Sólo me pertenece el argumento.

Advertencias: Twincest, slash, lemon


Terminé de atarme los cordones de los zapatos. Patrick ya se había ido a desayunar, y Nick acababa de ponerse la túnica. Lysander seguía durmiendo.

- Lorcan, yo me voy ya - anunció Nick.- Ya sé que es sábado, pero deberías despertar a tu hermano. Son más de las nueve.

- Lo sé. Pero como lo despierte bruscamente tendrá mal humor todo el día – alegué.

- Tú sabrás. Hasta luego – se fue de la habitación de quinto curso.

Me levanté de la cama y me acerqué a la de mi gemelo. Observé un momento ese rostro que conocía tan bien. Tenía facciones suaves, con el mentón poco marcado. Ahora mismo mostraba una expresión relajad, durmiente. El pelo rubio lo llevaba corto, aunque no demasiado. Igualito a mí. Y tenía la misma peca detrás de la oreja derecha.

Alargué la mano y acaricié un momento su mejilla.

- Lysander – llamé – Lysander, despierta.

Se removió y murmuró algo. Le sacudí el hombro.

Abrió los ojos, me miró y se dio la vuelta para seguir durmiendo.

- Venga, levántate ya. Todos se han ido a desayunar, y yo también me iré si no te despiertas ya.

Gruñó algo parecido a ''te mataré por despertarme''. Me cansé. Sabía exactamente cuál era su punto débil y lo utilicé a mi favor. Lo destapé de un tirón, y él se encogió. Le agarré una pierna que atrapé debajo de mi brazo, y con la otra mano se hice cosquillas en el pie desnudo.

- ¡Aahhh! ¡Suéltame! ¡Estúpido! – Lysander se incorporó de golpe, cogiéndome los hombros intentando liberar su pie de la tortura. Me reí y lo solté.

- Ala, ya estás despierto. Vístete – dije sonriendo.

Me miró, enfadado y divertido, y sin pudor alguno se quedó desnudo delante de mí. Éramos hermanos gemelos y eso no tenía importancia.

Lo observé un momento antes de apartar la vista. No era delgado, pero tampoco se podría calificar de rellenito. Vi cómo se vestía. Me pareció un cuerpo bonito, aunque eso era como hacerme un piropo a mí mismo.

Bajamos a desayunar. Saludamos a Albus, Scorpius y Rose, que estaban en la mesa de Gryffindor. La vedad es que nos llevábamos bien con ellos. Eran mayores que nosotros, pero como mi madre era muy amiga de Harry y Ginny, los padres de Al, y Rose era su prima, pasamos mucho tiempo en su casa.

Desayunamos y nos fuimos a los jardines. Normalmente íbamos los dos solos. Éramos inseparables. Pero esta vez nos acompañaba Lily, la hermana pequeña de Al que tenía nuestra edad. De los tres hermanos (James era el mayor) eran con quien mejor nos llevábamos. Era la que más comprendía nuestras extravagancias. Hoy mismo me había puesto el collar de ancas de rana. Por los pasillos algunos compañeros se reían, pero me daba igual. Mi hermano me miraba comprensivamente y seguíamos nuestro camino.

Hoy Lysander llevaba su corbata especial. Tenía los colores de Ravenclaw, nuestra casa, pero estaba llena de botones de colores y broches con figuritas. Se la regalé yo por el último cumpleaños.

Lily nunca nos dijo nada. Nos aceptaba como éramos y se divertía con nosotros.

Dimos una vuelta por los jardines y acabamos en la lechucería para que Lily enviara una carta. Poco después se disculpó porque tenía que hacer deberes y se fue.

Miré a mi gemelo.

- Vamos a la biblioteca… - comencé a decir

- …y cogemos un libro para leer fuera. – acabó él con una sonrisa.

Yo también sonreí. Era habitual que acabásemos las frases del otro. Le di la mano y fuimos a mi lugar favorito. No era raro que nos diésemos la mano. Ser gemelos hacía que tuviésemos una conexión especial que no tenían otros hermanos. Y ser excéntricos y algo apartados del resto favorecía que nos encerrásemos en nosotros mismos. Mi hermano era la persona que más quería en el mundo. No había tenido novia, ninguna compañera me llamaba la atención de esa manera y nadie me lo había pedido.

Buscamos un lugar lejos del bullicio del resto de estudiantes y nos tumbamos bajo un árbol. Leímos el libro que habíamos cogido a la par. Estaba recostado sobre el pecho de Lysander, y él cogía el libro pasándome el brazo por los hombros.

Cuando me cansé de leer, miré a mi hermano. Sus ojos se deslizaban velozmente por las letras, y temía expresión concentrada.

Me fascinaba mi hermano. Era exactamente igual a mí, hasta el más mínimo detalle. Siempre lo hacíamos todo juntos, y era como mi mitad. Cuando no estaba con él, sentía que me faltaba algo.

