Desde la primera vez que la vi, cuando sólo teníamos cinco años, he estado perdidamente enamorado. Todo en ella me fascina, me absorbe ver su concentración al cazar, su determinación de obtener una presa, el amor incondicional que le profesa a su hermana, su confidencia con Cinna, sus constantes discusiones con Haymitch...

He memorizado cada uno de sus rasgos, el tono exacto de sus ojos, la manera en la cual su cabello se ordena en ondas suaves cuando se deshace su trenza, el timbre de su voz, la textura de su piel... Estoy seguro de saberlo todo acerca de Katniss Everdeen.

Cuando eramos niños, desafíe a mi madre para darle un poco de pan. En la arena, me uní a los profesionales para mantenerla con vida.

Y aún así, ella me administra su amor a cuentagotas, mide cuidadosamente la cantidad de amor que recibiré de ella y por cuánto tiempo será... Lo acumula, después lo separa y lo guarda en pequeños cuencos de cristal. Cuando considera que me lo he ganado, abre uno y lo dosifica parte por parte...

En ocasiones quisiera ser egoísta y orgulloso, que mi ego le pusiera un alto y hacerle saber que no siempre estaré ahí a su entera disposición, preparado para cualquier cosa sólo por salvarla. Pero eso sería mentirme a mi mismo. Ella, yo, y todos sabemos que haría todo por ella y esperaría con paciencia y ansias la siguiente dosis de su cuentagotas.