Hola! sé que es raro que esté por aquí con esto cuando tengo una empezada y no he puesto nada, pero el caso es que se me ha roto el pc y toda la historia estaba allí... Como estaba bastante avanzada no quiero volver a empezarla, así que tengo que esperar a que el técnico me lo arregle y rezar para que pueda guardar toda la información. Si eso pasa, en cuanto lo recupere me pondré a actualizar, hasta entonces me conformo con mi pc viejo que me vale para paranoias como esta, en las que escucho una vieja canción (un temazo, todo hay que decirlo) y mi mente viaja.

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Esto es un pequeño Olicity de dos partes, tres como mucho, basado en el hit Apologize - de One Republic. Si conocéis la canción sabréis que mucho romance feliz no habrá, así que no esperéis una épica historia de amor... espero que el drama o simplemente la forma de escribir ayude a que os guste.

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Hacedme saber vuestra opiniones, por favor!

Hasta pronto!.

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I'm holding on your rope
Got me ten feet off the ground

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oOoOo

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La primera vez que le pidió disculpas fue justo después de la primera noche que pasaron juntos.

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Después de que el dispositivo creado por Malcolm Merlyn arrasara con la mitad de los Glades y provocase la muerte de Tommy, Oliver quedó destruido. El sentimiento de culpa por haber fallado a la ciudad, a su padre, a su mejor amigo, le estaba carcomiendo, matándolo lentamente.

Tener que asistir al funeral de su amigo, su casi hermano, había sido una de las cosas más dolorosas que había tenido que hacer en su vida. Sentía como poco a poco se deshacía por dentro y no tenía nadie en quien apoyarse. Laurel apenas le había mirado y él sabía que era porque también se sentía responsable de la muerte de Tommy, y al mismo tiempo se sentía culpable por haber estado con él, traicionando al chico. Thea estaba hecha un mar de lágrimas y se había aferrado a Roy en busca de consuelo, y su madre… Oliver estaba solo.

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Como lo había estado desde hacía años.

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Prácticamente al segundo de terminar el oficio salió del cementerio sin decir nada a nadie y se dirigió a los restos del Verdant, donde se apoderó de una botella, que le estuvo haciendo compañía buena parte del día.

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-Oliver.

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El suave susurro le hizo abrir los ojos y darse cuenta de dónde estaba: medio recostado-medio sentado en el suelo, contra la barra. Al levantar la cabeza y enfocar la vista se encontró con la comprensiva mirada de Felicity.

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-¿Qu… -su voz sonó como un graznido y carraspeó para aclararse la garganta -¿Qué haces aquí? Es peligroso, aún podría derrumbarse. –la amonestó mientras intentaba levantarse. El alcohol que aún corría por sus venas lo hizo tambalearse y la chica se acercó con rapidez para mantenerlo en pie. Con un poco de ayuda se sentó en una butaca cercana y agarró de nuevo la botella.

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Felicity hizo una mueca ante el gesto pero no dijo nada, también se ahorró decirle que eso mismo podría aplicárselo él, pues corría el mismo peligro que ella, pero sabía que estado emocional de Oliver era muy inestable en esos momentos. En realidad siempre lo había sido, pero sabía que ahora mismo estaba al borde del colapso y que lo que menos necesitaba era una reprimenda de ella.

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-Estaba… limpiando un poco el sótano… -Oliver bajó la botella y la miró, o trató de mirarla, con el ceño fruncido –Quitando todo lo que pueda relacionarte con el vigilante antes de que lleguen los inspectores a evaluar los daños del edificio. –aclaró con voz suave. –Diggle se llevó todas las armas esta mañana, en cuanto saque los equipos, parecerá un simple almacén reconvertido en gimnasio.

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Oliver asintió y dejó caer la cabeza mientras se frotaba los enrojecidos ojos.

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Mientras lo observaba, Felicity sintió que una oleada de pena la recorría al ver lo cansado que estaba, y no solo físicamente, porque a pesar de que sabía –porque lo conocía bien- que Oliver llevaba días sin dormir y sin dejar de darle vueltas a la cabeza, el cansancio que ella veía era más profundo: veía un alma cansada, cansada de sufrir.

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Era demasiado joven para haber vivido tanto y las cosas que le habían pasado le habían dejado cicatrices en el alma que ella sabía –todos deberían haberlo notado ya- que jamás se borrarían. Y ahora se había añadido una cicatriz más, se le había vuelto a romper el corazón, se había añadido un peso extra a sus hombros con la muerte de Tommy. Si antes le había parecido que Oliver estaba roto, Felicity no sabía cómo iba a ser capaz de superar ésta pérdida.

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Ella quería ayudarlo, quería hacerle saber que estaba ahí para él, que podía confiar en ella… pero no sabía cómo.