Aunque lo compartiésemos todo, respetábamos un poco la intimidad del otro. Como adolescentes que éramos, teníamos nuestras 'necesidades'. Lo sabíamos, y lo comprendíamos, alejándonos un rato todos los días para darnos intimidad.

Pero una noche espiamos una conversación del abuelo Scamander con papá. Sí, sabíamos que estaba mal espiar, pero esa conversación nos incumbía y mucho. El abuelo decía a papá que nos veía demasiado unidos. Que era normal al ser gemelos y ser pequeños, pero él creía que el hecho de ir SIEMPRE juntos y hacerlo todo a la par teniendo ya 13 años, era extraño. Que deberían separarnos un tiempo. Papá dijo que estaba exagerando, que el abuelo empezaba a chochear y veía cosas donde no las había. Pero ante la insistencia del abuelo, decidió que Lysander se iría todo el mes de Julio con el abuelo Samander y yo me iría con el abuelo Lovegood, el padre de Luna, nuestra madre.

Al escuchar eso, Lysander me miró con los ojos como platos. Subimos sin hacer ruido a nuestra habitación y la cerramos.

- ¡No pueden hacer eso! – gritó Lysander

- Calla, Lys, no grites – dije. Sólo lo llamaba Lys cuando estábamos solos.

- ¡Pero no pueden separarnos! – dijo, ya sin gritar pero alterado.

- Lo sé, lo sé. Pero se supone que no hemos oído nada. – comencé a angustiarme cuando asimilé que no lo vería en un mes entero.

- Te voy a echar de menos, Lorcan – dijo, y me abrazó.

- Y yo, Lys, y yo – le respondí al abrazo.

El mes que pasé con el abuelo fue el peor hasta el momento. Me sentía solo, y aunque el abuelo era divertido y hacía muchas cosas para entretenerme, sentía que me faltaba mi otra mitad. Era como una continua molestia en el pecho. Cuando, a principios de Agosto, nos volvimos a ver, nos dimos un abrazo tan fuerte que no nos hubiera extrañando habernos roto alguna costilla. Por suerte, papá no volvió a separarnos.

Y ahora, mirándole, me acordé de ese pésimo verano, y me asaltó una oleada de sensaciones que cariño hacia él. Pero esta vez había algo más, algo que yo intuía pero realmente no quería saber.

Acerqué mi cara a la suya y junté nuestros labios. Él se separó un poco mirándome sorprendido, y bajó el libro. En su cara se formó una sonrisilla traviesa que yo tan bien conocía y se inclinó hacia mí para besarme, esta vez de verdad.

Circe bendita, estaba besando a mi gemelo. Nuestras bocas se juntaron, tímidas al principio, pero fuimos profundizando el beso a la vez que nuestra vergüenza desaparecía. El libro quedó definitivamente olvidado en el suelo, y Lys me abrazó acercándome más él, quedando totalmente pegados.

Sabíamos que eso estaba mal. Éramos hermanos, y los hermanos no se besan como lo hacíamos nosotros. Pero no me importaba, a nuestros ojos era correcto porque nos queríamos. Pero miles de dudas y preguntas incordiantes se formaron en mi mente. Pero no les quise hacer caso en ese momento.

Rompimos el beso por falta de aire, y él me acarició el pelo mientras sonreía. Nos miramos y sin necesidad de hablar entendimos lo que pasaba por la mente del otro.

- Es hora de almorzar – dije.

- No, aún queda un rato - mintió él, volviendo a apresar mis labios. Bajó sus besos por el cuello, y a mí me dieron escalofríos. Me rendí, sabiendo que llegaríamos tarde al Gran Salón. Porque me daba igual todo si estaba con Lysander.

Sus dientes juguetearon con el lóbulo de mi oreja, y su lengua acarició la suave piel de detrás de ésta. Me estremecí por las caricias de mi hermano. Eran deliciosas, y cierta parte de mi anatomía también las consideraba así.

Oímos unas voces que se acercaban. Rápidamente nos separamos a una prudente distancia y cogimos el libro del suelo. Enseguida aparecieron Lily y Hugo, su primo. Venían a buscarnos porque iban a comer y no sabían dónde estábamos. Nos levantamos y fuimos con ellos. Pasé por la biblioteca para dejar el libro, y al quedarnos un momento solos, mi gemelo me dio una palmada en el trasero. No me lo esperaba y lo miré alarmado por si alguien lo había visto. Fuimos a comer y pasamos toda la tarde en la Sala común de Ravenclaw estudiando. Y llegó la hora de subir a las habitaciones.


Bien, aquí llego con el primer capítulo. No creo que tarde mucho en subirlos todos, aunque aún no se cuantos serán. La verdad es que me apetecía mucho escribir algo de estos dos pequeños, no hay muchos fics de ellos por aquí :P

Si os ha gustado, dejadme un review. Y si no también, para tenerlo en cuenta.

En cualquier caso, un beso a todos los que os habéis molestado en leerlo :D