Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! pertenece a Akira Amano.

Claim: FYL!Chrome + Roll; leve FYL!Chrome/FYL!Hibari.
Advertencias: La cutedad en niveles industriales. Ubicado en Five Years Later, siguiendo mi headcanon de los Vongola viviendo en Italia para ese tiempo.


Chrome tenía una pasiva fijación por los jardines de la mansión Vongola. Allí encontraba silencio y un aire de tranquilidad que raramente se lograba alcanzar dentro de aquella inmensa estructura de concreto.

Colores alegres y perfumes sutiles llegaban hasta su nariz, el lugar perfecto para sentarse debajo de la sombra de un árbol con un libro en mano. Y aquella tarde era justamente lo que pretendía hacer. Bajo la refrescante sombra de un frondoso fresno, delicadamente abrió la página marcada con un separador, dispuesta a dejar que su mente se fuera a un mundo totalmente distinto.

Un pequeño gemido lastimero le llamó la atención a su lado, se sobresaltó pues no esperaba que alguien más estuviera cerca. Intrigada, dejó su texto al lado, en busca de aquella fuente que parecía pedir ayuda. Tras escuchar el mismo ruido por segunda vez, supo que no eran de algún humano, pues los sonidos eran muy suaves para serlo.

Aquello lo comprobó al dar la vuelta al inmenso árbol y encontrar la razón de aquellos pedidos de ayuda.

Un par de ojitos acuosos se posaron fijamente en ella. Chrome pudo jurar haberle visto un esbozo de puchero, y su corazoncito se le estrujó en ternura. Aunque se sorprendió en descubrir que el animalito no era uno común y corriente, sino que se trataba de una caja arma.

El erizo púrpura soltó otro sonido de auxilio, mostrando una patita enredada a un trozo de alambre con puntas, su extremidad sangraba y parecía dolerle bastante. La guardiana de la niebla no dudó un segundo en prestarle ayuda, apenada por el sufrimiento de tan tierno animalito que se había perdido de su dueño.

Cortó un pedazo de su falda y le vendó la patita, sonriéndole.

—Ya estás bien —le acarició la cabeza teniendo cuidado de no lastimarse con alguna de las púas, el erizo parecía contento con los mimos de la chica, y agradecido por la ayuda se despegó de ella con dirección hacia las flores más cercanas, como pudo cortó una con sus pequeños dientes y volvió totalmente contento.

Chrome, encantada, sonrió a la mascota cuando le entregó un pequeño lirio en sus manos. Luego el pequeño erizo de la nube se perdió entre los juegos de colores del jardín, dejando sola a la guardiana.

Ella volvió a su posición original, y guardando cuidadosamente la blanca flor se dispuso a leer en silencio.

De aquél encuentro sólo se enterarían dos personas más aparte de ella: su Maestro en su cabeza, definitivamente no riendo como siempre, y Hibari al analizar con profundidad el vendaje en la pata de su caja arma.

Entonces sólo días más tarde Chrome caería en cuenta que el dueño del erizo era el Hombre Nube. Pues el joven al encontrársela en una extensión de los jardines, junto a las azucenas, él extendería su mano para entregarle el trozo de tela que ella usó para ayudar al pequeño. Ella se sonrojaría levemente y le vería marcharse sin decir palabras, con el pequeño animalito a sus pies, mirándola alegre y con los ojos brillantes antes de seguir los pasos de su dueño.


Quien sepa un poco de flores sabrá por qué escogí un lirio blanco y al final dejar a Chrome junto a las azucenas :3.

(Google tiene los detalles [?]).