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Con movimientos torpes y dubitativos se movió más cerca de él y apoyó la mano en su hombro.

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-Oliver… -empezó, la duda se notaba en su voz.

-Lo sé.

-Estoy aquí…

-Lo sé. –repitió él, apartando la mano de sus ojos para posarla sobre la de ella.

-Habla conmigo. Por favor. –susurró ella.

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Oliver debió notar como la preocupación por él estaba impregnada en sus palabras y levantó la cabeza para mirarla. A Felicity se le atascó el aire en la garganta y se quedó sin respiración por unos segundos. Por un momento, Oliver había dejado caer todas sus barreras y ella jamás en su vida había visto a nadie que mostrase tanto dolor en su mirada… era como si estuviese agonizando por dentro. Sintiéndose ella misma a punto de llorar ante tanto dolor, solo supo tirar de él y apretarlo en un fuerte abrazo.

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Oliver se sentía entumecido. Estaba borracho, la cabeza le daba vueltas, se sentía agotado y toda la tensión de mantener sus emociones encerradas bajo llave les estaba pasando factura. Por eso cuando sintió los brazos de Felicity envolviéndose a su alrededor con tanta ternura, el agrietado muro que contenía todas sus emociones terminó de romperse y, por primera vez, se permitió desahogarse. Las lágrimas cayeron a raudales mientras se aferraba a ella con fuerza. Lágrimas por su madre, por su mejor amigo, por toda la gente que había muerto como consecuencia del terremoto, incluso se permitió sentir pena de sí mismo por todo lo que le había ocurrido en la isla. Lloró hasta cansarse mientras ella lo mantenía fuertemente abrazado y susurraba palabras de consuelo en su oído. Entonces empezó a hablar, culpándose a sí mismo, lamentándose de haber sido un adolescente tan irresponsable, de haber pensado que podría tener una vida normal en lugar de estar centrado en salvar la ciudad, se culpó de haber traicionado a Tommy aquel día, de haberle mentido respecto a su padre, de no haber sabido detener a Malcolm, de no haber llegado a tiempo para salvar a su mejor amigo… Era un paria, un traidor, un asesino.

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And hearing what you say
But I just can't make a sound

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Felicity lo escuchaba en silencio sin saber qué decir. La abrumaba el hecho de que Oliver tomaba cada error que se producía a su alrededor como si fuese provocado por él. ¿Cómo podía hacerle saber qué nada había sido culpa suya? ¿Cómo hacerle entender que no había manera de saber que las cosas terminarían así? No podían haberlo evitado de ninguna manera…

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Deseando hacerle entender que nada de lo ocurrido era culpa de él, se alejó lo justo para tomarla la cara entre las manos y mirarlo a los ojos.

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-Escúchame bien, Oliver –dijo con voz clara y fuerte, para que quedase claro que ella no dudaba de nada de lo que decía. Que cada palabra era dicha completamente en serio. –Eres una buena persona. Eres, probablemente, de las mejores personas y más generosas que he conocido en toda mi vida. –conforme hablaba su manos se apretaban en su cara y su mirada se hacía más intensa. –Arriesgas tu vida cada día para solucionar las vidas de desconocidos sin pedir nada a cambio y estabas dispuesto a morir solo para evitar este desastre. Créeme cuando te digo que NADA de lo que ha ocurrido es culpa tuya. No eres un asesino, Oliver. Eres un héroe.

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Pero él no la creía. Podía verlo claramente en su cara. No importaba lo que ella dijese, él seguiría pensando lo peor de sí mismo. Sin darse cuenta, cerró los ojos con pesar y apoyó su frente en la suya.

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Oliver quería creerla. Realmente quería hacerlo, pero no podía. No podía permitirse a sí mismo pensar que nada era culpa suya, porque sabía que no era cierto, sabía que su deseo de querer ayudarlo era lo que le hacía decir eso, su sentido de la lealtad era el que le hacía verlo como un héroe. Pero él sabía que no lo era. La sintió apoyarse en él y supo que ella lo sabía. No importaba lo que dijese, no iba a convencerlo. Pero agradecía mucho que lo intentase, que estuviese allí apoyándolo. Ella volvió a hablar y él abrió los ojos, para encontrarla con su intensa mirada azul ardiendo de angustia por no poder convencerlo de la verdad de sus palabras. Mientras ella hablaba, él no pudo evitar dejar que su mirada recorriese todas las facciones de su cara. Nunca le había prestado más atención de la necesaria y ahora se estaba dando cuenta de lo bonita que era. Bonita, joven e inocente.

