Todo el universo de Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling. Este fic participa del "Amigo Invisible 2015" del foro "Las Cuatro Casas". Dedicado con mucho cariño a JoKer-jo.
Nueva familia
La situación en Grimmauld Place es tan agobiante que, teniendo solamente quince años de edad, tomas la brusca decisión de abandonar la casa que por tantos años fue tu hogar para no volver nunca más. En el momento, no te detienes a pensar porque la rabia te consume desde lo profundo de las entrañas, pero no tienes ningún lugar donde pasar la noche. Así que, con las escasas pertenencias que tomaste antes de salir de Grimmauld Place, te diriges hasta la residencia de los Potter para conseguir un plato de comida caliente y una cama donde distender todos los músculos de tu cuerpo.
James se ofende cuando le preguntas si puedes quedarte a dormir. Afuera está lloviendo copiosamente y estás empapado de pies a cabeza, él como tu amigo dice tener la obligación de darte hospedaje todo el tiempo que necesitas. Y a ti te halaga cuando te dice eso porque sientes que le importas a alguien. Pero siempre existe un pero y tu estadía depende del visto bueno de la señora Potter, que es quien lleva las riendas en esa casa. A ella no le molesta que pases un par de días allí mientras buscas un lugar donde instalarte permanentemente.
Los días transcurren uno detrás del otro y la señora Potter no tiene corazón para echarte de la casa. Sabe que pusiste empeño para buscar un nuevo lugar para vivir, pero el Caldero Chorreante es demasiado costoso para los galeones con los que cuentas. Le pediste algo de dinero al tío Alphard pero no es suficiente y no quieres volver a importunarlo nuevamente con tus problemas. Y cuando mencionaste la posibilidad de irte a vivir a un hotel muggle en Londres, fue James quien puso el grito en el cielo.
Vivir en la residencia de los Potter tiene muchas ventajas. La señora Potter prepara unas comidas deliciosas que, si bien no suelen ser tan elegante como las de Kreacher, a ti te gustan más porque las hace con todo el cariño y el esfuerzo del mundo. James y tú pueden salir de andanzas por el mundo muggle, visitar a Lunático tantas veces como se les apetece y convencer al pequeño Peter de perderle el miedo a montar en escoba. También se quedan despiertos hasta la madrugada, contando historias y planeando sus próximas travesuras en Hogwarts.
Existen ocasiones donde se ríen tan estrepitosamente que terminan despertando al señor Potter, pero éste lejos de ofenderse se une a sus risas y cuenta anécdotas de su época en Hogwarts. De vez en cuando, la señora Potter se enfada con ustedes por el desastre que tienen en la habitación y siempre termina soltando algo así: «Es su habitación pero forma parte de nuestra casa. Bien por ustedes si en Hogwarts acostumbran dormir entre ropa sucia y envoltorios de dulces, pero aquí es diferente.»
Entonces, James y tú se ponen a organizar la habitación pero se terminan distrayendo cuando resulta que encuentran algún objeto que se creía perdido en la dimensión desconocida que existe debajo de la cama. Desde Hogwarts tienen esa regla. Todo objeto, papel o camiseta que se encuentre debajo de la cama, se puede considerar perdido. Pero esa regla no se aplica con la señora Potter que insiste en cerciorarse de cada detalle.
—¡James, Sirius! —grita el señor Potter desde la planta de abajo—. Remus y Peter están aquí.
Es lindo encontrarse en un paraíso sin apariencias que mantener, sin habladurías sobre el estado de sangre de tus amigos y sin cuestionamientos sobre su forma de pensar.
