Decidí corregir el fic... Pero apenas llevo... El prólogo, quiero decir, esto ._. ...En fin, creo que cada día subiré una nueva corrección de cada capítulo, hasta llegar a donde voy.


Soltó un leve quejido de disgusto sobre su almohada, sintiéndose agotado y sin ánimos de hacer nada. Él, que era un chico aplicado y se preocupa por sus calificaciones más que sus amigos, no tenía ganas ni siquiera de realizar su tarea.

Estaba confundido y extrañado, no sabía que ocurría con Stan, su "súper mejor amigo". Siempre lo fueron, desde que eran unos críos hasta la adolescencia. No podía ser que llegados a ese punto donde casi irían a la universidad comenzara a dudar las cosas.

Lo miraba.

Bien, a la vista de cualquier otra persona, no era nada grave. Lo que pasaba era que las miradas eran extrañas, no las típicas que se dedicaban cuando sólo tenían 9 o 10 años, cuando ocurría algo y atinaban a mirarse entre sí. Normalmente, él, Kyle Broflovski, al sentirse observando, volteaba la vista, y, definitivamente, Stan estaba observándolo. Las mirabas variaban. Algunas veces se quedaban viendo fijamente por milésimas de segundos, para después apartar la mirada distraídamente hacia cualquier otra parte, y después volver a fijar la vista en los ojos del otro, repitiéndose ese patrón varias veces.

Otras, podían mirarse o por minutos enteros. Sin embargo en los ojos de ambos se distinguía algo inusual. Un extraño brillo que Kyle interpretaba como "calidez y cariño", para los demás era motivo de burla. Ninguno apartaba la vista hasta que alguien (como Kenny o Cartman) interrumpía.

Eso ocurría millones de veces en el día. Era como si ya no pudieran mantener un contacto visual como antes, cuando se dedicaban miradas simples, carentes de un significado más allá.

Pero sólo eran miradas, maldita sea. Entonces, ¿qué estaba mal entre ellos? Hablaban de una forma más distante que antes, y eso comenzaba a exasperarlo.

Kyle no comprendía el significado de esas miradas. Claro que notaba que eran diferentes a las normales, pero no terminaba de entenderlas.

Pasó una mano por su frente, suspirando con pesadez. ¿Acaso había dicho o hecho algo que estaba mal? O quizás era Stan el del problema. De todas formas, si ese era el caso, su amigo pelinegro no reaccionaba de esa manera cuando se trataba de algo así. Eso lo confundía aún más.

Tal vez simplemente y sin darle más rodeos al tema, debía admitir que comenzaban a alejarse. Lenta y torturosamente, cada vez, a pesar de aún no llegar al grado de ignorarse y dejar de hablarse por completo (pues, seguían realizando los deberes el uno con el otro, y cosas de ese estilo) ,se sentía como si se alejaran. Como si ya no estuviera aquel elemento que antes lo hacía todo tan perfecto, una amistad tan ejemplar.

Las preguntas eran, ¿qué había cambiado? ¿Por qué? ¿Era bueno o malo? ¿Por el momento era sólo un mal rato y después sería aún mejor? El pelirrojo de menor estatura ya no sabía ni siquiera qué pensar, y quizás ahí estaba el problema; pensaba demasiado las cosas, hacía hipótesis algunas veces demasiado apresuradas. Pero no sabía que, por otra parte, Stan se preguntaba lo mismo, si bien no pensaba tanto la situación como él, su sentimiento de preocupasión era mutuo.

Kyle se levantó de su cama mientras observaba su cuarto con nostalgia. No había cambiado demasiado desde que tenía 9 años, y eso lo hacía sentirse extraño por el hecho de que, con todos esos confusos pensamientos rondando por su mente, le era difícil no recordar todas las cosas que sucedieron en aquel cuarto cuando niños.

Tenía ganas de hablar con alguien respecto al tema, aún cuando él fuera una persona que no hablara de sus problemas con alguien a menudo. Sólo con Stan. Pero en esa ocasión Stan formaba parte del problema. Vaya mierda. Ya no sabía ni qué pensar. ¿Acaso estaba bien preocuparse por cosas que a otros podrían parecerles insignificantes...? Pero su amistad con Stan no era insignificante, ¿O sí? Era normal preocuparse al pensar en la posibilidad de que una gran amistad pudiera deteriorarse, ¿Verdad?

Realmente en tenía tantas y a la vez tan pocas ganas de averiguarlo. Por un lado, porque era algo que sentía que podría incluso llegarle a los huesos de la obviedad. Le recorría las venas, y así le era imposible ignorarlo. Pero por otra, tenía temor por lo que pudiera ser, y quizás eso era lo que le impedía descubrirlo del todo.

Pensó en llamar a Kenny, no obstante, descartó esa opción de inmediato al recordar que iría a una chica que le ayudara con el proyecto de literatura. Sí, para quienes se lo preguntaran, la escuela realmente sí tenía que ver con ese tipo de asuntos.