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-Oliver. –Felicity se apartó un poco de él, pero lo tomó de la cara para que volviese a mirarla, en un nuevo intento por convencerlo. -¿Crees que estaría aquí trabajando contigo si realmente fueses un asesino?-preguntó en voz baja. Pero Oliver no respondió, estaba como hechizado por sus ojos. Nunca se había fijado en lo azules que eran, ni en lo largas que tenía las pestañas. –Oliver -presionó ella, logrando que enfocase su mirada y le prestase atención. -¿Crees que podría vivir con mi conciencia si estuviese ayudando a un asesino? –Oliver quería responder que no, que sabía que ella valía mucho y que jamás se prestaría para algo así, pero su cabeza daba vueltas y realmente en lo único que podía fijarse en ese momento era en los labios de la chica, que volvían a pronunciar su nombre insistentemente. -¡Oliver!

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Eran unos labios… preciosos, llamativos, apetecibles…

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Felicity se dio cuenta de que Oliver estaba mucho más borracho de lo que había imaginado en un primer momento, pues por más que lo intentaba no conseguía que se centrase en la conversación, y ahora que parecía haber vaciado todo lo que había estado reteniendo dentro, sentía su cuerpo laxo, pesado contra ella, buscando apoyo. Lo tomó de la cara intentando que enfocase la mirada en ella, y por un momento lo consiguió, pero entonces su mirada se dirigió hacia sus labios y se quedó ahí durante un largo rato. Por más que trató de llamar su atención, él no apartaba la mirada de su boca y ella estaba empezando a ponerse nerviosa, de pronto consciente de lo cerca que estaban. Ella estaba entre sus piernas y lo tenía envuelto entre sus brazos, y los brazos de él rodeaban su cintura, al principio solo como un peso muerto, ahí apoyadas, pero según su mirada se hacía más intensa, apretándola hasta tenerla abrazada.

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Soltando un suspiro tembloroso intentó separarse de él, solo para darse cuenta de que a pesar del estado de embriaguez en el que estaba, su fuerza seguía siendo superior a la suya.

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-Oliver. –su mirada seguía sin apartarse de sus labios y ella estaba empezando a entrar en pánico. No podía dejar que las cosas llegasen a este punto. –Creo que es hora de llevarte a cas… -no alcanzó a terminar la frase, pues Oliver cortó cualquier cosa que estuviese a punto de decir.

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Un segundo estaba totalmente ido, absorto mirándola, y al siguiente estaba sobre ella, atacando su boca con un ansia con la que jamás había sido besada.

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Felicity abrió los ojos ante la sorpresa y se quedó paralizada, solo cuando lo sintió pasar la lengua por sus labios, buscando entrar, consiguió reaccionar. Se echó hacia atrás y apoyó las manos en sus hombros para empujarlo, pero solo consiguió despegarse de él tiempo justo para pronunciar su nombre, antes de que volviese a besarla con insistencia.

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-Ol… Oliver –intentó una vez más, empujándolo con más fuerza. –Oliver para. –pidió contra su boca, mientras él seguía insistiendo. Volvió echase hacia atrás, intentando alejarse, pero él no estaba dispuesto a soltarla y terminó por ponerse en pie para poder agarrarla mejor. –Oliver, por favor… -sonó como un gemido, como su estuviese a punto de echarse a llorar y eso pareció llamar su atención, porque se apartó de ella para mirarla, pero aún sin soltarla.

-¿Qué ocurre? –preguntó con voz ronca.

-Esto está mal, Oliver. –dijo ella con voz temblorosa, intentando apartarse. –Tienes que parar. –dijo intentando imprimir un tono autoritario.

-No… -susurró volviendo a acercarse a su boca. La insistencia no había funcionado, así que esta vez optó por la persuasión. En lugar de besarla empezó a tentarla pasándole lengua alrededor de los labios, acariciándola con la nariz, dando suaves mordiscos a su mandíbula.

-Oliver, para. –su petición fue ignorada una vez más mientras los besos bajaban hasta su cuello. –Por favor… para…

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Puede que fuese el susurro ahogado, o la lágrima que cayó sobre su mejilla, pero por fin consiguió que Oliver se apartase de ella y la mirase.

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-¿Qué ocurre? –repitió. Su voz sonaba pastosa, producto del alcohol, pero ella pudo reconocer el tono de preocupación en sus palabras.

-Tienes que parar. –pidió.

-No voy a hacerte daño. –susurró.

-Lo sé, pero tienes que parar. Esto está mal. –la voz le temblaba y se sentía como si estuviese intentando hablar con un niño. Oliver tenía el ceño fruncido.

-¿Por qué?

-Estás borracho. –entre otras mil cosas, pero Felicity no se iba aponer a dar una charla sobre todos los motivos por los que dejarse llevar por ese momento terminaría siendo un completo desastre.

-Sé lo que hago. –aseguró volviendo a acercarse a ella.

