que te enamoraste de ese idiota.
Había durado mucho sin meter su narizota en cosas que no le importaban, pero gracias a mi vulnerabilidad le contesté.
-Conmigo no era un idiota.
-Ahora entiendo por qué dicen que el amor te ciega. –comentó con esa sonrisilla jocosa con la que siempre andaba.
Horrible, insolente, picara, arrebatadora, hermosa… un momento yo estoy pensando eso de la risita del idiota... diablos, si que me he vuelto blanda con el pedante de Potter. Creo que me ha hecho mal pasar tanto tiempo con él.
Le dirigí una mirada acecina y cuando él amplió su sonrisa le di un tortazo en la nuca.
-¡Auch!... para ser chicas, golpeas fuerte. –se quejó mientras se masajeaba la nuca.
-La próxima vez que te comportes como un tonto te daré un puntapié ahí donde más te duele. –le amenacé con rudeza y el muy dramático se cubrió sus partes nobles haciendo un gesto de dolor, que terminó por sacarme una sonrisa. Me sentí ligera… la verdad es que siempre que estaba con Potter me sentía así de bien... Definitivamente me he vuelto una blanda por culpa de Potter.
Continuará...
Qué tal estuvo?
espero que les guste!
el sabado vuelvo!... cariños.
Mica Salazar.