Ahí había otro punto, el odioso trabajo de literatura con el que la maestra se había encaprichado por tomarlo como el trabajo final. No sería tan difícil claro, de no ser por el tema que su cursi maestra eligió como pretexto para meterse en la vida de sus estudiantes. "El amor". Aunque obviamente Kenny lo decía en broma, realmente lo único que quería era estar con la chica. Y no exactamente sólo para 'charlar sobre el proyecto'.

Soltó un bufido, extrañando levemente las extrañas clases del Sr. Garrison. Porque, si lo comparaba con ese trabajo que debía de escribir, definitivamente las clases con su ex maestro eran mejores. Extrañas y algunas veces traumatizantes, pero mucho mejores.

Entonces recordó algo que había dicho finalmente la sonriente maestra: "No se preocupen, pueden tomarlo como cualquier tipo de amor. Familiar, fraternal, de amistad, o de pareja... Es a su elección."

Recordó a Stan. Y por más extraño que pareciera tratándose de él, decidió hacerlo de la amistad, ayudándose recordando al pelinegro. Pero claro, eso sería algo que se guardaría y no comentaría con nadie. Con absolutamente nadie. Cartman seguramente se burlaría de mil maneras si supiera aquello. No quería ni saber todo lo que diría.

A pesar de ser como era, el admirador de Hitler también se había puesto algo inquieto al recibir instrucciones del proyecto, al igual que todos. Claro que reclamó, pero antes de poder insultar más y dar pelea, la maestra lo puso de forma simple: Si no lo entregaban o era un trabajo mal hecho, reprobarían y tendrían que asistir a recuperación. Y a nadie le gustaba ir a recuperación de esa materia.

Claro, tenían una maestra 'tan' dulce que los obligaba a ese tipo de cosas...

Con resignación e importándole seguir con su buen promedio, se sentó frente al escritorio que había en su cuarto, tomó un bolígrafo, una hoja de papel y comenzó a pensar cómo comenzar. Estaba a punto de escribir, cuando recordó algo: Seguramente la persona en la cual pensaba lo haría basándose en Wendy. Eso por alguna razón le pareció frustrante. Pero era normal entre amigos, ¿No? Se preocupaba, ya que gracias a esa chica su mejor amigo había tenido que sufrir bastante. Ya no estaban juntos, pero molestia y preocupación seguían ahí.

Seguido comenzó a escribir lo primero que se le vino a la mente, recordando cuando se había pasado la clase pasada hablando con Kenny por medio de papelitos sobre esos asuntos. El rubio, a pesar de parecer despistado y descuidado, era muy observador cuando se trataba de sus amigos o hermana. Claro que también había notado la extraña atmósfera que comenzó a formarse entre los 'súper mejores amigos'.

"Se supone que las personas quieren tanto a sus amigos como a sus propios hermanos. Sin embargo, resulta extraño en algunas ocasiones, pues, a pesar de que queremos a nuestros familiares, con los amigos parece ser diferente. Cuando se trata sobre un tema de amistad, de verdadera amistad, se puede pasar volando una clase entera de literatura u otras materias hablando sobre el tema sin prestar atención a las demás cosas. Si así, se supone que algunas personas le dicen a sus amigos 'te quiero como a un hermano' ¿Por qué resulta tan diferente? pues, si se tratase de un familiar o pariente, a pesar de que pudieran existir algunos asuntos pendientes por arreglar, tampoco sería para desear que la profesora se callara con el fin de pensar mejor sobre la situación. No a tal grado de no poder sacar el tema ni un segundo de la cabeza. ¿Cuál es la diferencia? Porque con los hermanos uno no llega a ponerse tan nervioso al punto de sentir que se va a colapsar de preocupación, y si sucediera algo así, se sentiría, sí, de alguna manera, no obstante, diferente. ¿Cómo es que entonces el amor hacia los amigos es así de extraño?"

Terminó de escribir y lo releyó con rapidez, arrugando la nariz de forma graciosa. Inconforme, arrancó la hoja haciéndola quedar como una pequeña bolita de papel, e, insatisfecho con su trabajo, se tiró nuevamente a la cama.

—Maldición, maestra de mierda —murmuró, quejándose, incluso a sabiendas de que era inútil, pues tarde o temprano tendría que volver a escribir.

Si lo pensaba bien, lo que plasmó en la hoja se trataba de lo que realmente sentía. Lo que lo detuvo fue la sensación de un presentimiento extraño. Como si algo no estuviera bien. Entonces obtó por desecharlo.

Algo no calzaba. Sonaba extraño.

De momento, continuó pensando en cuál fue la idea errónea en su intento de borrador.

En definitiva tenía que trabajar más en eso si quería sacar buena nota. Porque era sólo eso lo que importaba. ¿O no? Sacar una buena calificación como era su costumbre.

Suspiró, sin ganas de seguir pensando en eso. Aun así, le pareció una tarea imposible.