-No, no lo sabes. –Felicity lo esquivó. –Crees que sí, pero mañana se te habrá pasado la borrachera y te arrepentirás de esto.

-No lo haré. –susurró contra su boca. –No me arrepentiré. –prometió. –Por favor, Felicity. –volvió a rozar sus labios.

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Por un momento ella deseó dejarse llevar. Dios sabía cuánto tiempo había estado fantaseando con escenas como esa, pero ella sabía que sería un error. Oliver realmente no la deseaba a ella, simplemente estaba borracho, triste y solo y quería algo de consuelo.

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-No puedo. –susurró.

-Sí que puedes. –aseguró él, volviendo a la persuasión. Acarició su cuello con la nariz y subió hasta su oreja para susurrar. –Puedes y quieres. –su respiración se volvió errática y él sonrió. Sabía que ella había fantaseado con eso. –Lo deseas, Felicity, no lo niegues. –siguió susurrando mientras le daba un suave mordisco en la oreja.

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Reprimiendo un gemido, Felicity se apartó, molesta de que aprovechase su obvia infatuación con él para tratar de convencerla.

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-Basta, Oliver. Vas a soltarme, te voy a llevar a tu casa y vas a dormir la mona. Mañana verás las cosas de otra forma.

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Oliver se apartó de ella pero en lugar de soltarla como ella había ordenado, la miró a los ojos dejando caer, por segunda vez esa noche ante ella, esa barrera que ocultaba sus sentimientos. La insistencia y la persuasión no habían funcionado, tal vez la sinceridad lo hiciera.

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You tell me that you need me

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-Felicity, por favor… -el tembloroso ruego sonaba tan extraño viniendo de él que la chica no pudo evitar quedarse quieta mirándolo con extrañeza. –Por favor… te necesito -rogó en un susurro acercándose una vez más a sus labios.

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Felicity cerró los ojos ante la petición.

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"Te necesito…"

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Era sincero, ella lo sabía. Podía verlo claramente en su mirada. Hizo una rápida valoración de la situación: estaba enamorado de otra, borracho, desolado y buscaba consuelo desesperadamente… y ella quería dárselo. Más que disfrutar del placer de estar con él y cumplir aunque solo fuera una de las mil fantasías que había estado teniendo desde que lo había conocido, lo que quería era ayudarlo… aunque su corazón se rompiese en el proceso.

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Lanzando un tembloroso suspiro de rendición aceptó su beso. Un beso que empezó de forma suave, tanteando, tentando… en cuanto Oliver se dio cuenta de que esta vez no lo rechazaba, sino que aceptaba su beso, un ronco gemido brotó del fondo de su pecho mientras enroscaba los brazos en su pequeña cintura para abrazarla con fuerza mientras la levantaba hasta ponerla a su altura. Luego una mano se soltó de su cintura para volar hasta su cabeza, donde se colocó para acercarla más a él y profundizar el beso, mientras retrocedía hasta la barra, donde la sentó.

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El beso se tornó apasionado, abrasador, casi violento y Felicity tuvo que apartarse porque sentía que se estaba quedando sin respiración. Con la respiración totalmente alterada intentó tomar aire a bocanadas mientras Oliver dirigía sus besos hacia su cuello. Sus manos parecían estar en todo su cuerpo al mismo tiempo y Felicity se sentía abrumada. Era mucho mejor de lo que había imaginado… Oliver le dio un mordisco en el cuello provocando un fuerte gemido que pareció encenderlo más aún.

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La pasión de desató.

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Caricias, gemidos, susurros, respiraciones aceleradas… Por un momento ambos perdieron la cabeza, dejándose llevar por lo que estaban sintiendo.

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Then you go and cut me down
But wait..
Tell me that you're sorry

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Felicity sabía que esto tendría serias consecuencias para su corazón. Sabía que, una vez pasara el momento tendría que hacer frente a sus sentimientos y lidiar con las consecuencias de sus actos. Sabía que lo iba a pasar mal.

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Lo que no sabía era el inmenso dolor y la decepción que sentiría al despertarse la mañana siguiente, desnuda y sola, en el suelo del Verdant.

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Encima de la barra, junto a su teléfono, había una nota con una sola palabra.

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"Perdóname."

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Apretando la nota en un puño contra su pecho, Felicity dejó que las lágrimas y los lamentos fluyesen con libertad.

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Soooo... ¿Qué tal? ¿qué opináis? ¿tomatazos? ¿Flores? Lechugas no, por favor... no me gustan xDDD

Nos vemos pronto en la segunda parte.!

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P.D.: Muchas gracias a l s que habéis leído "Hanging by a moment" y os habéis tomado un momento para dejarme un comentario. GRACIAS.